Carros de combate y blindados en España (III)

Vehículo de combate de zapadores basado en el Pizarro
Vehículo de combate de zapadores basado en el Pizarro

El uso de vehículos blindados y carros de combate en España se remonta a principios del siglo XX. Es una historia rica y curiosa, en la que se mezclan los diseños nacionales con los recibidos del extranjero, desde la Unión Soviética a los Estados Unidos, pasando por Alemania e Italia, entre otros. Si en la segunda parte de esta serie de artículos hablábamos de los primeros Planes de Modernización del Ejército de Tierra, aprobados en los años 70, en esta tercera llegaremos al presente siglo, haciendo un repaso a todos aquellos planes que desde entonces han sido sucediéndose…

Aunque el subtítulo de este tercer artículo de la serie sobre carros de combate y blindados en España parezca haber salido de un anuncio televisivo protagonizado por un conejito, lo cierto es que se ciñe bastante a la realidad. No en vano, ya llevamos 4 décadas de infructuosas modernizaciones…y lo que nos espera, pues es difícil creer que la Brigada Experimental 2035 o BRIEX 2035, tampoco va a completar nuestras expectativas.

Las razones son las mismas que nos vienen aquejando desde hace ya demasiadas décadas: La escasez de presupuestos que, con independencia de las reorganizaciones que hagamos, jamás nos permitirán disponer de unas unidades realmente operativas. De hecho, ya he expuesto en numerosos trabajos y artículos que, tal como nos viene avisando la OTAN, desde hace muchos años, ningún Ejército que se precie, con un presupuesto no muy superior al de…Malta (1,5% de PIB en 2019)[1], sea capaz de mantener un Ejército…más o menos operativo.

Partiendo de la idea básica, totalmente engañosa, todos los planes de modernización puestos en marcha hasta ahora (META; RETO 1 y 2; NORTE…)[2] consistían, o decían consistir, en lograr un Ejército más reducido, pero mucho más operativo. Sin embargo, la realidad, que es tozuda y demostrable en el plazo necesario, nos ha abierto los ojos una y otra vez, poniendo de manifiesto que solo era real la primera premisa, es decir, la de reducción de personal (pasando de más de 300.000 a unos 82.000). Es decir, lo hemos disminuido más de un 70%, lo cual no es malo, ni mucho menos. Lo que sí es totalmente absurdo es que, habiendo sido profesionalizado al 100%, las unidades estén tan pésimamente dotadas de material.

Por supuesto, sería necio no reconocer que se han mejorado algunos aspectos importantes, como la compra de los Leopardos 2E, o los Pizarros, o los futuros VCR 8×8, o los Centauros o, incluso, los helicópteros Tigre…[3]; sin embargo, la verdad es que, con la salvedad de los carros de recuperación Búfalo, ni la familia Leopardo, ni la Pizarro, ni la VCR, en su momento, dispondrán de las versiones especiales necesarias, por lo que las unidades tendrán que seguir utilizando los modelos derivados de las familias BMR-600 y M-113, que solo tienen unos 60 y 40 años de vida, respectivamente pero, eso sí, con algunas modernizaciones propias de un Ejército tercermundista[4], en el mejor de los casos.

Dado que la revista Ejércitos ya tiene publicaciones muy amplias dedicadas tanto a las Brigadas Polivalentes como a la Experimental BRIEX 2035, a continuación solo citaremos algunos datos que nos parece oportuno recordar para poner las cosas en su sitio. La Directiva de Defensa Nacional 08/12 del JEME, entró en vigor el 10 de noviembre de 2012 y contemplaba “un nuevo concepto de fuerzas terrestres, realista y sostenible, dirigido a optimizar las capacidades operativas”, de acuerdo con el panorama estratégico bosquejado por la propia directiva, que incluía un escenario incierto de amenaza híbrida (combinación de conflicto convencional con confrontación de carácter asimétrico). Este escenario tan complejo exige la existencia de muchas capacidades distintas, sin olvidarnos además de la amenaza no compartida, es decir, la defensa del territorio nacional frente a posibles ataques que no conciernen a nuestros socios y aliados.

Como principal objetivo, buscaba una respuesta rápida y eficaz al empleo de las fuerzas terrestres por parte del Gobierno, que exigía una organización adaptable y flexible, cuya característica fundamental debía ser la polivalencia. En líneas generales, las capacidades de esas Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP) tenían que basarse en: Posibilidad de enfrentarse a un número muy amplio de amenazas futuras, y combinación de potencia de combate, adaptabilidad y capacidad de proyección. En resumen, una Fuerza que tenga una respuesta aún más rápida y eficaz, y con una orgánica adaptable y flexible. Para conseguir los objetivos mencionados, las BOP deben estar configuradas en base a:

  • 1 Batallón de plataformas de tiro tenso (carros) sobre ruedas o cadenas.
  • 2 Batallones sobre el futuro VCR 8×8.
  • 1 Batallón Dual con capacidad 8×8 y aerotransporte.
  • Otras unidades (Artillería, Zapadores, Transmisiones, Apoyo Logístico…).

El primer tipo de BOP debería incluir un batallón dual aerotransportable, dos o tres batallones más de 8×8 y una unidad de reconocimiento sin batallón de carros. El segundo, por su parte, debería ser igual que el primero pero sustituyendo el batallón dual por otro de carros. Por otra parte, las BOP deberían permitir hacer frente a las operaciones de proyección exterior y a los compromisos internacionales, mediante la rotación de esas Brigadas. Además, para responder ante cualquier nueva amenaza, se tendrán que incrementar las posibilidades de disponer de las capacidades necesarias en muy poco tiempo. En definitiva, el Ejército tendría que ser capaz de actuar ante cualquier situación de crisis de forma escalonada, lo que sería beneficioso para el cumplimiento de nuestros compromisos internacionales, así como atender a la defensa del territorio nacional.

En resumen, atendiendo a las premisas propuestas, la estructura del Ejército de Tierra, quedó como sigue: Cuartel General del Ejército; Fuerza del Ejército de Tierra; y Apoyo a la fuerza.

Centrándonos en la Fuerza, diremos que, en consonancia con lo que dicta la Directiva del JEME, “la característica fundamental de esa estructura es la Polivalencia de sus unidades de nivel Brigada[5], que se materializa en una Fuerza con un conjunto de capacidades que puedan dar respuesta a las exigencias operativas en todo el espectro del conflicto”.

Por otra parte, contando las ocho BOP, incluida la de Canarias, vemos que cabría la posibilidad de realizar dos misiones de unos 1.500 efectivos simultáneamente, dos desplegadas, dos dispuestas y cuatro en preparación, con el problema añadido de que algunos relevos presentarían dificultades. Por ejemplo, entre Brigadas de diferentes capacidades (una unidad ligera y una mecanizada, por ejemplo); de ahí, la necesidad de la polivalencia.

Otra cuestión que puede ocasionar problemas es que, cuando una unidad desaparece, toda su experiencia de grupo, su estilo de mando y modo empleo, así como sus valores y su impronta como unidad, desaparecen irremediablemente, siendo muy difícil volver a recuperarlos, si es que no ha pasado demasiado tiempo, y ya es imposible. De hecho, los que hemos pasado por el trance, no ya de la disolución de una unidad, sino por su simple traslado de guarnición, por ejemplo, creo que comprendemos perfectamente la crisis que sufre el conjunto de la unidad y las dificultades que debe superar para volver a ser como era. Yo he conocido algunos casos en los que han tenido que pasar bastantes años…o, incluso, décadas.

Por último, aunque no menos importante, no debemos olvidar que la idiosincrasia de cualquier unidad, establecida durante años de trabajo continuado, no es nada fácil cambiarla. Así, si durante mucho tiempo mantenemos las unidades realizando solamente un determinado tipo de misiones, como por ejemplo las de ayuda humanitaria, mantenimiento de la paz o, simplemente, de las denominadas de tipo asimétrico o de baja intensidad, si en el futuro, llega el caso de que es necesario utilizarlas en un conflicto de gran intensidad, que no afecte para nada a nuestros aliados, ¿tendremos garantías de que nuestras Fuerzas Armadas serán capaces de defender los intereses de nuestra Patria de forma eficaz?

Quien escribe, sinceramente, tiene muy serias dudas, máxime si miramos un mapa con cierto detenimiento y vemos las situaciones políticas próximas a nuestros territorios extrapeninsulares. No olvidemos que, periódicamente, surgen conflictos en nuestras áreas más lejanas y próximas a territorios que, si llega el caso, no tengo muy claro si nuestros aliados de la OTAN, estarán indudablemente a nuestro lado de forma incondicional. Pensemos el “apoyo” que hemos recibido de algunos de nuestros “amigos” y “aliados”, en los últimos tiempos, en el caso del independentismo catalán, por ejemplo, o de los movimientos migratorios apoyados desde el Sur, es decir, por Marruecos[6].

Centauro CREC.
Centauro CREC.

Organización actual

La orden DEF/708/2020, de 27 de julio, recoge el desarrollo de la organización básica del Ejército de Tierra, publicada en el Boletín Oficial de Defensa número 152 de 2020. Esa nueva estructura recoge, partiendo de los recursos disponibles, la creación sencilla y rápida de las capacidades que, en un momento determinado, ordene el JEMAD.

En principio, el Ejército de Tierra quedará formado por: Cuartel General, Fuerza y Apoyo a la Fuerza. Centrándonos en la Fuerza, que es la que más nos interesa, debemos citar que queda reducida únicamente a tres Mandos de primer nivel: El Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad, la Fuerza Terrestre y el Mando de Canarias (MCANA) del ET. De esta forma, se facilita el intercambio de estructuras de tipo orgánico, al tiempo que son agrupadas unidades con responsabilidades comunes, como el MCANA, que integra las Comandancias Generales de Ceuta, Melilla y Baleares.

La Fuerza Terrestre está organizada en base a: Cuartel General de Alta Disponibilidad; División “San Marcial”; División “Castillejos” y Mando de Apoyo a la Maniobra. Por su parte, las dos Divisiones serán especializadas según sus cometidos principales. Así, la primera se encargará de organizar y adiestrar unidades con capacidades muy determinadas, mientras que la “Castillejos” hará lo propio en relación con las Brigadas de Combate que sean destinadas a los distintos compromisos, tanto de carácter nacional como internacional.

La composición de las Divisiones y del Mando de Apoyo a la Maniobra es la siguiente:

  • División “San Marcial”: Cuartel General; Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas; Mando de Tropas de Montaña; Mando de Operaciones Especiales “Órdenes Militares”; Fuerzas Aeromóviles del ET; y Pequeñas Unidades.
  • División “Castillejos”: Cuartel General; Brigada “Aragón” I; Brigada “Rey Alfonso XIII” II de la Legión; Brigada ”Galicia” VII; Brigada “Guzmán el Bueno” X; Brigada “Extremadura” XI; Brigada “Guadarrama” XII; y Pequeñas Unidades.
  • Mando de Apoyo a la Maniobra: Mando de Artillería de Campaña; Mando de Artillería Antiaérea; Mando de Ingenieros; Mando de Transmisiones; Brigada Logística; y Pequeñas Unidades.

Por otra parte, en lo referente a la Brigada de Sanidad, se tomó la decisión de convertirla en Agrupación de Sanidad, siendo integrada en la Brigada Logística, de manera que serían mantenidas las capacidades de la Brigada de Sanidad, lo que redundaría en una mayor eficacia para el apoyo sanitario a las operaciones.

En resumen, podemos decir que, con esta nueva estructura, será más sencillo, al menos en teoría, la creación de agrupamientos tácticos creados para determinadas operaciones, de acuerdo con los compromisos nacionales o internacionales, que sean aprobados. Sin embargo, una vez que todas estas unidades estén perfectamente organizadas y en pleno funcionamiento, habrá que reajustar las distintas necesidades y la posible organización de las diferentes estructuras que sean consideradas necesarias. De esta forma, es posible que sean evitados los inconvenientes que, como ya vimos en su momento, se comprobaron al aplicar el funcionamiento de las BOP. El tiempo nos lo dirá.

El programa VERT original contemplaba la fabricación de más de 200 ejemplares.
El programa VERT original contemplaba la fabricación de más de 200 ejemplares.

Programas de materiales actuales y futuros

Este apartado lo vamos a dedicar a exponer, desde mi punto de vista, los programas que, a medio y largo plazo, debería poner en marcha el Ejército español, de manera que las futuras BRIEX puedan dotarse de los materiales necesarios, en el campo de los carros y blindados, para convertirse en unas Fuerzas realmente eficaces y con la suficiente potencia y capacidad para llevar a cabo cualquier misión que se les pueda exigir, tanto si se trata de operaciones de baja intensidad o asimétrica, o de alta intensidad y de tipo convencional o, incluso, de tipo híbrido. Todo ello sin perjuicio de que se abran otros adicionales o se profundice en alguno recientemente anunciado.

En consecuencia con lo anterior, vamos a estudiar, de manera separada, los diferentes tipos de vehículos, de acuerdo con sus distintas configuraciones, así como los programas de actualización de esos vehículos que deberían realizarse y sus posibles o deseables versiones, es decir:

  • Carros de combate: Leopardo 2E y VRC-105 Centauro.
  • Vehículos Acorazados de Cadenas: VCI Pizarro y VTT M-113 (TOA).
  • Vehículos Acorazados de Ruedas: VCR 8×8 Dragón, Piraña IIIC y BMR-VEC 6×6.
  • MRAP: RG-31 y LMV Lince 4×4.

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Autor

  • Francisco P. Fernández Mateos

    Como militar ha realizado labores de mando de Sección, Escuadrón, Grupo y de Regimiento (8 meses con carácter accidental), así como de administración (depósito de víveres), de plana mayor de Regimiento y enseñanza superior (Academia General Militar). Además, ha participado en diferentes programas de adquisición de materiales (radar Arine, soporte de lanzamisiles Milan para BMR, LMV lince, RG-31, VRC-105 Centauro, futuro VCR 8x8, etc), habiendo sido Jefe del Programa Pizarro Fase II / Centauro, entre 2007 y 2013. Como analista ha publicado más de 500 artículos, diferentes manuales militares, 14 revistas monográficas y 13 libros en formato papel y/o electrónico.

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