
Mini Drones
Revolucionando el reconocimiento en las pequeñas unidades
Por Yago Rodríguez Rodríguez
En los últimos años han aparecido un gran número de drones de pequeño tamaño, a menudo basados en tecnologías COTS, y concebidos para dar reconocimiento y ocasionalmente capacidades de ataque a las unidades tipo pelotón, destacando diseños como el Instant Eye puesto a prueba en el Reino Unido, el Huginn X1 o los famosos Phantom que usan los civiles.
La microelectrónica y las mejoras en cuanto a software han permitido la aparición de estos multirotores de pequeño tamaño hacen en última instancia que sea posible gestionar un gran volumen de información, razón por la cual se pueden hacer correcciones en milisegundos, lo que convierte estos pequeños drones en aparatos muy estables incluso ante fuertes vientos.
Este tipo de aparatos cuentan con un chasis, también conocido como fuselaje o frame, normalmente fabricado mediante plástico inyectado o fibra de carbono de varios milímetros de espesor y dispuesto en varias cubiertas o pisos para poder instalar distintos accesorios. En el centro del chasis se ubica la placa controladora, auténtico cerebro del aparato, y que integra un número creciente de sensores, como un barómetro, magnetómetro, acelerómetro, giróscopo, etcétera.
Sobre los brazos del dron se ubican los variadores, también llamados “ESC”, fundamentales para que las órdenes dadas desde la estación de tierra y por la placa controladora lleguen adecuadamente a los motores, sin provocar excesos de corriente y funcionamientos anómalos que puedan dar lugar a su completa destrucción.
Los motores, por su parte, consisten en un bobinado de cobre sobre el que la corriente induce cambios en la naturaleza de la corriente para hacerlo girar, logrando decenas de miles de vueltas por minuto y permitiendo que con motores de 30-40 gramos se pueda mover hasta 1 Kg de masa. Los motores están protegidos por una campana metálica que normalmente está abierta, por lo que es necesario un tratamiento especial de los hilos de cobre para que puedan resistir adecuadamente el viento y la nieve, un aspecto que ha sido crítico durante años y que solo ahora parece superado, permitiendo a los drones más pequeños operar en casi cualquier clima.
La forma del chasis determina la posición de los motores, que en el caso de los cuadcópteros puede ser en forma de hache o de equis, siendo esta última la preferible y la que se está imponiendo, por su mayor maniobrabilidad. Las hélices situadas en los cuatro brazos girarán en dos direcciones. Las frontales en el sentido de las agujas del reloj, y las traseras en el contrario.
Las palas de los drones suelen ser del mismo material que el chasis, si bien es cierto que también las hay de madera, que aunque algo mejores son mucho más caras. El material, la masa, la forma y el número de palas por hélice influirán enormemente en
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