
Según la información publicada por medios rusos citando las declaraciones de Andrey Grigoriev, Director General de la Fundación de Investigación Avanzada (FPI, Fond Perspektivnyh Issledovaniy), el vehículo submarino autónomo Vityaz-D ha sido actualizado en fechas recientes, aumentando su autonomía.
Desarrollado por la oficina de diseño Rubin de San Pertersburgo para la citada fundación, el 8 de mayo de 2020 logró descender los 11.028 metros que separan las superficie del mar del lecho marino en la fosa de las Marianas, aprovechando para cartografiar la zona, obtener fotografías y vídeos y además, colocar un banderín conmemorativo por el 75ª aniversario de la victoria rusa en la Segunda Guerra Mundial. Se convertía de esta forma en el primer vehículo en alcanzar esta profundidad de forma autónoma, es decir, sin necesidad de tripulación humana, pero tampoco de cables para transmitir órdenes.
A pesar de que no han trascendido apenas detalles de la modernización, se sabe que esta ha afectado a su autonomía, que ahora se ha ampliado de forma que pueda llevar a cabo sus funciones durante más tiempo. Así las cosas, Rusia tendrá la oportunidad de utilizar una herramienta única durante periodos más largos de tiempo, algo preocupante en tanto las intenciones de la Armada Rusa pasan por adoptar el Vityaz-D para uso militar, vistas sus capacidades.
En relación con esto último, el Vityaz-D es un vehículo autónomo submarino (UUV) (los medios rusos siempre hablan de «complejo submarino») con una longitud de 2,75 metros y una envergadura de 1,4 metros que funciona con baterías y está equipado con cuatro propulsores eléctricos, además de una decena de pequeños propulsores de maniobra eléctrica que le permiten rotar sobre sí mismo o realizar movimientos complejos para ponerse en situación de utilizar sus brazos mecánicos, tomar fotografías, vídeos, etc.
Puede alcanzar una velocidad de 1 metro/segundo y hasta antes de esta actualización se le presuponía una autonomía máxima de 24 horas. Respecto a su capacidad de inmersión, ha sido diseñado para operar a profundidades máximas de 12.000 metros.
En este sentido, el Vityaz-D podría ser un gran activo, además de para llevar a cabo misiones de ataque por ejemplo contra los cables de comunicaciones o los ductos submarinos enemigos, de cara a trabajar en el sistema de detección Harmony, formado por hidrófobos acústicos submarinos y detectores de presión instalados a grandes profundidades (entre 1.000 y 4.000 metros) con la intención de monitorizar la actividad de los submarinos de la OTAN bajo los hielos árticos.
Un sistema del que se sabe muy poco, pero cuya importancia es clave para las marinas de la OTAN. Iniciado tras la invasión de Crimea en 2014, Rusia comenzó a desarrollar el sistema de vigilancia submarina Harmony, también conocido como RUSOSUS o Estación del Fondo Marino Autónoma (ASS) bajo la batuta de la Corporación Comet de Sistemas Espaciales de Propósito Especial (parte del conglomerado Almaz-Antey, reconocido fabricante de sistemas de defensa antiaérea). También están involucradas la oficina de diseño Malakhit, y el Instituto de Investigación y Desarrollo Técnico de baterías Source junto con otras empresas del complejo de defensa ruso.
El sistema, como hemos adelantado, consta de diversos sensores que pueden ser desplegados desde submarinos y que se suponen capaces de detectar buques enemigos, submarinos e incluso aeronaves volando a baja cota. Para ello, recurre a sensores acústicos que pueden trabajar tanto en activo como en pasivo (derivados posiblemente del sistema MGK-608). La información recogida se puede transmitir vía satélite a los centros de mando y control mediante la emisión de una boya relé. Sensores se encontrarían ya desplegados tanto en Olenya Guba (cerca de Murmansk) como en el Ártico y en el mar Báltico.
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