La Artillería Antiaérea española

Una fuerza obsoleta en peligro de desaparición

Las necesidades expuestas por el Ejército de tierra, tanto en lo relativo a sus capacidades futuras como a la forma en que se adaptan a la actual situación presupuestaria mediante inversiones justificables solo por su fuerte impacto industrial, parecen haber dejado de lado la imperiosa necesidad de relevar los medios de artillería antiaérea. De este modo el Ejército, embarcado en un ambicioso programa de renovación de sus blindados y helicópteros, así como de un entorno organizativo, la fuerza 2035, verdaderamente novedoso, ha anunciado la carencia total de recurso financiero para renovar los medios a disposición de nuestro Mando de Artillería Antiaérea, aplicando algunos programas de sostenimiento de ciertas capacidades al borde de la obsolescencia, como los misiles Hawk o la compra de Mistral III al gobierno francés.

No solo es una cuestión de dinero, también de prioridades; pues existen planes para dotarse de algunos sistemas para afrontar la considerada primera amenaza actual, como son los UAV y en general los objetivos LSS (Low, Small and Slow), debido a su fuerte impacto mediático en el conflicto de Nagorno Karabaj y a lo fácil de su adquisición por parte de cualquier actor, incluso no estatal, y en toda la esfera de conflictos ; razón última para adquirir los citados Mistral III con carácter urgente y bajo ninguna premisa industrial, pese a la presión del gigante MBDA.

Aparte de este hecho, la actual guerra de Ucrania nos ha recordado la importancia de una adecuada capacidad AA, ya que al contrario que todos los enfrentamientos acaecidos en las dos últimas décadas de lucha contra el terrorismo y/o conflictos eminentemente asimétricos, ha puesto sobre el tapete la una vez olvidada amenaza convencional proveniente de Rusia y con ella, la posibilidad de no tener como hasta ahora un incontestable dominio del aire. No es que no fuera previsible, con la estabilización y posterior resurgir de la un día maltrecha y económicamente asfixiada federación rusa, pero lo cierto es que la decisión tomada en casi todos los ejércitos de referencia fue reducir las diferentes armas de la artillería, desde la capacidad altamente destructiva de las piezas de campaña a las unidades antiaéreas.

En este sentido, el Ejército de tierra, y por tanto España, nunca había considerado durante aquellos años (conocidos como los dividendos de la paz) la pérdida de estas capacidades, por lo que resulta especialmente curioso que ahora, con el resurgir de la amenaza y cuando se cumplen ocho años del despliegue de nuestras capacidades más significadas en Turquía (sistema Patriot), se antepongan necesidades propias de los despliegues asimétricos, como si la realidad internacional no fuera suficiente para revertir ciertas inercias.

Esta tendencia, refrendada con la falta de medios para las unidades de maniobra más resolutivas, como son las acorazadas, pese a estar precisamente involucradas en el este de Europa (despliegue en Letonia), tiene poca justificación; pues es bien sabido que, si la adaptación de las fuerzas de combate a tareas de pacificación es posible, el paso contrario no lo es, siendo los medios de intervención más livianos (Entry Forces) inútiles para afrontar amenazas de alta intensidad.

Sistema antiaéreo Patriot del Ejército de Tierra. Fuente – Ministerio de Defensa.

Panorama actual de la Artillería Antiaérea en España

La actual doctrina del Ejército de tierra considera a la brigada como el elemento fundamental para el combate, por lo cual trata de darle un conjunto de capacidades globales propias de todo escalón interarmas. Por ello, dentro de su estructura existen unidades de defensa AA, en concreto una batería de defensa próxima (SHORAD) equipada con misiles Mistral [1].

Toda vez que muchos de los sistemas de armas y capacidades que deben convertir a la brigada en una unidad autónoma son demasiado escasos para su distribución generalizada, se concentran en unidades específicas dentro de la Fuerza Terrestre. Estas unidades, además de reforzar las citadas brigadas tienen la responsabilidad de equipar los escalones superiores, muchas veces no orgánicos, como son división o cuerpo de ejército. En el caso de la DAA (Defensa Antiaérea), se recurre al MAAA o Mando de Artillería Antiaérea, que aglutina un conjunto de medios de corto, medio y largo alcance que se integran dentro de un sistema de mando y control (C2) único.

Nos estamos refiriendo al conocido por COAAAS o Centro de Operaciones de Artillería Antiaérea Semiautomático, del que existen dos modelos, precisamente uno para defensa SHORAD de entidad batería o modelo L (ligero) en servicio en las unidades Mistral de Brigada, y otro medio o M, de entidad grupo y utilizado por el resto de los sistemas, excepto el Patriot/Hawk (con su propio centro de control de grupo o ICC).

Este último permite combinar diferentes sistemas de armas en UDAAs (Unidad de Defensa Antiaérea) de carácter heterogéneo, y por tanto complementarias entre sí, aprovechando las virtudes de los diferentes sistemas para ofrecer una cobertura eficaz a todas las distancias y altitudes.

De esta forma, El COAAAS-M a través de su UCE (Unidad de Control de Empeños) es capaz de controlar simultáneamente cuatro baterías SAM (con una FDC o Fire Distribution Center, cada una) o incluso un grupo Hawk completo (esclavizando su ICC o vía enlace colateral), hasta 6 COAAAS-L o 18 terminales inteligentes (TI) de puesto de tiro, sea DT SkyDor o Mistral (conocido por SILAM); así como 6 terminales TIPOT propios (Terminal Inteligente del Puesto de Observación y Tiro) con los que seguir hasta 60 trazas simultáneamente.

Toda vez que aparte de acompañar a las unidades terrestres en sus despliegues (LCAD o Land Component Air Defense) el Ejército de tierra es el encargado de proporcionar las unidades de defensa aérea territorial (en la mayoría de países de referencia pertenecen a la Fuerza Aérea) o de puntos sensibles del mismo, como instalaciones estratégicas y bases (misión conocida como GBAD o Ground Based Air Defense), el MAAA incluye elementos de defensa de punto o a baja cota que vienen a replicar los disponibles en las brigadas de combate.

Esto ya de partida, y en el explícito momento actual de falta de recurso financiero, representa una duplicidad inasumible. Ya que las brigadas o divisiones que se formen no pueden acudir a ningún conflicto, aún asimétrico, sin la cobertura de misiles de medio alcance y altitud (al menos para afrontar UAV de tipo II) presentes en el citado MAAA, la capacidad propia de cobertura SHORAD o de baja cota de las actuales brigadas resulta insuficiente y carece de valor añadido si se compara con aquel.

Igualmente, aunque asumamos que España no va a verse involucrada en una guerra como la de Siria o Ucrania, debe proporcionar una respuesta a la citada amenaza LSS y las nuevas disciplinas de protección contra proyectiles, conocidas por sistemas C-RAM (Counter Rockets, Artillery and Mortar), conjunto conocido actualmente por C-EAT (Counter Emerging Air Threat), que hoy están representados o bien por complejos misiles como el Iron Dome israelí, o comúnmente por los sistemas de cañón de tiro rápido, eso sí cada vez más complejos e integrados en sistemas de dirección de tiro propios de los CIWS navales [2].

Al respecto, y precisamente por su utilidad contra esta amenaza, los un día arrinconados cañones automáticos tipo Oerlikon GDF (sistema suizo bitubo en calibre 35×228 mm) se han revalorizado, manteniéndose en el MAAA, las comandancias generales de Ceuta y Melilla y el MACANA o Mando de Canarias, dentro de grupos específicos SHORAD con radares RAC 3D de exploración y direcciones de tiro (radar) Skydor o Skyguard; igualmente se les ha equipado con sistemas de programación en boca de la espoleta para sus proyectiles (munición AHEAD) de fragmentación, siendo teóricamente muy eficaces en un rango de hasta 4.000 m.

Estos sistemas tienen dos problemas fundamentales. Por un lado, su menguante efectividad general, puesta en evidencia en pruebas recientes (polígono de tiro de Médano del loro, Huelva) debida seguramente a una configuración algo desfasada para las nuevas amenazas; y por el otro su carácter de pieza remolcada que necesita de asentamientos fijos para hacer fuego (tanto los cañones como los sistemas asociados).

Estas razones han impulsado al Ejército a lanzar un programa de adquisición de un sistema dual cañón-misil autopropulsado [3] que releve a los lanzadores Mistral sobre VAMTAC y a los citados cañones bitubo de 35mm.

Lanzador mistral del Ejército de tierra integrado en plataforma VAMTAC. Fuente – Ministerio de Defensa.

Por encima de los sistemas de corto alcance se sitúan los conocidos SAM de medio y largo alcance, en teoría destinado a negar el acceso a cazabombarderos enemigos de altas prestaciones, existiendo los Patriot, Hawk y NASAMS (misil AMRAAM C5). El más moderno sin duda es el NASAMS, si bien su veteranía exige de una renovación de su software y equipos de control de batería a un estándar más avanzado (2+) que pueda recibir soporte del fabricante (Kongsberg). Este misil sirve en cuatro baterías de solo dos lanzadores (lo normal es tres) asociados a un radar MPQ-64 Sentinel. Tres baterías forman el grupo II/73 de Cartagena, la cuarta se integra en el grupo I/94 de Las Palmas de Gran Canaria.

Por su parte el Patriot, aun en configuración 2+, debe también ser actualizado al más avanzado 3+, siendo intención del ejército adquirir una batería de este tipo de segunda mano equipada con misiles PAC-3 de capacidad ABM mejorada; sin saber qué futuro espera al resto del grupo (actualmente disponemos de 3 baterías).

Por último, hay que citar al Hawk, el más veterano de todos y del que se dispone de dos grupos. La falta de un sustituto ha obligado al ET a adquirir sistemas dados de baja por otros ejércitos para obtener repuestos, someter a un grupo a un cuarto escalón (relativo a lanzadores, tractores y equipos en general) y a digitalizar otro que aún se mantenía con arquitectura analógica, pese a ser del estándar PIP III, proceso que se está realizando en Grecia.

El misil en sí, conocido por MIM-23K, de la casa Raytheon, aún puede ser un arma efectiva, sobre todo si tenemos en cuenta la amenaza descrita, pues la mayoría de UAV actuales de alta cota son medios grandes, de vuelo lento, alta reflectividad radar y poco maniobreros, aunque si se les deja, como inexplicablemente ha sucedido en el conflicto ucraniano con el TB-2 (de origen turco), pueden hacer estragos. Hay que recordar al respecto que las bajas de UAV tipo MQ-9 Predator o Reaper reportadas en Libia, Irán o Yemen han sido producidas, presumiblemente, por misiles SA-6 de largo alcance, un sistema considerado desfasado en la actualidad.

Obviamente como respuesta contra sistemas aéreos (tripulados o no) de quinta generación o furtivos, están completamente superados; pero en otras circunstancias, siempre que los medios de adquisición y seguimiento sean modernos y tengan ECCM eficaces, el sistema aún es bastante útil, en tanto que el misil depende del radar para ser preciso (guiado semiactivo), tiene una potente ojiva de guerra de 54 kg (por tanto un área letal con espoleta de proximidad bastante amplia) y prestaciones muy relevantes (2,4 mach y 40 km de alcance).

En conjunto, el Ejército de tierra cuenta con dos grupos cañón, dos mixtos cañón-misil mistral, uno exclusivamente con este misil, otro con NASAM, uno más con Patriot y dos con Hawk; existe además un grupo con hasta tres sistemas distintos (GDF, Mistral y NASAM), encuadrado en el RAAA 94 y ocho baterías independientes con misil Mistral para otras tantas brigadas.

Las unidades peninsulares tienen asignadas diferentes rotaciones para activar y tener preparada una UDAA dentro de las fuerzas permanentes de defensa (OPLAN Marco), mientras que el citado RAAA 94, tiene la responsabilidad exclusiva de la defensa del archipiélago canario, para la que no se dimensiona adecuadamente, ya que los únicos SAM de cierta entidad son los dos lanzadores NASAMS (tienen como principal función la defensa de punto de la B.A. Gando).

ANEXO I. ORBAT actual de artillería antiaérea.

Plan de mejoras para la artillería antiaérea

No solo sufrimos un alto grado de obsolescencia en los diferentes sistemas de armas. Al propio sistema COAAAS también le ha llegado el momento de la renovación, estando previsto dentro de los estudios Fuerza 2035, implantar un sistema en red completamente automatizado y enlazado mediante link 16, en vez del actual de datos/fonía, ATDL-1 o link 11B [4]. Así mismo contará con IFF mod 5 y terminal ARS compatible con el Ejército del Aire para integrarlas en el MDOA (Mando de defensa y operaciones aéreas).

Queda igualmente pendiente la cuestión de dotar a las UDAA de una mayor movilidad, siendo así capaces de establecer una zona de exclusión aérea (denegación de área) en la zona de responsabilidad de la unidad táctica a la que proporcione cobertura, aun cuando esta se encuentre en movimiento. Esto pretendía cubrirse con el programa Sagitario que, a la baja del sistema Roland, planteaba incorporar misiles AMRAAM en afuste abierto (de raíl) sobre plataforma 4×4, siendo congelado hace varios años por falta de presupuesto.

Actualmente, los sistemas asociados al COAAAS-L disponen de esta capacidad, al menos de forma teórica, al ir montados en vehículos VAMTAC (salvo el radar Raven, que es remolcado). La batería dispone de 12 PT, pero solo cuenta con dos radares Raven, de los que uno puede ir en inalámbrico y otro conectado por cable, por lo que la capacidad de dar cobertura a una unidad tipo Brigada en movimiento, efectuando continuos cambios de posición, es muy limitada.

El actual puesto SILAM (Lanzador + térmica + TI) a bordo del VAMTAC tiene también varias limitaciones; para empezar debe desmontar el misil y la unidad de seguimiento del lanzador antes de iniciar el movimiento, además los puestos de tiro tienen capacidad para un solo proyectil, requiriendo un tiempo para la recarga y son dependientes así mismo de una unidad de refrigeración de duración muy limitada (la pila dura 45 segundos), razones por las que no pueden permanecer en disposición de abrir fuego durante mucho tiempo o empeñarse contra dos trazas consecutivas.

Esto solo puede solucionarse adquiriendo el sistema Jabalí, que consta de un lanzador doble completamente automatizado a bordo de un VAMTAC, ejerciendo el control del afuste desde un TI en cabina, en caso contrario la movilidad actual podrá considerarse una ventaja operacional, incluso estratégica, pero no en el desempeño táctico.

Más allá de su dependencia orgánica, los dos sistemas SHORAD, Skydor/GDF y SILAM, deberían trabajar juntos; combinando la capacidad destructiva y alcance del misil con la cadencia (fuego continuado) de los cañones, así como aprovechar la flexibilidad que proporciona a la hora de atacar blancos según su grado de rentabilidad, empeñando los escasos y caros misiles contra aeronaves tripuladas y los cañones para las amenazas múltiples de tipo C-EAT.

Así funcionaba el sistema Toledo, recientemente desmantelado al dar de baja los misiles Aspide, que se combinaban en secciones mixtas con cañones y las DT Skyguard (más antiguas). Actualmente las secciones mistral no se combinan con estos cañones y las más avanzadas DT Skydor, un sistema capaz de proporcionar trazas al mistral exactamente igual que hace con el cañón, esto se debe a que no tiene activado el segundo par de conectores disponibles, por lo que solo admite dos PT GDF. En esta configuración la sección tiene escaso volumen de fuego y no se amortiza su personal, ya que la estación de control SkyDor está mandada por un oficial para solo 11 sirvientes por sección.

El principal problema de esta colaboración es el carácter fijo de la sección Skydor/GDF, que resta movilidad a las pelotones Mistral, impidiendo que acompañen a las unidades tácticas, por lo que la posibilidad de combinar sus fuegos no debe hacerse a costa de esta última.

La alternativa puede ser la de baterías mixtas, pero disgregadas por secciones homogéneas, constando de un COAAAS-L, dos secciones Skydor y una Mistral, además de un radar Raven; de esta forma pueden actuar de forma colaborativa sin esclavizar los PT móviles SILAM a las DT Skydor [5].

Por su parte, la Skydor puede incorporar un tercer cañón, que solapado con los otros y con la dispersión (1500 m) soportada por la DT, forma un triángulo efectivo (triángulo de Reuleaux) de letalidad máxima en torno al objetivo y tres zonas de solapamiento dual con un diámetro de fuego de hasta 11 km en 360º [6]; apropiado para explotar los 20 km de alcance del sistema de exploración y seguimiento y consiguiendo que la UME (Unidad mínima de empleo) pase de la batería a la sección. Igualmente, la estructura de mando resulta más adecuada, contando cada una con tres pelotones al mando de un oficial (15 pax).

Esto minimiza el problema que representa una batería con varias DT, ya que no permiten asignarles trazas de forma coordinada, al no transmitir aquellas los datos en orden ascendente (hacia la UCE) sobre los blancos detectados, por lo que su modo de combate es ‘autónomo’ o propio de sección; esta es la razón por la que operan directamente con un COAAAS-M, sin escalón C2 de batería.

Con un COAAAS-L, el oficial desde la UCE debe ejercer como TCO (Tactical Control Officer) de sus DT (aunque sea vía fonía) y nodo de enlace entre la DT y el COAAAS-M, descargando a este de dicha responsabilidad; igualmente el radar Raven permite a las DT trabajar en pasivo/silencio electromagnético (modo optrónico) de forma más independiente que a través del Rac 3D del grupo, radar alejado del ámbito táctico de la unidad.

Diagrama de Venn mostrando un despliegue omnidireccional por tres puntos de una sección SkyDor/GDF. Fuente – Elaboración propia.

Un elemento fundamental para que la batería SHORAD actúe como unidad C-RAM es la alerta previa de proyectiles en vuelo gracias a un sistema de detección y predicción de trayectoria, caso del Arthur, enlazado con COAAAS para transmitir las trazas susceptibles de ser batidas por las secciones SkyDor; esta información sería transmitida desde la malla de fuegos al COAAAS-M mediante link 11B o link 16, destinando un TIPOT específico para la gestión del fuego C-RAM.

Un típico Grupo SHORAD podría contar orgánicamente con tres baterías de este tipo, totalizando cuatro UCE (batería y grupo), cuatro radares (1 Rac-3D + 3 Raven), 18 cañones Oerlikon y 12 PT SILAM.


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Autor

  • Roberto Gutiérrez

    Redactor en Ejércitos, ha escrito en varias publicaciones oficiales del Ministerio de Defensa distintos análisis sobre las Fuerzas Armadas españolas, en especial centrándose en la orgánica y en el arma de Caballería.

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