El cesaropapismo y la doctrina islamista radical en Marruecos

Mohamed VI es, además de rey de Marruecos, Amir Al-Muminin, que puede traducirse como Príncipe (o Comendador) de los Creyentes
Mohamed VI es, además de rey de Marruecos, Amir Al-Muminin, que puede traducirse como Príncipe (o Comendador) de los Creyentes. Imagen: Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de Marruecos.

Una de las características fundamentales del sistema político de nuestro vecino del sur es el cesaropapismo, esto es, la unión entre el poder terrenal y el espiritual en manos del monarca. Una particularidad que choca tanto con los principios liberal-democráticos que contiene su constitución, como con el discurso, cada vez más extendido, del islamismo radical. Respecto a este último, hay que tener en cuenta que la transformación de la marroquí en una monarquía parlamentaria al uso de las occidentales sería percibida por el islamismo radical como ilegítima y una fuente de decadencia. Todo lo cual plantea un importante problema al régimen alauita pues, si bien en términos generales la religión actúa con éxito como un elemento legitimador de la monarquía, la base doctrinal de este liderazgo religioso es intrínsecamente incompatible con la base doctrinal del Movimiento Yihadista Global.

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