
En los últimos días ha sido noticia el accidente del submarino brasileño S-40 Riachuelo. Por lo que sabemos, tocó fondo tras una entrada de agua mientras estaba en el interior de la base de Itaguaí. Hasta el momento, la Marinha do Brasil no ha aclarado un incidente que, sin embargo, no tiene tantas causas posibles. Tampoco se ha publicado ningún análisis de daños, pese a lo cual -y siempre con precaución-, podemos asegurar que serán cuantiosos y requerirán una importante revisión e inversión. A lo largo de las próximas líneas explicaremos tanto las causas como el proceder de la tripulación y las posibles consecuencias de este accidente apoyándonos en gráficos y en los abundantes datos que tenemos sobre los Scorpene.
El pasado 12 de marzo nos despertamos todos con la noticia del naufrage del submarino S-40 Riachuelo, diseñado por Naval Group y construido en Brasil[1]. La noticia era breve pero clarificadora para cualquier submarinista, ha entrado agua y el submarino ha tocado fondo[2].

El submarino Riachuelo, de la clase Scorpene, es el primero de una serie de cuatro submarinos diseñados por Francia y construidos en Brasil en las nuevas instalaciones del astillero de Itaguaí donde también se está construyendo el primer submarino nuclear brasileño, el Álvaro Alberto.

Operado por Odebrecht Ingeniería & Construcción (OIC) y Naval Group a través de la empresa conjunta Itaguaí Construções Navais (ICN), el nuevo astillero de la Armada brasileña se ha especializado en la construcción de submarinos. Tras finalizar la construcción de los cuatro submarinos clase Scorpene, que se van a producir gracias a la transferencia de tecnología de Francia, se acometerá la construcción del primer submarino nuclear, el SN-BR Álvaro Alberto, aunque no antes de 2022 y puede que más tarde.

Estos submarinos son el resultado del programa brasileño PROSUB con Naval Group, un conjunto de cinco contratos firmados el 23 de diciembre de 2008 y que entraron en vigor entre 2009 y 2010. En total se cuantifica en 6.700 millones de euros, siendo unos 4.000 millones para Naval Group, y se divide en tres lotes: el primero la transferencia de la tecnología para hacer cuatro Scorpene, el tercero la asistencia en el diseño y construcción de un astillero completo y una nueva base naval, y el tercero la asistencia en el diseño de la parte de plataforma y armas sin incluir el reactor nuclear del futuro SN-BR.

El programa del submarino nuclear es sumamente complejo y por eso, sabiendo que no se espera que el Álvaro Alberto entre en servicio antes de 2034, se está trabajando, en colaboración con la Marinha y el Estado brasileño, para mantener la carga de trabajo y no perder capacidades del personal del astillero abriendo vías a hacer el mantenimiento de submarinos de países como Argentina y Perú.

Sumamente interesante este articulo, pero tengo una pregunta. Despues de tantos años, no ha salido un libro mejor o por lo menos mas modernizado que el de «construccion de submarinos» de San Martin que es la referencia 3??
Recuerdo haberlo leido hace 25 años por lo menos, cuando era ya inencontrable, y es autentica pornografia ingenieril, la cantidad de conocimiento por gramo del libro es impresionante.
Entre otras cosas, hablaba del WC en el submarino 😀