América Latina en la estrategia espacial china

Estación CLTC-CONAE-NEUQUEN instalada por la República Popular de China en el territorio de Argentina. Instalaciones como esta son parte integral de la estrategia china en América Latina. Fuente - Gobierno de Argentina.
Estación CLTC-CONAE-NEUQUEN instalada por la República Popular de China en el territorio de Argentina. Instalaciones como esta son parte integral de la estrategia china en América Latina. Fuente - Gobierno de Argentina.

La República Popular de China ha pasado a ser, en el plazo de unos pocos años, un actor de primer orden en el Espacio, con programas en muchos casos comparables a los estadounidenses y mucho más ambiciosos que los rusos o europeos. De cara a perseguir sus ambiciones, en Pekín saben que necesitan de una red de estaciones de radar de escala global, así como alianzas regionales que permitan abrir nuevos mercados en lo que se prevé un jugoso negocio de lanzamiento de satélites. Es por ello que China está buscando en América Latina no solo un lugar en el que instalar nuevas antenas de seguimiento, sino también clientes que ayuden a hacer rentables sus enormes inversiones.

Mientras el mundo centra su atención en Taiwán, el gran dragón rojo lo hace en América Latina, donde al igual que ha venido haciendo en África, está desarrollando una red de relaciones comerciales, inversiones y construcción de infraestructuras que no solo fortalecen sus lazos con la región, sino que comprometen a sus socios con sus intereses geopolíticos. China replica así en América Latina su «collar africano»: una cadena de puertos que son los candados al comercio del continente, pero que en casos como el de Yibuti van incluso más allá.

No olvidemos que el acceso a los recursos de África -y cada vez más de América Latina- es imprescindible en el caso de China, dada la necesidades de abastecer uno de los mayores mercados del mundo y a una sociedad que lleva décadas acostumbrada a tasas de crecimiento de dos dígitos durante casi tres décadas, por más que en los últimos años estas hayan evolucionado negativamente. En este sentido, la República Popular de China ya cuenta con presencia en los puertos de Brasil, Argentina, Perú, Panamá, Cuba, México y las Bahamas.

Lo que realmente supone una diferencia fundamental respecto a su estrategia africana es el peso que en este caso tienen las estaciones de radar de seguimiento espacial dentro de su catálogo de inversiones en la región. Esto no nos debe extrañar si recordamos la importancia que Pekín concede al control de la información. La experiencia nos dice que hace un uso constante de todas aquellas tecnologías de vigilancia que tiene a su disposición no solo dentro de sus propias fronteras, sino también en el exterior a través de su modelo de desarrollo puerto-parque-ciudad.

En este caso, China primero construye un puerto, luego un hub de distribución o parque empresarial al que le sigue una pequeña ciudad o colonia que alberga al personal chino expatriado en la región. Dentro de este modelo las comunicaciones y los sistemas de vigilancia son parte fundamental. Es ni más ni menos lo que sucede en el caso de las estaciones terrestres relacionadas con el programa espacial chino, susceptibles de ser utilizadas tanto para fines civiles de cara a la investigación científica como para fines militares. Un claro caso de uso de tecnología dual.

Inversiones chinas en Latino América; puertos y estaciones terrestres satélite. Fuente - Observatorio Económico Latinoamericano y CSIS.
Inversiones chinas en Latino América; puertos y estaciones terrestres satélite. Fuente – Observatorio Económico Latinoamericano y CSIS.

Como se puede ver en la imagen sobre estas líneas, en los últimos años China ha construido o proyectado la construcción de múltiples instalaciones relacionadas con sus intereses espaciales a lo largo y ancho de América Latina. Estas van desde «simples» telescopios a radares, radiotelescopios o estaciones de medición, muchas de ellas situadas en los Andes, toda vez que esta cordillera ofrece unas condiciones inmejorables, como bien saben en la Agencia Espacial Europea (ESA) o en la National Aeronautics and Space Administration (NASA) estadounidense.

Volviendo sobre China y por poner solo un ejemplo, en 2015 Argentina cedió a este país 200 hectáreas de su territorio en la Patagonia como parte de un acuerdo de cooperación que incluía una serie de cláusulas secretas. El objetivo de China pasaba por construir lo que se conoce como Estación de Espacio Profundo CLTC-CONAE-NEUQUEN, situada cerca de la localidad de Bajada del Agrio, provincia de Neuquén, en la Patagonia Argentina.

En virtud de los acuerdos firmados, Argentina cedió el uso de dichos terrenos a China por un periodo de 50 y sin tener que pagar ningún tipo de impuesto a cambio de derechos de uso equivalentes al 10% del tiempo de uso de las antenas. Dicho de otra forma, los argentinos pueden utilizar para investigación espacial las antenas durante 2,4 horas al día. 


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