Hezbolá como intermediaria entre Irán y los hutíes

Estrategias híbridas, zona gris y el rol del grupo líbanés en Yemen

En su estrategia de Zona Gris, Irán se sirve de terceros actores para implementar sus grandes líneas de acción. El grupo terrorista Hezbolá se alza como uno de los grandes apoderados del régimen iraní en sus operaciones en el exterior. En la Zona Gris del conflicto en Yemen, Hezbolá ha servido como intermediaria iraní para apoyar a los rebeldes hutíes en el plano militar y político, así como a través de operaciones de influencia. Con todo, Hezbolá desarrolla estrategias híbridas en favor de Irán en su pugna geopolítica por conseguir la hegemonía regional frente a Arabia Saudí.

La reciente ofensiva de los hutíes sobre Taez, al sur de Yemen, hace peligrar la continuidad de la tregua, acordada entre las partes enfrentadas, la cual se inició con la apertura del período Ramadán del presente año 2022. A falta de confirmación oficial, diferentes informaciones apuntan a que esta nueva campaña aérea de los hutíes podría romper los objetivos de ampliación del alto al fuego previstos por el Enviado Especial de Naciones Unidas en Yemen, que pretendía extender el horizonte del acuerdo hasta el 2 de Octubre de 2022 (OCHA, 2022).

Tras más de siete años de conflicto, casi 6 millones de personas desplazadas, 23 millones de personas en necesidad de asistencia humanitaria y cerca de 350.000 muertos desde el inicio de la contienda; la guerra en Yemen se sitúa como la mayor crisis humanitaria del mundo. Además, el conflicto en Yemen es mucho más que una guerra entre facciones locales, es un escenario de competición regional entre potencias. El enfrentamiento entre el gobierno yemení, reconocido internacionalmente y respaldado por la coalición internacional que lidera Arabia Saudí, y los rebeldes hutíes, impulsados por Irán, conforman uno de los focos más activos entre saudíes e iraníes por liderar la hegemonía de Oriente Medio (Council on Foreign Relations, 2022).

En esta pugna por ganar influencia y poder en la región, Irán se sirve de intermediarios como el grupo terrorista Hezbolá. La organización libanesa es una de sus principales herramientas en la estrategia iraní de Zona Gris (Eisenstadt, 2021), concretamente en escenarios como la guerra por delegación en Yemen mediante el apoyo a los hutíes. En esta línea, la organización terrorista libanesa lleva años desarrollando estrategias híbridas en el país del Golfo Pérsico, así como lo ha hecho –y hace– en países como Líbano y Siria (Ibid., 2021).

Fuente: Council on Foreign Relations

Capacidades híbridas de Hezbolá

Hezbolá es mucho más que un grupo terrorista, tanto que muchos niegan que incluso lo sea y acaban comprando la narrativa terrorista de la falsa “resistencia”. Hezbolá –además de un serio y claro actor armado cuyo funcionamiento aplica para la definición de grupo terrorista– es una agente social, político y religioso de primer nivel en Líbano. Las ambiciones y tentáculos de la organización yihadista, así como su acción combinada y simultánea en distintos frentes de combate en el conflicto contra Israel en 2006 y posteriori, le llevaron a ser denominada como una organizacion paradigmática de la Guerras Híbrida (Hoffman, 2007).

Pese a ello, para un análisis actualizado y más adecuado, nos inclinamos por enmarcar las acciones de Hezbolá como estrategias híbridas dentro de las líneas de acción de una estrategia de Zona Gris, que resultan ser uno de sus elementos diferenciales (Global Stategy, 2022). Además de la ambigüedad y el gradualismo (Ibid., 2022), lo teórico de las estrategias híbridas son llevadas a la práctica cotidiana de Hezbolá como apoderado de Irán y puntal de sus líneas de acción en la Zona Gris.

Entonces, ¿cuáles han sido las capacidades híbridas desarrolladas por Hezbolá en los últimos años? En primer lugar, toda puesta en marcha de este tipo de estrategias y capacidades necesita de grandes fuentes de financiación, en el caso de Hezbolá con una gran profusión y diversidad (Pérez, 2021). En este sentido, el grupo libanés ha conseguido desarrollar una red internacional de financiación ilícita que se mueve con soltura en el contrabando, el narcotráfico y el lavado de dinero a través de estructuras opacas, colaboración con el crimen organizado y enviados leales a la organización por medio mundo (Ibid., 2021).

Dentro de las acciones propias de un contexto de Zona Gris, Hezbolá –patrocinada y auspiciada por Irán– ha ejercido una gran influencia dentro del sistema político libanés, siendo clave en la elección de puestos de primer nivel, como el del presidente Parlamento libanés; ocupando carteras ministeriales, como las de Sanidad o Juventud; liderando la influencia religiosa de las comunidades chiíes en Líbano, así como impulsando las de países extranjeros como Irak o Nigeria; o proveyendo la seguridad que el Estado libanés es incapaz de asegurar para sus ciudadanos. Del mismo modo, al igual que otros grupos terroristas islamistas de la región, intenta desestabilizar otros regímenes políticos como Israel, Arabia Saudí, Irak o Yemen; apoyando a las oposiciones políticas armadas o atacando directamente contra los mismos. Lo cual nos lleva a otra capacidad híbrida propia de la zona gris como es la intimidación o coerción militar.

Por otro lado, Hezbolá ha sido pionera en el uso de armamento no antes usado por agrupaciones de su naturaleza o por combinar tácticas de combate no convencionales como de guerra de guerrillas o acciones terroristas (Huovinen, 2013). Así, el grupo libanés ha desarrollado puentes aéreos para UAV’s con capacidades militares en zonas del Valle del Bekaa (Azani y Karmon, 2018) –feudo histórico de la organización yihadista en Líbano– y llegó a lanzar 4000 cohetes en un mes de conflicto contra población israelí en 2006 –un hito sólo superado por Hamás en mayo de 2021 durante los enfrentamientos entre el grupo gazatí y las IDF–. Asimismo, Hezbolá se ha caracterizado por la construcción de una red de túneles por todo el territorio libanés, algunos que incluso conectan con Israel, siendo una prioridad de los servicios de inteligencia israelíes durante años (Huovinen., 2013). Estos caminos secretos e interconectados se sumaban a los búnkeres antimisiles del grupo libanés, la utilización de residencias familiares como escudos humanos en las zonas de su influencia y trincheras de combate estratégicamente colocadas (Ibid., 2013).


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Autor

  • Daniel Pérez García

    Internacionalista especializado en Seguridad en el Mediterráneo y Oriente Próximo por el IUGM. Miembro de la Red de Jóvenes Investigadores del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Máster en Cultura de Paz y Conflictos por la UGR.

2 Comments

  1. Articulo muy interesante, muchas gracias. Y desde mi ignorancia, ¿se podrdía decir que donde está presente alguno de los grupos financiados por Iran no hay hueco para Al Qaeda y similares o no?
    Gracias de antemano

    • Hola buenas, gracias por su comentario.

      Para responder a su pregunta, le diría que no necesariamente. En Nigeria está presente Irán y Hezbolá (tenemos artículo al respecto) y es donde más fuerte está Boko Haram o Daesh, o en el Sahel y Magreb islámico las filiales de Al-Qaeda están más asentadas y algunos huecos encuentran. Hay que partir de la base de que Al-Qaeda y Daesh siguen un fundamentalismo islámico sunní; mientras que Irán, Hezbolá o los hutíes siguen la doctrina chií. Por lo tanto, no tiene por que haber incompatibilidad cuando muchas veces se dirigen a públicos diferenciados y tiene estrategias diferentes.

      No sé si le respondo muy bien a su duda, en cualquier caso gracias por interesarse.

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