Guerra Electrónica. La gran ventaja rusa

La gran ventaja Rusa

La Guerra Electrónica, como elemento capaz de compensar el desequilibrio convencional ruso respecto a los EE. UU. y sus aliados, se ha convertido en los últimos años en la más preocupante de las herramientas en manos de unas FF. AA. rusas que consideran la «información» como la materia prima y el auténtico centro de gravedad de cualquier ejército moderno. En la medida en que siga liderando los avances en este ámbito, mantendrá la capacidad de mermar considerablemente las capacidades desarrolladas al albur de la RMA de la Información, limitando severamente la efectividad de los sistemas occidentales.

La definición del concepto ruso de Guerra Electrónica (en adelante EW o Electronic Warfare) es diferente a la que comúnmente aceptamos en Occidente. Además, está en constante evolución y dentro de la misma Rusia/URSS ha evolucionado a lo largo de las décadas. Esto último se ha debido a la llegada de nuevos avances tecnológicos que han ido ampliando las capacidades propias y las vulnerabilidades de los rivales. En la actualidad la Guerra Electrónica se define dentro de las Fuerzas Armadas de Rusia como sigue:

«La guerra electrónica es un conjunto de actividades y acciones coordinadas que abarcan el ataque radioelectrónico contra objetos radioelectrónicos y equipos técnicos de información adversarios, la protección radioelectrónica de objetos radioelectrónicos y técnicos de información, contramedidas contra el reconocimiento técnico y medidas de apoyo de información radioelectrónico.»

En esta compleja definición encontramos que para Rusia la Guerra Electrónica se divide en cuatro grandes campos, que a su vez engloban diferentes apartados, los cuales vienen desglosados en la gráfica que podéis encontrar en la página 18. No debemos confundir estas áreas con la organización de las capacidades dentro de las FF. AA. rusas, pues son aspectos diferentes.

Para los militares rusos, que beben entre otros de la idea del «centro de gravedad» de Clausewitz, resulta crucial entender e identificar los nodos y capacidades críticas tanto de la red propia como de la del adversario para imponerse en la confrontación electromagnética. Ahí es dónde actúa el KTK o Control Técnico Total ruso, que da apoyo a su vez a los distintos elementos de la Guerra Electrónica para deshabilitar o degradar dicha red, algo que una vez identificados, puede hacerse mediante misiles Kh-58U antirradiación destruyendo la red de radares, o haciendo uso del sistema Krasuha-4 contra satélites o aviones AEW&C, entre otras muchas posibilidades. Esto, por cierto, también es importante ya que los rusos utilizan lo que podríamos denominar como un concepto holístico de la guerra electrónica -y de forma más amplia de la Guerra Informativa- y que permite atacar los nodos independientemente del dominio en el que se encuentren, pues dominar el espectro electromagnético solo es un paso más para imponerse en lo que podríamos denominar como «dominio informativo», la verdadera clave, para los teóricos rusos, de la guerra moderna.

La Información como materia prima

Desde el punto de vista ruso, en la guerra moderna el principal campo de batalla es la conciencia. Tanto en la actual «Doctrina Militar de la Federación Rusa», codificada en diciembre de 2014, como en la «Estrategia Nacional de Seguridad», de diciembre de 2015, se atribuye a la Guerra de Información (en adelante IW o Information Warfare) un rol sin precedentes para hacer frente a lo que denominan como Guerras de Nueva Generación (en adelante NGW o New Generation Warfare). Estas NGW combinan de muy diferentes formas los siguientes conceptos, desarrollados en su día para explicar algunos de los conflictos que se han producido en los últimos años y que aportaban elementos novedosos:

  • Guerra Asimétrica (AW): Es el concepto de mayor importancia y sirve de base a los tres siguientes. El objetivo principal cuando se utiliza es el de permitir a Rusia intervenir de manera encubierta o indirecta en otros países, intentando evitar una implicación directa del Kremlin, algo que además podría desembocar en una escalada que llevara a un conflicto armado de mucha mayor envergadura. La Guerra Electrónica juega aquí un papel clave, ya que permite acciones difíciles de atribuir, aplicando la negación, ya sea plausible, como en el caso del jamming al GPS en Israel, o no, como en el caso de Ucrania. La EW permite dentro de la AW realizar operaciones de información y psicológicas.
  • Caos Controlado: Es como denomina Rusia al fenómeno de las “Revoluciones de Color”, que ven como acciones dirigidas contra su propio país o contra gobiernos amigos por parte de los EE. UU. y sus aliados.
  • Guerra de Sexta Generación (6GW): concepto inspirado en las operaciones Desert Storm y Allied Force, y que cuenta a su vez con tres componentes principales: 1) El uso de sistemas avanzados que se acercan a los efectos de las armas nucleares; 2) La guerra sin contacto; 3) El empleo de armas no nucleares avanzadas. La EW puede tener un efecto dramático en los tres componentes, como por ejemplo, a la hora de guiar a través de un enlace por satélite las armas guiadas de precisión, tanto suprimiéndolo como, peor aún, falseando la señal, lo que podría causar graves daños a población civil, lo que tendría a su vez un efecto negativo en la imagen de quien ha recibido el ataque EW.
  • Network-Centric Warfare: Es una guerra en la cual la fuerza de combate de una unidad se incrementa gracias a la creación de una red de comunicación de información que vincularía fuentes de información (inteligencia), cuerpos de control y medios de destrucción (supresión). Esto se consigue dando a los participantes en las operaciones información confiable y completa sobre la situación en el campo de batalla en tiempo real. Aquí vuelve a ser clave la EW rusa, ya que es capaz de degradar las capacidades del enemigo en la NCW, ya sea interfiriendo sus señales, aportando información falsa, reduciendo su efectividad de forma sustancial y, en definitiva paralizándolo al negarle buena parte de las ventajas de la RMA de la Información (ver Número 1) Por el otro lado, protegiendo a las propias unidades de acciones similares de la Guerra Electrónica.
  • Control Reflexivo: Consiste en transmitir información especialmente preparada a un oponente, para inclinarlo a tomar voluntariamente la decisión predeterminada deseada por aquel transmitió la información.

Como se habrá podido apreciar, en la NGW, la lucha por conseguir la supremacía en el dominio de la Información es fundamental. Para los rusos, la IW incluye la propia EW, pero también las operaciones psicológicas, operaciones de información, la maskirovka (doctrina rusa de engaño), ciberguerra, etc. Todas y cada una de ellas son utilizadas por el estado para dominar el ámbito de la información, ya sea en época de paz, o de guerra.

La IW comprende elementos tanto tecnológicos como psicológicos con el fin de manipular la imagen que tiene el adversario de la realidad, desinformarlo e interferir en el proceso de toma de decisiones ya sean de sociedades, gobiernos, organizaciones, unidades militares o individuos. Un ejemplo de cómo Rusia integra los ciberataques, PSYOPS (operaciones psicológicas), y el EMS dentro de la IW se ha podido apreciar en Ucrania, dónde los sistemas Leer-3 enviaban mensajes desmoralizantes a las tropas gubernamentales tras los ataque de la artillería, como nos explican en «Analyzing the Russian Way of War. Evidence from the 2008 Conflict with Georgia».

Guerra electrónica: una herramienta para la Zona Gris

Una de las principales cualidades de la Guerra Electrónica el que sus acciones son difíciles de atribuir, tal y como sucede con las acciones de los equipos de Guerra Electrónica rusos en Ucrania frente a los drones de la OSCE, que son incapaces de poder localizar su origen, limitándose a mostrar simplemente las imágenes de los sistemas rusos desplegados en el este de Ucrania como posibles fuentes de éstos ataques, al menos en las ocasiones en las que pueden operar, ya que suelen ser interferidos.

Si los medios ISR como los drones de la OSCE o los mismos norteamericanos son incapaces de operar en ciertas zonas, ya sea porque el enlace de datos no funciona, o los radares tampoco, esto puede hacer que los movimientos de las unidades rusas -o aliadas- pasen desapercibidos, pudiendo operar en algunas circunstancias sin que se pueda atribuir el origen de éstas. Esto quiere decir que la Guerra Electrónica, al degradar los sensores del enemigo y las redes de sus sistemas de armas, pueden permitir operaciones encubiertas más difíciles de detectar o de atribuir por dicho adversario.

La Guerra Electrónica también es una herramienta excelente en la zona gris por otros motivos. Por ejemplo, ante la acción de Rusia contra uno de sus países vecinos, la Guerra Electrónica podría reducir la capacidad de las fuerzas de estadounidenses (o de cualquier otro rival) a la hora de realizar un ataque quirúrgico menos escalatorio contra los sistemas rusos, ya que no los podría localizar con precisión, o los sistemas de guiado se podrían ver afectados. Esto podría obligar a contar como única opción con un ataque de mucha mayor importancia, con lo que se saldría de la mencionada zona gris, escalando desproporcionadamente, y disuadiendo a los decisores de intervenir, algo que se explica en «Winning in the Gray Zone», editador por el CBSA.

Es muy posible que en el futuro, tal y como se ha demostrado en el informe «Above Us Only Stars. Exposing GPS Spoofing in Russia and Syria» de C4ADS y la U. de Texas en Austin, organismos como la OSCE puedan localizar las emisiones electromagnéticas que interfieran en las señales GPS, disminuyendo o anulando la negación plausible asociada a éstas acciones pero, mientras tanto, Rusia tendrá una ventaja significativa en este aspecto.

Aunque queda lejos de las posibilidades de este artículo, las capacidades rusas en cuanto a EW van más mucho más allá del ámbito terrestre y se extienden al marítimo, al aéreo y cada vez más al espacial, formando parte de un todo que gira en torno a la idea de la información como materia prima.

La guerra electrónica como Componente A2/AD

Dentro de las capacidades A2/AD rusas, la EW juega un papel fundamental en acciones tanto ofensivas como defensivas. Estas burbujas A2/AD no son otra cosa que áreas en donde Rusia puede negar el acceso a las fuerzas enemigas y que se extienden más allá de las propias fronteras rusas, interceptando sus fuerzas navales o aéreas, de manera que limitan la capacidad de respuesta ante las acciones de Rusia en su periferia. La EW no solo ejerce de protección a los sistemas desplegados (redes integradas de defensa aérea, defensa costera, buques de guerra, etc), realiza ataques, o apoya al resto de los sistemas ante una posible reacción armada de cualquier enemigo, sino que permite establecer zonas de influencia en las fases previas al conflicto o en tiempos de paz. Un ejemplo de ésto último es el supuesto ataque combinado en 2015, en el que se utilizaron ataques cibernéticos por un lado contra los sistemas informáticos del tráfico aéreo sueco, así como EW a los canales de comunicación, posiblemente desde Kaliningrado.

Controlando el dominio electromagnético también se consiguen efectos en el de la información como vimos al comienzo. Por tanto, hemos de ver éstas burbujas como negadoras no solo en uno, sino en ambos dominios, amén de en los tradicionales, claro está. También aporta flexibilidad para poder actuar en toda la zona gris, hasta llegar al conflicto abierto, donde se requerirían medios cinéticos como los SAM y sistemas antibuque.

Vulnerabilidad de la RMA de la Información

No es sorprendente que en las circunstancias actuales, la EW esté emergiendo como un medio relativamente barato y sencillo de implementar destinado a negar al enemigo algunas de las ventajas de sus modernos sistemas y tecnologías. En ciertas circunstancias, el uso de EW puede verse como una herramienta asimétrica capaz de negar los beneficios de los sistemas y medios de combate armado altamente sofisticados de un adversario superior desde el punto de vista tecnológico, como afirmara el General Mayor Yuriy Lastochkin, jefe de las Fuerzas de EW de Rusia.

Si bien es cierto que a lo largo de las últimas décadas los EE. UU. han desarrollado unas capacidades C4ISR (Command, Control, Communications, Computers, Intelligence, Surveillance and Reconnaissance o Mando, Control, Comunicaciones, Computación, Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) sin parangón, siendo líderes indiscutibles en ésta materia, no es menos cierto que esto no siempre le ha servido por sí solo para imponerse en los conflictos en los que ha participado y que ha tenido consecuencias indeseables. Por una parte, el país se ha visto envuelto en una serie de guerras contrainsurgencia en Afganistán e Irak, u otras operaciones contra países que poco podían hacer frente a la abrumadora maquinaria militar norteamericana, como fueron los casos de Libia y Serbia. Por otra, el final de la Guerra Fría y la ausencia de rivales que disputaran la supremacía norteamericana hicieron que el US Army y la USAF (la US Navy al menos conserva una plataforma de EW dedicada como el Growler) vieran atrofiadas sus capacidades de operar en ambientes electromagnéticos disputados. Y lo cierto es que muy a su pesar, estas capacidades C4ISR pueden ser degradadas debido a la dependencia del espectro electromagnético (en adelante EMS o ElectroMagnetic Spectrum) de cara a enlazar los distintos elementos de la red.

Como explican desde el Defense Science Board, los EE. UU. han otorgado una importancia cada vez mayor a la superioridad de la información como una de las claves para prevalecer en el conflicto contra otras fuerzas en todo el mundo. Esa superioridad se basa en la capacidad de detección de los activos ISR, en la capacidad de comunicar lo que estos sensores ven a todos los elementos necesarios para la lucha, en la coordinación geográfica y temporal de las fuerzas militares, y en usar todo eso para superar las acciones de los adversarios potenciales. Sin embargo, la dependencia de la información no ha pasado desapercibida en el resto del mundo, lo que implica una serie de vulnerabilidades que pueden ser explotadas.

Una de éstas vulnerabilidades es la dependencia del espacio para propósitos militares. Sin los sistemas basados en el espacio, la capacidad estadounidense a la hora de proyectar su poder a lo largo del globo no sería hoy en día posible, como tampoco la disuasión nuclear, o la guerra sin contacto (componente de la 6WG) por poner algunos ejemplos. Es por ello que a la vez que los EE. UU. son el líder indiscutible en estos sistemas, también lo es en la dependencia en ellos, algo que Rusia pretende explotar desarrollando sistemas para negar su uso desde el nivel táctico como el Zhitel, pero también a nivel operacional y estratégico.

Una de estas tecnologías clave son las comunicaciones por satélite o SATCOMs. Los EEUU son cada vez más dependientes de éstas para un largo número de propósitos como Mando y Control (C2), control de UAVs, transmisión de datos de inteligencia y operacionales, etc. Aunque suponen una ventaja cuando funcionan correctamente, podrían ser seriamente degradadas en un conflicto, pudiendo arrebatar la supremacía en el dominio de la información a los EE. UU. y sus aliados, y por su importancia, esto provocaría quizá también la pérdida de la supremacía en el resto de dominios.

Otro asunto a tener muy en cuenta es el de la vulnerabilidad del GPS, tanto en el ámbito militar como sobre todo en el civil, donde los sistemas son bastante más vulnerables. No obstante, en los últimos años Estados Unidos ha hecho muchos avances y se ha ejercitado para combatir en ambientes sin GPS, como es el caso de algunos ejercicios RED FLAG, y de la adopción de receptores GPS más resistentes a la EW.

Sistema de EW 1RL257 Krasuja-4, uno de los más conocidos de entre los múltiples sistemas utilizados por la Federación Rusa en el ámbito de la Guerra Electrónica y que sirve para interferir sobre sistemas como drones, aviones, satélites o municiones guiadas en un radio que podría alcanzar varios cientos de kilómetros según la fuente.

Guerra Electrónica y modernización militar en Rusia

Es comprensible que ante la combinación de los siguientes factores: 1) asimetría entre Rusia y la OTAN, siendo la EW un medio de una relación coste/efecto muy buena; 2) el descuido de la OTAN en materia de EW; 3) la dependencia de ésta en tecnologías que aunque le aportan una gran cantidad de capacidades, son susceptibles de ser interferidas, y; 4) las deficiencias detectadas en Georgia, Rusia haya puesto especial énfasis en la adquisición de equipos de EW.

El mismo Putin dijo en 2018 que en el GVP-2027 (Programa de Armamento Estatal) se pondría especial énfasis en la adquisición de armamento guiado de precisión, UAVs, y equipamiento de reconocimiento, comunicaciones y EW. Aquí lo reseñable es que, a diferencia de lo que ocurre con las PGMs, los UAVs y las comunicaciones o el reconocimiento, en el campo de la EW Rusia era ya un país líder en 2018. Es un dato muy sugerente, pues si bien resulta lógico que Rusia destine parte importante de los fondos a campos donde se encuentra en clara desventaja, que haga lo mismo allí en donde lleva la delantera solo puede explicarse por la enorme importancia que ha adquirido este arma.

Precisamente el GVP-2027, lanzado en diciembre de 2017, tuvo muy en cuenta las lecciones aprendidas en Ucrania y Siria, en donde numerosos equipos de EW entraron en servicio y la teoría pasó a la práctica. Tan es así que en los últimos 5 años, según el Ministerio de Defensa de Rusia, más de 600 sistemas EW de nueva generación han entrado en servicio con las tropas rusas. Se alcanzó así un porcentaje de equipo considerado nuevo de un 67%, esperándose alcanzar la cifra del 70% en 2021. El tipo de sistemas enemigos afectados por las acciones EW rusas se ha incrementado desde 2014 y el alcance de supresión ha aumentado en 3.5 veces.

Organización

Es difícil establecer una organización precisa de la EW rusa, debido a que tanto las unidades como los sistemas están dispersos a lo largo de toda la estructura militar y a veces interrelacionadas con otras capacidades militares, como la defensa antiaérea. Aún así, nos encontramos con que los activos de las Tropas de EW se dividen en tres estructuras organizacionales principales:

  • Los recursos de los cinco Distritos Militares: Cada brigada de maniobra cuenta con una unidad tipo compañía de EW orgánica, capaz de dar apoyo hasta los 50 Km. También las Tropas Aerotransportadas cuentan con compañías de EW, o los buques de la VMF con equipamiento específico a bordo, así como los aviones de las Fuerzas Aeroespaciales. Por último tenemos a las Brigadas de EW, compuestas cada una por 4 batallones y una compañía EW, y los centros de EW de las distintas flotas.
  • Unidades KTK: Existen una serie de unidades KTK que se constituyen como una estructura organizacional paralela dentro de las Tropas de EW y tienen dos labores principales. La primera es la de controlar las propias emisiones, la segunda es asegurarse de la compatibilidad electromagnética, para evitar que un sistema interfiera a otro, degradando su eficacia. Se dividen en centros, nodos y grupos. Estos últimos se desplegaron en la batalla de Ilovaysk.
  • El Sistema de Interferencia de Radio Estratégica: De estructura poco conocida, se cree que el nuevo Murmansk-BN desplegado en Crimea a mediados de marzo de 2017 forma parte de él, aunque apenas existen datos que corroboren esta afirmación.

El revés de Georgia

La guerra contra Georgia en 2008 supuso un antes y un después para las FF.AA. rusas. A pesar de la rápida victoria de Rusia, las grandes carencias que se mostraron en numerosos campos dieron lugar a una de las mayores reformas militares de la historia del país. Las deficiencias se dieron principalmente en todo lo relativo a mando y control (C2), que se mostró lento, duplicado y desproporcionado, penalizado por un equipamiento desfasado y por la falta de entrenamiento.

En lo que respecta a EW, no desempeñaron un mal papel, teniendo en cuenta que las comunicaciones eran la mayor carencia del ejército georgiano según Nodar Kharshiladze, un antiguo oficial georgiano. Lograron interferir los radares e incluso los drones israelíes Hermes con que que operaba Georgia (en emails de Stratfor se mantiene que el propio Israel le pasó los códigos a Rusia a cambio de los del Tor M1 que habían vendido a Irán). Sin embargo, lo montañoso de Georgia limitó el alcance de los equipos de EW aerotransportados. Con todo, la situación obligó a incorporar algunas novedades primero en los grupos tácticos de batallón, y luego en las aeronaves tras el derribo de cinco aviones en los primeros dos días.

Aunque esta guerra favoreció la implementación de reformar y la reorganización de las unidades y medios EW, ya antes de ésta había comenzado el proceso de crear unidades de este tipo independientes, bajo el mando directo del Estado Mayor, así como también la modernización del equipamiento desfasado. Los cambios tan drásticos que trajeron las reformas tras el conflicto, hacen que para nosotros sean mucho más interesantes los casos de Ucrania y Siria, donde las reformas de la EW rusa habían madurado lo suficiente en cuanto a organización y equipamiento.

Uno de los ejemplos más claros de los efectos que puede llegar a generar lo encontramos en la pérdida de efectividad de las municiones inteligentes, susceptibles de perder su precisión debido a la degradación de las señales. Esto tiene un doble efecto, pues además de provocar errores que a su vez pueden degenerar en daños colaterales o fuego amigo, se obliga al enemigo a desperdiciar un armamento que suele tener un elevado coste.

Guerra Electrónica en Ucrania

En Ucrania encontramos el primer uso de guerra electrónica generalizado por parte de Rusia tras las reformas de 2008. Rusia se encontró mucho mejor preparada gracias a dichas reformas y a la adquisición de numeroso equipo moderno.

La guerra del Donbáss ha permitido a Rusia utilizar Ucrania como campo de pruebas para sus equipos más modernos, entrenar a sus tropas y modificar en base a la experiencia su doctrina. Ha participado tanto directamente con sus grupos tácticos de batallón como apoyando a sus fuerzas proxy, ya fuera dando instrucción o mediante personal propio empotrado en las unidades rebeldes.

Desde el comienzo de la intervención rusa las comunicaciones ucranianas de radio y telefonía móvil y el GPS fueron suprimidas incluso durante horas, aislando a diversas unidades militares. De esta manera les era imposible recibir órdenes, transmitir las novedades del frente actualizando lo que sabía el mando, saber dónde estaba el resto de sus unidades con las que debían coordinarse ni qué estaban haciendo, o bien solicitar apoyo artillero, refuerzos, provisiones, MEDEVACs, etc. Siendo aisladas en el dominio de la información, a su vez lo eran físicamente, por lo que eran más vulnerables a los ataques de la artillería, mientras que el enemigo maniobraba sobre los elementos fijados con maniobras de armas combinadas.

El primer ejemplo de todo ello lo tuvimos durante la toma de Crimea a principios de 2014. En apoyo de la operación se desplegaron los sistemas Leer-2, Lorandit e Infauna, siendo la EW uno de los pilares del catastrófico aislamiento de las tropas gubernamentales ucranianas respecto al resto del país y entre las distintas instalaciones y unidades, lo que hizo imposible ninguna respuesta mínimamente efectiva.

Pero además de las comunicaciones, otros muchos sistemas se vieron afectados por el jamming. Los radares ucranianos de contrabatería o de defensa antiaérea, los dispositivos GPS como los que portan los drones, o las espoletas de los proyectiles de artillería y morteros se vieron inutilizados en numerosas ocasiones, degradando la eficacia de las unidades. Por si esto fuera poco los rusos no solo se limitaron a interferir el espectro electromagnético, sino que fueron capaces de localizar concentraciones de tropas, convoyes y piezas de artillería, a través de la escucha de sus comunicaciones, o triangulándolas, para después atacarlas con la artillería, ya fuera de tubo, o de cohetes. También fue reseñable el uso de los equipos de EW para la realización de PSYOPS.

En la actualidad, a pesar del alto el fuego reinante, se cometen numerosas violaciones del mismo, habiendo numerosas bajas por fuego de francotiradores y artillería. La EW está jugando un papel clave a la hora de identificar y localizar las emisiones electromagnéticas, lo que hace posible realizar fuego contra las fuentes de emisión.

Como hemos mencionado, unidades regulares rusas intervinieron en apoyo directo de los rebeldes, en especial cuando estos se encontraron superados por las tropas gubernamentales de Ucrania y grupos paramilitares afines. En varias batallas la Guerra Electrónica fue un elemento clave en la victoria rusa. Este es el caso de la Batalla de Ilovaysk. Esta estratégica ciudad, situada entre la capital de la República Popular de Donetsk y la frontera rusa, estaba tomada por los rebeldes prorusos. A comienzos de agosto de 2014, primero batallones de voluntarios ucranianos y posteriormente tropas regulares empezaron a tomar la ciudad, avanzando considerablemente y propiciando el despliegue de tropas rusas del Distrito Militar Sur. Antes del enfrentamiento, las unidades de EW comenzaron a preparar el campo de batalla, suprimiendo las transmisiones gubernamentales ucranianas. Los sistemas desplegados lo fueron de la siguiente manera:

  • En un primer círculo, cerca de las acciones cinéticas, apenas a una distancia de 1 a 3 Km, el RB-531B, Rtut-BM, Leer-2 y Lorandit.
  • En el Segundo, a unos 15-30 Km del frente, el Leer-3, R-330ZH Zhitel, R-934UM y el complejo Borisoglebsk-2.
  • En el tercer círculo, este ya bien lejos de la línea del frente, y normalmente situado siempre en territorio ruso, se recurre a los sistemas Shipovnik-Aero y Krasukha-2.

En conjunto, la misión de estos sistemas era la de suprimir las comunicaciones a nivel táctico y operacional, fijar y localizar las fuerzas enemigas a través de la firma electromagnética y pasar los datos a la artillería. También perseguían la disrupción de las capacidades C2, bloquear las redes de telefonía móvil y propagar información falsa a través de estas como parte de un conjunto más amplio de operaciones psicológicas PSYOPS, como veremos más adelante.

Como campo de ensayo del armamento ruso que ha sido la Guerra de Ucrania, ha servido para introducir mejoras tras las lecciones aprendidas en cada batalla. Así, tras Ilovaysk, durante la Batalla de Debaltsevo, se siguió un patrón muy similar pero con una novedad: Se desplegó un grupo encargado de la monitorización de las emisiones electromagnéticas que podía tener tanto funciones ofensivas como defensivas.

Por otra parte, los rusos hicieron uso de lo que se ha venido en llamar Pinpoint propaganda (puede traducirse como propaganda de precisión), un término que describe bastante bien como diversos medios como la guerra electrónica, la ciberguerra, las PSYOPS y los ataques de artillería se funden para provocar efectos psicológicos y cinéticos contundentes. En este sentido, los soldados ucranianos en el frente recibían en sus teléfonos móviles mensajes de texto como “estáis rodeados y abandonados”. Unos minutos más tarde otros eran enviados a sus familiares diciendo que sus hijos habían caído en combate, lo que ocasionaba el envío de mensajes y llamadas a los soldados. Poco después, otro mensaje era enviado con el texto “huye y vive”, seguido por un ataque de artillería a la zona donde se detectaba un mayor número de terminales de móviles emitiendo al tiempo.

Pero no todos eran para sembrar el terror entre las tropas y sus familiares (que a su vez afectaba a los militares), sino que muchos eran propaganda contra el gobierno ucraniano y sus líderes. A pesar del ingenio puesto en el contenido en los mensajes, como los que imitaban cobros bancarios, habían ciertos errores o aspectos que los hacían menos creíbles. Algunos textos se caracterizaban por los errores típicos cometidos por los rusos al tratar de escribir en ucraniano, o bien procedían de números de teléfono que resultaban extraños (77777) o con fechas imposibles, cómo 1995.

Otro aspecto en el que la Guerra Electrónica se ha mostrado fundamental en Ucrania ha sido el de la negación del aire a los drones. El ejército ucraniano se encontró al comienzo de la guerra sin UAVs modernos, contando tan sólo algunos Tupolev Tu-143 Reys de origen soviético de muy escasa utilidad. Esta grave carencia la intentaron subsanar iniciativas de voluntarios como Aerorozvidka o People’s Project, que diseñan drones con componentes comerciales. Pronto estos drones se vieron sometidos a las interferencias, tanto de la señal GPS, como del enlace de datos, estrellándose en ocasiones. Este problema lo solucionaron haciendo que el drone volviera de forma automática a una zona segura preprogramada en caso de perder la señal con la estación de control. La mayor parte de pérdidas, en cualquier caso, no se han debido a la artillería antiaérea, sino a ataques de EW. Los sistemas electromagnéticos rusos integrados con la artillería han sido también capaces de localizar las emisiones de los operadores ucranianos y atacarles, ocasionando bajas y obligándoles a adoptar contramedidas, como cambiar de posición con frecuencia, u operar protegidos desde refugios reforzados.

La prometida ayuda norteamericana no mejoró el panorama anterior. A mediados de 2016 Ucrania recibió 72 RQ-11B Raven, que se mostraron completamente inadecuados. La versión dada utilizaba tecnología analógica, no digital, por lo que los canales de mando y datos podían ser interferidos con facilidad. De este modo podían observar las posiciones de sus operadores o derribarlos cuando les fuera conveniente. Al final acabaron utilizándose alejados del frente o siendo almacenados por ser poco apropiados para el tipo de guerra que se lucha en la zona.

El caso de los drones de la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Ucrania también es digno de mención. Para monitorizar, la organización utiliza los drones Shiebel Camcopter S-100. Estos han sido interferidos continuamente mientras realizaban labores de vigilancia en las zonas no controladas por el gobierno. A pesar de las continuas molestias, esto no ha evitado que cumplieran con su misión. El ataque a los drones de la OSCE es muy interesante para Rusia, siempre que sea capaz de mantener la negación plausible (utilizando milicianos sin vínculos con el estado ruso o a través de EW) y tiene como objetivo alcanzar la superioridad informativa en el relato de la guerra, además de calmar a la opinión pública mientras infringen los tratados de paz. A su vez, permite esconder los movimientos que les permiten tener la superioridad táctica u operacional. Es decir, que hace posible la superioridad de la maniobra física a través de la maniobra en el espectro electromagnético.

Aparatos como los Su-34 pueden utilizar pods de guerra electrónica, aunque en este aspecto concreto la Federación Rusa va muy retrasada respecto a Occidente.

Guerra Electrónica en Siria

Aunque la Federación Rusa ha desplegado equipos de guerra electrónica en guerras contrainsurgencia como Afganistán o Chechenia, ya sea para desactivar los IEDs y minas o para interceptar las comunicaciones de los insurgentes, el despliegue realizado en Siria va mucho más allá de lo empleado en aquellos escenarios. Podemos citar tres razones principales para el despliegue de éstos equipos:

  • Su utilidad en combate en las operaciones de apoyo a Assad.
  • Su poder disuasivo ante la coalición internacional liderada por los EE. UU., además de frente a países como Israel o Turquía.
  • La posibilidad de experimentar nuevos equipos y prácticas en condiciones reales de combate.

A comienzos de octubre de 2015, pocos días después de la llegada de los primeros efectivos a Siria, se aprecia en una filmación de la TV rusa el sistema Krasukha-4 en la base aérea de Khmeymim. Desde entonces, ha aumentado tanto el número como la variedad de equipos de EW en uso en Siria, pero lo ha hecho a un nivel inferior al mostrado en Ucrania. A pesar de las declaraciones norteamericanas, Siria no ha sido un escenario donde se haya probado la EW con la misma intensidad que en el país de Europa del Este. El despliegue se limita principalmente a protección de la fuerza con en base al citado Krasukha-4, y al apoyo a las operaciones del Ejército Árabe Sirio con sistemas como el Leer-3 o el Svet-KU, eso sí, con algunas acciones puntuales realizadas contra la coalición liderada por los EE. UU.

En diciembre de 2017 y en la primera mitad de 2018 el contingente ruso aprendió a hacer frente con éxito a la amenaza planteada por los drones islamistas utilizando sistemas EW y los misiles del sistema de defensa antiaérea Pantsir. No ha sido el único enemigo que han enfrentado con estos sistemas.

La protección de la fuerza ha debido hacer frente a varias amenazas en el teatro sirio. En primer lugar la norteamericana y sus aliados, con la presencia de numerosos medios de la coalición. Así, los RC-135V/W Rivet Joint de inteligencia de señales (SIGINT o Signals Intelligence) o los satélites de reconocimiento radar Lacrosse suponen que todas las actividades militares rusas pueden ser monitorizadas. Menos probable, pero también posible, son los ataques electrónicos por parte de medios como el KORAL turco, desplegado tras derribar el Su-24M ruso, o de los EA-6B Prowler norteamericanos que fueron desplegados en su momento contra el ISIS.

Los EE. UU. por su parte han denunciado la interferencia en sus operaciones militares. Ya hemos visto en la apertura del artículo con las palabras del jefe del U.S. Special Operations Command (SOCOM), que aunque no especificó el origen de esos ataques, es Rusia quien cuenta con los medios más avanzados sobre el terreno para llevarlos a cabo. En el caso de los AC-130, estos ataques a las comunicaciones pueden suponer el fracaso de la misión, en especial en las cuales ofrecen apoyo aéreo cercano, ya que se corre el riesgo del fuego amigo o los daños colaterales.

A comienzos de 2018, poco antes de las declaraciones del jefe del SOCOM, se denunció que los drones norteamericanos de menor tamaño estaban sufriendo interferencias en sus sistemas de guía GPS. Aunque no se han precisado los efectos concretos, sí que se ha reconocido que ha tenido impacto operativo. Sin embargo, en los de mayor tamaño como el MQ-1 Predator o MQ-9 Reaper no se tiene constancia de que hayan tenido efecto, tal vez por tener mejores equipos anti-jamming. Estas interferencias al guiado satelital también han podido tener otras repercusiones, pues pueden dejar sin guía a las bombas JDAM, dependiendo tan solo del guiado inercial, mucho menos preciso, o afectar al sistema de navegación de los aviones que lanzan las provisiones en paracaídas a las bases avanzadas en Siria. La caída de suministros norteamericanos en zonas del ISIS es otro posible efecto en el dominio de la información de la Guerra Electrónica, que además serviría para alimentar el discurso ruso del apoyo norteamericano al ISIS.

Otro país que ha sufrido interferencias en los sistemas GPS ha sido Israel, pero posiblemente en este caso se trate de daños colaterales como los detectados en el mar Negro. Ya sean los Zhitel, u otros sistemas fijos, estos se utilizan para la protección de unidades o instalaciones ante amenazas como los UAVs guiados por GPS. Pero suelen afectar a zonas extensas y pueden causar efectos indeseados que son padecidos por terceros.

La Guerra Electrónica también ha servido a Rusia para hacer frente a los actores armados no estatales como el ISIS, Al-Nusra, etc. Por ejemplo, la base aérea de Khmeimim y la naval en Tartus recibieron un ataque de 13 UAVs en la noche del 5 al 6 de enero de 2018. Cada uno armado con 10 bombas de 400 Gr de peso y siguiendo una ruta preprogramada, con la descarga de los explosivos incluida, al final no pudieron completar su misión. Siete de ellos fueron derribados con los sistemas antiaéreos Pantsir, y 6 pudieron ser controlados con los equipos de EW y aterrizardos para su posterior examen, estrellándose 3 en el proceso. Pero la combinación de SAM, AAA y EW no ofrece garantías suficientes para la seguridad de la base aérea, por lo que ésta ha sido fortificada. La EW, por tanto no es la panacea incluso frente a drones COTS como los empleados por muchas facciones sirias.

A diferencia de Ucrania, en donde Rusia ha actuado de manera encubierta, en Siria no ha necesitado hacerlo, por lo que han podido desplegar medios de EW aéreos, que en el escenario ucraniano no hubieran sido plausibles en manos de los rebeldes apoyados por Rusia.

El modelo más destacable ha sido el Tu-214R, sustituto del Il-20M, y que fue llevado a Siria en 2016 todavía en su fase final de pruebas, declarándose operacional tras su intervención. Su equipo está compuesto por una suite de sensores multiespectral, que incluye sensores de inteligencia de señales (SIGINT), radar de apertura sintética (SAR) y unos sensores electro-ópticos muy útiles a la hora de realizar evaluaciones de daños o identificación de posibles objetivos. Puede interceptar una amplia gama de señales emitidas por los sistemas enemigos (radares, aviones, radios, teléfonos móviles, etc.) construyendo un EOB (Orden Electrónico de Batalla) en el que queda representado donde están operando las fuerzas enemigas, qué tipo de equipo están usando, qué están haciendo y cuál será su próximo movimiento.

Otro tipo de equipos de Guerra Electrónica que se han desplegado en Siria han sido los de contramedidas electrónicas para protección de las aeronaves. El sistema de autoprotección Khibiny, en sus diferentes variantes, se ha observado numerosas veces en los aviones Su-34 (L-175V Khibiny-10V), Su-30SM y Su-35S basados en Latakia. Este es capaz de garantizar la defensa tanto al propio avión como a un pequeño grupo, con capacidades ELINT, jamming, capaz de duplicar y también de alterar ligeramente la señal del radar del adversario para crear un gran número de objetivos falsos. También hay constancia de que han sido llevados a Siria el Richag-AV y el Moskva-1 1L267.

Curiosamente no se ha utilizado -que se sepa- un pod dedicado a la Guerra Electrónica como el L700 Tarantul. Este, a diferencia de la serie Khibiny, no se limita a la autoprotección sino que puede ejercer como escolta EW, o realizar ataques similares a los del Growler norteamericanos. Pero sí que se ha podido ver el pod instalado en un Su-34 de los que pudo estar desplegado en Siria (Red 21). Posiblemente la falta de madurez del sistema haya hecho inútil su despliegue en zona de operaciones para posibles pruebas, aunque ya pudimos ver cómo Rusia no tiene reparos en desplegar un sistema inmaduro como el Su-57 en Siria, siendo de poca o nula utilidad dicha acción salvo en el terreno de la propaganda, en un momento en el que intentan buscar socios que financien parte del desarrollo.

Nadie debería minusvalorar el papel de la EW en la estrategia rusa, pero tampoco exagerar su importancia hasta el punto de mitificar doctrinas o sistemas. Los rusos son los primeros que entienden que la EW es muy útil sí, pero también inútil si no viene respaldada por unas fuerzas armadas equilibradas, modernas y potentes. En este sentido, a la vez que desarrollan sistemas de este tipo, aprovechan la ventaja que les ofrece para ir modernizando el resto de sus equipos y doctrinas, tratando de reducir así la diferencia respecto a los EE. UU. y sus aliados.

Otros escenarios

Además del uso en combate que hemos descrito, conviene mencionar la extensa red de jammers de GNSS (Global Navigation Satellite System) situados a lo largo de todo el territorio ruso.

Instalados en las torres de telefonía móvil y en puntos críticos de la infraestructura civil y militar. No están activos siempre, sino que en fechas clave como cumbres o eventos a los cuales asisten personalidades suelen activarse para protegerlos de atentados con drones. Según los medios rusos se estaban desplegando unos 250.000 de estos sistemas, denominados Pole-21. Tienen un alcance máximo efectivo de 80 km, por lo que causan numeroso problemas de interferencias (spoofing y jamming) en los equipos de navegación de los buques o en los GPS de los móviles. En caso de guerra, esta extensa red degradaría la precisión de las municiones guiadas por satélite o los UAV.

Aunque los casos mencionados son sólo de GNSS civiles mucho más susceptibles al jamming y el spoofing, parece que también ha habido ataques a equipos militares, mucho más resistentes, desde Rusia, más en concreto desde una base militar de la península de Kola, durante las maniobras Trident Juncture 2018 de la OTAN. Al menos así lo denunciaron los gobiernos de Finlandia y Noruega.

Vemos aquí una constante, y es el ataque a las señales de los GNSS. La dependencia de gran parte del armamento de precisión, del equipo de navegación de los UAVs, aviones, vehículos, etc, que son campos donde sobresale la OTAN, y sobre todo los EE. UU., ha hecho que Rusia, aun invirtiendo una pequeña cantidad en comparación, consiga lograr unos efectos desproporcionados gracias a su apuesta por una serie de equipos con un ratio coste/eficacia sin parangón.

Equipos rusos de Guerra Electrónica

Tras haber hecho un repaso por la doctrina rusa y el uso en combate de la Guerra Electrónica, pasamos a describir de forma somera las características de los principales sistemas de guerra electrónica rusos basados en tierra para comprender sus posibilidades, ya que son los más importantes y potentes y sería imposible en el espacio disponible enumerar los sistemas aéreos y navales. Los datos, en cualquier caso deben ser tomados con cautela, pues de buena parte de los equipos se desconocen los efectos reales. Así pues, teniendo en cuenta los límites de las fuentes abiertas en una materia tan sensible como la EW, de la cual hay muy escasa información fiable, comenzamos:

  • RB-531B Infauna: su misión es la de ofrecer protección a vehículos y personas contra IEDs y minas controladas por radio, además de espoletas radiocontroladas (hasta 1 Km de distancia), así como interferir los sistemas de comunicación por radio del enemigo a nivel de batallón (hasta 20 Km). También ejerce funciones de reconocimiento radioelectrónico. Además, tiene un sistema de autoprotección que dispersa un aerosol para interferir en el guiado láser o electro-óptico de las PGMs.
  • Rtut-BM: principalmente es un sistema de protección que interfiere las espoletas de proximidad de morteros, artillería de tubo o cohetes en un radio de hasta 400 metros.
  • Leer-2: Se trata de un sistema KTK automatizado, de imitación radioelectrónica y jamming, altamente móvil, basado en un vehículo 4×4 Tigr-M.
  • R-330Zh Zhitel: El sistema consta de dos elementos, una estación del operador del sistema de reconocimiento sobre un vehículo de ruedas y un remolque con las antenas del jammer. Detecta, rastrea y bloquea las comunicaciones satelitales a través de las redes Inmarsat e Iridium, así como teléfonos móviles GSM 1900 y sistemas de navegación GPS. Tiene un alcance de 15-20 Km contra sistemas terrestres y 200 Km contra sistemas aéreos. Debido a que inhibe toda radiofrecuencia, incluida las del propio bando, antes de actuar se debe poner en conocimiento de las unidades afectadas.
  • RB-636AM2 Svet-KU: Monitoriza y rastrea varias fuentes de emisión en el rango de frecuencias de 25 MHz a 18 GHz. Puede localizar la fuente de emisión.
  • R-934UM: proporciona detección automatizada, radiogoniometría e inteligencia de señales de fuentes de radio entre 100 y 2000 MHz.
  • RB-301B Borisoglebsk-2: este complejo consta de una estación de C2 móvil R-300KMW y hasta 8 vehículos equipados con una variedad de sistemas automatizados (detección, radiogoniometría, análisis y supresión de las comunicaciones por radio HF/VHF).
  • RP-377LA Lorandit: básicamente un sistema KTK y de reconocimiento electrónico, pero también tiene capacidades de interferencia.
  • RB-341V Leer-3: utiliza tres UAVs Orlan-10 enlazados a un camión KamAZ-5350 que sirve como puesto de mando. Los UAV bloquean las torres de telefonía móvil cercanas mediante una combinación de jammers instalados en los UAV y otros desechables que son arrojados sobre el terreno. Los UAV pueden enviar mensajes de texto SMS y mensajes de audio. Originalmente diseñado para funcionar con redes GSM, parece que se ha ampliado a las redes 3G y 4G.
  • Shipovnik-Aero: dedicado a la interferencia de UAVs, emisoras de TV y radio, centros de comunicación de mando y estaciones de telefonía móvil, etc. Es capaz de distorsionar los datos transmitidos por la fuente, de manera que es el receptor de datos el que es interferido en lugar de la fuente.
  • Krasukha-2: esta versión está diseñada para interferir sistemas de alerta temprana y control aerotransportado como los AWACS de EE.UU.
  • Krasukha-4: de mayor capacidad que el anterior, está diseñado para neutralizar satélites espía en órbita baja como los norteamericanos de la serie Lacrosse/Onyx, radares aerotransportados en un radio de entre 150-300 Km (posiblemente esta medida se refiera a burn-through), munición guiada por radar de precisión, como pueden ser los misiles antibuque, o los radares SAR de UAVs (RQ-4 Global Hawk o Hermes 900). Su despliegue en Siria unido a los datos conocidos nos puede dar pistas alguna de sus funciones y una de ellas es proteger una operación expedicionaria junto a otros sistemas de defensa aérea de largo alcance, gracias a sus efectos de carácter operacional y estratégico.
  • Rychag-AVM: Se encarga de la supresión electrónica y la creación de un entorno engañoso para proporcionar cobertura a las aeronaves propias y proteger las instalaciones terrestres más importantes. El rango de detección se publicita como de 400 km, pero el del jammer debe ser a lo sumo de 100 km. Esto lo consigue interfiriendo los radares de los SAM y cazas, impidiéndoles detectar cualquier objetivo y guiar sus misiles aire-aire, superficie-aire y aire-superficie hacia ellos. En un principio, la versión AV estaba dedicada a solo interferir radares, pero la versión modernizada, la AVM, amplía el rango de frecuencias para poder atacar enlaces de datos, radiolocalización, etc. En Rusia ha entrado en servicio en la versión helitransportada, a bordo del helicóptero Mi-8MTPR-1.
  • Moskva-1: este sistema de radar pasivo contra amenazas aéreas cuenta con un alcance de hasta 400 km en detección. El sistema de reconocimiento (RTR) va montado en un camión, el 1L265, que pasa la información a la unidad de control de los interferidores (1L266) y al puesto de mando (1L267). El 1L267 puede designar objetivos a los sistemas de defensa aérea, como los S-400, con la ventaja de no emitir señal alguna, salvo las necesarias para el enlace de datos con el resto de sistemas. El 1L266 haría lo propio pero utilizando jammers asignados a su control, pudiendo utilizar hasta 9 sistemas. Nos encontramos pues con un equipo que aumenta las posibilidades de supervivencia de la IADS a la que se encuentre asignado frente a las misiones SEAD, gracias a que es un radar pasivo.
  • Murmansk-BN: Se trata de un sistema estratégico que está compuesto de 7 camiones, 4 de los cuales despliegan mástiles de 32 metros de altura, los cuales tardan alrededor de 72 horas en desplegarse y calibrarse. Una vez activos, pueden monitorizar a distancias de hasta entre 5.000 y 8.000 kilómetros, así como provocar interferencias a algo más de 3.000 Km, dependiendo de las condiciones ambientales. La idea detrás del Murmansk-BN es la de interferir las comunicaciones inalámbricas a miles de kilómetros de las bases navales rusas para que estas sean menos vulnerables a los ataques, evitando el intercambio de información entre los aviones de reconocimiento y los buques de guerra enemigos en la onda corta.

Conclusiones

La Federación Rusa ha encontrado en la Guerra Electromagnética un auténtico filón que hace posible explotar, a bajo coste, algunas de las principales vulnerabilidades del entramado militar estadounidense y aliado asociado a la RMA de la Información. Su preponderancia en este ámbito le sirve para presionar sobre los puntos de gravedad de cualquier rival que utilice medios que van desde municiones inteligentes a sistemas de reconocimiento electrónico y desde comunicaciones por satélite a operaciones psicológicas, guerra informativa o ciberguerra pues, en todos los casos, el nexo común es la utilización de la información como materia prima y su transmisión a través del dominio electromagnético. Con una concepción holística de la guerra Electromagnética, Rusia ha utilizado su superioridad en este campo no solo para interferir en las comunicaciones o sistemas enemigos, sino para intentar imponer su relato o para facilitar operaciones cinéticas en otros dominios, entre otras muchas cosas. Además, y en relación a las operaciones en la Zona Gris, la Federación Rusa ha entendido que la Guerra Electrónica es clave a la hora de controlar la escalada, de operar sin atribución y, en definitiva, de imponerse al enemigo bloqueando sus opciones sin necesidad de utilizar la fuerza física.

Si bien la Guerra del Donbáss pilló por sorpresa a la OTAN en lo concerniente a las nuevas capacidades mostradas por Rusia, lo mismo que algunas de las acciones llevadas a cabo en el Báltico o en Siria, desde entonces se están realizando, en especial por parte de los EE. UU. grandes esfuerzos en todos los sentidos para poder hacer frente a la formidable Guerra Electrónica rusa, algo que ha llevado por ejemplo a implementar nuevos receptores de GPS más resistentes a las interferencias en los vehículos de combate desplegados en Europa, o a seguir avanzando en nuevos sistemas de comunicación diseñados para operar en ambientes electromagnéticos disputados. Con todo, el esfuerzo deberá ser mayor en el futuro próximo si lo que se pretende es llevar la delantera también en este aspecto que, como hemos visto, es vital.

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