
El Ejército de la República Checa, que donó 35 de sus 51 carros de combate T-72M1 a Ucrania, estaría un paso más cerca de adquirir en Alemania más de medio centenar de unidades de la versión más moderna de la familia Leopard, el Leopard 2A7+. Se uniría así a Dinamarca y Hungría, dos de los últimos estados en apostar por estos carros de combate.
En las últimas semanas Alemania ha logrado importantes avances a la hora de mantener su papel de liderazgo en lo relativo al diseño y producción de carros de combate. Si bien durante un tiempo en el país han temido que muchos de los carros cedidos a Ucrania fuesen sustituidos por modelos foráneos, como pueden ser los Abrams estadounidenses o los K2 Black Panther surcoreanos, hace apenas unos días alcanzaron un acuerdo con Dinamarca para suministrar 54 Leopard 2A7 en los próximos años, que seguía al firmado dos años atrás con Hungría, destinado a la producción de 44 Leopard 2A7.
Contratos a los que pronto podría unirse otro similar, en este caso con la República Checa, destinado a producir más de 50 carros de combate Leopard 2A7+. A pesar de que los primeros indicios de que este acuerdo podía estar cerca datan de mayo, cuando el Ministerio de Defensa checo habló sobre el acuerdo alcanzado entre Alemania y la República Checa de cara a recibir una veintena de Leopard 2A4 y también a una futura adquisición de Leopard 2A7, ha tomado nuevos bríos en los últimos días a raíz de un tuit oficial en el que afirmaban que los Leopard 2A4 les preparaban para operar en el futuro los Leopard 2A7.
El país sigue operando, además de los 14 Leopard 2A4, una treintena de T-72M4CZ, los cuales han ido modernizando hasta el límite, de forma que ya no tienen más posibilidades de crecimiento o mejora, de ahí la necesidad de un reemplazo. Respecto a los 51 T-72M1, hasta 35 de ellos habrían sido entregados a Ucrania para ayudar al país a combatir la invasión rusa.
Alemania, en cualquier caso, estaría sabiendo capitalizar la ayuda prestada a Ucrania en este conflicto -recordemos que es el tercer donante individual, solo por detrás de los Estados Unidos y Reino Unido- y, más importante para el futuro de su industria terrestre, consolidar las ventas de su carro de combate más moderno. Lo ha hecho sabiendo ligar las donaciones de otros estados a Ucrania -como la de los citados T-72M1– a la entrega de carros alemanes en stock como compensación, pero también incluyendo el compromiso de adquisiciones futuras de carros factura germana.
No es cuestión baladí, cuando se está tratando de avanzar en un mercado único europeo de la Defensa, cuando KMW y Nexter están embarcadas en el programa MGCS (Main Ground Combat System) destinado a desarrollar una nueva generación de carros de combate y cuando alguno de sus clientes tradicionales, como Polonia, han decidido optar por productos de la competencia tras intentar un proyecto propio que no terminó de cuajar. Así las cosas, solo en la medida en que consiga compromisos similares por ejemplo por parte de España o Portugal, quienes también donarán parte de sus carros a Ucrania, podrá asegurar un volumen mínimo de ventas para la siguiente generación del Leopard, se desarrolle o no en el marco de un programa europeo.
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