Operación «Anaconda» III

Redención

Una de las docenas de cuevas empleadas por los defensores para almacenar suministros y permanecer ocultos a la visión de los medios aéreos occidentales
Una de las docenas de cuevas empleadas por los defensores para almacenar suministros y permanecer ocultos a la visión de los medios aéreos occidentales

Tras leer gran cantidad de libros sobre la historia militar estadounidense, si hay alguna peculiaridad que resaltaría de todos ellos es la rapidez con la que asimilan y se adaptan gracias a las lecciones aprendidas en el campo de batalla. Tienen un especial afán en lo que denominan “lessons learned”. Y precisamente la Operación Anaconda es uno de los ejemplos más claros de este fenómeno, tanto en el transcurso de la batalla como en los análisis que posteriormente se hicieron.

El comienzo de la misión fue un desastre desde la fase previa de planificación. A pesar de que tuvieron dos meses para entrenar a sus aliados, realizar un reconocimiento del lugar y desplegar a todas las tropas y medios necesarios, el resultado final fue que erraron, y por mucho, en la mayoría de aspectos. No había 250 enemigos en el valle de Shah i Kot, demostrándose más adelante que la cifra se elevaba a cerca de un millar. No estaban desplegados en los poblados del centro del valle, entre la población civil, ya que ésta había sido anteriormente expulsada y los defensores se concentraban en la loma “la ballena” situada al Oeste y sobre todo en las altas montañas del Este.

Tampoco sería una misión de 3-4 días, siendo necesarios casi tres semanas. Ni tampoco la disposición del enemigo era la de huir a la cercana frontera con Pakistán como había sucedido meses antes en Tora Bora. Más bien preferían quedarse a luchar contra los norteamericanos en ese lugar que la experiencia contra los soviéticos décadas antes les había inducido a considerar como una fortaleza y habían concentrado para su defensa gran número de piezas de artillería, morteros y ametralladoras pesadas.

No es de extrañar que los primeros movimientos de los atacantes resultasen desastrosos. La fuerza afgana aliada, dirigida por el señor de la guerra pastún Zia Lodin, que emplearon para intentar acceder siguiendo los caminos que entran en el valle por el Norte y el Sur, se estrelló contra el dispositivo enemigo. No se les proporcionó el necesario bombardeo aéreo previo para destruir las defensas, tuvieron un grave incidente de fuego amigo, se toparon con campos de minas y un eficaz fuego enemigo que les detuvo en seco. Desmoralizados, retrocedieron y su importante papel de presionar a los defensores se esfumó.

La parte del plan que les correspondía a los norteamericanos tampoco funcionó como estaba previsto. Su idea de realizar un asalto aerotransportado que colocase a sus tropas sellando las salidas del valle por siete desfilaros se encontró con un enemigo que no estaba situado donde ellos pensaban, en los poblados, sino en la cadena de altas montañas que limitan el valle por el Este. Desde esas posiciones altas tenían a la vista a los soldados, a los que intentaron derrotar con asaltos a sus dispersas posiciones, y sobre todo con un nutrido fuego de morteros, RPGs y ametralladoras, Si los talibanes y terroristas de al Qaeda hubieran conseguido derribar un par de helicópteros y matar a varios soldados lo mismo hubieran podido dar al traste con la Operación Anaconda.

Pero fue justo en ese momento y bajo esas circunstancias donde el talento militar norteamericano de adaptación comenzó a destacar. Hay que reconocer que la Divina Providencia estuvo de su parte y pese al gran número de heridos no tuvieron que lamentar bajas mortales ni fue derribado ningún helicóptero, pese a ser machacados por las ametralladoras, RPGs y algunos misiles antiaéreos de corto alcance.

En apenas unas horas modificaron todo el plan de acción para acomodarlo a la realidad. En primer lugar esperaron a las horas nocturnas para contar con la protección de los aviones cañoneros AC-130 Spectre y poder extraer con helicópteros a las tropas más expuestas. A continuación realizaron un asalto aerotransportado a una nueva posición, la “Helicopter Landing Zone 15” (HLZ15), situada en la parte Norte del valle, donde se desplegaron inicialmente de manera defensiva varias compañías para crear una base avanzada que les sirviese como punto de introducción del resto de unidades y todos los medios que necesitasen.

Una vez asegurada la HLZ15 comenzaron a avanzar para localizar al enemigo, fijarlo y usar a los Enlisted Terminal Attack Controler ETAC (miembros de la USAF desplegados con la tropa con el fin de designar objetivos para ser bombardeados por los aviones) con el fin de acabar con sus enemigos.

Tras los dos primeros días de combates y comprobar que las suposiciones iniciales eran erróneas, la cadena de funcionamiento de la administración militar norteamericana se puso en funcionamiento a pleno ritmo y se tomaron todas las medidas necesarias para que la Operación Anaconda tuviera un final exitoso. Se cursaron órdenes a bases repartidas por todo el planeta para que pusieran a disposición cualquier medio que se considerase necesario.

Por ejemplo, dado que los escasos seis helicópteros de ataque AH-64A Apache habían sufrido graves daños mientras daban apoyo a las tropas de tierra, desde EEUU se comenzaron a embarcar sus sustitutos en enormes aviones C-5 Galaxy que en 24 horas los transportaron al teatro de guerra. Hasta que entrasen en combate, el Cuerpo de Marines puso a disposición sus helicópteros de ataque y transporte situados en el Océano Índico. De igual manera, los eficaces aviones de ataque a tierra A-10 Thunderbolt II que la USAF tenía desplegados en Kuwait recibieron orden de trasladarse a una base aérea de Pakistan para actuar de manera secreta como controladores aéreos avanzados nocturnos.

En el espacio aéreo del valle de Shah i Kot el apoyo aéreo había resultado un caos, ya que sobre esa relativamente pequeña área se concentraban ocasionalmente gran número de medios que volando a diferentes alturas trataban de responder a las peticiones de apoyo aéreo y lo único que conseguían era interferir unos con otros. Además, las tropas en tierra no podían realizar sus peticiones directamente a los aviones, sino que tenían que transmitirlas a los E-3 Sentry AWACS que pasaban la información al resto de aviones. Para evitar ese descontrol, desde el Coalition Forces Air Component Command (CFACC) perteneciente al CENTCOM (mando con responsabilidad sobre 27 naciones de África y Asia) se envió a Bagram una célula con el tamaño, medios y experiencia necesarios para dirigir las operaciones aéreas, y se incorporaron los poderosos E-8 Joint STARS como gestores del campo de batalla.

Posiciones defensivas excavadas en la cresta de la montaña. La fotografía está realizada desde la posición donde se encontraba la ametralladora DsHK y mira hacia el Este, observándose el árbol denominado como “bonsái” que usaban como referencia para dirigir los ataques aéreos durante la Operación Anaconda
Posiciones defensivas excavadas en la cresta de la montaña. La fotografía está realizada desde la posición donde se encontraba la ametralladora DsHK y mira hacia el Este, observándose el árbol denominado como “bonsái” que usaban como referencia para dirigir los ataques aéreos durante la Operación Anaconda.

Lucha a muerte en Takur Ghar

Curiosamente, en el momento en el que las fuerzas de la coalición habían respondido ágilmente a las necesidades reales que planteaba el lugar y el enemigo, fue cuando el factor humano y sus caprichos dieron al traste con lo que parecía que iba a ser una gran victoria.

El General de la USAF Gregory Trebon, provisionalmente al mando de las unidades pertenecientes a la Task Force 11 – la dedicada a la búsqueda y captura de los objetivos prioritarios en Afganistán como Osama Ben Laden, Ayman al-Zawahiri, los demás dirigentes principales de al Qaeda y los miembros del gobierno talibán – decidió intervenir personalmente en los combates por el valle de Shah i Kot. Aunque orgánicamente dependían de la Task Force 11, el Lt. Col. Blaber colaboraba desde días antes de que empezara la Operación Anaconda con la Task Force Mountain infiltrando en el lugar tres equipos de reconocimiento AFO dedicados a la localización del enemigo, informando de su despliegue y movimientos, así como designando objetivos para las bombas de los aviones. El éxito era total gracias a la preparación previa y su profesionalidad. Celoso del éxito de Blaber, Trebon decidió realizar una discutible practica consistente en rotar las unidades participantes en los combates para que el mayor número posible de personal adquiera experiencia (la USAF también es partidaria de esta práctica y se empeñó en rotar a todos los ETAC presentes en Shah i Kot con la consiguiente bajada de rendimiento cuando más necesaria era su eficiencia). El objetivo en la sombra era quitar la presencia de Blaber y sus unidades para cambiarlas por otras unidades bajo su directo mando. El problema era que las AFO de Blaber llevaban días infiltrados en el interior del valle y volver a infiltrar otras nuevas en un terreno que no conocían, sin aclimatarse a las extremas altitudes y sin conocer el despliegue del enemigo no sería tan fácil sin ser localizados.

Presionando al máximo para que se cumplieran sus intenciones Trebon decidió que uno de los equipos de reconocimiento hiciese su tarea en la cima del Takur Ghar, la montaña más alta de la cordillera que limita por el Este la zona de combate. Obviamente el punto más alto es el mejor para una observación del valle al completo, pero eso era algo de lo que también era consciente el enemigo y en las fotografías aéreas se podían ver claramente trincheras y posiciones defensivas.

Pero el mayor problema fue cuando quisieron usar helicópteros para realizar esa infiltración en el terreno controlado por los defensores. Varios problemas retrasaron el transporte y cuando lo quisieron llevar a cabo apenas quedaba tiempo antes de que saliese el sol y la luz del día hiciese impracticable su objetivo. Una vez más Trebon presiono al equipo de reconocimiento Mako30 instándoles a aterrizar en plena cima, el lugar desde donde querían montar su posición de observación. Cuando a las 02:45 del 4 de marzo el helicóptero quiso tomar tierra, la docena de uzbekos defensores les recibió con un aluvión de fuego de ametralladoras y RPGs, que averiaron gravemente el helicóptero y provocaron que uno de los miembros del equipo Mako30 se precipitase del aparato al suelo. El piloto intento controlar el Chinook pero lo más que pudo hacer fue estrellarlo controladamente cerca de la HLZ15. A partir de ahí se inició una carrera para intentar salvar al Petty Officer 1st Class Neil Roberts, que había quedado abandonado en el lugar más peligroso de todo Shah i kot y completamente rodeado de enemigos.

Un AC130 Spectre que estaba sobrevolando el lugar fue testigo del derribo del Chinook y aviso a otro de los helicópteros del 160th SOAR con indicativo radio Razor4 de lo ocurrido. Sin pérdida de tiempo Razor4 se dirigió a las coordenadas del Chinook abatido y tras aterrizar procedieron a rescatar a los miembros de Mako30, a la tripulación de Razor3 y retiraron todo el material sensible. El primer impulso fue ir inmediatamente a por Roberts, pero antes tuvieron que pasar por Gardez para dejar el equipo y los tripulantes que no fuesen necesarios para la misión de rescate.

En Bagram ya se habían encendido la alarma por lo acontecido a Roberts y la fuerza de reacción rápida (QRF por sus siglas en inglés) consistente en la A Company del 1st Battalion – 75 Ranger Regiment al mando del Captain Nathan Self comenzó a las 04:00 a prepararse para la misión de rescate.

A esa misma hora el líder del equipo de SEAL Mako30, el Senior Chief Petty Officer Slabinski “Slab”, tomó la decisión de volver con sus seis hombres restantes a la cima en busca de su compañero. A las 04:15 despegaron de Gardez y 40 minutos más tarde volvieron a aterrizar en el mismo punto donde Razor3 había sido acribillado horas antes. Pese a pedir a un AC-130 Spectre que disparase sus armas contra la zona Norte de la cima donde se encontraban las posiciones defensivas y la DsHK, los pilotos se negaron a cumplir la petición ya que nadie sabía donde podía encontrarse Roberts y si estaba vivo. Por ello, nada más tomar tierra fueron de nuevo recibidos por un nutrido fuego con ametralladoras y RPGs. Los hombres de Mako30 desembarcaron y mientras Razor3 despegaba y se retiraba de la montaña seriamente dañado, intentaron avanzar hacia el bunker emplazado en la cara Norte de la montaña y que tenían como referencia situado delante y a la derecha de donde habían aterrizado, pero los defensores eran combatientes curtidos y el aluvión de disparos con el que respondieron al asalto pronto alcanzo al Technical Sergeant John A. Chapman hiriéndole mortalmente. Chapman era miembro de la USAF y era el encargado de realizar las solicitudes de apoyo aéreo. En rápida sucesión fueron también heridos otros dos miembros de Mako30, por lo que se empezó como una misión de rescate acabo como una lucha por sobrevivir. Rodeados, con heridos y bajo fuego enemigo comenzaron un peligroso descenso deslizándose hacia abajo de la montaña por su cara Oeste.

Lo triste del sacrificio póstumo de Chapman y de las penalidades de los demás componentes de Mako30 era que desde Bagram habían podido contemplar con anterioridad, en las pantallas desde donde la Task Force Mountain seguía la batalla, la imagen retransmitida por un UAV Predator donde se veía a un grupo defensores rodear a Roberts, acabar con su vida y arrastrar sus cuerpo hacía los búnkeres. Dicha información vital para Mako30 no les pudo ser comunicada ya que Trebon había decidido realizar en medio de la operación un cambio de frecuencia de radio para que sus únicas opiniones fueran las que prevaleciesen sobre las decisiones que en última instancia era Mako30 quien adoptaba.

Mientras Mako30 luchaba por su vida, despegaba desde Bagram la QRF del Captain Self con 22 rangers, un ETAC y tres miembros de la USAF pertenecientes a un equipo Combat Serch and Rescue (CSAR). Volando en dos Chinook (código radio Razor1 y Razor2) los helicópteros llegaron a la zona a plena luz del día y sin una clara idea de cuál era su cometido. Como la cima era muy estrecha y solo podía aterrizar un helicóptero se decidió que Razor2 esperase en Gardez a la correcta inserción de la mitad de los Rangers y que más tarde trajese a la montaña al resto del equipo.

Sin apoyo de aviones cañoneros, ya que habían abandonado la escena salir el sol, Razor1 tomo tierra pasadas las 06:00, y como había sucedido con anterioridad, los uzbekos abrieron fuego contra ellos con todo el arsenal del que disponían. Sacudido por balas y granadas el aparato quedo incapaz de volver a despegar. El piloto fue herido en una pierna, varios miembros de la tripulación heridos y el Sergeant Phil Svitak, cañonero de la puerta derecha falleció.

Conforme pasaban los minutos la situación empeoraba ya que el Chinook era un fácil blanco para las armas de los defensores. Aunque apenas existía cobertura en el exterior, Self y sus hombres salieron fuera del aparato para atraer el fuego enemigo y que los heridos pudiesen quedar siendo tratados en el interior. Nada más salir el aluvión de disparos les persiguió y otros tres soldados fueron heridos o murieron.

Desde dos rocas situadas a unos 20 metros a la derecha del Chinook comenzaron a devolver los disparos y el ETAC pudo enlazar con los aviones que volaban sobre el valle. A las 07:00, unos 45 minutos después de aterrizar, el ETAC pudo dirigir a un par de F15 que realizaron pasadas disparando ráfagas con su cañón de 20mm.

A esa misma hora Razor2 y los otros 13 hombres de la QRF volaban hacia Takur Ghar. Avisados por los hombres de Mako30 de lo que les había ocurrido a ellos y a sus compañeros, Razor2 no aterrizo en la cresta, sino que lo hizo a las 07:30 en la cara Oeste y a unos 300 metros de los miembros de Mako30. Conducidos por el Staff Sergeant Arin Canon, empezaron un peligroso ascenso por una montaña de más de 3.000 metros de altura, cargados de equipo y bajo fuego enemigo de mortero.

Mientras los hombres de Canon iniciaban su escalada, Self y sus hombres seguían entablando combate con los uzbekos. El fuego de mortero estaba siendo dirigido contra el helicóptero y tuvieron que sacar a los heridos a otra posición más segura. Con un gran coraje Self tomó la decisión de asaltar con 5 de sus hombres los búnkeres enemigos, pero a medio camino, entre la letal lluvia de disparos la DsHK abrió fuego contra ellos y los obligó a retroceder a su posición de partida.

Tras varios bombardeos infructuosos de varios F16, el ETAC consiguió enlazar el piloto de un Predator armado con misiles Hellfire. Tras fallar con el primero, el segundo dio de lleno en el bunker y mato a sus defensores.
Con gran alivio de Self a las 11:00 culminaron su escalada los hombres se Canon llegando por la cara Este, y conjuntamente pudieron limpiar la cima del resto de sus defensores. Un cuarto de hora más tarde, desde la cara Sur, tuvo lugar el primero los intentos de los uzbekos por recuperar el control de Takur Ghar. Bajo estas condiciones los hombres de Mako30 y de Self tuvieron que esperar a que anocheciese para poder ser sacados a las 20:00 de la odiosa montaña mediante helicópteros. En total, hasta siete ilitares estadounidenses habían perdido la vida en una misión a todas luces innecesaria.

El día 6 de marzo un ETAC que trabajaba con el Lt. Col. Corkran y el 1-87 IN llevaba mucho tiempo extrañado con algo que observaba en Takur Ghar. A pesar de que una y otra vez los aviones bombardeaban la cima, siempre eran enviados defensores a sustituir a los caídos. Había un motivo por el que no querían abandonar esa posición. Tras establecer contacto con un AWACS pusieron a su disposición dos F16 con LANTIRN para que observasen cierto lugar que le parecía sospechoso. Tras cuatro pasadas y arrojar varias bombas sin efecto, uno de los pilotos detecto una apertura de lo que parecía ser un bunker y al que arrojo una bomba de 250 kg.

El lugar al que el artefacto se dirigía era la madre de todos los depósitos de munición que había en toda la región y que todavía estaba en poder de los talibanes. Durante décadas había servido como almacén principal alimentando la guerra contra los soviéticos, señores de la guerra, los miembros de la Alianza del Norte y ahora contra los occidentales. Era el principal motivo por el que el valle de Shah i Kot no había sido abandonado. Estaba diseñado para ser eficaz y no eficiente. En vez de estar en la falda de la montaña para que los vehículos pudiesen descargar o cargar rápidamente, había sido construido en un punto alto y escondido de la vista. Para llevar toda su carga hasta allí los talibanes se dieron el enorme trabajo de realizar miles de transportes a lomo de burros. Cuando la bomba impacto en el bunker la montaña parecía haber entrado en erupción como si se tratase de un volcán y las explosiones secundarias se sucedieron durante días enteros.

La DsHK que en la cima de Takur Ghar había dominado los combates permaneció desafiante y disparando contra todo helicóptero que volaba a su vista. Por mucho que se realizasen ataques aéreos sobre su posición, los fogonazos que realizaba la ametralladora volvían a ser visibles desde larga distancia. En la tarde del 10 de marzo varios Apache AH-64 pertenecientes a la Bravo Company 3rd Battalion – 101 Aviation Regiment quisieron intentar un ataque contra dicha arma. Aunque la cima excede la altura máxima de vuelo de los aparatos, el líder de la unidad empujo a su montura más allá de sus límites y fue ganando poco a poco altura. Llegando a un punto en el que apenas respondía a los mandos, con un último esfuerzo el helicóptero se situó directamente enfrente de la la DsHk y sus asombrados servidores. Cara a cara, el Apache fue el primero en reaccionar y apretar el pulsador que lanzo una salva completa de cohetes y de fuego del cañón de 30mm, acabando para siempre con tan mortífera amenaza.

Como pequeña venganza por lo sufrido por los miembros de Mako30, el día 17 de marzo la Task Force 11 recibió información de que un convoy de 3 Pick Up Toyota estaba intentando huir desde Shah i Kot hasta Pakistán. Gracias a las imágenes de un UAV Predator se les pudo seguir en su escapada y los SEAL (entre los que se encontraba Slab y los miembros de Mako30) apoyados por los Rangers y CSAR embarcaron en 3 Chinook y dos MH-60G Pave Hawk.

Rodeando a los Toyota, los artilleros de los helicópteros dispararon contra los vehículos y los destruyeron. Desembarcando a los SEAL pudieron realizar un fuego cruzado contra los terroristas y en cuestión de minutos acabaron con dieciséis hirieron a otros dos, todos ellos uzbekos, chechenos y árabes. Entre el material incautado había numerosa documentación y equipo norteamericano del perdido mientras se luchaba por Takur Ghar.

Fotografía obtenida pasados varios años de la batalla donde se pueden observar las aspas como único resto del Chinook. En la esquina superior derecha se aprecia la posición del bunker
Fotografía obtenida pasados varios años de la batalla donde se pueden observar las aspas como único resto del Chinook. En la esquina superior derecha se aprecia la posición del búnker.

La ofensiva estadounidense

Si algo dejo claro la lucha en Takur Ghar fue que el enemigo no tenía por el momento intención alguna de huir del valle, por lo que las fuerzas aliadas tuvieron que volver a la idea original de sellar los desfiladeros situados en la cadena montañosa situada al Este.

Empezando por AMY, el más cercano a la HLZ15, las fuerzas del 1st Battalion – 187 Regiment (1-187 IN) avanzaron realizando un reconocimiento hasta llegar a un punto donde lo consideraron seguro y que no consistía ninguna amenaza directa para la seguridad de la HLZ15. El equipo AFO Juliet de la Task Force 11 quedaría atentos vigilando dicha ruta de aproximación camuflado en las alturas situadas al Norte del valle. Tras recibir la orden del Colonel Wiercinski de volver al interior del valle, las tropas del 1-187 volvieron sobre sus pasos y a continuación se encaminaron hacia el Sur para sellar el desfiladero BETTY (ver mapa).

La marcha la encabeza la B Company del Captain Cornell perteneciente al 1-87 IN. Tras llegar a la cercanía del compound que habían descubierto los soldados norteamericanas en el asalto del día 2 de marzo ocupado por gente de al Qaeda, Cornell recibió orden de ocupar las entradas de los desfiladeros BETTY y CINDY.

El resto de unidades continuaron su avance hacia el Sur, llevando en punta a la C Company del Captain Aspland perteneciente al 1–187 IN. Su objetivo era la entrada del desfiladero DIANE, al que se aproximaron con cierta cautela debido a la advertencia de que todavía podían encontrarse dispersas por la zona antiguas minas antipersonal soviéticas emplazadas casi 20 años antes. Al atardecer del día 4 de marzo los soldados del Captain Aspland procedieron a restablecer el bloqueo en DIANE.

El Lt. Col Corkran al mando del 1-187 IN desplegó su puesto de mando táctico y un platoon de la D Company entre CINDY y DIANE para poder apoyar a cualquiera de sus unidades. Al anochecer del 4 de marzo las únicas rutas para entrar en Shah i Kot eran las situadas en la parte Sur, sobre todo cerca del desfiladero denominado GINGER. Por allí circulaban gran cantidad de enemigos tanto a pie como en vehículos tipo pick up como los numerosos Toyota blancos que tenían los talibanes y al Qaeda.

En Bagram el Lt Col LaCamera recibió instrucciones para regresar con sus unidades al combate y sellar el paso de GINGER. Como había sido la unidad que había realizado el asalto aerotransportado el día 2 de marzo en dicho lugar y había sufrido gran cantidad de heridos, las filas de la C Company del Captain Kraft se rellenaron con soldados de la A Company. Como unidades adicionales se pusieron bajo las ordenes de LaCamera a la C Company del 4 Battalion -31st Regiment (4-31 IN) perteneciente a la 10th Mountain Division y recién llegado des de Kuwait, así como a la B Company del 1-187 IN que hasta el momento había permanecido en reserva en Bagram. En total 3 compañías y un platoon de los valiosos morteros de 120mm y de 81mm.

En la tarde del día 4 de marzo fueron insertados cerca de DIANE y se les incorporo la A Company del 1-87 IN, que procedentes de la HLZ15 les estaba esperando. Las cuatro compañías recibieron la denominación de TF Summit. Durante el día 5 la TF Summit recibió varias órdenes contradictorias y perdieron la jornada luchando contra pequeños grupos dispersos de talibanes. Desde sus posiciones, mirando hacia el Oeste podían contemplar los poblados situados en el centro del valle, que ahora eran un hormiguero de actividad enemiga. Los defensores de “la ballena” estaban empezando a abandonar la colina y prepararse para una posible retirada. Al no haber población civil presente, tanto los poblados como la loma “la ballena” fueron declarados como zona libre para que los aviones descargasen la munición que no hubiesen empleado sobre objetivos designados antes de volver a sus bases.

Para la tarde del día 6 de marzo la TF Summit había presionado hasta cerrar efectivamente las rutas que pasaban por GINGER. Era el momento oportuno para volver al concepto inicial de la Operación Anaconda y usar a los aliados afganos para hacer de martillo y atacar los poblados, empujando a los defensores contra el yunque de las tropas estadounidenses.

Imagen del Chinook abatido durante la Operación Anaconda
Imagen del Chinook alcanzado durante la Operación Anaconda.

Operación «Glock»

El 6 de marzo los afganos aliados de Zia Lodin estaban dispuestos para volver a la acción, sobre todo al enterarse que los norteamericanos, desconfiando de su fiabilidad, habían llamado a otro señor de la guerra, en este caso a Gul Haidar que era de origen tayiko, perteneciente a la Alianza del Norte y que por supuesto disfrutaría tremendamente arrasando a los talibanes y miembros de al Qaeda que durante lustros los habían perseguido a muerte y acabado con la vida de su líder Masud.

Como eran dos rivales, la prudencia aconsejo a usar las dos fuerzas separadamente. Zia Lodin y su medio centenar de hombres intentarían entrar en el valle siguiendo la ruta Sur, mientras que Haidar y sus 600 milicianos forzarían la entrada Norte con el apoyo de 4 carros T54, 6 BMP y varios camiones con lanzadores múltiples de cohetes. Con el apoyo de los Equipos A de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos ODA394, ODA594 y ODA372, las dos agrupaciones convergerían sobre los poblados que ocupaban el centro del valle.

Desde el día 6 y durante 4 jornadas, los aviones de la USAF se dedicaron a bombardear con extraordinaria violencia la loma y los poblados, llevando a algunos de los defensores a rendirse con sus armas. La señal de arranque del ataque consistiría en el lanzamiento la mañana del día 11 de una bomba BLU-82 “Corta Margaritas” en la loma denominada “la ballena”. Como es previsible trabajando al lado de los afganos, lo que siguió fue una especie de caos más o menos organizado.

Los milicianos de Haidar se dividieron en dos grupos. Las tropas desmontadas se dirigieron por la tarde del día 10 hacia “la ballena”, pero en vez de establecer una posición en su base y esperar a la señal acordada para el día siguiente, procedieron a escalar la loma mientras todavía estaba siendo bombardeada por la USAF. Iniciaron un barrido por el escarpado terreno elevado y con gran asombro de sus asistentes estadounidenses hicieron una enorme fogata visible desde larga distancia. Dado el enorme riego patente, de manera acertada se canceló el lanzamiento de la BLU-82.

En la mañana del 11 la fuerza mecanizada se dirigió siguiendo la carretera hasta que en su marcha encontraron los campos de minas que habían sembrado los defensores. El propio Haidar, dada su enorme experiencia y ansioso por no perder tiempo, ayudó a neutralizar la amenaza y pudieron continuar adelante. A medio camino localizaron hombres armados contra los que los tanques comenzaron a abrir fuego. Gracias a los miembros del ODA394 pudieron detenerles, ya que esos presuntos enemigos resultaron ser los soldados de la C Company del Captain Baltazar, pertenecientes al 2-187 IN y que formaban parte del perímetro defensivo establecido alrededor de la HLZ15. Una vez aclarada la confusión, de la que afortunadamente escaparon sin lamentar ninguna perdida, se procedió urgentemente a señalar mediantes paneles reflexivos VS-17 bien visibles la localización de las fuerzas amigas.

Conforme los vehículos comenzaron a aproximarse a los poblados fueron contemplados por los milicianos de Haidir que estaban en “la ballena”. De manera repentina olvidaron su misión de limpiar de enemigos la loma y deseosos de participar en el ataque y pillaje de los poblados se precipitaron colina abajo.

Los hombres de Zia Lodin se mostraron en esta ocasión mucho más disciplinados y se encaminaron por la ruta Sur hacia el interior del valle. Sin grandes incidentes, y en una especie de carrera contra los hombres de Haidir, entraron en Babol Kheyl y Marzak, continuando hacia Shir Khan Kheyl hasta que se encontraron, antes de llegar, con los tayikos que ya lo habían alcanzado y saqueado. Afortunadamente no se les ocurrió abrir fuego unos contra otros.

Mientras la Operación Glock estaba en marcha, las unidades norteamericanas que sellaban los desfiladeros de las montañas al Este estaban encontrando cada vez menos oposición enemiga, claro indicio de que sus enemigos habían decidido dejar el valle y huir de manera dispersa hacia la frontera pakistaní. Como logísticamente era una pesadilla mantener a tanta tropa se dio la orden de ir retirando de manera escalonada a las unidades. El día 12 se completó la extracción, pero eso no significo el final de la Operación Anaconda, ya que todavía quedaba por limpiar “la ballena” e inspeccionar la infinidad de cuevas llenas de municiones y de inteligencia sobre al Qaeda.

Soldados de la Task Force Rakassan toman un descanso en el compund que había sido previamente ocupado por al Qaeda. Los John Deere M-Gator fueron los únicos vehículos con los que contaban los estadounidense para transportar suministros para sus soldados.
Soldados de la Task Force Rakassan toman un descanso en el compund que había sido previamente ocupado por al Qaeda. Los John Deere M-Gator fueron los únicos vehículos con los que contaban los estadounidense para transportar suministros para sus soldados.

Operación «Harpoon»

Algunas unidades pertenecientes a la 2nd Brigade de la 10th Mountain Division habían permanecido en Uzbekistán participando en distintas misiones por el Norte de Afganistán como en Mazar-e Sharif y la batalla librada en la prisión de Sheberghan. Ahora, bajo la denominación de Task Force (TF) Commando actuarían en el valle de Shah i Kot bajo el mando del Colonel Wirkerson. Principalmente estaba formado por el 4th Battalion del 31st Infantry Regiment (4-31 IN) con el apodo de “Osos Polares” ya que habían prestado servicio en Siberia durante la Primera Guerra Mundial. La C Company ya había participado en la Operación Anaconda agregada al 1-87 IN y ahora les acompañaría la A Company (Strike Company) que había sido transportada a Bagram el día 8 de marzo. Para reforzar al TF Commando se les incorporo a los canadienses del 3rd Battalion del Princess Patricia`s Canadian Light Infantry (3-PPCLI) que permanecían en Kandahar desde principios de febrero en misiones de seguridad del aeropuerto. Con ellos tenían a un escuadrón del blindado de ruedas LAV Coyote, que con su sistema de reconocimiento a larga distancia tenían una capacidad de observación de 15-20 kilómetros y eran muy útiles para realizar patrullas por el perímetro de la base.

El esfuerzo principal de la Operación Harpoon correspondería a los canadienses del 3-PPCLI del Lieutenant Colonel Strogan. Durante la tarde del día 10 el 3-PPCL, exceptuando al escuadrón de LAV, fue transportado mediante varios vuelos de aviones C-130 y tuvieron un par de días para disponerse para entrar en acción.

A primeras horas del 13 de marzo los helicópteros transportaron a parte de la estadounidense Strike Company y a las canadienses A Company y B Company, Tomaron tierra en la base de “la ballena” situada más al Norte y establecieron un perímetro para esperar la llegada del resto de la TF Commando que llegarían en el siguiente vuelo previsto para el amanecer del día 14.

Con la unidad al completo empezaron a realizar un barrido de la zona. Según lo previsto la Strike Company avanzaría siguiendo la espina dorsal de “la ballena” desde el Noreste hacia el Suroeste, con los canadienses de la C Company avanzando en paralelo a su izquierda y la A Company acompañando el avance de las otras dos siguiendo la falda de la montaña por el lado que daba al valle. La zona Oeste de la loma era demasiado escarpada y fue vigilada a distancia por un pelotón de reconocimiento canadiense. Mientras la B Company quedo en reserva.

Durante los dos primeros días apenas encontraron enemigos en su avance, limitándose a inspeccionar cuevas en las que encontraron depósitos de municiones y otros materiales. No se trataba simplemente de sellar la entrada de las cuevas mediante explosivos, sino que había que proceder con cautela y ver si estaban abandonadas ya que en esos lugares podían encontrar documentación que pudiesen ayudar a identificar a individuos pertenecientes a al Qaeda y poder actuar judicialmente contra ellos y sus apoyos en el exterior. Para ello los aliados llevaron consigo a unidades forenses que se encargaban de recopilar pruebas siguiendo un protocolo estricto de custodia.

Llegado el día 15, los exploradores canadienses detectaron la existencia de un gran bunker, que lo estadounidenses de la Strike Company procedieron a atacar. Usando lanzagranadas AT-4 acabaron con los tres terroristas que se habían quedado atrás custodiando el lugar, y tras recopilar todo quel material y documentación que consideraron de valor procedieron a destruir la munición.

Durante las dos jornadas siguientes la TF Commando continuó encontrando almacenes abandonados repletos de municiones. Tras ser inspeccionados y obtenida toda la inteligencia, los ingenieros procedían a volar por los aires todo lo que pudiera ser útiles a los talibanes cuando volviesen. Cumplida la misión el 18 de marzo los últimos soldados canadienses abandonaron el área de operaciones.

Pick up Toyota destruido en un desfiladero por la aviación. Los talibanes y los terroristas contaban con docenas de estos vehículos comprados con dinero donado por simpatizantes millonarios de países árabes. Gracias a estos vehículos los defensores podían mantener un flujo continuo de material y personal
Pick up Toyota destruido en un desfiladero por la aviación. Los talibanes y los terroristas contaban con docenas de estos vehículos comprados con dinero donado por simpatizantes millonarios de países árabes. Gracias a estos vehículos los defensores podían mantener un flujo continuo de material y personal.

Operación «Polar Harpoon»

Todavía quedaba una parte de la Operación Anaconda por completar, subir a la montaña Takur Ghar y realizar una inspección de los alrededores. La tarea fue encomendada al Lt. Col. Townsend al mando del 4th-31 IN de la 10th Mountain Division. Para ello contaba con dos unidades orgánicas, la A (Strike) Company a cargo del Captain Stevens recién llegada el día 16 después de actuar en la Operación Harpoon, y la C Company del Captain Kozelka que había combatido formando parte de la TF Rakkasan.

A estas alturas todavía no había una información clara del lugar pese al tiempo transcurrido y todo lo acontecido en la cima. Se sabía que había trincheras, búnkeres, posiciones defensivas con ametralladoras pesadas y morteros, pero realmente no sabían lo que podían encontrar conforme llegasen al lugar. Quizás estaba abandonado o lo mismo el enemigo lo había reforzado.

Siguiendo el plan previsto al amanecer del día 18 de marzo los helicópteros de transporte despegaron de Bagram y procedieron a desembarcar a la C Company en un punto situado a 800 metros al Norte de la cima. El lugar elegido era tan abrupto que los Chinook no podían tomar tierra con las cuatro ruedas y tenían que permanecer sustentados mientras descargaban. Conforme los soldados saltaban de la rampa tenían que agarrase para no comenzar a rodar montaña abajo. Mirando a la imponente cima de la montaña estaba claro que el ascenso tampoco sería una cuestión fácil.

Mientras, la A Company del Captain Stevens fue insertada en la base de la montaña por su cara Norte y cerca del BP EVE. Desde allí comenzaron a avanzar por el desfiladero que lleva a la cara Este de Takur Ghar. Enseguida se empezaron a topar con búnkeres, cuevas y depósitos de municiones. Al igual que hicieron en “la ballena” los equipos de forenses obtenían pruebas y documentación que consideraban valiosa y después los ingenieros procedían a volar con explosivos el resto del equipo abandonado. En una de las cuevas había almacenada tal cantidad de material y la explosión fue tan masiva que la onda expansiva arrojo centenares de granadas de mortero por el suelo del desfiladero. Durante seis horas se sucedieron las explosiones en el interior de la cueva.

Tras la ardua escalada, al llegar los soldados de la C Company a la cima la encontraron abandonada. Sólo quedaban los cuerpos de los terroristas de al Qaeda uzbekos muertos en los combates anteriores y también hallaron parte del material norteamericano perdido en la lucha como cascos, mochilas y chaquetas de camuflaje.

Siguiendo con su avance por el desfiladero las tropas de la A Company encontraron una serie de búnkeres. Sin saber si estaban ocupados y como medida precautoria emplearon contra ellos lanzagranadas AT-4 y granadas de mano. Al poco de reemprender la marcha uno de los sargentos noto algo sospecho en un lateral del desfiladero. Una de las secciones ya había pasado por allí sin advertir nada, pero gracias a la perspicacia del suboficial y su advertencia pudieron buscar cobertura justo en el momento que un terrorista se incorporaba y comenzaba a disparar desde corta distancia con una ametralladora M249 como la que llevaba Roberts en Takur Ghar cuando se precipito del helicóptero. Sin llegar a alcanzar a nadie, el sujeto fue acribillado en segundos.

Al acabar el día las dos compañías se prepararon para abandonar la zona. Al amanecer del 19 de marzo, mientras los soldados se subían a los helicópteros que les llevarían de vuelta a Bagram, pudieron escuchar por la radio que el comandante en Jefe del CENTCOM, Tommy FranKs daba por finalizada oficialmente la Operación Anaconda.

Imagen diurna del Chinook RAZOR1 en la cima de Takur Ghar tomada mirando la cara Oeste de la montaña. En la foto se ve justo a su izquierda una roca donde estaban unos búnkeres y n árbol con forma de bonsái
Imagen diurna del Chinook RAZOR1 en la cima de Takur Ghar tomada mirando la cara oeste de la montaña. En la foto se ve justo a su izquierda una roca donde estaban unos búnkeres y un árbol con forma de bonsái.

Conclusiones

Si bien la planificación fallo estrepitosamente, exceptuando el incidente de fuego amigo del primer día y la metedura de pata del General Trebon que llevo al fracaso de la misión de Mako30, en su conjunto puede considerarse como todo un éxito. Más de medio millar de miembros de al Qaeda y talibanes habían sido eliminados, y no eran jóvenes reclutas, sino la espina dorsal de la fuerza combativa de la organización terrorista. Expertos en explosivos y en el manejo de todo tipo de armas y que durante lustros habían enseñado a usar a miles de llegados a los campamentos de instrucción. Si todos esos terroristas hubieran tenido la oportunidad de regresar a sus países de origen (Marruecos, Egipto, Francia, etc.) el peligro potencial hubiera sido enorme.

A pesar de ser “emitido en directo” para gran cantidad de altos mandos en múltiples Cuarteles Generales a lo largo de la completa cadena de mando estadounidense, exceptuando el caso del General Trebon con Mako30, a ninguno se le ocurrió comenzar a dar órdenes desde su escritorio. Ni siquiera el General Hagenbeck, al mando de la Task Force Mountain y responsable directo de la Operación Anaconda, tuvo lo ocurrencia de llamar a los oficiales de las unidades en combate para influir en sus acciones o decisiones. Se dedicaba a escucharles y a valorar sus opiniones antes de tomar una decisión. En el desastre de Takur Ghar no tuvo ninguna responsabilidad ya que precisamente el fracaso de MAKO30 fue debido a que intencionadamente fue puenteado aprovechando que la Task Force 11 no estaba orgánicamente asignada a la Task Force Mountain.

Los distintos batallones desplegados eran dirigidos desde primera línea por los Coroneles y Tenientes Coroneles a su mando. Fueron capaces de cambiar el plan previsto cuando se demostraba que no era válido. La decisión del Colonel Wiercinski de recolocar el segundo día de combate la totalidad de las unidades a su mando fue plenamente acertada y evito llegar al desastre si se hubiera empeñado en continuar con lo planificado. Mención aparte es el hecho de que fue el primero en tomar tierra en el asalto aerotransportado y fue también el último en tomar un helicóptero cuando la totalidad de sus soldados ya volaban seguros a su base.

A un nivel táctico las unidades estadounidenses se comportaron de una manera brillante. Una vez encomendada su misión por los Tenientes Coroneles al mando de los batallones, los distintos capitanes eran totalmente libres para actuar según su parecer mientras sus decisiones estuvieran acordes con el objetivo a cumplir. Ningún soldado occidental falleció en los combates mientras ocasionaron centenares de bajas al enemigo. Aunque los soldados eran en muchos casos bisoños, los suboficiales aportaron su experiencia para dirigirlos en sus funciones a la vez que los mantenían seguros. Y eso que tanto la climatología como el terreno y el despliegue enemigo estaba perfectamente dispuesto para haber podido provocar una derrota.

Con respecto a los aliados afganos, pese a que cuentan con décadas de guerra a sus espaldas sinceramente no creo que sean dignos de confianza en un combate en el que intervengan con aliados occidentales. Quizás actualmente queda muy bien a nivel político o de relaciones públicas, pero para un militar occidental poner al alcance de un arma a sus soldados es un riesgo innecesario. Más valdría dejarles actuar por su cuenta y limitarse a darles el mejor apoyo posible, porque como aquí demostró Gul Haidir y el resto de miembros de la Alianza del Norte durante los años de lucha contra los talibanes y al Qaeda, a su manera lo saben hacer perfectamente cuando les das medios y les pones delante a su enemigo favorito.

Para los talibanes perder su santuario de Shah i Kot debió de ser un gran mazazo ya que moralmente consideraban el lugar como su fortaleza donde sin duda derrotarían a los arrogantes occidentales. Estratégicamente perdieron la capacidad de usarlo como base desde la que hostigar al gobierno de Hamid Karzai en la primavera del año 2002 y además la destrucción de gigantescas cantidades de municiones que habían ido almacenando durante lustros en el lugar fue un varapalo.

Artículos de la serie

Autor

  • Rafael López Mercado

    Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Córdoba. Realizo como Trabajo Profesional de Fin de Carrera un trabajo de investigación y desarrollo de 600 páginas dedicado a la implantación del mantenimiento predictivo en las flotas de vehículos militares del Ejército Español. Piloto homologado de drones. Ha trabajado en empresas de mantenimiento industrial y agrícolas.