Rusia a la conquista del Ártico

Rusia a la conquista del Ártico
Rusia a la conquista del Ártico. Imagen: Ejércitos/Copilot.

El Ártico ha dejado de ser una región periférica, para convertirse en un espacio de competencia estratégica en el que Rusia combina presencia militar, protección de rutas y explotación de recursos bajo una lógica de disuasión y control del entorno. Este artículo analiza la evolución doctrinal y los medios desplegados por Moscú —desde la reforma de su marco ártico hasta la Doctrina Naval de 2022—, así como la articulación de una defensa en capas que integra aviación, defensa aérea y brigadas especializadas en el extremo norte. Se examinan, además, la militarización de infraestructuras duales asociadas a la Ruta Marítima del Norte y la resiliencia de los flujos energéticos, junto con los riesgos de fricción con la OTAN en un flanco cada vez menos “tranquilo”. A partir de fuentes abiertas y documentación oficial, se ofrece una lectura operativa de la postura rusa y de su impacto sobre el planeamiento aliado, con especial atención a las implicaciones para Europa y a las lecciones de sostenimiento, mando y control en condiciones extremas. El objetivo es aportar un marco riguroso para entender cómo y por qué el Ártico se ha convertido en un laboratorio de equilibrio estratégico contemporáneo.

Índice

  • Introducción: el deshielo como catalizador estratégico
  • Doctrina militar rusa en el Ártico: fundamentos y evolución
  • Capacidades militares desplegadas: una proyección total
  • Infraestructura y rutas: militarización de lo económico
  • Competencia estratégica: ¿nuevo flanco de confrontación con la OTAN?
  • Implicaciones doctrinales para las fuerzas occidentales
  • Conclusión: el Ártico como laboratorio de una nueva guerra fría
  • Bibliografía
  • Notas

Introducción: el deshielo como catalizador estratégico

Durante décadas, el Ártico fue considerado un espacio periférico, aislado por las condiciones extremas de hielo y difícilmente accesible. En la actualidad, la progresiva apertura de rutas marítimas y la posibilidad de explotar recursos naturales de gran valor debidas al deshielo han transformado radicalmente su importancia estratégica (The Diplomat in Spain, 2025).

Hoy, la región se ha convertido en un eje prioritario para las principales potencias, y especialmente para Rusia, que ha desarrollado en ella un complejo sistema de presencia, control y proyección militar (ECFR, 2025).

Lejos de limitarse a la explotación económica, Moscú ha integrado el Ártico en su pensamiento doctrinal, en su arquitectura de disuasión y en sus maniobras estratégicas, consolidando una postura avanzada que impacta tanto en la seguridad del norte de Europa como en la estabilidad del Atlántico Norte (The Arctic Institute, 2024).

Artic Sea Routes. Fuente: articportal.org.

Doctrina militar rusa en el Ártico: fundamentos y evolución

La concepción estratégica del Ártico por parte de Rusia no es nueva, pero ha experimentado un giro notable desde el año 2008, cuando se promulgó la Estrategia para el Desarrollo del Ártico hasta 2020 y más allá (Government of Russia, 2008). Posteriormente, la Doctrina Militar de 2014 (Rossiyskaya Gazeta, 2014), la Estrategia para el Desarrollo del Ártico hasta 2035 (Government of Russia, 2020) y la Doctrina Naval de 2022 (Kremlin, 2022) han reforzado la idea del Ártico como un teatro de operaciones clave, no solo para la defensa del territorio ruso, sino como espacio para la proyección de poder y la disuasión.

El Mando Estratégico Conjunto del Norte, establecido en 2014 y basado en Severomorsk, constituye el pilar de este enfoque (Wikipedia, 2025). Bajo su mando se integran la Flota del Norte, fuerzas terrestres especializadas, unidades de defensa aérea y capacidad de proyección nuclear.

La integración doctrinal del Ártico incluye aspectos específicos como la guerra en condiciones extremas, el uso de plataformas navales bajo el hielo, la defensa de líneas logísticas y el control del dominio marítimo y aéreo en torno al mar de Barents (ECFR, 2025).

https://www.revistaejercitos.com/articulos/el-artico-la-ultima-frontera-de-rusia/

Capacidades militares desplegadas: una proyección total

El despliegue ruso en el Ártico no se limita a un refuerzo testimonial, sino que constituye una infraestructura militar de gran amplitud y continuidad (The Arctic Institute, 2024). En torno a la península de Kola, el mar de Barents y los archipiélagos septentrionales, Moscú ha reactivado antiguas instalaciones de la era soviética y construido nuevas bases (ECFR, 2025).

Las bases aéreas de Nagurskoye (Tierra de Francisco José), Temp (islas de Nueva Siberia) o Rogachevo (isla de Nueva Zembla) son ejemplos de instalaciones modernizadas con pistas de gran longitud y sistemas avanzados de defensa antiaérea (Wikipedia, 2025b). Estas infraestructuras permiten sostener operaciones de aviación de largo alcance y garantizar cobertura frente a incursiones en el espacio ártico.

En el ámbito naval, la Flota del Norte, con base en Severomorsk, constituye la piedra angular de la presencia rusa en la región (ECFR, 2025). Sus capacidades incluyen submarinos nucleares estratégicos, rompehielos de propulsión nuclear y buques de superficie con sistemas de misiles de alcance intercontinental. Un ejemplo reciente es la puesta en servicio del patrullero ártico Ivan Papanin, diseñado como rompehielos y buque militar simultáneamente (Arctic Today, 2025).

En tierra, Rusia ha desplegado dos brigadas árticas especializadas: la 80ª Brigada de Fusileros Motorizados Árticos, con base en Alakurtti, y la antigüa 200ª Brigada de Fusileros Motorizados, en Pechenga, integrada recientemente en la 71.ª División de Fusileros de la Guardia. Estas unidades emplean vehículos como el DT-30 Vityaz y participan en ejercicios de gran escala en la región.

Un elemento central de estas capacidades es la cobertura aérea y antimisiles, con despliegues del sistema S-400 en varias posiciones clave, como Novaya Zemlya, y un refuerzo constante de radares de alerta temprana a lo largo de la costa ártica. Estas medidas permiten crear una “burbuja de defensa” que protege tanto la Ruta Marítima del Norte como los bastiones navales de la península de Kola (Störr, 2025).

A ello se suma la construcción de nuevas infraestructuras, como la base en la isla de Wrangel, en el mar de Chukotka, próxima a Alaska, que confirma la voluntad de Moscú de extender su control sobre el Ártico oriental (Arctic Today, 2025).

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