Oppenheimer, la carrera armamentística y la inteligencia artificial

Preparación del «Gadget» para la prueba «Trinity», julio de 1945, Cortesía del US Department of Energy, vía Wikimedia Commons.
Preparación del «Gadget» para la prueba «Trinity», julio de 1945, Cortesía del US Department of Energy, vía Wikimedia Commons.

Edward Teller (1908-2003), un talentoso y controvertido físico nacido en Budapest y conocido por ser el «padre de la bomba de hidrógeno», fue reclutado por el neoyorquino J. Robert Oppenheimer (1904-1967), físico, polímata y políglota, para el Proyecto Manhattan (PM), que comenzó a funcionar en 1943 ―durante la II Guerra Mundial― en el complejo científico-técnico ultrasecreto que se estaba construyendo en Los Álamos (Nuevo México, EEUU), hoy conocido como Los Álamos National Laboratory (LANL). Entonces, era un sitio en el que se dormía poco porque había que fabricar un arma nuclear antes de que lo consiguieran los científicos que trabajaban a las órdenes de los nazis (quizá pueda achacarse al insomnio el nacimiento de 80 niños en el primer año del proyecto). Pero el físico aquincense tenía la idea ―con la que incomodaba a sus colegas― de que una explosión nuclear desataría una reacción en cadena imparable que generaría un «incendio atmosférico», una especie de sol dentro de la Tierra. Por fortuna, el físico y Nobel (1967) Hans Bethe, que dirigió la división teórica del PM, junto con otros colegas calculó que la probabilidad de tal suceso no llegaba ni a una entre tres millones. ¡Y acertó!

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