Introducción a la guerra ASW (II)

C295 Persuader lanzando un torpedo a un contacto submarino
La guerra ASW no sería igual sin medios aéreos. C295 Persuader lanzando un torpedo a un contacto submarino. Fuente: Airbus.

La guerra ASW o antisubmarina representa un desafío táctico y tecnológico crucial en el ámbito naval. Un tipo de guerra en el que entra en juego en toda su amplitud la tecnología en la forma de sónares de profundidad variable, de aviones y helicópteros de patrulla marítima, de armas antisubmarino como torpedos o cargas de profundidad y también en forma de sonoboyas y boyas. Estos y muchos otros elementos, desde las redes de detección subacuáticas a los buques especializados en vigilancia oceánica, son solo algunos de los protagonistas de la segunda parte de esta serie de artículos dedicados a la guerra ASW.

Índice

  • Guerra ASW en superficie
  • Los cazadores desde el aire. Aviones de patrulla marítima y helicópteros
  • Los “ojos” de las aeronaves ASW. Sonoboyas activas y pasivas
  • Las armas subacuáticas en la guerra ASW: Torpedos, minas y misiles antibuque
  • Bibliografía y fuentes

Guerra ASW en superficie

La guerra en superficie se basa, como en la de las profundidades, en los sonares, que ya hemos explicado, pero tiene sus particularidades. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayor parte de los submarinos son convencionales, y que únicamente hay tres marinas que utilizan únicamente los nucleares, los EEUU, Francia y el RU, y que chinos, indios y rusos disponen de una flota mixta. ¿Qué implica un submarino nuclear como diferencia a uno convencional?. El submarino convencional navega, debido a la limitación de sus baterías, a 4-7 nudos en patrulla, y que puede acelerar a un máximo de 9-15 nudos para ponerse en situación de tiro, a proa del blanco, lo que se conoce en inglés  como TDZ (Torpedo Danger Zone-zona de peligro al torpedo) por parte de los escoltas, o ZLT (Zona de Lanzamiento de Torpedos) por parte de los submarinos, sin consumir en exceso la capacidad de sus baterías, pero no puede, si no está situado en el rumbo del blanco, remontar,  cosa que no pasa con los nucleares que, una vez detectado el convoy o el grupo de tareas, puede hacer un sprint para ponerse a proa del blanco.

Para los escoltas de superficie, destructores, fragatas, corbetas, o un buque equipado con un equipo de sonar, la cosa es más complicada que para los submarinos, pues están sometidos a las inclemencias del tiempo, entre otras cosas. Un  navío de superficie está sometido a cabeceo, balanceo y guiñada, lo que afecta al rendimiento del sonar. Además, si escolta a un grupo de barcos, sea convoy o grupo de tareas, el sonido de las hélices y el oleaje afecta al mismo, disminuyendo su capacidad de “escuchar” al submarino. Aparte de eso, si no dispone de un sonar remolcado o un sonar de profundidad variable (VDS- Variable Deep Sonar), es incapaz de controlar su popa. Un sonar de baja frecuencia, hasta cierto punto, puede penetrar “la capa” y arruinar la aproximación del silencioso enemigo. Por contra, muchos de los escoltas disponen, embarcados, de helicópteros ASW que, de cierta forma, compensa las dificultades del sonar, que suele estar directamente en la proa, o un poco por detrás de ésta.

Un grupo de tareas está compuesto por el grueso, que son los navíos más importantes, como puede ser un portaaviones, un LHD o un buque de aprovisionamiento, y luego viene la cortina, compuesta por los escoltas. Lo normal es que haya un buque director para lucha antiaérea, y otro para antisubmarina. El primero, en la Armada, puede ser una F-100, y el segundo puede estar basado en el LHD Juan Carlos I, en una F-80 o, de aquí a un par de años, una F-110. En un convoy la lógica es la misma, el convoy y sus escoltas, que pueden ser dos o tres fragatas y un destructor, con el correspondiente apoyo de un avión de patrulla marítima. Hay un líder de convoy, o director, que toma las decisiones más importantes, como un cambio de rumbo en caso de que haya peligro en superficie o bien uno o dos submarinos hayan atravesado la cortina. En casos de peligro muy grave, puede dar la orden de dispersar el convoy, pero esta es una decisión muy difícil de tomar. Como ejemplo, está el convoy a la Unión Soviética PQ-17, que, tras recibir la información de que el acorazado Tirpitz había zarpado y se dirigía contra ellos, se tomó la decisión de dispersarlo mientras los escoltas hacían frente a la supuesta amenaza…amenaza que no se cumplió porque el acorazado alemán no había dejado su fondeadero, una falsa alarma. El resultado fue, que los cargueros, sin escolta, fueron cazados por submarinos y aviones y se perdió más del 65% de los cargamentos, algo que no se veía desde los convoyes a Malta de ese mismo año en el Mediterráneo.

Para proteger un convoy, hasta ahora, se le dotaba de escoltas según lo disponible, pero en la actualidad se piensa en lo que se denomina “rutas patrulladas”, que se remonta a la Primera Guerra Mundial (es un invento francés) y que consiste en, mediante grupos de tarea de escoltas, portaaviones o portahelicópteros y aviones de patrulla, “sanitizar” una ruta entre dos puertos. Según se van cargando los mercantes, se les hace zarpar siguiendo una ruta muy concreta, patrullada constantemente. Se considera que ahora, con el SOSUS, los SURTASS y el mayor alcance de los sensores, es factible, si bien  nunca ha probado ser efectiva. El tiempo dirá.

Nunca hay suficientes escoltas, por lo que, según su ruta y el peligro previsto, se dispone de los escoltas según el cuadrante de mayor peligro. Es normal que haya una fragata antisubmarina a proa del grueso en un sector de supuesta actividad submarina, con el helicóptero que la mayoría de ellas embarca, repleto de combustible y sonoboyas y la correspondiente dotación de uno o dos torpedos ASW ligeros. En cuanto haya la más mínima sospecha, el grueso cambiará de rumbo y se lanzará el helicóptero, que desplegará cuatro sonoboyas en la zona sospechosa buscando triangular y buscar una buena solución para lanzar el torpedo ligero. El objetivo no es hundir al submarino enemigo, es apartarlo antes de que entre en su ZLT. Por eso, durante la guerra de las Malvinas, la Royal Navy inglesa lanzó ¡32! Torpedos ligeros ASW. No se estaba seguro de si había un submarino o no, pero se ponían en lo peor. El ARA San Luís fue un perpetúo dolor de cabeza para los británicos, que, a su vez, emplearon el submarino de propulsión nuclear HMS Conqueror para hundir al buque insignia del escuadrón argentino que les amenazaba desde el sur, el ARA General Belgrano y evitar así una grave amenaza a los dos grupos de tarea ingleses, indirectamente forzando al portaaviones argentino, el ARA 25 de Mayo, que se acercaba desde el Norte, a romper contacto y buscar refugio en la costa argentina. Frente a una marina mediana, pero escasa de medios ASW, y un submarino nuclear, apoyado por la tercera marina del mundo en la época, fue lo más sensato, no se puede acusar a los marinos argentinos de cobardes, ni mucho menos, hicieron lo que pudieron con lo que tenían.

Ahora vamos a poner dos ejemplos, uno de protección de un convoy, o otro de un grupo de tareas. Empezamos por el convoy.

Estamos en el mar de las Filipinas occidental, a 180 millas de Guam. Un convoy, formado por cuatro buques de aprovisionamiento sólido y líquido de la US Navy navega a 12 nudos haciendo zig-zag antisubmarino, para romper el TMA de cualquier submarino hostil cercano, obligándole a rehacer los cálculos. Le protegen un destructor de la serie Arleigh Burke, el Rafael Peralta, y una novísima fragata de la serie Constellation, ambos con un helicóptero MH-60R preparado para lanzar en +5 min, y con el apoyo ocasional de un P-8A Poseidón desde Guam. Sin que nuestros protagonistas lo sepan, oculto tras una cordillera submarina, está un submarino chino Yuan Tipo 039A (AIP), esto es, igual que los S-80 españoles, dispone de una célula de combustible que le permite navegar a velocidad constante sin tener que aproximarse a la superficie para recargar la batería, exponiendo su snorkel a los radares que embarcan buques y aeronaves. Navega a baja profundidad, en modo ultrasilencioso, por lo que no ha podido ser detectado. La velocidad del convoy, 12 nudos, es la óptima para que las “colas” de los escoltas trabajen a pleno rendimiento. Repentinamente, la Constellation capta ruidos mecánicos muy leves a 10 millas por babor, dentro de la zona óptima para un ZLT. De inmediato se lanza el helicóptero embarcado a bordo, para que investigue el contacto. Éste lanza una serie de sonoboyas pasivas, triangulando el contacto, identificándolo como posible contacto submarino AIP, por el leve y constante ruido que hace. El helicóptero desciende y lanza su sonar calable, confirmando contacto en capa inferior. Mediante señales ópticas, el líder del convoy da la orden de caer 30º a estribor a todo el convoy, alejándole de la zona peligrosa. El submarino chino, al apreciar el repentino cambio de rumbo del convoy, deduce que le han descubierto y lanza un torpedo Yu-6 al último buque de la formación. Simultáneamente, el helicóptero lanza un torpedo ligero mk-54 al contacto, según estimación. El Rafael Peralta lanza un ASROC (misil antisubmarino dotado de un torpedo buscador en el extremo) hacia un punto estimado para evitar que el submarino escape. Las contramedidas acústicas (AN/SLQ-25 Nixie) del blanco engañan al torpedo, que explota sin hacer daño contra el señuelo. El submarino invierte rumbo y trata de escapar, sumergiéndose más profundamente y perdiendo el contacto, cosa que consigue. Se han tomado registros ACINT para futuras operaciones y se avisa a Guam de que envíen el P-8A para que cubra el flanco amenazado. Tras esto, ambas partes se distancian, un empate desde el punto de vista de la eficacia de los torpedos de ambos bandos, pero un éxito para los escoltas, que han salvado al convoy.

Vamos a ver ahora un ejemplo de protección de un grupo de tareas, esta vez, a 350 millas al oeste de las islas británicas, donde navega el HMS Prince of Wales escoltado por dos daring, también británicas, la F-105 Cristobal Colón, una FREMM francesa, la Aquitaine y el submarino USA de la clase Virginia, USS Texas, más la correspondiente dotación de helicópteros, Merlin, NH-90 y SH-60R- Nuestro grupo de tareas navega a 20 nudos, lo que garantiza cierta inmunidad frente a un submarino convencional…pero no a uno nuclear. El grupo de tareas navega rumbo al Mediterráneo para participar en unas maniobras de la OTAN. El Kazán, un Yasen-M, captó ayer el ruido de las hélices y ha hecho rumbo de interceptación, aproximándose por babor, y protegido por una capa térmica. En el grupo de tareas hay confianza, no hay noticias ni de submarinos rusos, ni de aviones espía del mismo origen. Repentinamente, el mejor sonar de la OTAN, el CAPTAS-4 de la Aquitaine, operando en modo pasivo, detecta una anomalía sutil a 19 millas, que transmite instantáneamente gracias al Data Link 16 a toda la flota. Los famosos “Oreilles d’or” (orejas de oro, apodo de los sonaristas franceses, que siguen una instrucción muy exigente) demuestran porqué son tan valorados. Rápidamente, desde la Cristobal Colón se lanza el helicóptero SH-60R, que rápidamente traza un cuadrado (aproximadamente, claro) de sonoboyas pasivas en torno al posible contacto. Tras diez minutos de TMA y comparación de bases acústicas de hélices, la Aquitaine identifica el contacto: posible Yasen-M. Rápidamente, el comandante en jefe del grupo de tareas da orden de disminuir la velocidad a 12 nudos, para poder escuchar mejor, y da orden de lanzar un Merlin desde una de las Daring para apoyar con su sonar calable a SH-60R español. Pronto, el ping del sonar calable de ambos helicópteros descubre al escurridizo submarino. La SH-60R española lanza un torpedo ASW ligero mk54 al contacto. Como estamos en tiempos de paz, va sin carga, es sólo para asustar al pesado del Kazán. Éste, al saberse descubierto, se sumerge más profundamente y acelera, rompiendo el contacto. El torpedo falla. Con el contacto perdido, se registra el sonido del Kazán para futuros encuentros. El comandante en jefe da orden de proseguir a 12 nudos hasta salir de la zona, ahora es turno del P-8A Poseidón basado en Lossiemuth, Escocia, el proseguir la búsqueda del intruso. Fin de la historia.

https://www.revistaejercitos.com/articulos/buques-de-vigilancia-oceanica/

Los cazadores desde el aire. Aviones de patrulla marítima y helicópteros

Un avión de patrulla marítima suele ser un avión de pasajeros, como puede ser el Boeing 737 (su variante antisubmarina es el P-8 Poseidón) o el Lokheed Electra L-188 (P-3   Orión) aunque hay excepciones, como el Breguet Atlantique y el P-1 japonés, diseñados exprofeso, adaptado a las tareas de guerra ASW. Embarca sonoboyas (se explican después) en gran cantidad, torpedos ligeros antisubmarinos y una serie de computadoras, junto con un radar de superficie y un aguijón MAD, aunque el último modelo de patrullero de la US Navy y otras marinas aliadas no lo embarca. ¿Por qué?. No se sabe, pero es posible que se hayan descubierto nuevas tecnologías. Normalmente, el patrullero puede volar de 8 a 12 horas y va pesadamente cargado de sensores y armamento. Va barriendo el mar mediante su radar y, cuando aprecia turbulencia en la superficie, generada o no, por un submarino navegando cerca de la superficie, lanza cuatro sonoboyas pasivas para ver si hay sonidos artificiales en el agua. Una vez hecho esto, hace una pasada con su aguijón MAD para descubrir su posición (el aguijón MAD-Magnetic Anomaly Detector-Detector de anomalías magnéticas, consiste en un magnetómetro, situado en un extremo del avión, para no verse afectado por el magnetismo del mismo, y que revela la posición exacta de una masa metálica alterando el campo magnético local, luego generadora de un campo magnético, bajo el agua. No sirve con submarinos rusos construidos en titanio ni recubrimiento anecóico, pero es válido para la mayoría de los submarinos, construidos en acero) y, finalmente, lanza sobre el contacto una boya activa, para buscar su profundidad y, acto seguido, un torpedo ligero antisubmarino, como puede ser un mk54 de EEUU o un MU-90 italo-francés. Si el submarino logra escapar, muy difícil para él, porque habitualmente su único aviso es el ping de la sonoboya activa, que va seguida del torpedo, se repite el ciclo. El único camino para nuestro descubierto submarino es buscar las profundidades, señuelos y un oportuno cambio de rumbo, cosas que debe hacer en muy poco tiempo antes de que el torpedo le “enganche”.

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