Diseño de la comunicación estratégica en atentados yihadistas: el caso del 17-A

Manifestación en respulsa de los atentados del 17-A. Fuente - Ayuntamiento de Barcelona.
Manifestación en respulsa de los atentados del 17-A. Fuente - Ayuntamiento de Barcelona.

Si la comunicación es un elemento fundamental del amplio fenómeno del terrorismo yihadista, también lo debe ser de la respuesta en la política antiterrorista. Dado que las actuales organizaciones yihadistas han desarrollado un alto nivel de profesionalización en su propaganda, no antes visto, cada vez toma más importancia la planificación de la comunicación estratégica frente al terrorismo y la gestión de crisis en atentados yihadistas. A través de la experiencia en los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017, analizaremos cómo es la puesta en práctica, tanto preventiva como reactiva, de este ámbito concreto de la comunicación política e institucional frente al yihadismo.

1. Introducción

Los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 y 18 de Agosto de 2017 se enmarcan en una oleada de atentados yihadistas en suelo europeo –iniciados tras el ataque a la revista satírica francesa Charlie Hebdo en 2015– y en un momento de auge del autodenominado y autoproclamado Estado Islámico de Iraq y el Levante –Daesh[1]–.

La puesta en marcha de los ataques yihadistas contra las ciudades catalanas se vieron forzados tras la explosión del piso franco donde se alojaban los terroristas y donde volaron por los aires las decenas de bombonas de butano que habían acumulado para atentar contra monumentos históricos de Barcelona (Alonso y Castán, 2020). En los dos días siguientes 17 personas murieron y 131 resultaron heridas tras ser atropelladas o acuchilladas por la célula de Ripoll[2].

Tales atentados fueron reivindicados horas después desde una plataforma propagandística afín a Daesh, en lo que expertos apuntan que fueron unos atentados inspirados, y no directamente dirigidos, por la organización matriz del yihadismo global (Igualada, 2021). Además, desde los medios propios de Daesh se ha difundido el ataque como material propagandístico e incluso ha llegado a protagonizar la portada de una de las cabeceras más importantes de la organización yihadista, Rumiyah (Ibid., 2021).  

Pese al aumento de las investigaciones científicas y periodísticas publicadas en los dos últimos años, los atentados yihadistas del 17-A no han sido de tan gran foco de interés como lo fueron los ataques del 11-M de 2004. Por ello, esta investigación también nace con el afán divulgativo de aumentar la literatura académica y análisis sobre unos terribles hechos que han cumplido su quinto aniversario. Del mismo modo, si bien el apartado comunicativo ha sido foco de algunas investigaciones relacionadas, especialmente la cuestión de la respuesta de los Mossos d’Esquadra en redes sociales, el diseño de la comunicación estratégica frente a estos atentados resulta un ámbito con multitud de huecos divulgativos y académicos. Por todo ello, resulta tan importante estudiar el papel de la comunicación en el terrorismo yihadista y en la estrategia propagandística de Daesh, así como en la comunicación estratégica y gestión de crisis frente al yihadismo.

1.1. Justificación del tema elegido

El terrorismo es un fenómeno tan mortífero como amplio, tan violento como mutable. De entre sus muchas tipologías, categorías y transformaciones contemporáneas destaca un elemento común: la propaganda. Es decir, el uso intencionado y manipulativo de la comunicación y de la esfera informativa para sobredimensionar su poder real, dirigir narrativas que justifiquen el uso de la violencia y crear un escenario favorable para conseguir adeptos a su causa. Por lo tanto, si el terrorismo incide en lo mediático como carácter potenciador de sus acciones, la política antiterrorista deberá basarse también en la comunicación como pilar fundamental de respuesta y de iniciativa contraterrorista. Además, el apartado comunicativo también debe tener un lugar preponderante en las campañas de prevención de la radicalización violenta que conduce al yihadismo, pues así se podrán mitigar los efectos de su propaganda para captar y reclutar adeptos a su causa. 

De este modo, el ánimo de esta investigación es analizar las tendencias actuales del papel de la comunicación en la política antiterrorista. Concretamente, y para un estudio actualizado, en el ámbito de la comunicación estratégica y gestión de crisis en atentados terroristas de tipología yihadista. Elegir esta temática nace del interés del autor por profundizar en los estudios de seguridad internacional y estratégicos desde el ámbito comunicativo, con un afán divulgativo y nunca partidista. Con todo, esta investigación busca abordar cómo se configuran, planifican y diseñan los planes de comunicación dentro de la política antiterrorista contra el yihadismo. 

Esta faceta comunicativa recobra especial relevancia tras la cadena de atentados producidos en la última década, como una nueva ofensiva en la internacionalización del terrorismo yihadista. Unas acciones cada vez más encaminadas a perpetrar más daño psicológico que físico y con las que aumentar el material audiovisual disponible con el que realizan sus producciones propagandísticas. Por ello, los servicios policiales y de inteligencia prestan cada vez más atención al análisis preventivo y a la organización de la comunicación como institución y como servicio ciudadano.

Para actualizar y complementar los estudios realizados sobre estas cuestiones, este trabajo buscará basarse en la experiencia reciente de la oleada de atentados sobre suelo europeo en el pasado más inmediato. Concretamente, la investigación se centrará en los atentados perpetrados el 17 y 18 agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils[3]. En primer lugar, por el interés del autor en investigar la amplia fenomenología del terrorismo para aplicarla a las actuales tendencias de los estudios de seguridad internacional y por la voluntad de ampliar la literatura académica en sobre este atentado yihadista.

1.2 Objetivos de la investigación

La presente investigación “Diseño de la comunicación estratégica en atentados yihadistas: el caso del 17-A” tiene unos objetivos generales y específicos para abordar de la manera más rigurosa posible, dentro del formato requerido, la investigación propuesta. 

Entre sus objetivos generales destaca exponer la importancia de la comunicación dentro del fenómeno del terrorismo. Esta, en la forma de propaganda, es uno de los elementos que mayor profesionalización y mejora ha experimentado en la evolución de las organizaciones terroristas de corte yihadista. Además, se pretende exponer cómo el terrorismo usa la esfera informativa para legitimar sus acciones y discursos. Sobre esta premisa, otro gran objetivo es argumentar la importancia de la política comunicativa a nivel institucional como factor fundamental en las estrategias contra el yihadismo. 

Asimismo, como objetivo específico, sobresale el rol que tiene el análisis de la comunicación estratégica dentro del ámbito institucional y de los cuerpos policiales, de seguridad e inteligencia. Además, en este trabajo se buscará contextualizar la relevancia de la elaboración de planes de comunicación de manera preventiva en contextos de emergencia o crisis. Por otro lado, es también un objetivo específico de esta investigación el realizar un recorrido sobre la literatura y precedentes en el diseño de las acciones de comunicación de crisis circunscritas especialmente a atentados terroristas. 

Del mismo modo, otro de nuestros propósitos es cruzar el marco teórico planteado sobre la experiencia de los atentados del los atentados del 17-A. De esta manera, podremos, mediante este estudio de caso, concluir cuáles han sido los elementos más destacados traducidos a la práctica, sobre la literatura consultada, en una situación de crisis como lo fuera la masacre en Barcelona y Cambrils. La combinación de investigación y experiencia es una de las mejores formas de encontrar modelos de análisis eficaces que poder replicar en un futuro, o que sirvan de base de cara a los análisis y estrategias preventivas de lucha contra el terrorismo yihadista. 

Sobre estos objetivos, generales y específicos, planteamos una pregunta de investigación e hipótesis, así como un diseño metodológico, que se ajustan a nuestras premisas y no de manera contraria. Para ello, expondremos, a continuación, nuestra propuesta de investigación cualitativa para nuestro caso de estudio concreto.

Fuente: Salvatore Ciambra
Obra en recuerdo de las víctimas de los atentados del 17-A. Fuente: Salvatore Ciambra

2. Metodología

2.1 Pregunta de investigación e hipótesis

La comunicación estratégica es un ámbito enormemente amplio tanto en literatura académica como en experiencia práctica. Del mismo modo, existe un gran recorrido sobre el proceso mediante el cual las instituciones diseñan sus planes de comunicación frente a una crisis o una emergencia, como la eventualidad de un atentado terrorista. Sin embargo, sobre la experiencia concreta de los atentados del 17-A, encontramos una serie de huecos en torno a nuestro objeto específico de estudio.

Sobre nuestra temática de trabajo y objetivos descritos, se plantea una pregunta de investigación central: ¿de qué manera se diseñó preventivamente la política comunicativa del dispositivo policial desplegado en los atentados del 17-A? En base a esta incógnita, establecemos una primera hipótesis: que la política comunicativa tuvo un rol nuclear, y previamente organizado, en la respuesta operativa a los atentados de Barcelona y Cambrils. De ser este planteamiento cierto, cabría plantearse una segunda hipótesis: que quizá el plan de comunicación elaborado por los el cuerpo policial de los Mossos d’Esquadra sea un modelo exportable de planificación de la comunicación de crisis en atentados terroristas de corte yihadista.

2.2 Diseño de la investigación

Para responder a estas cuestiones y probar la verificación o no de las hipótesis, se ha adaptado el diseño de la investigación a una dirección que combine distintas aproximaciones de análisis propias de las ciencias comunicativas y estratégicas, como con perspectiva de Relaciones Internacionales. Al hacer frente a una investigación donde los ámbitos y facetas de estudio se superponen o son variadas, se debe  adaptar el planteamiento de este caso de estudio sobre una visión multidisciplinar. Un diseño basado y orientado desde una perspectiva cualitativa y combinando aproximaciones tanto inductivas como deductivas. 

Por una parte, en esta investigación se plantea una revisión exhaustiva de la literatura académica relacionada, ponderando una selección de fuentes entre el mundo académico, el civil, el institucional y el militar. Asimismo, se ha buscado equilibrar la procedencia de los autores e instituciones consultadas, con el ánimo de evitar posibles sesgos en la elaboración de nuestro trabajo. Esta selección se ha realizado en todo momento en base a criterios de rigurosidad investigadora y relevancia en los ámbitos de estudio en cuestión. Del mismo modo, este trabajo se encuadra dentro de la tipología de los estudios de caso, con los que poder obtener una información específica sobre las investigaciones generales que aporten una visión diferenciada y actualizada al terreno práctico (Stake, 1998). Una elección motivada por la relevancia que conlleva el estudio singular de la acción comunicativa a nivel estratégico e institucional de los atentados del 17-A.

Es por ello que esta investigación adopta una aproximación descriptivo-interpretativa, con la que conformar el marco teórico de nuestro objeto de estudio para posteriormente reflexionar e interpretar los hechos expuestos y extraer una serie de conclusiones correctamente fundamentadas. Esta es una de las pautas con más trayectoria en el estudio de las ciencias sociales y políticas, perfectamente adaptables a las investigaciones en torno a los estudios estratégicos, que permiten seleccionar la información más pertinente para nuestra investigación, así como los factores que determinan nuestro caso de estudio (Sierra, 1988). 

Para completar el análisis, y ante una menor cantidad de fuentes específicas que trataran los atentados de Barcelona y Cambrils desde esta aproximación, se decidió consultar a profesionales de primera línea de servicios policiales para enriquecer la visión teórica con la de los profesionales de primera línea profesional. Por la naturaleza de los asuntos tratados y por la voluntad de obtener información de las fuentes primarias, se ha incluido en esta investigación información procedente de entrevistas anonimizadas[4] a personal especializado en comunicación estratégica en atentados terroristas y con conocimiento relevante sobre la planeación estratégica y operativa de los dispositivos policiales frente a ataques yihadistas. Las entrevistas versaron sobre dispositivos policiales para atentados terroristas, los planes preventivos de comunicación estratégica, la conformación de los gabinetes de crisis en atentados terroristas, el papel de la comunicación institucional policial como servicio ciudadano en situaciones de emergencias y la puesta en práctica sobre el caso de los atentados del 17-A. Una información encaminada a reforzar la argumentación sobre nuestro objeto de estudio y pregunta de investigación.

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona
Actos en recuerdo de las víctimas de los atentados del 17-A. Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

3. Marco Teórico

3.1 El papel de la comunicación en el terrorismo yihadista

En la academia encontramos centenares de definiciones acerca del concepto del terrorismo, así como las decenas existentes en instituciones internacionales de medio mundo. Dado a su alta mutabilidad y a las distintas tipologías que existen de este fenómeno, sigue siendo un reto a día de hoy consensuar una definición común de terrorismo (Pérez, 2022). Para lo concerniente a nuestro estudio, podemos aunar una serie de elementos comunes a este fenómeno: violencia política, sistematización de la violencia y propaganda (Ibid., 2022). Esta última característica es la más relevante para nuestra investigación, ya que el terrorismo se sirve de la propaganda para sobredimensionar su poder real y multiplicar el impacto psicológico de sus mortíferas acciones.

En esta línea, el terrorismo comunica de una manera singular, basando su relato sobre los hechos perpetrados y no de manera contraria. Esta aproximación es conocida como “propaganda por el hecho”, propia de los movimientos terroristas anarquistas del siglo XIX y sus ataques magnificas (Bacchiega, 2016), pero que también ha empleado el terrorismo yihadista (Avilés, 2012). Así, el terrorismo construye su narrativa a partir de sus acciones y serán estas las que generen sus ideas (Bacchiega, 2016). Es decir, que mediante su actividad armada construye su narrativa ideológica y propagandística. Asimismo, la comunicación que se desprenda de los actos terroristas, tanto por parte de la propaganda yihadista como de la comunicación estratégica frente al terrorismo, determinará la percepción que tenga la sociedad de los hechos sucecidos, la legitimidad o no de los mismos, así como el lado del que cae la responsabilidad última de este sufrimiento. Este elemento común a la evolución histórica de las manifestaciones terroristas –de la anarquista a la yihadista– es, a su vez, relevante pues esto puede generar un “efecto contagio” que haga que se repliquen los ataques terroristas conocidos a través de la repercusión mediática que tienen este tipo de acciones (Avilés, 2012).

El fenómeno del terrorismo es multidiverso, es “muchas cosas: es odio, es fanatismo, es muerte, es violencia (…) pero también es teatro y es publicidad” (Next Education, 2019). Por ello, y por lo que respecta a esta investigación, el papel de los medios de comunicación y la política comunicativa de las instituciones frente al terrorismo debe ser un pilar básico de análisis. El terrorismo busca incidir en lenguaje de la opinión pública para dividir a los ciudadanos e inocular el relato del miedo en las plataformas mediáticas y las redes sociales. Ello lo consigue a través de la creación de un nuevo lenguaje favorable con la legitimación de sus acciones, con la publicidad que genera el cubrimiento mediático de un evento como un atentado terrorista y la indagación en las causas que lo provocan con el ánimo de crear una justificación histórica de la inclusión de la violencia como herramienta política (Rivas y Plaza, 2015). Con todo, consigue modificar la percepción de su potencial y capacidades para que cale la idea de que su poder percibido es mayor que su poder real y es capaz de expandir la idea de “imbatibilidad” y necesidad de cesión con tal de que cese la violencia terrorista contra inocentes. Así, robustece su narrativa ficticia con la idea de la transferencia de la culpa, es decir, que el responsable último de la violencia terrorista es el Estado y no el grupo extremista en cuestión. Algo que rompe por completo el apoyo de la población, sin el respaldo de la cual no se consigue implementar una política antiterrorista de Estado eficaz (Ibid., 2015). 

Si bien este fenómeno general es aplicable al terrorismo religioso de corte yihadista, conviene centrarse en sus particularidades y modelos para saber cuáles son las características de la amenaza a la que se hace frente en la política de comunicación. En este sentido, existe una clara correlación entre la propaganda yihadista y la promoción de esta forma contemporánea de violencia, así como con los procesos de radicalización violenta y captación (Torres-Soriano, 2017). Esta mediatización del terrorismo se observa no solo desde las organizaciones, sino también desde agencias afines, plataformas y revistas digitales y medios directamente financiados por los grupos yihadistas. Estos agentes complementarios no se dedican exclusivamente a informar sobre los comunicados o reivindicaciones de las organizaciones terroristas, sino que también cuentan con producciones audiovisuales propias (Ibid., 2017). 

En esta línea, existen dos grandes líneas de propaganda yihadista: la tradicional y la global (Torres-Soriano, 2020). La tradicional es aquella que se realiza por canales informales, digitales o físicos, en las mezquitas o en centros afines y dirigida para obtener la alineación de la población local y la captación a pequeña escala; mientras, la variante global es aquella dirigida hacia el gran público internacional, mediante su emisión en distintos idiomas, y con la que se pretende sobredimensionar el poder real e infundir el terror a escala internacional (Ibid., 2020). Mediante estas narrativas, las organizaciones yihadistas pretenden crear un relato de victimización sobre las comunidades islámicas a manos del sometimiento de Occidente y que, ante ello, no cabe otra respuesta que no sea la violencia terrorista a manos de su agrupación (Ibid., 2020). 

En estas estrategias propagandísticas se observa un fortalecimiento de las ramas previamente descritas. Para la captación, Daesh[5] consiguió renovar los canales tradicionales (en persona o foros sociales), pues la organización terrorista digitalizó eficazmente sus medios, que son más difícilmente perseguibles y con los que pueden llegar a una mayor audiencia. Para ello, han diversificado sus fuentes abiertas de contenido en: redes sociales –con mensajes mayoritariamente en árabe y en torno a un cuarto de los mismos en inglés–, plataformas audiovisuales –como Al-Hayat o Al-Furqan–, o productoras editoriales –como DabiqInspire o Al-Risalah– (Rey, Rivas y Sánchez, 2017). En cuanto al uso de propaganda con objetivos de radicalización, Daesh promocionó sitios web, pero de acceso restringido, para personalizar y controlar el proceso de fidelización (Ibid, 2017). Otros de los principales medios de propaganda yihadista, en la estrategia informativa de Daesh, son Dar al-Islam –que se edita mayoritariamente en fracés– o Rumiyah –que lo hace en multitud de idiomas como el pastún, el árabe o el español (Bifolchi, 2021). Inclusive, la organización yihadista con medios de comunicación con consignas terroristas producidas exclusivamente en ruso, donde destacan ejemplos como Istok o Furat Media; siendo este el tercer idioma en que más contenido extremista propuduce Daesh (Ibid., 2021).

En el caso español, el país sufre de una exposición a la propaganda de Daesh parecida a otras naciones de su entorno. Aún así, lo hace con una connotación especial por el significado histórico de España en el relato yihadista. Una tendencia acumulativa que aumenta la amenaza para la seguridad nacional del país (Torres-Soriano, 2017). En lo relativo a nuestro caso de estudio, la revista de Daesh, Rumiyah, dedicó varios números con contenido exclusivamente dedicado a los atentados de Barcelona y Cambrils, en los que se incluía la portada, diversos artículos explicando el ataque y una infografía (Igualada, 2021). Ello es de especial interés pues no habría habido una cobertura igual en este medio afín a Daesh desde los atentados de París de noviembre de 2015 (Ibid., 2021). Además de otras publicaciones sobre los ataques del 17-A en plataformas afines a la organización entonces liderada por Abu-Bakr al-Baghdadi, es de especial mención las inconsistencia en la explicación del desarrollo de los atentados, así como la falta de información sobre los terroristas perpetradores del mismo; lo cual, es una de las muchas variables que hace inclinar la balanza hacia la tesis que defiende una inspiración de la célula de Ripoll sobre el modus operandi de Daesh y no una planeación directa desde la central de la organización yihadista (Ibid., 2021).

Portada de la publicación Nº 13 del medio propagandístico de Daesh, Rumiyah, el 9 de septiembre del 2017.
Portada de la publicación Nº 13 del medio propagandístico de Daesh, Rumiyah, el 9 de septiembre del 2017.

3.2 La comunicación estratégica en la gestión de amenazas

En este apartado se exponen tanto una aproximación a la comunicación estratégica, como a la comunicación en la gestión de crisis y emergencias. En primer lugar, la comunicación estratégica tiene un amplio consenso en su significado global, pero igualmente existe más controversia a la hora de encontrar una definición exacta. Por ello, haremos un repaso general a las aproximaciones más destacadas en base a las principales instituciones y académicos especializadas en la materia. 

Una aproximación canónica a este fenómeno es la del investigador principal de Rand Corporation, Christopher Paul, que define la comunicación estratégica como las “acciones coordinadas, mensajes, imágenes y otras formas de señalización o participación destinada a informar, influir o persuadir a audiencias seleccionadas en apoyo de objetivos nacionales” (Paul, 2011:3). Asimismo, el investigador desgrana esta visión en cuatro elementos fundamentales. En primer lugar, destaca la importancia de la información prestada y la manera de influencia y persuasión, así como señala que estos aspectos deben ser guiados por una alta claridad de los objetivos marcados (Ibid., 2011). Además, recalca la relevancia de la coordinación entre fuentes amigas y el establecimiento de mecanismos de desescalada de tensión para implementar una correcta comunicación estratégica, además de hace hondo hincapié en la trascendencia de las acciones como hechos comunicativos –y no solo de los planes o comunicados formales– que complementan esta aproximación (Ibid., 2011). 

Otras de las definiciones más aceptadas académicamente, sobre la comunicación estratégica (Hallahan et al., 2007), diferencian este concepto de otros similares, y nunca iguales, como pueden ser la comunicación política, el marketing, las relaciones públicas o las campañas de redes sociales. Ello radica en que el propósito de nuestro objeto de estudio se alinea con la aplicación estratégica de la comunicación, ya que “la comunicación estratégica se centra en la forma en que la propia organización se presenta y promueve a través de las actividades intencionadas de sus líderes, empleados y profesionales de la comunicación” (Ibid., 2007:7). Por otro lado, entre las particularidades de la comunicación estratégica también se ha destacado la utilización de esta concepción comunicativa desde las instancias militares y estatales, con fines tanto disuasorios como de acompañamiento del desarrollo del “poder duro” de los estados y/o organizaciones internacionales (Zerfass, 2018). 

Precisamente, en el plano militar, el desarrollo del uso del concepto de comunicación estratégica está relacionado con la OTAN. Su primera definición aparece en uno de sus documentos, ya desclasificados, en los que orienta el término hacia “el uso apropiado y coordinado de las capacidades y actividades comunicativas –diplomacia pública, asuntos públicos, asuntos públicos militares, operaciones informativas y psicológicas– según corresponda, en apoyo a las políticas, operaciones y actividades de la Alianza, y con el propósito de avanzar en los objetivos de la OTAN” (OTAN, 2009:1). Asimismo, en la reciente cumbre de la OTAN en Madrid se aprobó su nuevo documento marco, el NATO Strategic Concept 2022, donde la comunicación estratégica se establece como un instrumento fundamental a la hora de dotar de coherencia la planificación de la organización internacional, así como de mecanismo integrador de sus propósitos en una comunicación efectiva (OTAN, 2022). Como se ha precisado anteriormente, una puesta en práctica estratégica de la comunicación para apoyar y hacer más eficiente la consecución de la misión objetivo. En una línea similar encontramos la visión ofrecida por el Ministerio de Defensa español, en su Directiva sobre Comunicación Estratégica. En ella, apuesta por un enfoque propio que desarrolla como “la integración de todas las funciones y capacidades de comunicación –civiles y militares– con otras actividades, con la finalidad de comprender y determinar el entorno de la información, e informar, influir o persuadir en las audiencias identificadas para lograr los objetivos nacionales de Defensa” (Ministerio de Defensa, 2017:2). Así, toma fuerza la idea de hacer converger todo tipo de herramientas comunicativas y de información, la combinación de profesionales provenientes de distintos ámbitos y la consecución de los propósitos marcados. 

Estas y otras definiciones originales, han estado tradicionalmente orientadas hacia el papel de la comunicación en la diplomacia pública. Es decir, en la información ofrecida en la relación entre Estados/organizaciones para con las sociedades civiles de los países a cuyas poblaciones se dirige o se establece físicamente. Esta aproximación está muy relacionada en la coordinación de la comunicación de los servicios diplomáticos de los países e instituciones con sus objetivos de política exterior, en el amplio despliegue de sus acciones. Aún así, actualmente, la idea de comunicación estratégica está cada vez más relacionada con la prevención de la radicalización y los extremismos violentos, así como en la lucha contra las amenazas híbridas y en la planeación de la comunicación en situaciones de crisis o emergencia. Así lo vemos en el caso español, donde la comunicación estratégica aparece como una de las líneas generales y principales objetivos de la renovada política de defensa, como observamos en la última Directiva de Defensa Nacional 2020 (Departamento de Seguridad Nacional, 2020). 

En cuanto a la importancia de este fenómeno en la prevención de los extremismos violentos, como lo es el terrorismo yihadista, la Oficina de Naciones Unidas de Contraterrorismo señala una serie de puntos donde la comunicación estratégica es un factor clave para este propósito. Conscientes del potencial manipulativo de las narrativas violentas y extremistas –y con cada vez más fuerza aquellas provenientes de las organizaciones yihadistas– este organismo de las Naciones Unidas aboga por la coordinación entre las estrategias nacionales de comunicación estratégica con las aportaciones y técnicas que puedan aportar las grandes compañías tecnológicas y las corporaciones de redes sociales (AGNU, 2015). Asimismo, en la propuesta enviada a la Asamblea General de las Naciones Unidas, se aboga por aumentar la investigación en el mal uso de plataformas digitales y el auge de la radicalización violenta que puede conducir a extremismos como el terrorismo yihadista, así como actualizar los marcos legales nacionales necesarios para garantizar la libertad y diversidad de opinión en redes sociales (Ibid., 2015). Por otro lado, en esta relación de la comunicación estratégica y la prevención de extremismos, se hace un especial empeño en el necesario rol de los periodistas en esta promoción de valores cívicos y en el empoderamiento de relatos de víctimas de esta manipulación para convertir su sufrimiento en historias que ayuden a no caer a otros en estas redes (Ibid., 2015). Aquí entran en juego, a su vez, las narrativas alternativas[6]. Ello se debe a que las instituciones pueden encontrar a grandes aliados en la sociedad civil, desde víctimas del terrorismo a profesionales de la información, en la elaboración y diseminación de mensajes que acompañen no sólo a desmontar los discursos extremistas (Morillas, 2020), sino también a crear nuevas narrativas que se alineen con los objetivos previstos en los planes de la comunicación estratégica en cuestión.

En el plano de la Unión Europea, como en el caso del Parlamento Europeo, se recogen en sus documentos marco el papel de esta faceta comunicativa en la lucha contra las amenazas híbridas. Estas amenazas serían las provenientes de “diferentes actores, desde estados a terroristas; de medios, desde armamento a la propaganda; de tácticas, de la insurgencia a acciones convencionales; de multiplicadores, como drones; y de fuentes de financiación, de lo legal a la proveniente del crimen organizado” (Colom, 2019:10-11). A este respecto, el Parlamento Europeo conviene en señalar el peligro de las operaciones psicológicas y de desinformación en cuanto al uso de propaganda religiosa, a través de redes sociales, por parte de organizaciones terroristas como Daesh o Al-Qaeda para legitimar sus acciones violentas (Parlamento Europeo, 2021). Además, desde el Parlamento Europeo, se señala que la comunicación estratégica debe: seguir una planificación previamente determinada, no ser solo una reacción a hechos concretos; incorporar los estadios operacionales, tácticos y estratégicos; tener una alta coordinación entre las partes interesadas; consensuar una clara identificación de las audiencias objetivo; elegir adecuadamente los canales de comunicación; ajustar las acciones a los objetivos generales; y fomentar un cambio de comportamiento en las audiencia de objetivo para evitar la diseminación de amenazas híbridas como la propaganda yihadista (Parlamento Europeo, 2021:38).

La inclusión de la comunicación estratégica en las principales doctrinas de seguridad de la Unión Europea también se ve reflejada en la Agenda para luchar contra el Terrorismo en la UE (Comité Económico y Social Europeo, 2020). Concretamente, el órgano comunitario destaca su relevancia no sólo para la gestión de crisis tras el atentado, sino especialmente en su potencial socializador en la prevención de las narrativas violentas y extremistas (Ibid., 2020). Así esta comunicación estratégica dirigida desde las organizaciones se puede complementar gracias a los esfuerzos de la sociedad civil por crear narrativas alternativas al terrorismo y alineadas con los objetivos de la agenda europea contra este fenómeno violento (Ibid., 2020). Más recientemente, en la nueva brújula de la Unión Europea[7], los instrumentos propios de comunicación estratégica están incluidos como un apoyo fundamental en la implementación de las misiones y operaciones civiles y militares de la UE (Consejo de la Unión Europea, 2022). También en la nueva política de defensa y seguridad comunitaria, esta vertiente de la comunicación será usada como refuerzo de la Capacidad de Despliegue Rápido de la UE, así como en la lucha contra la desinformación y de la injerencia de agentes extranjeros en los asuntos regionales e intranacionales (Ibid., 2022). 


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Autor

  • Daniel Pérez García

    Internacionalista especializado en Seguridad en el Mediterráneo y Oriente Próximo por el IUGM. Miembro de la Red de Jóvenes Investigadores del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Máster en Cultura de Paz y Conflictos por la UGR.

5 Comments

  1. Animo a la revista a hacer un esfuerzo por mejorar la calidad de los artículos que estáis publicando sobre temas de yihadismo. La norma entre los que he leído hasta ahora es que vayan a una imprecisión por línea.

    Por ejemplo, este artículo se refiere varias veces al «autodenominado» Estado Islámico de Iraq y Levante como perpetrador de los atentados de Barcelona, insistiendo mucho en que ese es el nombre que el grupo se da a sí mismo, pero parece ignorar que el grupo que reivindicó los atentados no se llamaba a sí mismo de esa manera desde 2014, momento en que pasó a autodenominarse simplemente «Estado Islámico» -nombre que mantiene hasta ahora- para subrayar su carácter universal después de un breve periodo utilizando la anterior denominación.

    «Rumiyah» no es, ni de lejos, en contra de lo que se afirma, «una de las cabeceras más importantes» del grupo. Fue una revista en inglés de corta vida que tuvo solamente 13 ediciones, frente a las 390 ediciones que lleva publicadas an-Naba´, de lejos la publicación más importante del Estado Islámico y que sin embargo no se menciona en este artículo, no sé por qué. Al haberse publicado en inglés, «Rumiyah» aparece sobrerrepresentada en ciertos estudios de autores sin conocimientos de la lengua árabe, eso es todo. El autor parece además ignorar que la revista no se publica desde 2017 ya que habla de ella en presente, como se siguiera editando. Más extraño aún es que el autor afirme que la revista «Rumiyah» dedicó «varios números» a los atentados de Barcelona (????). Esto es absurdo, dado que el último número de «Rumiyah», el número 13, se publicó en septiembre de 2017 y ese es el único número que pudo dar cobertura a los atentados, por razones obvias. Más aún, es absolutamente falso que ese número esté dedicado en exclusiva a los atentados de Barcelona. Es sencillamente mentira. Tengo ese número delante de mis ojos y puedo afirmar que no es verdad en absoluto y no entiendo por qué se hace semejante afirmación. La portada está dedicada a los atentados, sí, pero el contenido relativo a ese incidente en las páginas interiores ocupa un espacio mínimo dentro del total. La infografía, por cierto, forma parte de una compilación que se publicó en an-Naba´, no en Rumiyah.

    Al-Risalah no es un grupo editorial del Estado Islámico, sino de al-Qaida. Supongo que hay una confusión con una revistilla de nombre parecido que publicaron localmente los afiliados al Estado Islámico en Cachemira durante poco tiempo.

    En definitiva, prácticamente todos los datos que se ofrecen en el artículo sobre la comunicación del Estado Islámico, por no decir todos, son incorrectos. ¿Por qué? Porque en lugar de acudir a las fuentes originales, los archivos del Estado Islámico, que están fácilmente disponibles para investigadores, usa un popurrí de artículos de segunda o tercera mano sin hacer ninguna criba, exactamente el mismo problema del que adolecen prácticamente todos los artículos que he visto publicados aquí sobre este tema. Seriedad, por favor, que este es un servicio para suscriptores.

  2. Observo que se ha censurado un comentario en donde señalaba varios errores graves de documentación en este artículo y en otros similares con contenidos relacionados. No busco ofender a nadie, pero resulta evidente que la revista aplica diferente controles de calidad a las publicaciones relacionadas con yihadismo, Oriente Medio o África, en las que parece que todo vale y que se puede decir cualquier cosa, que al resto, y que admite en aquellas faltas de rigor que seguramente no se admitirían en otros temas como el conflicto en Ucrania. Coger más o menos al azar 10 artículos sobre un tema, pongamos la comunicación del Estado Islámico, y escribir un undécimo, fotocopiando errores de los anteriores, como una especie de resumen de los otros diez sin haber rozado las fuentes primarias -en este caso, las publicaciones del Estado Islámico- tiene escaso valor para el lector. ¿Es ofensivo decir esto? ¿Hago una observación irrelevante? ¿Miento cuando señalo que el artículo falla hasta en identificar el nombre que el grupo que reivindicó estos atentados utiliza para referirse a sí mismo, pese a que el mismo artículo enfatiza que el nombre del grupo tiene una gran importancia? ¿Es falso que Rumiyah nunca dedicó un número entero a los atentados de Barcelona? ¿Es falso que Rumiyah dejó de publicarse en septiembre de 2017 y que por ello es imposible que dedicara varios números a un atentado cometido 15 días antes de su última edición? ¿Es falso que ar-Risalah sea una productora de al-Qaida y no del Estado Islámico? ¿Es normal semejante cantidad de errores? ¿Es mejor que los lectores den veracidad a estos datos incorrectos y no vean la réplica? Yo creo que el escrutinio de los lectores es bueno y ayuda a mejorar y refinar el producto, pero allá cada cual. Not my circus, not my monkeys.

    • Aquí no se censura nada, salvo que haya insultos. Otra cosa es que se pueda tardar en aprobar algún comentario por falta de tiempo. En este caso, porque estábamos en FEINDEF 23 y no hemos podido entrar en el sistema. Como siempre, leemos con atención cada comentario, apuntando todo aquello que nos permita mejorar. Una abrazo.

  3. Anotado y mis disculpas por el malentendido. Al ver que había pasado más de un día y que el comentario no estaba como pendiente de moderación sino que había desaparecido di por hecho que lo habías eliminado por las críticas que contiene, que tienen buena intención aunque por deformación profesional haya cierto tipo de imprecisiones que despierten mi vena irritable. Un abrazo y por mi parte podéis borrar mi comentario anterior y este, que ahora parecen redundantes.

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