
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha prometido ante el Senado del país dejar de lado la tradicional reticencia transalpina a la hora de abordar temas de defensa, en un momento en el que la cúpula militar está intentando que Italia aumente su gasto militar y se dote de nuevas capacidades en respuesta a las crecientes amenazas.
Hace escasas horas, durante su comparecencia ante el Senado italiano, Meloni aseguró que: «Nunca hemos ocultado el hecho de que queremos aumentar el gasto militar, al igual que los gobiernos anteriores lo han hecho, aunque a escondidas sin ser sinceros». Una declaración a la que se sumaron otras como: «Lo haremos, convencida de que respetar los compromisos es vital para proteger la soberanía y la credibilidad nacionales».
Meloni, cuyo gobierno de derecha asumió el cargo el año pasado, parecía estar apuntando con estas frases al partido Cinco Estrellas, que supervisó los aumentos del presupuesto de defensa durante el periodo en el que fue socio de las sucesivas coaliciones gubernamentales que gobernaron el país entre 2018 y 2022. Y es que los gobiernos italianos anteriores tradicionalmente han guardado silencio sobre el gasto militar para evitar las críticas procedentes de sectores de ambos lados del espectro político y de instituciones como la Iglesia Católica.
Meloni confirmaba así una información adelantada el mes pasado por el ministro italiano de Defensa, Guido Crosetto, quien aseguró que Italia tenía como objetivo alcanzar el objetivo de gasto en defensa del 2% del PIB establecido por la OTAN, actualmente situado en el 1,51%, lo que no ha impedido que Italia se haya venido dotando de unas Fuerzas Armadas cada vez más capaces, especialmente en apartados como el naval.
En relación con lo anterior, el país presupuestó 7.850 millones de euros destinados únicamente a adquisiciones de defensa en 2022, frente a los 6.676 mil millones de euros de 2021, que a su vez suponían un importante aumento respecto a los 5.450 millones de euros de 2020. Es de prever que estas cantidades crezcan de forma ostensible en los próximos años, pues alcanzar el 2% del PIB en Defensa implica pasar del orden de los 24.000 millones de inversión en 2020, a unos 35.000 millones de alcanzarse ese porcentaje.
Meloni responde así a las reclamaciones hechas por los jefes de Estado Mayor de los tres ejércitos, quienes se han quejado ante la comisión de Defensa del Parlamento italiano de la falta de personal y equipo. En concreto, el jefe de la Fuerza Aérea, General Luca Goretti, dijo que necesitaban 41 cazas Lockheed Martin F-35 Lightning II adicionales, alcanzando así el total de 131 aparatos previsto en 2012, objetivo posteriormente recortado a 90 unidades.
El jefe de Estado Mayor de la Marina Militare, el almirante Enrico Credendino dijo por su parte que Italia carecía de drones y aviones de Patrulla Marítima, quejándose de que «Cuando necesitamos uno, le pedimos a los EE. UU. que hagan volar uno de los que han estacionado en Sigonella», en referencia a la base naval estadounidense en Sicilia. Además, también ponía de relieve la falta de tripulaciones, con dificultades para alistar una dotación completa para las fragatas FREMM, frente a las dos de que dispone Francia por buque.
Por último, el jefe de Estado Mayor del Ejército italiano, el general Pietro Serino, aseguró que necesitaban MLRS M-142 HIMARS, además de señalar la urgente necesidad de adquirir nuevos carros de combate como complemento a los vetustos Ariete, alcanzando así una cifra total de 250 unidades.
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