
Turquía contra todos
La lucha por el control del Mediterráneo Oriental
Capitán de Fragata Augusto Conte de los Ríos
La relación entre turcos y griegos no pasa por los mejores momentos. Esta semana hemos visto como la Marina turca ha desafiado a algunos de sus aliados, como Francia y Grecia, que se encontraban realizando unas maniobras en aguas próximas a Chipre. La situación se ha vuelto cada vez más tensa, pues los turcos tienen un barco realizando prospecciones en aguas chipriotas y no reconocen las aguas territoriales y la zona económica exclusiva del millar de islas griegas que rodean sus costas.
El Tratado de Montego Bay establece cuáles son los límites territoriales en el mar[1], un problema que viene de lejos[2]. En 1923, tras la firma del Tratado de Lausana, los turcos cedían el control de numerosas islas a Grecia e Italia. Años más tarde, después del final de la Segunda Guerra Mundial, las islas que habían caído en manos de los italianos fueron incorporadas a Grecia. Estas islas proporcionan una superficie marítima enorme para Grecia en detrimento de Turquía, que se queda prácticamente sin aguas. Ante esta situación el presidente turco Erdoğan, el nuevo padre de los turcos[3], ha dado un par de vueltas de tuerca, sacando sus unidades al mar.

La disputa actual se centra en el descubrimiento en las últimas décadas de enormes yacimientos de gas natural y petróleo en el Mediterráneo oriental, lo que a su vez ha llevado a las naciones a lo largo de sus costas a vigilar sus reivindicaciones territoriales y hacer pactos sobre las aguas en disputa. La postura de Turquía es clara, considerar estas islas como enclave, viendo reducido sus aguas[4].

Ninguno de estos pactos ha sido realizado entre los dos principales interesados, Grecia y Turquía; recordemos, ambos están juntos en el seno de la OTAN. El presidente Erdoğan, en un movimiento sin precedentes, ordenó la salida del Buque de Investigación Sísmica Oruç Reis, acompañado por cinco escoltas, para que iniciase la búsqueda de petróleo y gas en la zona en disputa.
Una de estas fragatas colisionó con otra fragata griega que los estaba hostigando, fue entonces cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, en una muestra de apoyo a Grecia, respondió enviando sus fuerzas a Chipre, más concretamente dos aviones y un escolta para participar en unos ejercicios junto a Grecia, Chipre e Italia.
El resultado fue una colisión entre una fragata turca y otra griega. La fragata Kemal Reis (F-247) salió mal parada con un fuerte impacto en su aleta de estribor, colisión que le provocó una brecha de unos cuatro metros de altura por un metro de ancho, nada que le impidiera seguir navegando pero que nos da una idea de la tensión que se debió vivir. Nada se sabe realmente. El impacto fue por su estribor, y según fuese el buque alcanzado, podemos pensar que la culpa pudo ser de los griegos. No hay duda de que la cosa pinta mal si siguen estos derroteros.

Para entender bien estos acontecimientos debemos remontarnos hasta hace diez años, cuando Israel descubrió unos yacimientos con unos 7.500 millones de metros cúbicos de reservas de gas marina recuperables. Aquí comenzó el interés por el control de las aguas. La empresa italiana Eni se hizo con el enorme campo del Zohr frente a la costa de Egipto y después llegaría el yacimiento de Leviatán, Afrodita, Tamar, etcétera. Y aquí aparecen las grandes petroleras, ya que todas querían un trozo de pastel, entre ellas Exxon Mobil y Total, momento en el que entra Francia en la ecuación.

Después llegaría el proyecto de gaseoducto EastMed entre griegos, chipriotas e israelitas, y con él todos los ingredientes necesarios para enfurecer a Erdoğan que ha sacado sus fuerzas para reclamar sus derechos, o mejor dicho, los derechos que él cree le otorga ser el país mediterráneo con más kilómetros de costa y menos aguas, una injusticia heredada de un tratado de 1923 y de una Convención, la de Jamaica, que no han firmado.

Eso es lo que Turquía encuentra inaceptable; el proyecto del gasoducto EastMed conectará las reservas de gas de Israel y Chipre con Grecia continental e Italia, y está previsto que proporcione alrededor del 10% del gas natural de Europa eludiendo la dependencia de Turquía con su TurkStream. El movimiento de Turquía fue firmar un acuerdo con Libia, repartiéndose la Zona Económica Exclusiva que afectaba a la derrota prevista para el EastMed.

De ahí su participación en la guerra civil en Libia. Ankara ha lanzado su poder militar detrás del gobierno de Libia, respaldado por la ONU[5], a fin de asegurar un acuerdo bajo el cual ambos países hacen valer conjuntamente sus derechos en el Mediterráneo. Estos se extienden desde la costa suroeste de Turquía hasta Libia y que atraviesa la ruta del gasoducto ignorando la existencia de Creta, Rodas y otras islas griegas en contra del derecho internacional.

La situación ha seguido deteriorándose tras la firma del acuerdo entre Grecia y Egipto, en virtud del cual reclaman una zona económica exclusiva que atraviesa directamente las aguas reclamadas por turcos y libios. Macron también ha movido ficha; además de apoyar al general Jalifa Haftar, comandante del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) contrario al gobierno libio, está empeorando las cosas, no sólo enviando apoyo militar a Grecia, sino también luchando en Libia contra las fuerzas turcas. Es evidente que Macron quiere asegurar el acceso de la empresa gala Total a los ricos recursos de África y del Mediterráneo oriental.

No se puede negar que Turquía tiene derechos, pero también están empeñados en ser una la potencia regional dominante, ejerciendo el control sobre el Mediterráneo oriental y chocando con otros actores como Francia, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Las últimas noticias hablan del comienzo de unas maniobras turcas que se van a solapar con las que están realizando, griegos, chipriotas y franceses junto a algunos cazas de los Emiratos. Mientras tanto, las prospecciones del Oruç Reis siguen su curso. Estas maniobras de los turcos se van a realizar con fuego real los días 1 y 2 de septiembre frente a Alejandreta. El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha dejado claro que “el poder de Turquía no debe ser puesto a prueba”[6].

No hay duda tampoco de que el reciente descubrimiento de gas natural en el Mar Negro abre otra opción a Turquía, reduciendo su dependencia energética y uniéndola al exclusivo club de países con recursos gasísticos con un yacimiento muy prometedor. El campo no sólo contiene una reserva que se estima en 320.000 millones de metros cúbicos de gas natural extraíble, sino que también sugiere que puedan encontrarse reservas adicionales dentro de la misma zona.
La mayoría de las 227 islas griegas habitadas están más cerca de Turquía que de su continente. Por ejemplo, la disputada isla de Castelórizo, una de las islas italianas que pasaron a manos de los griegos y que se encuentra a escasos 2 kilómetros de Anatolia. Es decir, a un corto paseo en barco, mientras que la Metrópoli se encuentra a 520 kilómetros, lo que significa un vuelo de dos horas.

A pesar de esto, Grecia puede reclamar sus derechos sobre esas aguas y solo permitir el paso inocente alrededor de Castelórizo, mientras que los turcos reclaman que esta isla reciba un trato especial según la doctrina internacional que la equipara a otras islas, véase Saint Piere y Miquelon en Canadá. En resumen, Grecia no tolerará que los turcos se inmiscuyan en sus derechos de explotación. Turquía ha respondido a esta perspectiva expansionista y agresiva desplegando su Buque de Investigación Sísmica Oruç Reis.
La respuesta de Grecia fue obviar a los turcos y llegar a un acuerdo sobre la limitación de la jurisdicción marítima con Egipto, que igualmente no tiene en cuenta la plataforma continental de Turquía, y pidió a Francia asistencia militar. Además, Grecia pidió a la Unión Europea imponer sanciones a Turquía en una reunión de ministros de Asuntos Exteriores. Más recientemente, esta semana, el primer ministro griego anunció que se estaban planteando aumentar la plataforma continental en el mar Jónico de 6 millas a 12 millas[7].

Desde el principio, Turquía ha estado pidiendo alcanzar un acuerdo y se ha plegado a las recomendaciones de los alemanes, sus únicos aliados. Pero a cada paso, Grecia, con el apoyo incondicional de Francia e Italia, sigue amenazando y evadiendo a Turquía. Si Grecia decide aumentar su plataforma continental a 12 millas, significará una declaración de guerra contra Turquía, como ha dejado claro el ministro de exteriores turco.
Turquía acusa a franceses y griegos de caldear el tenso ambiente con unas maniobras militares que incluyen ejercicios contrarios a lo acordado en el Tratado de Garantía de 1960[8] que acordaba el reparto de Chipre y prohibía este tipo de acciones[9]. Recordemos que Chipre forma parte de la Unión Europea y es otro de los motivos por los que Turquía recela de Europa, pues no se olvida de su intento fallido por pertenecer a la Unión Europea.
En respuesta a un anterior despliegue del Oruç Reis en julio de 2019, la Unión Europea sancionó a Turquía, reduciendo la ayuda financiera de preadhesión al país para 2020 en 145,8 millones de euros y deteniendo las conversaciones bilaterales de alto nivel mostrando su solidaridad con Grecia y Chipre, así como advirtiendo sistemáticamente a Turquía de que se abstenga de realizar actividades de perforación en aguas de estos países[10].
Pero aquí no vamos a hablar de Derecho Internacional Marítimo, ni tampoco de Tratados de Paz. En este artículo buscamos presentar la situación de las fuerzas submarinas de los dos principales actores, Grecia y Turquía. Sabemos que los submarinos son una herramienta muy útil en estas situaciones, un arma que te permite mostrarte o no mostrarte según el estado de la escalada, un medio muy útil para realizar operaciones de inteligencia, y por último, un arma estratégica de negación… y está claro que Turquía va a apostar por presionar a los griegos negando el acceso a los recursos. Pero solo cuentan con un aliado, Alemania, que precisamente ha sido el país que ha vendido sus submarinos a ambas naciones.

La Fuerza Submarina Griega
La fuerza militar total de Grecia está compuesta por unos 366.850 hombres, de los cuales 141.000 son soldados profesionales y 220.000 de la reserva. Los niveles de fuerza profesional se han reducido de los 177.000 efectivos que tenían en 2004 a los 141.000 que tienen ahora, con fuertes recortes presupuestarios desde 2002. Se mantiene el servicio militar, con una duración de nueve meses.
En cuanto a submarinos, Grecia cuenta con 11 unidades repartidas en dos series. Los más modernos son de la clase 214 que desplaza 1.860 toneladas en superficie y tiene una autonomía para 50 días gracias a su propulsión independiente del aire del tipo célula de combustible, la cual permite a este submarino permanecer 13 días a 4 nudos en inmersión.
Este tipo de submarino está armado con ocho tubos lanza torpedo. Grecia inicialmente ordenó tres barcos, con opción para un cuarto. El primero de la serie fue construido por Alemania en los astilleros Howaldtswerke de Kiel y los tres posteriores, bajo licencia, fueron construidos en Grecia en los astilleros de Skaramagas.

Nombre y numeral |
Observaciones |
Papanikolis (S 120) |
Construido por HDW, Kiel, Alemania, la puesta de la quilla fue en 2001 y sufrió unos años de retraso, no siendo aceptado por la Marina helena hasta después de que se completaran las pruebas de mar en septiembre de 2008. El contrato fue cancelado en 2009, pero se reanudó después de que se alcanzara un acuerdo en abril de 2010. |
Pipinos (S 121) |
Construido por los Astilleros helenos, la puesta de la quilla fue en octubre de 2002, puesto a flote en febrero de 2007 y entrada en servicio el 6 de octubre de 2014. |
Matrozos (S 122) |
Construido por los Astilleros helenos, puesta de la quilla en abril de 2003, puesto a flote el 27 de marzo de 2008 y entrada en servicio el 23 de junio de 2016. |
Katsonis (S 123) |
Construido por los Astilleros helenos, puesta de la quilla en abril de 2004, puesto a flote en abril de 2009 y entrada en servicio el 23 de junio de 2016. |
La siguiente clase también es alemana, con tres unidades de la vieja clase Glavkos, una evolución de los 209 y cuatro de la clase Poseidon, una versión mejorada de la clase Glavkos. Los tres primeros ahora mismo no están operativos y los otros cuatro están en una situación parecida a los submarinos clase Galerna española, pues necesitan un reemplazo. Son submarinos que desplazan 1.100 toneladas en superficie, cuentan con ocho tubos lanza torpedo y fueron construidos en la década de los setenta por Howaldtswerke en Kiel, Alemania.
Nombre y numeral |
Observaciones |
Nereus (S 111) |
Puesto a flote en 1971, entrada en servicio en 1972 y en proceso de modernización. |
Triton (S 112) |
Puesto a flote en 1971, entrada en servicio en 1972 y en proceso de modernización. |
Proteus (S 113) |
Puesto a flote en 1971, entrada en servicio en 1972 y en proceso de modernización. |
Poseidon (S 116) |
Puesto a flote en 1978, entrada en servicio en 1979 |
Amphitrite (S 117) |
Puesto a flote en 1978, entrada en servicio en 1979 |
Okeanos (S 118) |
Puesto a flote en 1978, entrada en servicio en 1979 y modernizado bajo el programa Neptune II, único de la clase Poseidón que ha sido modernizado. Fue entregado en octubre de 2014. |
Pontos (S 119) |
Puesto a flote en 1979; entrada en servicio en 1980 |

La Fuerza Submarina Turca
Las fuerzas armadas de Turquía están formadas por 891.000 efectivos que incluyen 204.000 reclutas, cada uno de los cuales realiza el servicio militar con una duración de 12 meses. Las reservas suman en total 379.000 efectivos y está formada por los reclutas licenciados hasta que cumplen los 41 años.
En cuanto a los submarinos, Turquía cuenta con doce unidades, todas de diseño alemán. Los más antiguos son de la clase turca Atilay, equivalentes a los alemanes 209/1200 (56 metros, 1190 toneladas en inmersión, 8 tubos y estiba para 14 torpedos). Los tres primeros fueron producidos en Alemania por Howaldtswerke en Kiel, y los tres siguientes se construyeron en el Arsenal de Gölcük gracias a la transferencia de tecnología y la asistencia técnica de los alemanes. Reemplazaron a los antiguos estadounidenses Guppy y Tang, que databan de las décadas de 1940 y 1950 y que habían sido transferidos a Turquía entre 1970 y 1983.
Estos submarinos fueron los primeros construidos en Turquía. Dos fueron dados de baja en 2014 y 2016, quedando sólo cuatro operativos y en su último tercio de vida ya que entraron en servicio en 1978, 1981, 1984 y 1989 respectivamente. Los dos últimos han sido modernizados por la empresa turca STM y están en buen estado, lo que les puede permitir otros diez años de servicio.
Nombre y numeral |
Observaciones |
Batiray (S 349) |
Entrada en servicio en 1978 fue construido por HDW en Kiel. |
Yildiray (S 350) |
Entrada en servicio en 1981 fue construido en el Astillero turco de Gölcük. |
Doganay (S 351) |
Entrada en servicio en 1984, fue construido en el Astillero turco de Gölcük y posteriormente modernizado por la empresa turca STM con sede en Ankara en 2011. Esta modernización incluía mejoras en periscopios, equipo de guerra electrónica y sistema de navegación inercial, finalizando el proceso el 22 de abril de 2015. |
Dolunay (S 352) |
Entrada en servicio en 1989, fue construido en el Astillero turco de Gölcük y posteriormente modernizado por la empresa turca STM con sede en Ankara en 2011. Esta modernización incluía mejoras en periscopios, equipo de guerra electrónica y sistema de navegación inercial, finalizando el proceso el 9 de abril de 2014. |

Fruto de esta transferencia tecnológica, la Armada de Turquía fue capaz de construir ocho submarinos del tipo 209/1400 (62 metros, 1.586 toneladas en inmersión). Equipados con 8 tubos y con estiba para 14 armas, no sólo torpedos, también misiles antibuque Sub-Harpoon. Estos submarinos de la clase 209/1400 son mucho más modernos y entraron en servicio entre 1994 y 2007.
Nombre y numeral |
Observaciones |
Preveze (S 353) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en julio de 1989, puesta a flote en 1993 y entrada en servicio en 1994. |
Sakarya (S 354) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en abril de 1990, puesta a flote en 1994 y entrada en servicio en 1995. |
18 Mart (S 355) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en julio de 1994, puesta a flote en 1997 y entrada en servicio en 1998. |
Anafartalar (S 356) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en julio de 1994, puesta a flote en 1994 y entrada en servicio en 1999. |
Gür (S 357) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en 1998, puesta a flote en mayo de 2002 y entrada en servicio en febrero de 2004. Se trata de una segunda versión de la Clase Preveze. |
Çanakkale (S 358) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en 1998, puesta a flote en agosto de 2002 y entrada en servicio en 2005. |
Burakreis (S 359) |
Construido en los Astilleros turcos de Pendik de Estambul, puesta a flote en 2005 y entrada en servicio en 2006. |
Birinci Inönü (S 360) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta a flote en 2005 y entrada en servicio en 2007. |
La siguiente serie, todavía no en servicio, estará formada por seis modernos submarinos de la clase Piris Reis, diseño alemán evolución de la clase 214, los mismos que se vendieron a Grecia. Encargados en 2009, está previsto que releven a los viejos 209/1200. Estos submarinos son muy parecidos a los griegos con 65 metros de eslora y 2.023 toneladas en inmersión estarán equipados con un sistema de propulsión anaeróbica basada en pilas de combustible y capaz de implementar 16 misiles y torpedos.
Además, contarán con modernos sistemas de guerra electrónica de diseño turco. La construcción de estos submarinos, igual que los 209/1400 se está realizando en el Astillero de Gölcük. El primero fue puesto a flote el pasado mes de diciembre y está prevista su entrega para 2023, con una cadencia de uno por año hasta completar las 6 unidades en 2027.
Nombre y numeral |
Observaciones |
Piri Reis (S 330) |
Construido en los Astilleros turcos de Gölcük, puesta de la quilla en 2016, puesta a flote el pasado 22 de diciembre y entrega prevista para este año 2020. |
Murat Reis |
La quilla fue puesta el 25 de febrero de 2018. |
Aydin Reis |
La quilla fue puesta el 4 de noviembre de 2018. |
Los pasos dados por Turquía le permiten plantearse un proyecto propio y por eso, en octubre de 2019 anunció su intención de desarrollar su primer programa nacional de submarinos. Estos submarinos van a ser diseñados y construidos completamente por empresas turcas y se espera la entrega del primero de la serie de estos submarinos para 2030.
Turquía lanzó oficialmente en octubre de 2019 el Proyecto MILDEN (Milli Denizalti) para construir por ellos mismos submarinos modernos[12]. El diseño, la tecnología y la información del programa seguirán siendo de procedencia alemana. En el ámbito del Proyecto MILDEN, se espera que otros seis nuevos submarinos entren al servicio de la Armada turca en la década de 2030 lo que sumados a los otros 6 que están ahora mismo construyendo, les proporcionará una flota de 12 unidades modernas frente a los 4 submarinos clase Papanikolis griegos, dándole una ventaja de 3 a 1.
El programa MILDEN llevará años de investigación y desarrollo, mientras la industria local seguirá ganando experiencia mediante el contrato para la mejora de tres submarinos paquistaníes clase Agosta. Estos fueron construidos en Francia en la década de los ochenta y suponen un desafío al ser completamente diferentes a la tecnología alemana a la que están acostumbrados.
Pakistán es un buen aliado que interesa a los turcos, no olvidemos que el presidente Erdoğan ha sugerido que está interesado en desarrollar armas nucleares[13]. El papel de los submarinos y la disuasión nuclear en Turquía no está claro[14], pero, de cualquier manera, ocupa una ubicación estratégica en el extremo oriental de la OTAN y su acercamiento a Pakistán le puede brindar la oportunidad de conseguir la misma capacidad que los submarinos pakistaníes[15].
Al fin y al cabo, Turquía controla el Bósforo, un estrecho camino fluvial entre el Mediterráneo y el mar Negro. Fundamentalmente, bajo el Tratado de de Montreux de 1936 los submarinos de otros países tienen prohibido pasar por el Bósforo excepto si van a realizar operaciones de mantenimiento. Por ejemplo, esto significa que Rusia no puede utilizar sus submarinos con base en el mar Negro para operaciones fuera de Siria[16].

Los medios turcos para explotar los yacimientos de gas
Como país dependiente de la energía, Turquía se ha centrado en fortalecer su política energética diversificando sus fuentes. Para beneficiarse de precios más baratos de gas natural licuado (GNL), el país ha acelerado las inversiones tanto en infraestructura como en capacidad de almacenamiento, al tiempo que ha acelerado la exploración independiente de sus propios recursos mediante el envío de sus buques de perforación y exploración sísmica en misiones en el Mediterráneo oriental y el mar Negro.
El país importó 45.300 millones de metros cúbicos de gas natural el año pasado, a un costo de aproximadamente 12.000 millones de dólares. La factura total de las importaciones de gas depende en gran medida de los precios del petróleo. Mientras tanto, en el período enero-junio de este año, las importaciones totales de gas natural disminuyeron un 3,5% en comparación con el mismo periodo de 2019, con un total de alrededor de 22.400 millones de metros cúbicos de gas. La mayor parte del gas natural se importó de Azerbaiyán en el primer semestre de este año, con un total de 5.400 millones de metros cúbicos de gas, un 23,4% más que el año pasado[17].
El aumento de la cantidad de gas procedente de Azerbaiyán se debe principalmente al gaseoducto TANAP (en sus siglas en inglés Trans Anatolian Natural Gas Pipeline), una importante iniciativa que se espera que transforme a Turquía en un centro energético. El gaseoducto se extiende desde la frontera turco-georgiana hasta la frontera turco-griega para suministrar gas natural tanto a Turquía como a los países europeos. El TANAP es un símbolo diplomático de la cooperación exitosa entre Ankara y Bakú, inaugurado oficialmente el 12 de junio de 2018, en una ceremonia presidida por el presidente Erdoğan y su homólogo azerbaiyano Ilham Aliyev.

Con una inversión de más de 7.000 millones de dólares, el TANAP es la sección más grande del proyecto del corredor de gas para el sur de Europa. El gasoducto se extiende desde la frontera turco-georgiana hasta la frontera turco-griega para suministrar gas natural tanto a Turquía como a los países europeos.
Turquía además importó 2.900 millones de metros cúbicos de gas natural de GNL de Argelia, también de Qatar que se convirtió en la primera fuente de GNL con un incremento del 124%, además de Estados Unidos que también ha subido un 144,3 % en comparación con el mismo período del año anterior y alcanzaron los 2.100 millones de metros cúbicos de gas natural de GNL.
En el contexto de las tensiones regionales, Turquía ha reiterado que continuará llevando a cabo actividades de perforación y exploración en zonas que se encuentran bajo su plataforma continental y las fronteras de su zona económica exclusiva en el Mediterráneo oriental, declaradas a las Naciones Unidas, y en el mar Negro, que hemos mencionado anteriormente.
Todos estos acontecimientos han hecho que su flota de buques preparados para la perforación se haya visto incrementada. Turquía, de hecho, cuenta actualmente con tres buques para la extracción y con dos buques destinados a la exploración sísmica. Esta flota le ha dado al país una ventaja para la realización de estas actividades de forma independiente, algo que pocos logran[18].

El primer buque de perforación que tuvo Turquía es el Fatih, que fue comprado en 2017. Después de que la nave fuese equipada con un sistema controlado por presión, entró en servicio en 2018 y comenzó con la perforación del yacimiento Alanya-1 el 29 de octubre de 2018. Más tarde se trasladaría a la zona de Finike-1 en el Mediterráneo oriental. Construido en Corea del Sur en 2011, el barco tiene 229 metros de eslora y es capaz de perforar a una profundidad de 12.120 metros en el mar.

Desde el 20 de julio de 2020, el Fatih ha estado trabajando en el yacimiento Tuna-1, yacimiento del Mar del Negro que se ha mencionado antes y que ha saltado a la prensa por la cantidad de gas que puede albergar. Este yacimiento se encuentra aproximadamente a 105,6 millas de la costa de la provincia de Zonguldak en la región occidental del mar Negro. Gracias al Fatih se pudo localizar una reserva de gas natural de 320.000 millones de metros cúbicos de gas natural a una profundidad de 2.100 metros.
El segundo buque de perforación es el Yavuz que fue comprado por la principal compañía de exploración petrolera turca TPAO (en sus siglas en turco Türkiye Petrolleri Anonim Ortaklığı) en 2018 con el objetivo de aumentar las actividades de exploración y perforación marítimas como parte de la política nacional de energía en curso en Turquía. El buque llegó a Mármara el 22 de febrero de 2019 y tras someterse a unas obras de mantenimiento y reacondicionamiento, comenzó a operar en el Mediterráneo oriental el 20 de junio de 2019, recordemos que fue el comienzo de las sanciones europeas.

El Yavuz es un buque de 230 metros de eslora y 36 metros de manga, y cuenta con una plataforma de perforación de 130 metros de altura. Tiene capacidad para 140 personas y pueden perforar hasta una profundidad máxima de 12.200 metros.

El tercer buque de perforación de Turquía es el Kanuni[19], comprado en 2020 también por la turca TPAO. El sistema de explotación de este barco puede alcanzar una profundidad de 11.400 metros y perforar 3.000 metros por debajo del fondo del océano. Actualmente se encuentra en proceso de obras de mantenimiento y mejoras que comenzaron este mes de agosto en el puerto de Incekum, un puerto utilizado por la OTAN en el sur de Turquía. Se espera que el buque entre en servicio y empiece con las perforaciones en el Mediterráneo oriental a finales de año.

Respecto a las tareas de exploración, los turcos cuentan con dos unidades, el Barbaros Hayrettin Paça que fue comprado en 2013 y que comenzó las actividades de exploración del Tuna-1 en el mar Negro, continuando más tarde en el Mediterráneo oriental en 2017. Actualmente se encuentra trabajando en una zona próxima a Famagusta en la costa de la República Turca del Norte de Chipre, operación que han autorizado las autoridades turcochipriotas hasta el próximo 18 de septiembre.

Por último, el Oruç Reis, otro buque de investigación sísmica construido en Turquía con un 90% de diseño e integración local. La construcción del buque, propiedad de la Dirección General de Investigación y Exploración de Minerales turca (MTA), comenzó en Estambul en 2012 y se completó en 2015. Actualmente este buque se encuentra en una zona reclamada por turcos y griegos, y es objeto del seguimiento de unidades de la Marina helena, siendo escoltado por unidades de la Marina turca.

Tras la creciente tensión con Grecia, las actividades de Oruç Reis se han pospuesto quedándose a la espera de que las cosas se mejoren, compromiso alcanzado gracias a la intermediación de las autoridades alemanas.
El Oruç Reis es capaz de llevar a cabo todo tipo de estudios geológicos, geofísicos, hidrográficos y oceanográficos y puede llevar a cabo operaciones sísmicas tridimensionales hasta una profundidad de 8.000 metros y operaciones sísmicas bidimensionales de hasta 15.000 metros de profundidad.

El empuje turco y la Doctrina Patria Azul
Actualmente la situación de la fuerza submarina de ambos países es muy pareja. A las mejores características de los submarinos griegos de la clase Papanikolis, se enfrentan a un mayor número de unidades turcas y en un mejor estado. Esta situación de equilibrio es pasajera, pues la tendencia de Turquía es a superar pronto, en pocos años, a la Marina helena.
En un plazo de diez años los griegos se enfrentarán a una relación 3 a 1 en el número de submarinos, pero, además, Turquía cuenta con la capacidad de diseñar y construir sus propios submarinos, algo que precisamente los españoles sabemos no es fácil. Además, su aproximación a Pakistán corre el peligro de comenzar una carrera armamentística en donde Grecia tiene pocas posibilidades.
Otra de las diferencias es la autonomía tecnológica, y es que Turquía tiene capacidad de construir y mantener, frente a los griegos que no tienen la tecnología necesaria. Esta autonomía se extiende a otras áreas. Por ejemplo, los sistemas de guerra electrónica turcos son muy buenos y, además, cuentan con la ventaja de haber tenido experiencia en combate en Siria.
Las acciones de Turquía en el Mediterráneo oriental y en el mar Egeo, como en Siria, Libia y el mar Rojo, forman parte de un complejo plan mucho más amplio que fue diseñado por el almirante turco Gürdeniz en 2006. Un plan que persigue que los turcos establezcan el control marítimo en sus aguas próximas, el denominado Mavi Vanta o Doctrina de la Patria Azul.

Este plan permitirá la independencia y el crecimiento económico y energético de Turquía. Busca lograr el control y la consolidación de Turquía en los tres mares que la rodean, ejerciendo así su influencia regional e internacional y dándole acceso a enormes fuentes de energía, lo que apoyará su crecimiento económico y demográfico, así como su independencia de otros países.
Más allá de los objetivos declarados en la Doctrina Mavi Vatan, el objetivo final de Turquía es eliminar las imposiciones fijadas en Tratado de Lausana de 1923 que forzó a los turcos a entregar unas islas que ahora les cierran el paso a las fuentes de energía. La solución no se antoja sencilla.
Hasta la década de 2000, Turquía disfrutaba de una situación privilegiada; era candidata al ingreso en la Unión Europea y era el principal aliado de los norteamericanos en Oriente Medio. Esto le permitía progresar y protegerse de la amenaza rusa. Con la caída del bloque comunista, el debilitamiento de Rusia y, al mismo tiempo, el crecimiento económico y demográfico de Turquía, las necesidades energéticas del país aumentaron. La energía es el motor del crecimiento de la economía de Turquía.
La economía de turca se basa principalmente en el mercado local, con una fuerte influencia de las inversiones extranjeras. Turquía importó en 2019 más de un millón de barriles de petróleo al día y más de 51.000 millones de metros cúbicos de gas[20]. La dependencia de estos recursos energéticos hace que Turquía se muestre más combativa y militarmente más activa para garantizar la continuidad del suministro de energía. Buen ejemplo de ello son las intervenciones de Siria y Libia.
Esto nos lleva de nuevo a la Doctrina Mavi Vatan, que busca la independencia energética, primero mediante el control de los mares que rodean a Turquía: Mediterráneo, Egeo y mar Negro, y segundo, expandiendo su influencia en los antiguos dominios otomanos que incluyen el mar Rojo, el Cuerno de África y el golfo Pérsico.
En 2019, entre febrero y marzo, Turquía lanzó el mayor ejercicio marítimo de la historia del país, el llamado Mavi Vatan-2019. Un ejercicio que trataba de probar simultáneamente sus capacidades de combate en el mar Negro, el mar Egeo y el Mediterráneo Oriental.
Esto nos devuelve una vez más a su Fuerza Submarina, un elemento clave para el desarrollo de esta doctrina, pues el dominio turco se manifiesta en el dominio marítimo de estas áreas, incluido el control de los yacimientos de petróleo y gas.
Otro aspecto importante es el de las bases. Turquía ha establecido bases militares y navales en Somalia, Siria, Sudán, Libia y Qatar. Estas bases incluyen acuerdos con los países anfitriones para el entrenamiento de fuerzas, suministro de armas y todo tipo de apoyo militar como son los 2.000 asesores militares que acaban de enviar a Libia[21].
Los turcos han empezado a operar en el mar Rojo, en el estrecho de Bab El-Mandeb, en el mar Arábigo y el golfo Pérsico, e incluso también han cooperado con Pakistán, ofreciéndoles armamento y quién sabe, interesándose por conseguir el arma nuclear.
Por su parte, la industria de defensa turca se centra en el desarrollo y la producción de buques, aviones y sistemas avanzados de armas para el ejército en general y la marina en particular. Esto y más, pues la ambición turca es convertirse en un exportador de armas líder mundial, lo que le permitirá influir en los países y en sus políticas, como ocurre en los modelos estadounidense, chino y ruso.
No solo se están construyendo submarinos, también se acaban de terminar cuatro corbetas para guerra antisubmarina, una corbeta para inteligencia, cuatro fragatas para guerra de superficie y cuatro más para guerra antiaérea. Dentro de este proyecto de ampliación y consolidación de la industria de la defensa, se están construyendo cuatro corbetas para la marina pakistaní. No podemos olvidarnos de las fuerzas de proyección, durante los últimos años, se han construido decenas de embarcaciones de desembarco, diseñadas para recuperar las islas perdidas por Lausana[22].
Con un centenar de barcos de combate y un tonelaje de más de 90.000 toneladas, incluyendo 16 fragatas y 12 submarinos, la flota turca es una potencia naval importante y moderna. En los últimos años se han puesto en marcha muchos nuevos programas de construcción para aumentar sus capacidades, en particular bajo el agua, pero también en el campo de la proyección de la fuerza y la defensa aérea.
Más allá de las cuestiones militares, a las que apunta Ankara, estos proyectos pretenden apoyar su firme voluntad de desarrollar una industria de defensa poderosa y cada vez más autónoma con el fin de liberarse de la tutela norteamericana. El desafío es dejar de estar sujeto a la voluntad de Washington, que puede cerrar las puertas en cualquier momento en caso de un desacuerdo. Ante las repetidas amenazas y para algunos, efectos, como es el caso del F-35, la voluntad de los turcos no se ha paralizado, sino todo lo contrario, se ha fortalecido[23].
El punto culminante es la construcción del portaaeronaves gemelo del Juan Carlos I, que iba a operar los aviones F-35. El Anadolu (L-408) será el buque más grande jamás construido por Turquía, un buque de asalto anfibio LHD diseñado por Navantia, que se encuentra en construcción en el Astillero turco de Sedef y cuya entrega está prevista para 2021. Recordemos que tras la compra del sistema antiaéreo ruso S-400, el gobierno norteamericano suspendió la exportación del F-35 y expulsó a Turquía de los países que iban a participar en su construcción.
La compra del S-400 hizo también que Turquía pudiera recibir sanciones en virtud de la ley CAATSA de lucha contra los adversarios de los Estados Unidos (en sus siglas en inglés Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act). Sin embargo, la administración Trump, al menos por ahora, ha evitado imponer ninguna sanción extraordinaria a Turquía bajo esta ley[24].
Respecto al nuevo portaaeronaves, que se supone que estará operativo durante 2021, desarrolla una importante capacidad operativa para Turquía en el mar Mediterráneo y el mar Rojo, haciendo hincapié en su actividad operativa en Libia, Sudán y otros países de la región.

Cómo emplearán los turcos sus submarinos
Las amenazas vendrán de la mar, de forma encubierta, usando zonas en litigio, regiones sin gobierno, incluso estados proxies para alcanzar los objetivos deseados. Los submarinos serán utilizados en esta situación como plataformas para efectuar actos violentos y negar las responsabilidades adyacentes a estos actos, o para obtener la inteligencia necesaria en los futuros escenarios, especialmente en los “choke points” y en las proximidades de aquellas economías emergentes, empleando los avances tecnológicos que actualmente están en desarrollo.
Atrás quedan aquellas misiones donde se veían a los submarinos como lobos solitarios[25] donde el objetivo fundamental era la negación del mar a las fuerzas de superficie adversarias, interrumpiendo las líneas de comunicación y estableciéndose en los llamados “choke points”[26].
La movilidad y discreción de los submarinos les convierte en instrumento idóneo para la gestión de las diferentes fases de una crisis por la disuasión que supone para el adversario la mera sospecha de su presencia o la incertidumbre que provoca y los medios del enemigo que puede distraer el hecho de hacerse visible en un momento determinado para desaparecer después.

Las fuerzas navales han desplazado su teatro de operaciones del escenario oceánico hacia un entorno litoral, por ende, los submarinos han tenido que evolucionar en concordancia. El submarino se ha convertido en un flexible y eficiente multiplicador de fuerza en estos nuevos escenarios pasando de realizar operaciones independientes a ejecutar operaciones de apoyo junto a otras fuerzas aeronavales.
En esta aproximación del submarino al litoral se explotan las siguientes misiones que para aquellos profanos en la materia merecen ser descritas someramente[27]:
Indication and Warning (I&W)
Son operaciones de vigilancia destinadas a obtener alerta temprana sobre actividades del enemigo e información para interpretar sus operaciones.
La alerta temprana implica que la información obtenida de interés debe ser transmitida en tiempo real o en el mínimo intervalo de tiempo posible para que su explotación por el mando sea eficaz.
La aportación que hacen los submarinos en este tipo de misiones es su capacidad de operar en zonas de manera encubierta donde el resto de las fuerzas navales o aéreas son detectadas. En un futuro próximo estas operaciones la realizarán los vehículos submarinos.
Este tipo de operaciones próximas a la costa de los estados ribereños, pueden proporcionar una apreciación del entorno, fotografías de precisión a nivel del mar, e información de inteligencia.
Este tipo de misiones cobran su máximo esplendor durante el proceso de gestión de crisis, al permitir obtener información del desarrollo de los acontecimientos de forma transparente para el estado objetivo.

Intelligence, Surveillance and Reconnaissance (ISR)
Son operaciones de vigilancia destinadas a obtener y actualizar la información existente sobre las distintas actividades del enemigo.
La diferencia entre I&W e ISR es que la primera busca información en tiempo real mientras que en la segunda, la información se proporciona al finalizar la misión o cuando se indique, para ser tratada normalmente en otro centro específico.
En este tipo de misiones el submarino aporta información de la situación marítima en la zona a evaluar de manera discreta, puede incluir el punteo de blancos y el control de daños del enemigo.
Operaciones Especiales o Guerra Naval
Aunque no es un concepto nuevo, pues los submarinos se han usado como plataforma para infiltrar y/o exfiltrar equipos de operaciones especiales desde su creación, es hoy en día cuando estas técnicas han desarrollado su máxima eficacia.
La capacidad principal que aporta el submarino en este tipo de misiones es ser el método más discreto para infiltrar un equipo en la costa, y por tanto favorecer su posterior misión, sobre todo si esta es encubierta.
El submarino también puede apoyar a estos equipos como plataforma de retransmisión de la información obtenida en tierra.
Operaciones de lanzamiento de misiles
Este tipo de operaciones ofrece la posibilidad de lanzar misiles de ataque a tierra desde los submarinos como plataforma lanzadora
El uso del submarino como plataforma lanzadora de misiles tácticos de crucero contra blancos terrestres permite la proyección del poder naval sobre tierra desde una posición marítima que no es conocida y que puede aproximarse a la zona de impacto de manera prácticamente impune, por tanto, puede operar sin haber obtenido la superioridad aérea.
Operaciones de Apoyo
En la actualidad los submarinos de ataque se integran en los grupos de combate navales para efectuar operaciones de apoyo a estos grupos en función de las capacidades del submarino y de las necesidades de apoyo de estas agrupaciones navales.
Este concepto rompe el individualismo que tradicionalmente tenían los submarinistas en la ejecución de sus misiones obligándolos a formar parte de estas agrupaciones.
En este tipo de integraciones es común asignar al submarino la protección contra otros submarinos potencialmente hostiles al considerarse que un submarino es la mejor plataforma para localizar a otro submarino.

Operaciones de Anti Access/Area Denial (A2/AD)
Imposibilitar la libertad de acción a otras unidades navales es hoy en día una de las mayores capacidades que tienen los submarinos.
La negación del mar abarca tanto escenarios amplios frente a potencias navales potentes hasta el bloqueo de puertos o zonas puntuales como pueden ser “Choke Points”.
Impedir la negación del mar por parte de un submarino requiere una cantidad de medios y adiestramiento antisubmarino enorme que pocas potencias en la actualidad serían capaces de mantener prolongadas en el tiempo.
Conclusiones
Actualmente, Turquía es uno de los países con mayor poder militar del mundo, posee el segundo ejército de la Alianza y ocupa la décima posición mundial en potencial militar, siendo también el decimotercer importador de armamento y el decimonoveno en cuanto a gasto militar.
Para hacerse una idea de sus capacidades, Turquía está situada en el puesto undécimo de la clasificación de Global Firepower, un sitio especializado en seguimiento militar que elaboró un ranking de los ejércitos más poderosos del mundo en 2020, basado en unas 50 categorías que van desde el poderío militar, las finanzas, hasta la capacidad logística y la geografía[28].

Este ranking no tiene en cuenta el Anadolu (L-408), un portaaeronaves, gemelo del Juan Carlos I que iba a operar los aviones F-35 y que será el buque más grande jamás construido por Turquía. Tras su entrada en servicio Turquía seguramente escale puestos en la clasificación de Global Firepower frente a Grecia que ocupa el modesto puesto número 33.
Turquía al ser región puente entre oriente y occidente se ha convertido en un importante centro de distribución energética para los próximos años, con redes de abastecimiento construidas o en construcción con la Federación Rusa, Irak, algunos países del Cáucaso y de Asia Central o con Irán.

Las complicadas características geoestratégicas actuales, posicionan a los turcos como un aliado necesario para Estados Unidos en una región marcada por la inestabilidad. Turquía desea ser el agente estabilizador que la región necesita, percibiendo que Estados Unidos ya no quiere jugar ese papel y que Europa se encuentra más dividida que nunca.
En este escenario han surgido nuevos actores, que ya estaban pero que se encontraban congelados, como es el caso de Egipto y los países árabes del Golfo, especialmente los Emiratos Árabes Unidos. En este escenario, Turquía se postula como un emergente poder regional.
Tener una isla supone una ventaja estratégica tanto para controlar los alrededores como por los recursos que estas pudieran tener. Las disputas entre países para conseguirlas son más que frecuentes. En la zona de Asia Pacífico la tensión es creciente por las rencillas históricas y los nacionalismos exacerbados. Grecia y Turquía son otro ejemplo de esto. El Tratado de Lausana nunca ha sido aceptado por los turcos, pues fue impuesto y esto hace difícil que puedan plegarse a que un minúsculo islote como Castelórizo proporcione más derechos a las aguas que todo un país[29].

La visión de la Doctrina Mavi Vatan de Gürdeniz representa una aspiración nacionalista turca muy partidista, que pide que Turquía regrese e influya política y económicamente en la región que ocupó el imperio otomano. Las implicaciones políticas y económicas de esta doctrina chocan con los intereses de sus vecinos, especialmente con Grecia y el Tratado de Lausana.
La independencia energética de Turquía depende de su capacidad para operar y controlar las aguas del Mediterráneo oriental. Esta doctrina ha traído consigo un enorme incremento de unidades navales. Lo que es peor, en este caso no se trata sólo de la adquisición de nuevos buques y aeronaves, sino que también implica el desarrollo de capacidades y tecnologías para la construcción de buques, vehículos aéreos no tripulados, sensores y sistemas de armas.
La acumulación de estas fuerzas en la zona (solo los turcos contarán en un futuro con más de 140 buques, incluidos submarinos, más de 60 aviones y miles de infantes de marina), lleva a pensar en que es necesario sentarse y negociar.
Erdoğan sabe que Francia, Grecia Italia y Chipre se lo van a impedir ya que no apoyan sus ambiciones político-económicas y, por lo tanto, Turquía se va a enfrentar a ellos y a la Unión Europea. Por eso juega su baza de la OTAN, sabiendo que Estados Unidos necesita de Turquía para controlar Oriente Medio, una región que continúa siendo esencial para la primera potencia mundial.
El ejercicio Mavi Vatan-2019 transmitió un fuerte mensaje; Turquía tiene la capacidad de responder a cualquier amenaza en sus tres mares (mar Negro, Egeo y Mediterráneo) por tierra, mar y aire. Por otra parte, los esfuerzos de exploración y perforación de gas turcos requerían que Turquía adopte medidas para proteger al Oruç Reis y el resto de las unidades dedicadas a la exploración y explotación de los yacimientos de gas. La Marina Turca y su Fuerza Aérea, a la que se unen los vehículos aéreos no tripulados, han comenzado a patrullar una zona donde empiezan a acumularse unidades de guerra, es la llamada Operación Escudo Mediterráneo de las Fuerzas Armadas turcas.
Turquía alega que las fronteras marítimas en esta parte del Mediterráneo sólo pueden resolverse mediante acuerdos que se celebren entre los Estados ribereños sobre la base de ley y el principio de equidad. Según el derecho internacional, como respaldan algunos ejemplos, las islas no siempre generan zonas de jurisdicción marítima, especialmente cuando su ubicación distorsiona la delimitación equitativa o si hay otras circunstancias relevantes. Sobre la base del derecho internacional, Turquía ha dejado clara su posición desde 2004 y la ha registrado en las Naciones Unidas[30].

En los diferentes litigios internacionales que ha habido al respecto, los efectos dados a una isla dependían, en la mayoría de los casos, de consideraciones de equidad. En particular, del efecto desproporcionado de la isla en la delimitación con respecto a la longitud de su costa en relación al continente, como es el caso del arbitraje entre Canadá y Francia por la isla de Saint Pierre y Miquelon, de Túnez y Libia por la islas de Djerba, o más recientemente, el arbitraje entre Eritrea y Yemen por las islas de Zubayr en el lado yemení y las islas Dahlak en el lado eritreo.
El crecimiento de la industria de defensa turca sigue dando frutos, desarrollando y construyendo muchos sistemas y unidades navales como corbetas, vehículos aéreos no tripulados, etc. Como resultado de este avance Turquía mantiene su proyecto de hacer un submarino autóctono que se pretende esté listo en 2030. La estrategia naval de Turquía, cada vez más asertiva[31], tendrá un papel crucial en la próxima década, no sólo por proporcionar al país defensa y disuasión, sino también como herramienta de proyección de sus intereses en el extranjero.
Si bien se espera que el buque de asalto multipropósitos Anadolu (L-408) entre en servicio a primeros de 2021, algo que mejoraría significativamente las capacidades de proyección de Turquía, no es algo que varíe mucho la situación actual que le enfrenta a Francia y Grecia. El simulacro naval en los ejercicios Mavi Vatan-2019 demostró el interés del país por el Mediterráneo oriental, la Doctrina Mavi Vatan es uno de los componentes esenciales para preservar los intereses nacionales de Turquía en la región pero es difícil ver una escalada en las tensiones que lleven a un conflicto abierto, por eso la importancia del submarino.
Algunos autores dicen que Turquía se aproxima al abismo[32], yo creo que no; su pujanza militar va en ascenso, frente a una Europa cada vez más decrépita. Además, les asiste la voluntad de vencer, la idea de nación y el orgullo de un pueblo que ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad de lucha. Hemos visto en los últimos días cómo Erdoğan ha jugado la carta del nacionalismo y la religión con ejemplos como la Gran Mezquita de Sofía. No es un camino fácil, pero todos sus movimientos van en la misma dirección. Sólo falta ver qué hace Estados Unidos, su gran aliado, al que le une una cierta dependencia, pero también, un recelo cada vez más grande por los extraños movimientos a favor de los kurdos y de algunos países del Golfo Pérsico.
El descubrimiento de importantes depósitos de gas natural en las aguas que rodean la isla de Chipre y la isla griega de Creta ha desencadenado una lucha por las riquezas energéticas y ha revivido antiguas rivalidades regionales. La Doctrina Mavi Vatan es un símbolo del giro al mar de Turquía y según el propio almirante Gürdeniz, es un concepto que busca definir la jurisdicción marítima de Turquía.
Gürdeniz utilizó por primera vez este termino en 2006, justo cuando comienza esta historia de la búsqueda del gas y cuando él era Jefe de la División de Planes de la Marina Turca. Una visión que abarca los 460.000 kilómetros cuadrados que rodean a Turquía, incluida las aguas que rodean el millar de islas griegas que rodean sus costas. Turquía siente la necesidad de asegurar estas áreas, los intereses en ambos mares, el Mediterráneo y el Mar Negro, no se centran solo en la energía, también se centran en la geopolítica.
«Jugar con fuego» así denominó el Ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas a la situación actual en el Mediterráneo oriental. Mientras el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, exigió que los turcos cesaran inmediatamente la búsqueda de gas natural en el Mediterráneo. Grecia considera que el área donde Turquía, está llevando a cabo prospecciones, es una zona griega y chipriota y, por tanto, la actuación turca es ilegal. En la reunión de los ministros de Exteriores de la Unión Europea se pudo ver una división clara entre los Veintisiete. Mientras que algunos países, como Austria, Grecia, Chipre y Francia, piden una respuesta más contundente contra Turquía, otros como Alemania, España e Italia apelan al diálogo.
Por otro lado, los esfuerzos nacionales de Turquía para construir una industria de defensa más fuerte seguirán dotando a sus Fuerzas Armadas de tecnologías avanzadas, al tiempo que contribuyen a la defensa y disuasión del país con plataformas sofisticadas. Sin embargo, la industria de defensa turca tendrá que abordar cuestiones clave en el próximo mandato en relación con la especialización en sectores clave, la búsqueda de mercados de exportación y el desarrollo de fórmulas para superar los obstáculos de la política exterior
El submarino es, probablemente, la plataforma con mayor capacidad de disuasión que tienen los turcos. Aun no teniendo capacidad nuclear, el mero hecho de desaparecer de su base, obliga a cualquier enemigo potencial a realizar un gran esfuerzo de búsqueda para localizar la amenaza y un no menos importante esfuerzo de protección de su fuerza naval. El submarino ofrece dos características que, combinadas, se potencian enormemente. La primera característica es la discreción y la segunda la permanencia en el teatro de operaciones.
El nuevo submarino turco será capaz de permanecer más de una semana en zona sin necesidad de dar snorkel para recargar sus baterías, minimizando así el riesgo de contradetección. En segundo lugar, estos nuevos submarinos turcos ofrecerán también permanencia, de esta manera podrán proporcionar no solo la última información, sino una evolución a lo largo de un tiempo operacionalmente útil. Los submarinos anaeróbicos son la plataforma ideal para este tipo de misiones puesto que pueden aprovechar su libertad de acción, garantizada por su discreción, y poder así aproximarse a la costa hostil sin ser detectados, beneficiándose de la sorpresa[33].
Es también la plataforma ideal para la inserción de equipos de operaciones especiales que faciliten la inteligencia del escenario previo a un desembarco en fuerza. Su capacidad de aproximarse a la costa, reconocerla para elegir el punto idóneo de la infiltración, realizarla y permanecer en la zona. Sus sensores sobre la superficie como, por ejemplo, el radar con baja probabilidad de interceptación (LPI en sus siglas en inglés Low Probability of Interception), equipos de Guerra Electrónica fabricados por empresas turcas y los sensores ópticos e infrarrojos de los periscopios, permiten conocer la situación de superficie, mientras que su sondador añade la posibilidad de levantar una imagen del fondo que garantice la entrada segura de una fuerza de desembarco. Ambas tareas cuentan, además, con el potenciador que ofrece la plena integración en la Fuerza Naval y el mando en tierra gracias a sus medios de comunicaciones vía satélite fabricados por la española Indra.
Los submarinos tienen la capacidad de operar clandestinamente en ambientes impenetrables por plataformas de superficie y son los más adecuados para contrarrestar las fuerzas submarinas de un adversario. Para mantener el dominio submarino en el futuro, la Marina turca ha apostado por construir su propio submarino y sin duda, sabiendo que son punteros en vehículos aéreos no tripulados, no dudamos que también apuesten por complementarlos con submarinos no tripulados. Estos sensores deben comunicarse entre sí y con el submarino para crear una red de sensores submarinos para rastrear otros submarinos y barcos.
Al igual que la fuerza submarina turca, sus unidades de Guerra Naval llevan a cabo una variedad de misiones especializadas que sólo un pequeño equipo de élite puede realizar. Estos SEAL fueron fundamentales en el conflicto turcochipriota y sin duda, aprovecharán el submarino para desplegarse.

Las medidas de ampliación de las fuerzas turcas están acompañadas de medidas adicionales, no solo para la construcción de bases militares en países distantes como Libia, Sudán, Qatar y Somalia, también en medios de exploración y explotación submarina. La flota de barcos que tienen les permite afrontar cualquier extracción en el Mediterráneo y les hace reclamar un lugar.
La propuesta de Turquía de llegar a acuerdos con Grecia no parece descabellada, esta basada en jurisprudencia y en múltiples ejemplos de soberanía marítima sobre islas que distorsionan la geografía[34], el problema es que nunca han llegado a acuerdos, la historia nos recuerda el antagonismo que existe entre griegos y turcos, y Europa no hace ningún favor si se muestra tan tolerante con los griegos.
El posible conflicto llevará al empleo de los submarinos en labores de inteligencia sin alterar la evolución de la crisis y su posible desescalada por medios diplomáticos. Este motivo hace que los submarinos sean una plataforma ideal para aportar información al mando, y eficaz en su faceta más ofensiva y por eso Turquía apuesta por construir sus propios submarinos.
Notas
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Pero, ¿la economía turca puede soportar ese crecimiento continuado de inversiones en defensa?. Una armada moderna es algo caro.