
El sistema antiaéreo S400 Triumph ha sido, desde su introducción hace ya casi década y media (2007), una absoluta referencia en su campo, para lo bueno y para lo malo. Utilizado por Turquía y la República Popular de China, además de Bielorrusia y, lógicamente, Rusia, en breve pasará a servir también en India y Arabia Saudita. Ventas, todas ellas que no han estado exentas de controversia y que han ayudado a consolidar la posición internacional de Moscú, convirtiéndose, además de en un activo militar de primer orden, en una baza diplomática sin par.
Pero hay más, mucho más. El S400 Triumph(SA-21 Growler) es parte integral de lo que los occidentales denominamos como complejo A2/AD ruso y que, como explicamos aquí, desde su punto de vista tiene un marcado componente ofensivo en los planos táctico y operativo. Sin su concurso, sería imposible establecer zonas de negación más allá de las fronteras de la Rodina, extendiéndolas sobre el territorio del enemigo y dificultando así su libertad de acción.
De esta forma, un sistema que en principio no era más que una actualización de una de las variantes de la extensa familia S-300, ha pasado a convertirse en un auténtico puntal de la estrategia y la doctrina tanto rusas, como del resto de clientes -en especial la República Popular de China-.
A lo largo de las próximas líneas, aunque hablaremos también sobre las capacidades de este sistema, nuestro objetivo será algo distinto, ya que poco más podemos aportar a artículos técnicos como los escritos en su día por el Dr. Carlo Kopp o los publicados en Russia’s Defenders. La idea será hacer entender al lector la importancia del S400 Triumph dentro del conjunto defensivo ruso, pero también dar una visión más amplia del mismo, incluyendo su uso como moneda de cambio para la diplomacia rusa.

Familia numerosa
La familia «S» (en realidad una denominación genérica), ha contado, a lo largo de su dilatada historia, con miembros tan ilustres como el S200 (SA-5 Gammon) y, especialmente, el S300P (SA-10 Grumble). Este último es, de hecho, el antepasado directo del sistema del que hablamos hoy, pues se considera que el S400 Triumph es una evolución del S300PM2, una de sus variantes más avanzadas.
Una serie de sistemas pensados, por encima de todo, para un escenario concreto; el europeo. También contra un rival por encima de todos; la OTAN. Y es que hay que tener en cuenta que la estrategia soviética era muy diferente en algunos aspectos a la occidental, con un mayor énfasis en la negación del espacio aéreo (algo que tenía se hacía también en el ámbito marítimo mediante la negación del mar ejercida por los submarinos soviéticos).
No era una decisión tomada por capricho. Por el contrario, obedecía a un estado de cosas; La Unión Soviética seguía otorgando primacía a las fuerzas terrestres por encima del resto, su industria no podía proveer de sistemas tan punteros en muchos aspectos como los occidentales (aunque sí podía producir un mayor número) y desde los inicios de la Guerra Fría había llevado la delantera en cuanto a misilística, con lo que se centraban en mantener esta ventaja. Todo ello habría «confabulado» para que el Politburó y la Stavka optasen por confiar en este tipo de sistemas.
También habían influido otros factores, por supuesto. En los años de Jrushchov (1956-1964) la obsesión del líder soviético por los submarinos y por los misiles había llevado a dar un impulso sin precedentes a ambas industrias (cercenando de paso los planes navales de Stalin, mucho más convencionales) y desviando recursos dedesde otros campos de investigación, lo que terminó por influir sobre cualquier planificación posterior. Además, los vuelos de los aviones espía norteamericanos, impunes hasta el derribo de Gary Powers sobre Sverdlovsk en 1960, habían obligado a buscar algún tipo de solución.

Sea como fuere, el alto mando soviético consideró, prácticamente desde los primeros años de la Guerra Fría que, ante la superioridad aeronaval y aérea de la OTAN (lo que incluía a los bombarderos estratégicos) su única posibilidad pasaba por la negación del espacio. Esto era aplicable tanto en caso de guerra convencional (para impedir las acciones CAS, por ejemplo), como de guerra nuclear, contra los bombarderos estratégicos (y en torno a Moscú misiles, gracias al sistema Aldan y ahora al ABM-3) y en ofensiva, como en defensiva. Esto obligaba a que buena parte de los sistemas antiaéreos tuviesen que ser sumamente móviles, ya que debían cubrir el avance de las tropas propias en terrenos tan complejos como los de Europa Oriental.
Volviendo sobre el S300, el concepto original del futuro S300 tomó forma por primera vez a finales de 1966. Con las pruebas de disparo del S200 casi completas, el mando soviético solicitó a las oficinas de diseño ideas para la próxima generación de sistemas SAM. Los futuros sistemas deberían ser capaces de atacar múltiples objetivos a todas las altitudes, además de ser lo suficientemente móviles como para ser empleados por las Tropas de Defensa Aérea (PVO), el Ejército y la Armada Soviéticos.
Una de las oficinas de diseño que presentó su propuesta fue la, por entonces, MKB Strela, dirigida por Aleksandr Raspletin, buró que se convertiría más tarde en la actual Almaz. Raspletin había contribuido a la creación de los principales sistemas SAM estratégicos de la época: el S25, S75 y S200.

La propuesta de MKB Strela fue la familia de sistemas S300, aunque al parecer también presentaron una segunda propuesta conocida como S500U (no confundir con el S500 actualmente en desarrollo). El alto mando rechazó el S500U a favor del S300 ya que el primero no tenía la capacidad de neutralizar misiles balísticos tácticos y se consideraba que este era un requisito básico de diseño, pues debía ser utilizado por el Ejército Rojo.
En su día, el S300 fue clasificado como un sistema SAM de alcance medio, diseñado para reemplazar las diversas baterías S75 y S125 que defendían instalaciones críticas en diversos puntos de la Unión Soviética. De hecho, los antiguos emplazamientos del S75 albergan actualmente algunas de las baterías desplegadas de la serie S300P.

Solo a medida que aparecieron variantes desarrolladas el sistema también comenzaría a ser utilizado como reemplazo del S200, aunque este no era uno de los objetivos básicos del programa (los S200 se clasificaban como sistemas de largo alcance).
En realidad, durante la fase de diseño se produjo un intenso debate acerca de la necesidad de un único sistema o de tres diferentes, uno para cada rama de las Fuerzas Armadas Soviéticas que necesitaban de este tipo de equipos.

Así, las PVO (Voyská Protivovozdúshnoi Oborony o Tropas de Defensa Aérea) requerían de un sistema de gran movilidad, el Ejército Rojo necesitaba un sistema capaz de repeler el nuevo misil balístico táctico Pershing estadounidense, y la Armada Roja exigía que el futuro diseño fuese capaz de hacer frente a los misiles de crucero de baja altitud y además que pudiera ser instalado en sus futuros buques de guerra. En este último caso la variante naval propuesta podría compartir muchos componentes con la variante de la PVO, ya que ésta también requería la capacidad de hacer frente a objetivos a baja altitud.
Fue el Presidente del Comité Central de Asuntos de Defensa, Dmitry Ustinov, quien resolvió finalmente la cuestión ordenando el desarrollo de dos sistemas: el S300P (del que derivaría el S400 Triumph), adaptado a las necesidades de las PVO para la lucha contra amenazas a baja altitud, y el S300V, adaptado a las necesidades antimisiles del Ejército Rojo.

El S300P fue el primer SAM multicanal desarrollado por Almaz TsKB, en este caso bajo la dirección de B. V. Bunkin. La primera versión remolcada, el S300PT Biryusa (SA-10A Grumble), entró en servicio en 1979, reemplazando las baterías S25 Berkut (SA-1 Guild) situadas en torno a Moscú (en cuyos alrededores se concentra la mayor red de sistemas antiaéreos del planeta).
La primera versión móvil, conocida como S300PS Volhov-M6 (SA-10B Grumble) se introdujo apenas cuatro años después, en 1983, sustituyendo las baterías S75M Volhov (SA-2E Guideline) y S125M Neva (SA-3B Goa), y fue exportada por la Unión Soviética ya cerca de su colapso, a partir de 1988, bajo la denominación S300PMU (SA-10B Grumble) a Bulgaria, China y Checoslovaquia.

La segunda generación del S-300P se lanzó al mercado en 1989, bajo la denominación S300PM Volhov-M6M (SA-20A Gargoyle), y fue exportada en dos versiones:
- S300PMU-1 Volhov-M6M (SA-20A Gargoyle), en servicio a partir de 1994 con China, Grecia y Vietnam. Serbia trató de instalar tres de estos sistemas en 1999, pero al parecer el envío fue interceptado en la frontera de Hungría.
- S300PMU-2 Favorit (SA-20B Gargoyle) que por ejemplo China adquirió en 2004.

La que hoy nos ocupa, la S400 Triumph (SA-21 Growler) es la tercera generación del S300P (aunque el árbol genealógico es algo más complejo como se puede ver en la siguiente imagen) y ha sido utilizada por la Federación Rusa desde 2007 (aunque nunca han dejado de mejorar sus sistemas, el parón provocado por la caída soviética es evidente) en reemplazo las baterías S-200 (SA-5 Gammon) y complementando a las diversas variantes de S300, con algunas de las cuales puede interoperar.
Como curiosidad para nuestros lectores, y para que se aprecie mejor que el S400 Triumph no es más que una variante -por más que se venda como un sistema revolucionario y un game changer– de una familia que ha operado durante décadas, compartimos, a pesar de no ser en puridad sus antepasados directos, los catálogos de los sistemas S300PMU, S300 PMU-1 y S300PMU-2. Por supuesto, también el del S400 Triumph.

Y llegamos al S400 Triumph
Para hablar del «modernísimo» S400 Triumph, aunque parezca mentira, hemos de retrodecer hasta la década de los 80. En concreto hasta 1985, apenas dos años después de que Reagan lanzara la SDI o Iniciativa de Defensa Estratégica, preludio de la RMA de la información que comenzaría a hacerse evidente en 1991, entre otras cosas gracias a los Tomahawk… y a los Patriot, su gran rival.
El programa original partía de un requisito básico: lograr un misil interceptor con 400 kilómetros de alcance, lo que venían a ser 100 kilómetros más que la variante más capaz del S200D. Para ello se recurrió, como ya hemos dicho, a Almaz, empresa que se encargaría del diseño general y la arquitectura del sistema, confiando a Fakel el desarrollo del misil (aunque llegarían a desarrollarse varios misiles diferentes, como veremos).

Para su desarrollo se tomarían componentes nuevos, pero también algunos de los que estaban destinados al S350, por entonces en desarrollo. La aprobación preliminar del diseño se produjo en 1988, y el sistema comenzó a conocerse con el sobrenombre de Triumph, realizándose las primeras pruebas, como no podría haber sido de otra forma, en el área de experimentación de Kapustin Yar, ya en 1993 (recordemos que hasta el año 2000 se vive la peor época en cuanto a presupuestos).
Dos ingenieros de la Oficina de Diseño Fakel, concretamente Boris Bunkin y Petr Grushin, analizaron las características de los misiles de la serie 48N6 en uso en los S300P y se dieron cuenta de que aún había potencial para lograr un mayor alcance. Estos vuelan siguiendo un perfil casi balístico hacia su objetivo. El aumento de la altitud en el apogeo de la trayectoria resultaría, como es lógico, en un aumento del alcance. Estas armas tenían restringido su apogeo hasta los 38 kilómetros porque, si la altitud era mayor, las superficies de control aerodinámico ya no funcionarían eficazmente.
La solución de Bunkin y Grushin para aumentar el alcance del sistema de misiles fue modificar las superficies de control para permitir que se bloquearan durante la parte casi balística de la trayectoria. Esto eliminaría cualquier movimiento no deseado y, una vez el misiles estuviese otra vez a una menor altitud se desbloquearían para proporcionar maniobrabilidad durante la fase final del vuelo, justo a tiempo para evolucionar hacia el objetivo.

El personal de Fakel tuvo la oportunidad de probar misiles modificados con estas características en 1985 (poco después de aprobarse el desarrollo del S400 Triumph) y pudieron alcanzar un apogeo de 70 kilómetros, lo que permitió llegar también los 400 kilómetros deseados. Eso sí, el funcionamiento del sistema no era sencillo, pues al volver por debajo de los 20 kilómetros el radar de tiro debía «recapturar» el misil guiándolo hacia su objetivo una vez más. Con todo, la idea se había demostrado factible y merecía la pena seguir profundizando en esta línea de investigación.
Durante estos años trágicos para las empresas de defensa rusas, las pruebas no cesaron en ningún momento, pero sí sufrieron retrasos. Solo así se entiende que un sistema cuyo diseño preliminar estaba aprobado en 1998 y que en 1993 había demostrado las bondades de sus misiles más potente no entrase en servicio hasta una década y media después.
Es cierto que sería necesario finalizar el desarrollo de diversos componentes, desde el radar de exploración al de tiro y, por supuesto, los interceptores, amén de integrarlo todo sobre chasis de ruedas. Ahora bien, si tenemos en cuenta que el primer regimiento (compuesto por dos baterías) no entró en servicio hasta el 6 de agosto de 2007, el tiempo se antoja excesivo. Con todo, desde entonces la Federación Rusa no ha dejado de introducir en servicio nuevos regimientos, ni de exportar el sistema, algo que ahora es más factible pues ya se trabaja a fondo en su sucesor.

S400 Triumph: Conjunto, batería, batallón, regimiento…
Según lo definen en los propios catálogos de Almaz-Antey, la empresa fabricante, el S400 Triumph es un sistema de defensa antiaérea móvil y multicanal diseñado para enfrentar amenazas avanzadas como aviones de guerra electrónica, aviones de alerta temprana o de reconocimento, misiles balísticos tácticos y de teatro, IRBM y cualquier otra amenaza que se produzca en un ambiente complejo, plagado de contramedidas.
Dado que es un sistema modular, admite diferentes composiciones, por lo que en las próximas líneas vamos a tratar de explicar los equipos que, al menos sobre el papel, incluyen las diversas unidades, como batería, batallón y regimiento, ya que es un tema que puede resultar un tanto confuso.

La agrupación básica está formado por la suma de uno o varios vehículos TEL (Transporter Erector Launcher), un vehículo de mando y los radares asociados al sistema, aunque es algo teórico, claro está. En concreto, los sistemas que lo integran son los siguientes:
- Conjunto de mando y control 30K6E, formado por el puesto de mando móvil 55K6E y el complejo radar 91N6E.
- Complejo 98J6E, formado por hasta 12 vehículos lanzadores 5P85TE3 y el radar multifunción 92N6E.
- Equipos auxiliares como el radar 96L6E2, el vehículo de apoyo 30C6E, o los vehículos de generación de energía 82C6E3, entre otros
Como hemos dicho, esto es algo que solo existe sobre el papel y que constituiría el mínimo imprescindible para llevar a cabo alguna función, pero que no tiene ningún sentido práctico.
Ahora bien, es útil hablar de ello y conocer datos como las capacidades máximas de un solo complejo de mando y control 30K6E; teóricamente es capaz de controlar hasta 8 complejos 98J6E, lo que supondría dejar bajo su mando 96 vehículos lanzadores como se ve en la siguiente imagen.

Como suele decirse, el papel lo aguanta todo. La realidad, sin embargo, es bastante diferente y difícilmente tendría sentido asignar tal cantidad de equipos a un solo puesto de mando o a un radar que, por bueno que sea, tiene limitaciones. Además, los equipos deben organizarse con cierta lógica, y ser encuadrados en baterías, batallones y regimientos de forma que exista cierta racionalidad orgánica y operativa.
Por otra parte, dado que deben responder a escenarios geográficos concretos, la composición de cada unidad debe adaptarse a las características específicas de estos, lo que puede requerir de más lanzadores, o de radares adicionales para cubrir zonas ciegas, o bien de vehículos que hagan de relé entre dos o más sistemas para salvar la distancia u obstáculos geográficos.

Dicho esto, la unidad más pequeña que se utiliza en la práctica (dejando aparte la batería), es el batallón, compuesto normalmente de un complejo de mando y control 30K6E (vehículo de mando 55K6E y radar de exploración 91N6E) y un complejo 98J6E (con dos baterías de cuatro vehículos lanzadores y un radar de control de fuego 92N6E). Por otra parte, aunque no figuran en las gráficas, deberían incluirse también diversos vehículos auxiliares, como los de municionamiento, necesarios para el funcionamiento del conjunto.
Este sería el batallón tipo, que estaría apoyado además por un radar de vigilancia y búsqueda 96L6E Cheese Board, con su característico mástil extensible y que opera en banda C, lo que sirve para complementar las capacidades del 91N6E Big Bird (banda S).

Más allá del nivel batallón las cosas comienzan a ser un tanto diferentes y se complican, por la entrada en juego de diversos equipos. Así, aunque sobre el papel un regimiento tipo cuenta con dos batallones, normalmente recibe el apoyo, entre otros, de los equipos de las Tropas de Radioingeniería, con sus radares Nebo-M, Protivnik-G1M, etc.


Estos son fundamentales para el funcionamiento de las VVKO (Voyska vozdushno-kosmicheskoy oboron) o Fuerzas de Defensa Aérea, encuadradas dentro de las VKS (Vozdushno-kosmicheskiye sily), las Fuerzas Aeroespaciales Rusas. Lo son, porque complementan la acción de los radares estratégicos tipo Voronezh, haciendo más densa si cabe la red de defensa aérea rusa y no solo en lo relativo a la defensa contra misiles balísticos, sino también contra los aviones furtivos, con la vista puesta en los B-2, F-22 y F-35 estadounidenses, pero también en los multiplicadores de fuerzas.
Se trata de radares muy capaces y algunos de los principales think tanks occidentales alertan sobre ellos, especialmente en el caso del Nebo-M, que combina diferentes radares que operan en varias bandas de radar, desde VHF a L, X, S, o C, pues podrían tener alguna oportunidad de interceptar aviones de baja visibilidad.
No es cuestión baladí como explicamos en el artículo enlazado más arriba, pues en la medida en que Rusia (o China) logre abatir los aviones de reabastecimiento y los aparatos de alerta temprana de la USAF y de la US Navy, conseguirán reducir en mucho la ventaja estadounidense.

Por otra parte, además de integrarse «por arriba», con diversos radares, otro aspecto importante a la hora de tratar sobre el S400 Triumph tiene que ver con las capacidades del vehículo de mando y control 30K6E, ya que permite integrar no solo componentes de este sistema, sino de otros en servicio como los S300PMU-1 y S300PMU-2 pero también los Tor-M1 o Pantsir-S.
Por supuesto, el S400 Triumph también también puede integrarse con sistemas de guerra electrónica, además de con emisores auxiliares que permiten guiar los misiles hasta su objetivo, incluso aunque los sistemas principales hayan sido víctimas de jamming, lo que le confiere una resiliencia sin par.

El S400 Triumph sobre el terreno
Gracias a las fuentes abiertas, en los últimos años ha sido cada vez más sencillo encontrar imágenes de calidad de este tipo de sistemas. De hecho, son muchas las localizaciones conocidas y estudiadas al milímetro. Sin ir más lejos, en esta primera imagen, tenemos un asentamiento a unos tres kilómetros de la base aérea de Rogachevo, en la isla de Nueva Zembla, un punto clave del renovado despliegue ruso en el Ártico.
En la misma se ven los 16 TEL, así como los radares que componen el regimiento, los «almacenes» de munición, los vehículos auxiliares, etcétera. No obstante, esta localización solo sirve de base temporal, seguramente mientras se terminan de construir posiciones fijas para cada batallón.

En las siguientes imágenes vemos dos de esas posiciones fijas de las que hablamos, concretamente cubriendo la primera la base aérea de Dzhankoi, en Crimea y la segunda las vitales instalaciones portuarias de Sebastopol.
En las mismas podemos ver los vehículos que componen un batallón, incluyendo posiciones elevadas, muy características, para los radares. También los túmulos de tierra que protegen los TEL, agrupados de dos en dos, de forma que, en caso de ataque, se minimice el impacto sobre el resto de posiciones, algo que era muy útil en tiempos en los que los bombardeos eran de saturación, pero que, contra las municiones de precisión no lo es tanto, aunque siguen teniendo su razón de ser incluso contra ataques terroristas.


Naturalmente, estas posiciones tienen un papel limitado a tiempos de paz. En caso de hostilidades los distintos componentes se desplegarían sobre áreas más extensas, dificultando la localización por parte de cualquier enemigo. De hecho, lo normal es que cada batería, y dentro de estas cada TEL, así como los radares, tengan áreas de despliegue preasignadas para que, en caso de ataque -o de alerta-, comiencen a operar desde estas en un tiempo prudencial y después, para poder mantener cierta seguridad en las operaciones, cada cierto tiempo vayan cambiando sus posiciones de forma coordinada manteniendo siempre en posición de disparo varios vehículos mientras el resto se mueve.

Despliegue de S400 Triumph en la Federación Rusa
Como es lógico, Rusia es quien cuenta con un mayor número de regimientos S400 Triumph en servicio, cifra que no ha dejado de crecer en los últimos años y que, previsiblemente, lo continuará haciendo hasta la entrada en servicio de su sucesor.
Cuando esta se produzca, casi con toda seguridad se seguirá el mismo procedimiento que hemos visto a propósito de la sustitución de los S200, optando primero por defender Moscú para, posteriormente, ir completando otros sistemas en servicio con los nuevos modelos.
En total, hasta la fecha Rusia ha introducido en servicio 24 regimientos, después de que en los últimos años hayan sido entregados una media de 4 por ejercicio. Un ritmo que se mantiene incluso a pesar de las sanciones y los recortes presupuestarios, pues el último de ellos ha pasado a formar parte del inventario hace apenas unos días, a primeros de marzo, con destino a Astracán, en el Mar Caspio.
El crecimiento de las cifras impresiona, si tenemos en cuenta que a finales de 2017 la Federación Rusa «únicamente» contaba con 26 batallones (13 regimientos) de S400 Triumph a sumar a los 24 de S300PM, 31 de S300PS, 4 de S300PT y algunos S300V.
En torno a Moscú habría en la actualidad 10 batallones (5 regimientos) de S400 Triumph y 16 S300PM y S300V, mientras que San Petersburgo estaría protegida por 4 de S300PM y 8 de S300PS hasta la llegada en marzo de 2019 de un regimiento S-400 que complementaría a los anteriores.
En el Pacífico Rusia cuenta Petropavlovsk-Kamchatsky con tres batallones S400 Triumph, así como otro en torno a Vladivostok y dos más cubriendo Nakhodka. Además, también en las cercanías de Vladivostok se desplegaba al menos hasta 2017 un batallón de S300V.

Es en el norte en donde más ha crecido el despliegue de estos sistemas, con dos batallones de S400 Triumph cubriendo Murmanks, dos en Nueva Zembla y cuatro de S300PT asignados a Severomorsk. Como sabemos, desde entonces el despliegue de sistemas en el Ártico ruso no ha hecho sino crecer…
Por su parte, en el Mar Negro habrían desplegado cuatro batallones en Crimea y uno en Novorossiysk, cubriendo así las principales instalaciones de la Flota del Mar Negro, pero también del Distrito Militar Sur.

Claro está, no son solo las bases navales lo que se busca proteger. La base aérea de Olenegorsk (Olenya), en Murmansk, en donde se basan los Tu-22M de reconocimiento naval, así como Su-27, MiG-31BM y bombarderos Tu-95 cuenta también con dos batallones de S300PM para su defensa, lo mismo que Engelsk, que alberga regimientos de Tu-95 y Tu-160.
Algo parecido ocurre en Hmeymin, en Siria, en donde se ha desplegado un batallón S400 Triumph que, en este caso, presta un servicio importantísimo no solo por la protección y disuasión que ofrece, sino por los datos que recopila.

Además de lo citado, en el óblast de Kaliningrado Rusia ha situado dos batallones S400 que complementan a los 4 de S300PS en servicio. En Sokhumi (Abjasia) cuenta con 2 de S300PS y en Gyumri (Armenia), uno de S300V.
Por último, batallones antiaéreos protegen los principales centros de la industria militar rusa. Así, por ejemplo, encontramos dos batallones S400 Triumph en Novosobirsk, ciudad en la que se sitúa la Planta de Aviación de Novosibirsk (parte del grupo Sukhoi), en donde se fabrican los Su-34 y diversos componentes para el SSJ 100.
Es de suponer que en no mucho tiempo lleguen también sistemas S400 Triumph a otros de los centros industriales más prominentes, hasta ahora defendidos por batallones de S300PM y S300PS, caso de Rostov, en donde está la planta de helicópteros JSC Rostvertol (2 batallones), Komsomolsk-on-Amur, en donde encontramos las plantas de Sukhoi y los importantísimos astilleros, Ekaterimburgo (2 batallones), sede del mayor productor de titanio del mundo, Samara (2 batallones) con una importante industria espacial, Voronezh (2 batallones), Khabarovsk (2 Batallones), Irkuts (2 batallones) o Nazarovo (2 batallones).

La visión rusa del concepto A2/AD
El caso ruso nos merece especial atención por diversos motivos. Aunque sus vecinos, especialmente los pertenecientes a la OTAN, hablen con terror de sus capacidades A2/AD, podemos afirmar casi con total seguridad que no existe un solo documento ruso que hable en los mismos términos. Su concepción de la utilización de los sistemas antiaéreos y antibuque, así como de los misiles superficie-superficie es radicalmente diferente de la nuestra y conviene tenerlo claro.
En este sentido, sucede algo parecido a lo ocurrido con la polémica en torno a la falsa “Doctrina Guerásimov”, a la que en su día hizo referencia el prestigioso analista Mark Galeotti (ver Número 12). En aquel caso Galeotti hablaba (“The ‘Gerasimov Doctrine’ and Russian Non-Linear War”) de lo que nosotros creemos que hacen los rusos y no de lo que estos hacen en realidad. Naturalmente, en marzo de 2018 tuvo que disculparse a través de una columna en Foreign Policy titulada “I’m Sorry for creating the “Gerasimov Doctrine””. Lo cierto es que nunca existió tal doctrina, sino que Valeri Guerásimov (Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia) se limitaba a exponer la visión rusa de las “primaveras árabes” o de unas “revoluciones de colores” que en este caso consideraban provocadas por Occidente en contra del Kremlin.

En resumen, lo que nosotros entendemos como A2/AD, es muy diferente de lo que entienden los rusos y tiene más que ver con lo que Guillermo Pulido nos explicaba en nuestro Número 12 a propósito del concepto ruso de “disuasión estratégica” y con los términos “compeler” e “intimidar” que no con un elemento puramente defensivo. Así, se trata de un despliegue con un marcado carácter ofensivo en los niveles táctico y operacional, pero defensivo desde el punto de vista estratégico.
Otra de las ventajas de la concepción rusa es que, según las plantea Moscú, las zonas A2/AD no son útiles únicamente en tiempos de guerra, sino que ofrecen importantes ventajas en tiempo de paz. De esta forma, en la actualidad este importante despliegue sirve como respaldo a las acciones que Rusia lleva a cabo en la Zona Gris, como hemos explicado en los Números 5 y 12.

Este es, quizá, el mayor miedo de Ucrania, Georgia o las Repúblicas Bálticas, entre otros; que Rusia siga reforzando su presencia en zonas Kaliningrado, Crimea o el Cáucaso y fortaleciendo su “burbuja” A2/AD mientras utiliza la disuasión que dichos sistemas son capaces de ejercer llevando a cabo acciones de subversión -guerra política-, de propaganda -guerra informativa- e incluso de asfixia -guerra económica-, hasta provocar una situación parecida a la de Crimea (2014). Entonces, la dificultad de atribuir la responsabilidad de las acciones, un perfecto control de la escalada y la disuasión que ejercían los sistemas desplegados en torno a Sebastopol se conjugaron para permitir a Rusia la anexión de esta valiosa península de forma casi incruenta.
En este sentido, el sistema S400 Triumph (en comunión con sistemas antibuque como el Bastion, entre otras cosas) provee a Rusia de una serie de oportunidades que no deben menospreciarse, por más que su fuerza sea muy inferior a la de la OTAN. Como se ha demostrado ya en varias ocasiones -y China actúa de forma muy similar en los archipiélagos en disputa con sus vecinos-, los miembros de la alianza tienen problemas a la hora de contrarrestar cualquier acción que se desarrolle dentro de la zona gris del espectro de los conflictos debido a su incapacidad para retomar el control de la escalada, lo que podría tener consecuencia catastróficas para sus intereses.

Desde Rusia con amor: exportando el S400 Triumph
Desde su introducción, el S400 ha sido objeto de deseo para muchos países, algunos de los cuales no han logrado por el momento hacerse con el mismo por diversas razones, caso de Irán o Pakistán. Como es natural, dada sus bondades, cualquier país que cuente con uno o varios regimientos incrementará de forma notable sus capacidades defensivas y disuasivas. Sin embargo, no todos los clientes del sistema cuentan con las capacidades ISR y C2 necesarias para aprovechar al máximo las ventajas que el sistema ofrece.
República Popular de China
En el caso de la República Popular de China, resulta obvio que sí, pues cuenta con aviones de alerta temprana, satélites de observación y una imponente fuerza de misiles. Para 2017 la RPC disponía ya de mil o más misiles balísticos de corto alcance como los DF-11 y DF-15. También de miles de misiles capaces de alcanzar Filipinas si se cuentan los misiles balísticos de alcance medio DF-21C (además de los antibuque DF-21D, etc), los misiles de crucero de lanzamiento terrestre CJ-10 y los misiles de crucero de lanzamiento aéreo (CJ-20) desde bombarderos estratégicos medios H-6K.
Incluso China dispondría ya en ese año (según la estimación de la RAND en el libro “The US-China Military Scorecard”) de cientos de misiles de crucero de lanzamiento aéreo que, lanzados desde los H-6K, serían capaces de alcanzar la segunda cadena de islas (especialmente las bases en Guam, como es el caso de la base de Andersen).

Pasando a los sistemas antiaéreos, la RPC ha sido cliente tradicional de Rusia, país que le ha servido para dotarse de sistemas modernos, especialmente tras los embargos a que se vio sometida tras la masacre de Tiananmén (1989) y que le impidieron seguir comprando a Occidente material militar avanzado.
Entre muchas otras compras, en 2004 cerró la compra de do regimientos S300PMU-2 Favorit (SA-20B) por 980 millones de dólares, lo que permitió reabrir la cadena de montaje, clausurada una década antes por la pésima situación económica rusa de entonces. Además, ha ensamblado sistemas bajo licencia, como viene siendo habitual.

Posteriormente, en 2014, se convirtió en el primer cliente internacional del S400 tras firmar la compra de dos regimientos -que serán sometidos, obviamente, a ingeniería inversa-, el primero de los cuales entró en servicio en 2008. En la actualidad, después de comprobar sus capacidades, está negociando la compra de seis más, por alrededor de 3.000 millones de dólares.
La participación de los S400 Triumph adquiridos a Rusia, junto a los anteriores S300 en diversas versiones que obran en servicio del Ejército Popular se presenta como clave en sus intentos de hacer de sus mares aledaños auténticos «lagos chinos». Lo que es más, permite, a la RPC controlar por completo -sobre el papel, claro- el espacio aéreo de Taiwán, su principal anhelo, lo que minimizaría las posibilidades de Taipei a la hora de defenderse ante una posible invasión.

Turquía
El caso turco es muy diferente al chino, pues a pesar de sus imponentes fuerzas armadas, ni sus sistemas ISR ni su capacidad C2 son equiparables a las que acabamos de tratar. Tampoco tienen la experiencia acumulada operando equipos de la misma familia de sistemas antiaéreos, por lo que habrán de superar la curva de aprendizaje.
Con todo, el regimiento S400 adquirido, con sus propios medios de detección le aportaría ventajas notables sobre sus vecinos a la hora de imponer sus reclamaciones sobre las aguas del Mediterráneo Oriental, un tema del que hemos hablado en más de una ocasión. También serviría para protegerle, como las baterías Patriot que socios de la OTAN como España despliegan allí, de ataques con misiles.

Con todo, se trata de una compra política, más que puramente militar. Es así porque Turquía necesita jugar a dos bandas para perseguir los sueños neootomanos de Erdogan. El país, que podría haber adquirido en condiciones inmejorables las variantes más avanzadas del Patriot, necesita la colaboración rusa para llevar adelante su política de ductos y para garantizar la estabilidad de su frontera sur, a pesar de las disputas que hemos visto en los últimos meses en torno a Idlib.
En este toma y daca perpetuo con Rusia, pero también con sus aliados, la compra de sistemas S400 Triumph ha servido para lanzar un mensaje a la OTAN a la vez que reforzaba la cooperación con Moscú y, aunque no le ha salido gratis (ha sido expulsada del Programa F-35), las ventajas parecen, desde el punto de vista de Erdogan, superar a los inconvenientes.

En cualquier caso, como curiosidad, el primer batallón ha sido desplegado en Balat y cubre Estambul, Izmir, Bursa, Eskinehir y Kutahya, es decir, la mayor parte de las instalaciones de producción turcas y los principales centros económicos.
El segundo batallón, por su parte, cubrirá Ankara y zonas en torno a esta como Kayseri, Konya, Adana y Mersin o, lo que es lo mismo, las instalaciones gubernamentales y militares más importantes, que ocupan el centro de la península de Anatolia, como se puede ver en el mapa.
Aunque se desconocen las cantidades exactas, se cree que hasta enero de este año Turquía habría recibido al menos 120 misiles de distintos tipos con los que alimentar los sistemas en funcionamiento. También que ya están avanzadas las negociaciones destinadas a la compra de un segundo regimiento, parte del cual se fabricaría en el propio país, lo que contribuiría a fortalecer la ya de por sí imponente industria de defensa turca.

India
Este enorme país de más de tres millones de kilómetros cuadrados y 1.300 millones de habitantes aspira a ser la potencia dominante en su región, a sabiendas de la importancia del océano que tiene a sus pies. Además, mantiene un contencioso permanente con Pakistán y con la República Popular de China que ha llevado, en las últimas décadas, a varios momentos críticos, los últimos bastante recientes.
Es por ello que el país decidió firmar con Rusia la compra de cinco regimientos en 2016 (el contrato se formalizó en octubre de 2018) a pesar de la presión estadounidense para que optase por el Patriot. Así las cosas, se espera que los nuevos sistemas comiencen a llegar al país a finales de este año, lo que ayudará a evitar incidentes como los derribos sufridos a manos de cazas pakistaníes en el último enfrentamiento, además de mejorar la cobertura de las tropas propias en caso de llevar a cabo una ofensiva contra su vecino y de añadir presión sobre Pakistán gracias a sus capacidades antimisil.

También será útil contra China de cara a la disuasión. No podemos olvidar que con este país tiene todavía frentes abiertos en Aksai Chin y en Aronachal Pradesh. Tampoco que la gran partida con este país no se juega en las montañas, sino en el Índico. Efectivamente, China está haciendo todo lo que puede por asegurar sus líneas de comunicación marítimas (SLOC) con Europa y África, como parte integral de su plan One Road, One Belt (OBOR) que tiene una vertiente terrestre y otra marítima.
No en vano, por el Oeste tienen las SLOC del Golfo Pérsico y el acceso al Canal de Suez, mientras por el Este el Estrecho de Malaca comunica Asia con sus clientes europeos y del mundo árabe. En relación con esto, lo que diferencial océano Índico de otros escenarios, es la presencia del subcontinente indio en pleno centro, algo que es tanto una oportunidad estratégica, como un gran riesgo.
En la actualidad el gran reto naval de la India viene dado por la presencia cada vez más continuada de unidades chinas desplegadas en el Índico, y apoyadas por una serie de bases en la región, así como de su nación enemiga por antonomasia, que es Pakistán, y que se encuentra en un proceso de rearme naval, asistido por Beijing.

Si bien por el momento China carece de un entramado logístico adecuado para operar el Golfo de Bengala y en el Mar Arábigo en una situación de conflicto, no es menos cierto que posee las condiciones iniciales para lograrlo, algo que la India ve cada vez con mayor preocupación.
Recordemos que a través de acuerdos de diferentes tipos, especialmente económicos, Beijing, ha logrado abrir una base naval fija en el continente africano, concretamente en Djibouti, desde donde mantiene a sus unidades desplegadas en el Cuerno de África en misiones contra la piratería. Del mismo modo, ha pactado con Pakistán la utilización de sus bases navales por parte de la PLAN.
En relación con lo anterior, el control de las islas Andamán y Nicobar, se antoja vital para India y no es en absoluto descabellado pensar que en no mucho tiempo esta potencia tratará de hacer lo mismo que hace Rusia en el Mar Blanco o en el Mar de Ojotsk o China en el Mar de la China Meridional, emplazando sistemas antiaéreos y antibuque.
En este sentido, los S400 podrían llegar a tener un papel importante, como se ve en la siguiente imagen especialmente si China lleva a buen puerto su programa de portaaviones, al amenazar cualquier operación aeronaval de la PLAN más allá del Estrecho de Malaca, obligando a penosos rodeos a través del Mar de Java. No debemos olvidar que en los últimos años han sido varias las ocasiones en que la Armada India y unidades de la PLAN se han visto las caras a propósito de las ZEE indias alrededor de estas islas.

Arabia Saudita
En el caso árabe, además de los motivos diplomáticos (buena parte de sus compras militares, como sucede también con Catar o con EAU tienen mucho que ver con la diplomacia), la compra de un regimiento S400 Triumph, propuesta por Putin en Septiembre de 2019, viene motivada por la necesidad de defender puntos clave frente a Irán, un tema que hemos tratado y sobre el que no nos extenderemos, así como para protegerse de los ataques con misiles balísticos procedentes de Yemen. Ahora bien, difícilmente, después de la reciente experiencia vivida con el ataque a sus refinerías, estos sistemas, con sus carísimos misiles interceptores, servirán para frenar los ataques del (o financiados por) el país chií.
Sin embargo, la compra de S400 en lugar de nuevas baterías Patriot, como las que mantienen en servicio (además de las que los EE. UU. despliegan en territorio árabe), es indicativa de la deriva de un país que, poco a poco, se irá situando a medio camino entre Occidente, Rusia (a pesar de la actual disputa por el crudo) o China, pues su empeño es pasar de ser un aliado -y en cierto sentido un país subyugado a Occidente- para luchar por ser el hegemón regional.
En este sentido, equiparse con el mismo sistema que Turquía, junto con Irán su principal competidor regional y el mayor apoyo de Catar, es una decisión lógica, al granjearle el apoyo de Rusia o, cuando menos, hacer que este país, experto en jugar a un tiempo con Dios y con el Diablo (India/China, India/Pakistán, Irán/Israel…) se mantenga equidistante.

Otros casos
Si bien el caso bielorruso no requiere mayor explicación (es una prolongación del ruso), sí es interesante comentar que países como Iraq, Egipto, Catar o Pakistán podrían sumarse en los próximos años a la cada vez más larga lista de clientes de este sistema antiaéreo.
En todos estos casos hay motivos militares que recomiendan la compra de estos sistemas. Ahora bien, a nadie se le escapa que el componente diplomático es, salvo en el caso de Pakistán, quizá el principal. Si las ventas se llevan a cabo, algo cada vez más sencillo pues Rusia, al estar cerca de poner en servicio su siguiente generación de sistema AA es cada vez menos remisa el que hasta ahora era la «joya de la corona» de su arsenal defensivo, Moscú se anotará importantes tantos.
Esto es especialmente notable en el caso de Oriente Medio, una región en la que el vacío de poder dejado por la progresiva retirada estadounidense se está dejando notar también en las exportaciones de armamento (trataremos a fondo la cuestión en el número especial que saldrá a la venta en mayo).

Conclusiones
El sistema S400 es, indudablemente, un sistema antiaéreo muy capaz, que combina una gran capacidad de detección y un notable alcance con una buena resiliencia siendo, además, más completo que sistemas como el Patriot, ya que cubre un mayor rango de objetivos.
Desde su entrada en servicio ha servido para que Rusia de un paso adelante en la implementación de lo que los occidentales denominamos zonas A2/AD y que, para ellos, no es tal cosa, sino una parte fundamental de sus capacidades ofensivas. Así, disponer de estos sistemas permite a Rusia actuar en la Zona Gris -gracias al coste que impone a sus rivales cualquier escalada-, mientras que en tiempos de guerra permitiría avanzar a sus tropas mientras dificulta la llegada de suministros y la libertad de movimientos de sus rivales, negando el uso del espacio aéreo más allá de las fronteras de la Rodina.
Además de militar, el S400 se ha convertido -y todo apunta a que este papel seguirá creciendo- en una herramienta diplomática de primer orden, al permitirle estrechar lazos con países que, hasta hace poco, estaban fuera de su órbita. Esto es especialmente cierto en el caso de Oriente Medio, en donde se la exportación de estos sistemas se ha utilizado como parte de los planes que Rusia está llevando a cabo para ganar peso en la región, ahora que los EE. UU. están centrados en otros escenarios y que las restricciones a su exportación son menores.
Hola Christian, hasta donde yo sé «up to» quiere decir «hasta» no «más de»; es decir que cada puesto de mando podría controlar hasta 8 complejos, no más de 8.
Por lo demás, tremendo curro este artículo, enhorabuena!
Corregido, ¡muchísimas gracias!
Excelente artículo.
Una consulta: ¿cual es el numero de contingente militar de un sistema S-400?
Gracias
¿Podría explicar a qué se refiere exactamente?
Organización del Sistema de defensa aérea autopropulsado S-400.
Numero de personal / dotación militar.
Me temo que esa información no está disponible. Dentro de un regimiento S-400 no solo se incluyen los operadores de los radares y puestos de mando. También hay una cantidad variable de personal de apoyo y seguridad.