
En los últimos días, a raíz de la guerra de Ucrania, estamos viviendo un auténtico terremoto en todo lo relativo a la defensa europea. Como explicamos semanas antes del inicio de la guerra, Rusia buscaba modificar la arquitectura de seguridad europea, forzando la neutralidad ucraniana y el alejamiento de la OTAN respecto de sus fronteras. Los efectos logrados parece que serán mucho mayores de lo esperado, aunque no exactamente en el sentido buscado por el Kremlin. Los anuncios de los últimos días en Alemania, Polonia, Suecia o Italia apuntan a una Unión Europea mucho más fuerte en defensa, con una inversión anual más cercana al 2% del PIB, objetivo sobre el que se han pronunciado un buen número de socios, esta vez para afirmar su compromiso. Estas subidas, sin embargo, tendrán consecuencias posiblemente negativas para la industria española de defensa.
La guerra de Ucrania tendrá como consecuencia un reordenamiento en la propia Europa y un cambio en la relación de poder entre los 27. Si hasta ahora España estaba intentando no quedar descolgada del grupo formado por Francia, Alemania y, a cierta distancia, Italia, es muy posible que estados como Polonia o los Países Bajos superen a España en gasto en defensa. También que, como consecuencia, las empresas españolas del sector, dependientes de los fondos europeos y que tienen muy difícil competir con los grandes conglomerados, terminen por sucumbir o ser absorbidas por estos. Estamos pues en un momento crucial en el que el Gobierno debe mover ficha y hacerlo de forma rápida y contundente si se quiere asegurar la supervivencia de la industria española de defensa.
Independientemente de cómo termine la guerra de Ucrania, para lo que importa a este artículo, ya está teniendo consecuencias claras y ha marcado un antes y un después para la Unión Europea en su conjunto y para algunos de sus socios en particular, especialmente para Alemania.
El anuncio del Canciller Scholz de que su país destinaría a defensa el 2% de su Producto Interior Bruto, además de establecer un fondo adicional de 100.000 millones de euros para recuperar capacidades y mejorar la operatividad de las Fuerzas Armadas germanas, ha sacudido al resto de socios. Además, no ha sido el único: Italia anunciaba su voluntad de salir del estancamiento en cuanto a inversión (llevan años dedicando el 1,3% de su PIB a defensa) y acercarse también a ese 2% recomendado por la OTAN. Suecia, por su parte, anunciaba que su objetivo estratégico pasaba por alcanzar esa misma cifra. Estonia, ídem. Polonia iba más lejos y publicaba hace unos días que ya en 2023 invertirá el 3% de su PIB en defensa y que, en ejercicios futuros, iría aún más allá.
Un brillante artículo. Hoy en la entrevista que han hecho en la Sexta al Presidente del Gobierno, y si no lo he entendido mal, ha habido un anuncio de querer llegar a ese 2%. Esperemos que ese giro de timón sea realidad.
Ojalá se equivoque la autora, aunque los hechos le dan la razón.
Efectivamente, el gobierno ha anunciado su intención de aumentar su inversión en defensa hasta alcanzar el 2% del PIB en el próximo ejercicio.
Evidentemente, el PSOE se queda solo en su intención, dudo que le apoyen otros partidos de izquierda, de modo que aprobar los próximos PGE serán un auténtico ejercicio de Política con mayúsculas.
Me sorprendió agradablemente el presidente Sanchez con este anuncio, que demuestra que el PSOE sigue apoyando el sector de la defensa y pensando en clave de Estado, a pesar de las dudas que genere su alianza con Unidas Podemos.
Tan importante o más, aún si cabe, es el crear una hoja d ruta d la defensa. Saber que tipo d Defensa se desea y como invertir en consecuencia. Algo que sea paztado, consensuado y ejecutado sin importar el nombre del partido politico de turno que
gobierne.
Un saludo.