
La Royal Air Force británica ha llevado a cabo recientemente la primera prueba de su misil multipropósito Martlet realizada no desde un lanzador terrestre, sino desde un drone VTOL Jackal, desarrollado por la empresa Flyby Technology.
La Rapid Capabilities Office de la Royal Air Force ha sido la entidad detrás de esta prueba, que pretende encontrar una alternativa fiable y de bajo coste al uso de infantes para determinadas misiones. En este sentido, para la institución británica la combinación entre la estabilidad que ofrece el sistema multirrotor del drone Jackal, así como el escaso retroceso del misil Martlet, diseñado en su día para ser utilizado por la Royal Navy desde los helicópteros Wildcat, ofrecen un amplio abanico de posibilidades.
El misil multiuso ligero Martlet aprovecha parte de las tecnologías desarrolladas para el StarStreak, contando con una masa de 13 kilogramos, de los cuales 3 corresponden a la ojiva. Es capaz de alcanzar objetivos a distancias de hasta 8 kilómetros moviéndose a velocidades de Mach 1,5. A pesar de haber sido diseñado para su uso desde helicópteros tripulados, en el pasado ya se han llevado a cabo pruebas desde aparatos no tripulados, en concreto desde un Schiebel Camcopter S-100, un aparato de un tamaño mucho mayor y más costoso que el Jackal.
Respecto al drone Jackal, ha sido desarrollado por la británica Flyby Technology en colaboración con las empresas turcas FlyBVLOS Technology y Maxwell Innovations. Se trata de una plataforma de despegue y aterrizaje vertical (VTOL), diseñada, según sus fabricantes, con la intención de llevar a cabo misiones de interdicción y de apoyo aéreo cercano, entre otras.
Sobre esta base, y durante un periodo de seis semanas, las empresas involucradas y la Rapid Capabilities Office han logrado no solo poner en el aire dos Jackal totalmente operativos, que han sido utilizados para varios vuelos de prueba, sino también lanzar dos misiles Martlet, para lo que contaron con la colaboración de Thales, empresa que fabrica el citado misil en sus instalaciones de Belfast.
Precisamente lo más interesante de las pruebas es el breve espacio de tiempo que ha transcurrido entre que la Royal Air Force ha detectado una necesidad, en base a las lecciones identificadas tras el análisis de lo visto en Ucrania y el momento de llevar a cabo las primeras pruebas con fuego real, un periodo que se mide en semanas y que demuestra que se puede reaccionar con celeridad ante los cambios en el campo de batalla si se cuenta con la voluntad y con la cultura institucional adecuada.
Una celeridad a la que también ha contribuido el diseño del Jackal, pensado como una plataforma plug and play susceptible de incorporar con relativa facilidad nuevos equipos, así como de beneficiarse de mejoras entre misiones garantizando así la no obsolescencia en un periodo de tiempo relativamente largo. Esto último es especialmente relevante en vistas de lo ocurrido en Ucrania y del altísimo ritmo de iteración y de sustitución de unos sistemas por otros y es, además, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta cualquier ministerio de Defensa, pues deben conjugar plazos de planeamiento que se miden en años, con cambios en el campo de batalla que se miden en periodos de meses.
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