Chengdu J-20 «Mighty Dragon»

A la caza del F-22

La instalación de LERX pone en entredicho la baja detectabilidad del Chengdu J-20, pues las superficies móviles siempre tienen un efecto sobre la RCS.

Tanto en el campo de batalla actual, como en el que nos podremos encontrar en un futuro cercano, la primera regla básica para las naciones más poderosas, es la de intentar lograr la superioridad aérea. Para perseguir dicho objetivo no hay nada mejor que un gran aparato de combate enfocado a la superioridad aérea, precisamente lo que pretende ser el Chengdu J-20, desarrollado como consecuencia de la tremenda exhibición de poder aéreo llevada a cabo por la coalición internacional que actuó sobre Irak en 1991. Los responsables militares chinos, tras analizar concienzudamente lo ocurrido, se convencieron de que, para ser competitivos, deberían dar un salto cualitativo de varios órdenes de magnitud con objeto de cerrar distancias con sus potenciales competidores, en referencia a los EE.UU. y sus aliados, en especial Japón y Corea del Sur, pero también Taiwán, ese país que ambicionan y entorno a cuya anexión giran todos los preparativos militares chinos. El Chengdu J-20 pretende ser la respuesta china a la superioridad aérea estadounidense.

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