Yibuti, una pieza clave en el gran tablero mundial

Un pequeño peón de gran importancia geoestratégica y geoeconómica

Yibuti, una pequeña nación situada en un enclave estratégico. Base logística, punta de lanza de operaciones militares contra el terrorismo y la piratería, pero también mucho más. En los últimos años, la importancia de Yibuti se ha acrecentado hasta convertirse en un pilar geoeconómico. La única base del ejército chino fuera de su territorio se encuentra en suelo yibutiano, en un movimiento que deja claro el interés de Pekín en este punto del Cuerno de África que da entrada al estrecho de Bab al-Mandeb y a la ruta comercial, de gas y petróleo del canal de Suez, pero también al resto del continente africano. Y su importancia es tal que China ha introducido a esta pequeña república en su proyecto de Ruta de la Seda Marítima. Algo que ha despertado las suspicacias de otras potencias, como EE. UU., India o Japón, entre otras, con intereses también en Yibuti, y mucho más allá.

11°49’30.5» N 42°35.416′ E, estas son las coordenadas que marcan la situación geográfica de la pequeña República de Yibuti. Es de recibo empezar por su geolocalización porque es en ella, precisamente, donde radica la enorme importancia de esta diminuta nación africana. Un enclave geográfico de extraordinaria relevancia internacional.

Situada en la encrucijada del estrecho de Bab al-Mandeb, controla el acceso al Mar Rojo y al Océano Índico, y une Europa, el Indo-Pacífico, el Cuerno de África y el Golfo Pérsico. Cualquiera que pretenda viajar de Asia a Europa, o viceversa, por barco, vía el canal de Suez, debe pasar por Yibuti. Pero no solo se trata de las mercancías que navegan por estas aguas, también del petróleo y el gas, en una de las rutas marítimas esenciales para el comercio y la energía mundiales. A esto hay que añadir las distintas operaciones militares llevadas a cabo en las últimas décadas en Somalia, las relacionadas con la “lucha contra el terror”, contra la piratería o la guerra en Yemen, por poner únicamente algunos ejemplos[1].

En una región sacudida por el conflicto y la violencia, desde Somalia a Yemen, pasando por Eritrea o Etiopía, su estabilidad ha convertido a Yibuti en la mejor base de operaciones, con instalaciones de varias potencias, a las que se añade las intenciones de hacerlo de varias más, como se verá más adelante. Pero también en la mejor punta de lanza para la defensa de otro tipo de proyectos e intereses que van más allá de lo estrictamente geoestratégico para adentrarse ya en lo geoeconómico. A este respecto, China y su creciente influencia en el país, relacionada con su entrada en el continente africano, ha supuesto un nuevo giro en el destino de Yibuti, ya que supone la introducción de lleno de este “peón” en la competencia entre potencias de ámbito global.

Distribución de fuerzas militares extranjeras en la región del Cuerno de África (2018). (CTF: Combined Task Force) Fuente: SIPRI, H. Ahlenius, Nordpil. Fuente – SIPRI.

Importancia geoestratégica

Con el paso de los años, el Cuerno de África se ha ido convirtiendo en epicentro de la actividad militar extranjera. Una región en la que se han ido desplegando tropas de diferentes países en el marco de la lucha contra distintas organizaciones terroristas, contra el auge de la piratería en sus aguas y como apoyo a varias iniciativas relacionadas con la seguridad[2].

Pero en una región tan inestable, con más de un conflicto armado en desarrollo como Etiopía y Yemen o, por ejemplo, con la presencia de grupos yihadistas como Al Shabaab en Somalia, la pequeña Yibuti con una situación estratégica privilegiada destaca además como un oasis de estabilidad. Y esto la convierte en un punto logístico y en una base de operaciones de primer orden para todos aquellos que quieran operar en la zona. Yibuti es el lugar que alberga un mayor número de tropas extranjeras en suelo africano y una mayor densidad de las mismas por kilómetro cuadrado y por número de habitantes en el mundo[3].

El caso de Francia merece una mención especial. Es la expotencia colonial (1883-1977) y ya estaba presente en suelo yibutiano con anterioridad, lugar desde el que accedía (y accede hoy) a sus territorios de ultramar de la región y desde el que proyecta su influencia en el Océano Índico occidental, el este de África y el Oriente Próximo. Aparte de París, hay actualmente en Yibuti bases militares de Estados Unidos (desde 2003), Italia, Japón, Alemania y España utilizan también instalaciones militares en su territorio, y China (desde 2017) que dispone además de su propio muelle. Arabia Saudí e India se suman a la lista de países con interés por asentarse en esta pequeña república africana.

EE. UU. tiene 4.000 efectivos en Camp Lemonnier desde 2002, su única base permanente en el continente africano y el país con mayor número de soldados allí. Se ha utilizado para llevar a cabo operaciones en Irak, contra los yihadistas en Somalia y contra Al Qaeda en la Península Arábiga. Es un punto logístico crucial y pieza central de una red de bases de drones y de vigilancia, aparte de su utilidad para la presencia estadounidense en el noroeste del Océano Índico[4].

Mientras, Francia dispone de en torno a 1.500, además de buques y aviones, en la base aérea 188 «Coronel Massart», su mayor base en África. Estas fuerzas estadounidenses y francesas han colaborado en acciones contra la piratería y contra las organizaciones yihadistas en el Sahel[5].

Japón (en 2011) e Italia (hace siete años) se instalaron en Yibuti en el marco de sus operaciones en la lucha contra la piratería, desde 2008, en las rutas marítimas vitales que atraviesan la zona[6].


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Autor

  • Elena María Labrado Calera

    Periodista. Actualmente, trabaja como Editora de Tarde de Contenidos Digitales en Castilla-la Mancha Media (CMM). Con anterioridad, ha ejercido como Coordinadora del Departamento Digital de CMM en el inicio del mismo y durante el primer año de andadura (2016-2017). Previamente, ha ejercido como Coordinadora y Redactora del Departamento de Internacional de Informativos, durante más de 10 años. En ese intervalo, además, ha realizado el máster en Analista de Inteligencia por las universidades Carlos III y Rey Juan Carlos (2011-2012). Desde 2007 hasta 2018 ha sido Reservista Voluntaria en la Armada, hasta alcanzar el empleo de Alférez de Navío, con destino en el MAD.

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