Simuladores de duelo

La simulación militar en España (II)

La simulación militar, lejos de ser empleada por los ejércitos más avanzados, es cada vez más un activo de uso común y un medio irrenunciable, debido a las mejoras que permite en el aprendizaje, a los ahorros de costes que lleva aparejados y a las posibilidades que brinda la conectividad y escalabilidad de estos sistemas. En el caso concreto de los simuladores de duelo, aquellos que permiten a los militares entrenarse en el manejo de armas y sistemas de armas específicos, estas mejoras son, si cabe, más palpables, ya que un realismo creciente motivado por la disponibilidad de mejores procesadores gráficos y métodos de modelado o la posibilidad de interoperar unidades de entidad cada vez mayor debido a los avances en conectividad, ofrecen posibilidades hasta ahora desconocidas.

Índice

  • Introducción
  • Las ventajas de los simuladores de duelo en el entrenamiento militar

    • Reducción de costes
    • Optimización del entrenamiento
    • Mayor seguridad
    • Repetición ilimitada de los ejercicios
    • Obtención de datos en tiempo real
    • Interoperabilidad
    • Entorno controlado

  • La experiencia de Grupo Oesía
  • El futuro de los simuladores de duelo

    • Inteligencia artificial más sofisticada
    • Simulaciones basadas en datos del mundo real
    • Entrenamiento cognitivo y emocional
    • Conectividad global, simulaciones masivas y personalización
    • Integración con armas y sistemas reales y MuM-T

  • Conclusiones

Introducción

Un simulador militar puede ser definido como aquella herramienta diseñada para replicar entornos, situaciones y sistemas operativos relacionados con actividades militares, permitiendo a los usuarios entrenarse, planificar estrategias o probar equipos sin los riesgos, costos y limitaciones asociados a las operaciones reales. Estos dispositivos se utilizan desde hace décadas, y con cada vez mayor profusión, en fuerzas armadas de todo el mundo para mejorar la preparación tanto de la tropa como de los mandos, ofreciendo un entorno controlado y predecible que mejora sobremanera la calidad de la instrucción.

El propósito principal de un simulador militar es entrenar al personal en habilidades específicas, desde el manejo de aviones de combate a la operación de carros o blindados, la coordinación táctica en un campo de batalla o el empleo del armamento individual. Además, la simulación militar permite evaluar el desempeño humano y técnico bajo condiciones realistas, identificar errores y optimizar procedimientos. Por otra parte, los simuladores militares se emplean también, aunque no es objeto de este artículo, en el diseño y prueba de nuevos equipos militares, ya que ofrecen una forma segura de experimentar con prototipos antes de su paso a producción y adopción por el usuario final. Entre los más comunes, podemos encontrar:

  • Simuladores de vuelo: Estos son seguramente los más conocidos por el gran público y también de los más utilizados, especialmente en la formación de pilotos de aviones de combate, helicópteros o, más recientemente, drones. Replican cabinas reales con controles precisos y pantallas que simulan el entorno de vuelo, incluyendo las condiciones climáticas, los posibles fallos mecánicos y todos los parámetros imaginables.

  • Simuladores de vehículos terrestres: Diseñados para entrenar a conductores, comandantes y artilleros de carros de combate, vehículos blindados o vehículos de transporte de tropas. Estos sistemas recrean el movimiento del vehículo, el terreno y las interacciones con el enemigo, a menudo integrando realidad virtual (RV) o adaptándose a los propios vehículos, en forma de modelos utilizados exprofeso para el adiestramiento.

  • Simuladores navales: Utilizados para capacitar a tripulaciones de buques de guerra y submarinos, pueden simular desde la navegación en alta mar hasta el manejo de distintos sistemas embarcados, como pueden ser los de radar y sonar o el propio armamento naval. Como hemos visto a propósito del submarino S-80, los hay además también de plataforma, que permiten la formación de los maquinistas y demás personal relacionado con el propio estado del buque.

  • Simuladores de combate táctico: Estos entrenan a unidades completas en estrategias y tácticas de combate. Pueden ser sistemas de escritorio para comandantes o entornos inmersivos con equipos de realidad virtual para infantes, donde se practican operaciones como emboscadas o rescates.

  • Simuladores médicos: Aunque menos comunes, estos preparan a sanitarios militares para tratar heridas en combate, utilizando maniquíes interactivos o software que simula emergencias médicas en el campo de batalla.

  • Simuladores de duelo: Enfocados en el manejo de armas y sistemas específicos, como misiles, artillería o rifles, son los protagonistas de este artículo. En muchos casos se trata de sistemas portátiles que se usan para perfeccionar la puntería y el uso eficiente de municiones sin gastar recursos reales, aunque como veremos hay soluciones mucho más complejas y, lo que es más importante, cada vez más escalables de forma que han trascendido al entrenamiento de las pequeñas unidades tipo binomio, escuadra, pelotón o sección, para alcanzar a las compañías e incluso cada vez más, el batallón o hasta la agrupación interarmas.

La efectividad de un simulador militar depende, en cualquier caso, de las tecnologías que lo sustentan, las cuales han evolucionado enormemente gracias a los avances en computación y comunicaciones, inteligencia artificial y hardware especializado. De esta forma, en los últimos años

  • Realidad Virtual (RV) y Realidad Aumentada (RA): La RV sumerge al usuario en un entorno tridimensional completamente generado por computadora, mientras que la RA superpone elementos digitales sobre el mundo real. Ambas se usan para recrear campos de batalla, cabinas de mando o mapas tácticos, mejorando la inmersión y el realismo.
  • Inteligencia Artificial (IA): La IA es clave para simular comportamientos realistas de enemigos, aliados o sistemas autónomos. Por ejemplo, puede controlar aviones enemigos en un simulador de vuelo o generar escenarios impredecibles que obliguen al usuario a adaptarse. Más importante si cabe, permite que los simuladores, cada vez más, aprendan con cada uso, al ser alimentada la IA con los datos recogidos, de forma que puede perfeccionar ejercicios futuros con base en esa experiencia previa.
  • Modelado y simulación física: Los simuladores emplean motores físicos y gráficos cada vez más avanzados para replicar fenómenos como la aerodinámica de un avión, el retroceso de un arma o el balanceo de un barco en el agua. Esto asegura que las respuestas del sistema sean lo más cercanas posible a la realidad.
  • Plataformas móviles y hápticas: Para aumentar el realismo, muchos simuladores incorporan plataformas que se mueven en sincronía con la simulación (como en cabinas de vuelo) y dispositivos hápticos que proporcionan retroalimentación táctil, como la vibración de un arma al disparar, el sonido, etc.
  • Pantallas y gráficos de alta fidelidad: Los sistemas de visualización, como pantallas curvas, cascos de RV o proyectores envolventes, generan imágenes detalladas de entornos complejos. Los gráficos 3D modernos permiten representar desde terrenos montañosos hasta explosiones con gran precisión. Además, desde el punto de vista gráfico se han venido ganando enteros en los últimos años en el apartado de la definición, de forma que los simuladores actuales tienen poco que ver, en cuanto a realismo, con los de hace tan sólo una década.
  • Redes y simulación distribuida: A diferencia de la imagen tradicional del simulador como un aparato aislado en un salón, lo cierto es que en los últimos años el desarrollo de redes de comunicaciones cada vez más capaces han hecho posible conectar múltiples simuladores en red, permitiendo la realización de ejercicios conjuntos entre unidades repartidas por distintas bases militares o incluso pertenecientes a diferentes países.

simulador de duelo de artillería SIMACA
Imagen del simulador de duelo de artillería SIMACA. Fuente: Grupo Oesía.

Las ventajas de los simuladores de duelo en el entrenamiento militar

En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados, los ejércitos modernos deben, como sabemos, compaginar la necesidad de ofrecer a sus unidades el mejor entrenamiento y el más adecuado a los cambios técnicos, con la necesidad de ahorrar recursos económicos en un contexto de costes crecientes. El adiestramiento militar es, no lo olvidemos, uno de los aspectos más demandantes en cuanto a recursos económicos y materiales, dada la necesidad de trasladar tropas y medios a los campos de entrenamiento, el consumo de municiones o el desgaste sufrido por los equipos.

Es por ello por lo que son muchos los ejércitos que han encontrado en los simuladores en general, y en los simuladores de duelos en particular, una herramienta que, en términos de coste/efectividad ofrece unos resultados sin igual, permitiendo solventar algunos de los problemas citados y añadiendo, además, algunas ventajas sobre el entrenamiento tradicional que serán comentadas más adelante y que se circunscriben a aspectos como la reducción de costes, la optimización del entrenamiento y los recursos empleados, la seguridad, la capacidad de repetir ejercicios, la integración de datos en tiempo real, la interoperabilidad con otros sistemas y el beneficio de operar en un entorno controlado.

Reducción de costes

Uno de los beneficios más evidentes de los simuladores de duelo es su capacidad para reducir significativamente los costes asociados al entrenamiento militar. El uso de munición real implica un gasto constante en proyectiles, explosivos y otros materiales que, en muchos casos, no son reutilizables. Además, los campos de entrenamiento tradicionales requieren mantenimiento, transporte de tropas y equipos, así como la logística para garantizar la disponibilidad de recursos en áreas a menudo remotas. Incluso, como cualquiera que haya servido sabe, es frecuente tener que hacer batidas para retirar casquillos y se producen incendios en los campos de entrenamiento por el uso de munición o fumígenos que cortan en seco la formación y suponen una distracción. Problemas accesorios, sin duda, pero que no dejan de suponer un coste añadido en términos de horas/hombre y, además, ineficiencias.

Por el contrario, los simuladores de duelo, aunque representan una inversión inicial en hardware y software bastante alta, eliminan la necesidad de estos gastos recurrentes en su mayor parte. Una vez instalados, los sistemas pueden ser utilizados repetidamente sin costes adicionales por cada unidad de «munición virtual» empleada en el ejercicio. Asimismo, al reducir la dependencia de grandes extensiones de terreno, los ejércitos pueden ahorrar en la adquisición o renta de espacios para maniobras, especialmente en países donde el acceso a áreas adecuadas es limitado o costoso; algo que en España no supone un problema, pero que en otras latitudes sí lo es. Y, por supuesto, está el tema del desgaste del material, cuestión de cada vez mayor importancia teniendo en cuenta el coste creciente del armamento y los sistemas de armas y las necesidades cada vez mayores en términos de mantenimiento y apoyo al ciclo de vida de los mismos, derivados de su complejidad o del precio también más alto de los componentes de recambio. Así las cosas, este enfoque económico que permiten los simuladores permite redirigir recursos hacia otras prioridades, como la modernización de equipos o el desarrollo de nuevas capacidades.

Optimización del entrenamiento

La optimización es otra ventaja clave de los simuladores, incluyendo los simuladores de duelo. En un campo de entrenamiento tradicional, preparar un ejercicio puede tomar horas o incluso días, dada la necesidad de planificar cada aspecto del mismo: desde el traslado de las tropas hasta la configuración de objetivos y la limpieza posterior. Y eso a nivel de las pequeñas unidades, pues si lo que se pretende es organizar ejercicios que impliquen la participación de escalones más altos, este proceso de planificación crece exponencialmente en cuanto a tiempo y recursos necesarios, lógicamente. Los simuladores, en cambio, permiten a los instructores diseñar y ejecutar escenarios complejos en cuestión de minutos, ajustándolos según las necesidades específicas de cada unidad sobre la base de “plantillas” prediseñadas.

Además, los simuladores ofrecen la posibilidad de entrenar a múltiples soldados simultáneamente en un espacio reducido, eliminando las limitaciones físicas de un campo de batalla real. Por ejemplo, un solo sistema puede simular un enfrentamiento entre tanques, infantería y apoyo aéreo, todo en un entorno virtual que no requiere el despliegue físico de ninguno de estos elementos. Esta capacidad de condensar el entrenamiento maximiza el tiempo disponible, permitiendo a las fuerzas armadas mejorar la preparación de sus efectivos de manera más rápida y eficiente.

Por supuesto, nadie pretende (ni siquiera los fabricantes de simuladores) que el entrenamiento virtual sustituya por completo al entrenamiento real, ya que no es la razón de ser de estos y hay aspectos difícilmente reproducibles en el mundo digital, desde el calor al efecto del polvo, el sonido de los proyectiles impactando en las inmediaciones y otros tantos factores. Ahora bien, lo que los simuladores permiten, incluyendo los simuladores de duelo, es llegar al campo de entrenamiento con muchas habilidades ya adquiridas y correctamente interiorizadas, lo que hace posible a su vez progresar mucho más rápido en fases posteriores del adiestramiento.

Mayor seguridad

La seguridad es un factor crítico en cualquier programa de entrenamiento militar, y aquí los simuladores de duelo brillan con luz propia. El uso de munición real, aunque efectivo para replicar condiciones reales, conlleva riesgos inherentes: accidentes con armas de fuego, errores en el manejo de explosivos y fallos humanos de todo tipo que pueden resultar en lesiones graves o incluso fatales. Incluso en campos de entrenamiento bien controlados, estos riesgos nunca desaparecen por completo, como constatan los casos que se han registrado en España en los últimos lustros; puntuales, pero cada uno de ellos una tragedia que, además de los efectos sobre los afectados, obligan a investigaciones, a depurar procedimientos, etc. Eso por no hablar del impacto negativo sobre la imagen de las FAS que se produce en algunos casos.

Los simuladores eliminan este peligro al trasladar el combate a un entorno virtual o a sistemas de simulación física no letal, como los láseres usados en ejercicios tipo MILES (Multiple Integrated Laser Engagement System). De esta forma, los infantes (aunque no sólo ellos) pueden practicar tácticas, maniobras y toma de decisiones en contextos de alta presión (por la multitud de elementos que deben tener en cuenta a la hora de decidir), pero sin exponerse a daños reales. Esto no solo protege la vida de los efectivos, sino que también reduce los costes asociados a indemnizaciones, tratamientos médicos y bajas temporales.

Repetición ilimitada de los ejercicios

Una de las limitaciones del adiestramiento con munición real o en campos de entrenamiento físicos es la dificultad de repetir ejercicios de manera inmediata. Una vez que se dispara una bala o se destruye un objetivo, el escenario debe ser reconfigurado, lo que consume tiempo y recursos. Incluso el “parcheo” de las siluetas o la recogida de casquillos supone una pérdida de tiempo y, en consecuencia, un uso poco efectivo de los recursos. En cambio, los simuladores de duelo permiten reiniciar un ejercicio con un simple clic, ofreciendo a los soldados la oportunidad de practicar una y otra vez hasta perfeccionar sus habilidades y permitiendo además que lo hagan en escenarios muy diferentes.

Esta capacidad de repetición es difícil de valorar en su justa medida, pero sin duda muy valiosa para el aprendizaje, especialmente porque entre iteración e iteración los instructores pueden pausar una simulación en cualquier momento, analizar los errores cometidos por los alumnos y permitirles tras las correcciones pertinentes que repitan el ejercicio cuantas veces sea necesario hasta que culmine de la forma esperada. Por poner un ejemplo, un pelotón que falla en una emboscada simulada puede repetir el ejercicio en el mismo escenario, pero introduciendo además algunos pequeños cambios en las variables que intervienen en el ejercicio (como un cambio en la posición enemiga) no sólo probando diferentes enfoques, sino evitando que el alumno se acomode al esperar la aparición del enemigo siempre por el mismo punto y, sin embargo, sin cambiar sustancialmente el objetivo del entrenamiento. Este método iterativo fomenta la mejora continua y prepara a los soldados para adaptarse a situaciones impredecibles como las que son características del campo de batalla real.

Obtención de datos en tiempo real

Los simuladores de duelo no solo recrean combates, sino que también generan datos detallados en tiempo real sobre el desempeño de los participantes. Sensores, cámaras y software avanzado registran cada movimiento, decisión y disparo, proporcionando a los instructores una visión completa de lo que sucede durante el ejercicio y permitiendo analizar con gran exactitud los fallos cometidos o los aspectos a mejorar.

Más allá de lo anterior, los inputs recolectados permiten a los entrenadores ofrecer retroalimentación inmediata y personalizada, identificando fortalezas y debilidades específicas de cada soldado o equipo. Además, los datos recopilados pueden almacenarse y analizarse a largo plazo para detectar patrones, mejorar programas de entrenamiento y adaptar las simulaciones a las necesidades cambiantes de cualquier fuerza armada.

No hay que olvidar ni que la información es un activo de valor superlativo ni tampoco que, en este caso, dicha información (que puede incluir métricas como la precisión de los disparos, el tiempo de reacción o la eficacia de la comunicación entre unidades) puede almacenarse, procesarse y exportarse para ser analizada en su caso por otras unidades. Todo lo cual, a su vez, contribuye a elevar el nivel de entrenamiento del conjunto de las unidades, que antes entrenaban por lo general aisladas, sin apenas conocimiento de los problemas encontrados y las soluciones aportadas por parte de otras unidades similares, ya que los medios para intercambiar experiencias eran mucho más limitados (revistas, cursos, encuentros, intercambios…) y, desde luego, no eran inmediatos.

Interoperabilidad

En las Fuerzas Armadas modernas, la interoperabilidad entre servicios (ejército, marina, fuerza aérea), dentro de estos entre las diferentes armas y, por supuesto, de todos ellos con los aliados internacionales es esencial para el éxito en operaciones conjuntas. Los simuladores de duelo destacan por su capacidad de integrarse con otros sistemas, permitiendo entrenamientos combinados sin la necesidad de coordinar despliegues masivos de tropas o equipos.

Por ejemplo, un simulador puede conectar a pilotos de caza en una base aérea con unidades de infantería en tierra y buques en el mar, todos ellos participando en un mismo ejercicio y compartiendo para ello un mismo escenario virtual, pese a estar físicamente a decenas, cientos o incluso miles de kilómetros. Además, como se ha dicho, esta integración no solo mejora la coordinación entre ramas, sino que también permite practicar operaciones multinacionales con aliados que utilizan sistemas compatibles, aunque esto es en principio ir mucho más allá de lo que ofrecen la mayor parte del tiempo los simuladores de duelo; adelanta, eso sí, el futuro.

Entorno Controlado

Finalmente, el hecho de que los simuladores de duelo operen en entornos controlados ofrece un tipo de flexibilidad que los campos de entrenamiento tradicionales no pueden ni podrán igualar nunca. La posibilidad de elegir, a golpe de clic tanto las condiciones climáticas, como el tipo de terreno, la configuración del escenario urbano en caso de haberlo, la tipología y entidad de las fuerzas enemigas o el tipo de armamento del que dispone y otros factores externos no tiene parangón. Así, un simulador permite entrenar en cualquier momento y lugar, independientemente de la lluvia, la nieve o la oscuridad.

Además, los entornos controlados facilitan la recreación de escenarios específicos que serían imposibles o peligrosos de replicar en la realidad, como combates en zonas urbanas densamente pobladas, por poner un solo ejemplo. Los instructores pueden ajustar variables como el número de enemigos, el tipo de terreno o las condiciones de visibilidad, adaptando el entrenamiento a las amenazas que se consideren más probables o a cubrir las carencias detectadas antes de abordar despliegues reales. Esta versatilidad asegura que las tropas estén preparadas para cualquier eventualidad, con el lógico complemento posterior de las maniobras reales que, como se ha dicho, siguen y seguirán siendo insustituibles.

En resumen, los simuladores, incluyendo los simuladores de duelo que aquí tratamos, representan un avance notable en la preparación de los ejércitos modernos. Al reducir costes, optimizar el tiempo, garantizar la seguridad, permitir la repetición de ejercicios, ofrecer datos en tiempo real, facilitar la interoperabilidad y operar en entornos controlados, estas herramientas superan con creces las limitaciones del entrenamiento con munición real o en campos de entrenamiento físicos. Y si bien la experiencia real debe seguir siendo insustituible para ciertos aspectos del combate, los simuladores proporcionan una base sólida y eficiente que maximiza la preparación de las tropas mientras minimiza riesgos y recursos, haciendo de paso que esa experiencia real se aproveche con más garantías si cabe una vez llega el momento.

En un contexto global donde la rapidez, la precisión y la adaptabilidad son esenciales, adoptar este tipo de tecnologías no es una opción, sino una necesidad estratégica. Máxime en un momento en el que toca aumentar las plantillas de los ejércitos para hacer frente a renacidas amenazas y en el que, por lo tanto, será necesario entrenar a un volumen de tropas mucho mayor. Así las cosas, aquellos ejércitos que inviertan en simulación estarán mejor equipados para enfrentar los desafíos del presente y del futuro, asegurando que sus soldados estén listos para actuar cuando más se les necesite y, no menos importante, con una relación de costes aceptable.

https://www.revistaejercitos.com/articulos/la-simulacion-militar-en-espana-i-el-ejercito-de-tierra/

La experiencia de Grupo Oesía

La empresa española Grupo Oesía lleva desde el año 2002 trabajando en sistemas de simulación de duelo pensados para diferentes usos, aportando soluciones propias sobre la base de los desarrollos de un tecnólogo externo y prestando, también, servicios de apoyo y de mantenimiento de los equipos en servicio. Hasta el momento, los sistemas de simulación ofertados por Grupo Oesía han sido adoptados ya por más de 35 países, sirviendo en Fuerzas Armadas como las estadounidenses, así como en las de varios miembros más de la OTAN.

En estos más de veinte años de trabajo, Tecnobit, la empresa dentro de Grupo Oesía encargada de todo lo relacionado con simulación, ha participado en todas y cada una de las partes del ciclo de vida de los productos que comercializa y sigue optimizando hoy en día cada uno de ellos tanto con los inputs que ofrece el cliente final (en este caso, las Fuerzas Armadas españolas, aunque han exportado sus sistemas a otros destinos como es el caso de Brasil y el SIMAF) como con los que obtiene por sus propios medios, a través de las pruebas internas.

En la actualidad, los ingenieros de la empresa están centrados en el desarrollo y comercialización de nuevos simuladores de duelo susceptibles de ser integrados en los vehículos de combate de infantería Pizarro y en los carros de combate Leopard 2E del Ejército de Tierra de España, ya que la obsolescencia, a pesar de que se ha gestionado más que aceptablemente, está provocando la necesidad de un reemplazo que deberá acometerse a corto plazo. Con este objetivo en mente, la empresa española llegó en 2022 a un acuerdo con un nuevo tecnólogo: SAAB. Una decisión inteligente, toda vez que la empresa nórdica acumula décadas de experiencia en el desarrollo de soluciones de simulación y su tecnología equipa a múltiples fuerzas armadas dentro de la OTAN, incluyendo las de los Estados Unidos, Reino Unido o Alemania.

La tecnología de Saab, integrada en el modelo de apoyo a la operación y sostenimiento puesto en marcha por el Ejército de Tierra, sumada a la contribución de Tecnobit, servirá para garantizar una transición ordenada durante la reposición de los medios de simulación actuales, así como un desempeño exitoso por parte de los nuevos sistemas desde las primeras fases de su despliegue.  De esta forma, el nuevo simulador de duelo para los Pizarro y Leopard 2E sustituirá en el catálogo de la empresa al antiguo ESVA, permitiendo de paso al Ejército de Tierra dar un salto en cuanto a calidad y capacidad.

Este era un sistema pensado en su momento a modo de galería de tiro que, al no utilizar munición real, podía instalarse en cualquier zona de terreno de unos 100×200 metros, permitiendo tanto la instrucción de tiro individual con diferentes tipos de vehículos, como la realización de ejercicios de sección. Entre las numerosas ventajas que presenta, podemos citar las siguientes: 1) Puesto de instructor basado en la estación de análisis del simulador de duelo; 2) las direcciones de tiro se emplean al máximo rendimiento, aprovechándose todas sus características; 3) los blancos (fijos y móviles) son abatibles y controlados desde el puesto del instructor, bien de forma instantánea o programada; 4) la instalación de los blancos y de los equipos vehiculares es rápida y sencilla; utiliza componentes COTS (GPS, radio enlaces, comunicaciones inalámbricas, cámaras CCD, PC…), y; 5) realiza la simulación de numerosos parámetros (disparos del telémetro, cañón o ametralladora coaxial, trayectoria balística de los diferentes tipos de proyectiles hasta el alcance máximo eficaz, vulnerabilidad del blanco en función del punto de impacto y la munición empleada…). Además, el puesto del instructor incluía, en el ESVA, bases de datos de tripulaciones y de  ejercicios por categorías, módulo de configuración del campo de tiro (introducción automática de posiciones GPS de los blancos) y control de blancos en tiempo real. Por último, permitía realizar el seguimiento visual de todas las acciones y grabar la actuación de las tripulaciones, de forma que facilitaba el análisis y evaluación del ejercicio.

Los nuevos simuladores de duelo, además de actualizar todas estas características y posibilidades, beneficiándose de los avances vividos desde entonces, prometen ser interoperables con otros sistemas de la misma empresa como el SIMACA, configurado en su caso para efectuar el entrenamiento de los principales elementos de una unidad de Artillería de Campaña, es decir: Centros de Dirección de Fuegos (FDC,s), Observadores Avanzados (OAV,s) y Unidades de Tiro (líneas de piezas). Un sistema pensado para la: 1) Preparación y análisis de misiones; localización y seguimiento de blancos; 2) reconocimiento del terreno; 3) preparación y ejecución de órdenes de tiro y; 4) la observación de las piezas. Para ello, incluye además de los puestos propios para los observadores, destacamentos de enlace y jefes de línea de piezas, un puesto para el instructor, otro para el administrador y una sala de operaciones/debriefing. Además, el puesto de OAV dispone de un conjunto visual con diferentes niveles de iluminación y condiciones meteorológicas (día, noche, niebla, nieve, lluvia, etc), en el que están representados diversos escenarios geográficos con todo tipo de accidentes (montes, carreteras, ríos, puentes…) y numerosos tipos de blancos tanto fijos como móviles.

Lo mismo ocurrirá con el MicroSimaca, basado en el mismo software que el SIMACA y cuyo objetivo es el de permitir adiestrar a una batería de artillería. Un sistema que, dada su portabilidad (consta de solo tres nodos), puede desplazarse fácilmente a las zonas de entrenamiento para complementar los ejercicios reales. El MicroSimaca, por cierto, está actualmente en dotación en las instalaciones de cada uno de los 14 Grupos de Artillería del Ejército de Tierra, lo que les permite preparar los ejercicios con antelación a su visita a las instalaciones del SIMACA, así como realizar un “debriefing” a posteriori en sus propias unidades.

Desde Grupo Oesía, según el jefe del departamento de Simulación ISS, Juan Carlos Sánchez Sosa, confían en que las mejoras introducidas y las soluciones desarrolladas permitan que el nuevo simulador de duelo cuente con un mejor comportamiento balístico (es decir, que la trayectoria de cada proyectil se calcule con mayor precisión), que se aumente la modularidad del sistema, se consigan representar con fidelidad los impactos conseguidos y se mejore la escalabilidad, permitiendo ir más allá de lo que los sistemas ahora en servicio hacen posible.

Esto último es quizá lo más importante, pues gracias a las posibilidades que ofrecen las actuales tecnologías de la información y las telecomunicaciones, diferentes equipos pertenecientes a distintas unidades podrán interactuar entre sí a través del simulador a pesar de estar repartidas por toda la geografía española, sin necesidad de mover los vehículos a un campo de maniobras concreto, con todo lo que ello supone. Además, los equipos de jueces que deban valorar el ejercicio podrán monitorizar cada parámetro del mismo en tiempo real, ofreciendo feedback a los participantes. Por último, se está haciendo también un importante esfuerzo por incrementar la facilidad de despliegue del sistema, así como de instalación y mantenimiento.

Detalle de parte de los equipos del simulador de duelo para los Leopard 2E
Detalle de parte de los equipos del simulador de duelo para los Leopard 2E. Fuente: Grupo Oesía.

El futuro de los simuladores de duelo

Al inicio del artículo hemos hablado de forma somera sobre las tecnologías implicadas en la simulación militar. Eran, por decirlo de alguna forma, el presente. De cara al futuro de los simuladores de duelo, nuevos avances tecnológicos, necesidades estratégicas y cambios en la forma en que se entrenan las tropas se combinarán, alumbrando sistemas mucho más complejos y capaces todavía que los actuales. Así, durante las próximas dos décadas asistiremos a una nueva revolución en todo lo relativo a simulación, que será consecuencia de los progresos en las siguientes tecnologías:

Integración avanzada de realidad virtual (RV) y realidad aumentada (RA): En la próxima década, los simuladores de duelo probablemente abandonarán en gran medida los entornos físicos tradicionales (como campos de entrenamiento con láser o maquetas) para adoptar sistemas inmersivos de RV y RA. Estos permitirán a los soldados «luchar» en entornos virtuales hiperrealistas que replican cualquier escenario imaginable: desde junglas densas hasta ciudades destruidas por la guerra o incluso entornos extraterrestres (pensando en futuras misiones espaciales). La tecnología háptica avanzará para simular el peso de las armas, el retroceso y hasta las sensaciones de impacto o fatiga vividas por el infante, haciendo que la experiencia sea indistinguible de la realidad a niveles que ahora mismo son difíciles de imaginar.

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