La Royal Air Force experimenta con combustible de aviación sostenible

Cazabombarderos Eurofighter Typhoon fotografiados desde un avión de reabastecimiento en vuelo Voyager de la Royal Air Force alimentado por Combustible de Aviación Sostenible. Fuente - Royal Air Force.
Cazabombarderos Eurofighter Typhoon fotografiados desde un avión de reabastecimiento en vuelo Voyager de la Royal Air Force alimentado por Combustible de Aviación Sostenible. Fuente - Royal Air Force.

La Royal Air Force británica ha logrado operar recientemente con éxito un avión de reabastecimiento en vuelo Voyager, impulsado por una mezcla de aproximadamente el 43 % de Combustible de Aviación Sostenible (SAF) y combustibles fósiles tradicionales. La prueba supone un nuevo paso dentro del plan Net Zero Carbon que pretende, para 2030, que al menos el 10% del combustible utilizado por el Reino Unido sea de tipo SAF.

Partiendo de la base aérea de Brize Norton y sobrevolando el Mar del Norte y Farnborough antes de su regreso a la base de partida, un avión de reabastecimiento en vuelo Airbus Voyager británico impulsado por un 43% de Combustible de Aviación Sostenible (SAF por sus siglas en inglés) completó con éxito una prueba de vuelo destinada a demostrar la seguridad de este tipo de combustible. El aparato fue capaz también, durante su misión, de abastecer a varios cazabombarderos Typhoon, confirmando que era capaz de operar con total normalidad.

El Combustible de Aviación Sostenible es un tipo de combustible alternativo que se utiliza para impulsar aviones y reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles convencionales.

El SAF se produce a partir de materias primas renovables, como aceite de cocina usado, residuos agrícolas y forestales, y gases de vertederos. También se puede fabricar mediante procesos de captura y uso de carbono, en los que se utiliza dióxido de carbono emitido por procesos industriales para producir combustible.

El SAF se mezcla con el combustible de aviación convencional y puede utilizarse en los motores existentes sin necesidad de realizar modificaciones importantes. Además, el SAF tiene propiedades similares a las del combustible convencional, lo que significa que no afecta negativamente el rendimiento o la seguridad del avión, lo que no quita para que, como en este caso, deban acometerse pruebas y procesos de certificación antes de su introducción definitiva por parte de una institución como la Royal Air Force.

Siguiendo con este tipo de combustible, puede reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la aviación, que son responsables de aproximadamente el 2% de las emisiones globales de CO2. Además, el SAF es un combustible renovable y sostenible, lo que significa que no se agota y no contribuye a la dependencia de los combustibles fósiles.

El vuelo de este Voyager no es, sin embargo, el primero que lleva a cabo la Royal Air Force británica empleando combustible de aviación sostenible. De hecho, en noviembre de 2022 lograron hacer volar un Airbus A330 con un 100% de SAF, como parte de una prueba entre la RAF, DE&S, Airbus, AirTanker y Rolls-Royce, siendo Air BP la empresa encargada de producir y suministrar el combustible.

La Royal Air Force sigue así avanzando en su plan Net Zero 2040, con el que buscan reducir radicalmente las emisiones de sus aviones, tanto de combate como de transporte, gracias entre otros al uso de este tipo de combustibles. Plan que, además, es parte de un esfuerzo nacional que no está encaminado únicamente a luchar contra el cambio climático, sino que pretende también que el país lidere un sector en alza como es el de la producción de combustible de aviación sostenible.

Más allá de esto, en 2019 el Reino Unido introdujo una nueva Ley de Cambio Climático que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 100% para 2050, en comparación con los niveles de 1990. Esto significa que todas las emisiones deben ser compensadas por medidas de absorción de carbono, como la reforestación y la captura y almacenamiento de carbono. Dicha ley también introduce un objetivo intermedio de reducción de emisiones del 68% para 2030.

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