El futuro de la Caballería Española

¿Réquiem por un arma?

VRC Centauro, blindado de combate específico de las unidades de Caballería
VRC Centauro, blindado de combate específico de las unidades de Caballería. Foto - Ejército de Tierra

La historia reciente de la Caballería Española no es si no una concatenación de concesiones. Si bien es cierto que todo el Ejército ha tenido que someterse a la tiranía de las restricciones presupuestarias, e incluso las transformaciones que ha sufrido la fuerza han llegado a revitalizar el arma de los jinetes, con nuevas unidades y un ligero aumento de personal; no es menos cierto que el peso específico del arma en el seno de la institución no ha dejado de disminuir, hasta el punto de circular por los despachos del cuartel general un plan para hacerla desaparecer.

La reciente disolución de la brigada de Caballería ha supuesto la pérdida de su vacante de general, y con ella gran parte de las posibilidades de ascenso de sus miembros en las diferentes promociones del cuerpo general. Esto no es baladí, ya que ha propiciado que ningún jinete se siente en el consejo superior del ejército, y por tanto carecer de un representante en el máximo órgano asesor del JEME.

El aspecto institucional no es el único ni el más grave donde se refleja esta tendencia; los diferentes documentos doctrinales por los que se regulan las funciones de las armas y sus modalidades de empleo no han hecho si no recortar sistemáticamente el papel del arma resolutiva por antonomasia, de la maniobra y el combate de encuentro, la reserva o la persecución; hasta el punto de ser una mera especialidad encaminada a la obtención de inteligencia táctica mediante el llamado ‘reconocimiento’. A pesar de haber incidido en ello con la adopción de un grupo de Caballería dentro de las nuevas brigadas polivalentes, ni siquiera se le ha hecho poseedor de los medios de obtención de inteligencia de dichas brigadas ni se ha asignado al citado grupo la responsabilidad de coordinación de estos medios.

La adopción de la doctrina ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, and Reconnaissance) es muy reciente, y aún sujeta a evolución, en cualquier caso es liderada por las unidades de inteligencia, dejando a la Caballería la operación no exclusiva de los medios de obtención; si bien se limita, como casi todas las unidades implicadas en una operación, a la obtención de información. De su análisis se obtendrá la necesaria inteligencia útil, responsabilidad exclusiva de los equipos de gestión-obtención de la UINT y para los que las PLMM de Caballería no están capacitadas.

Otra de las funciones asignadas habitualmente a Caballería es el de la seguridad de la maniobra, actuando dentro de lo que se conoce como ‘economía de medios’, es decir, empeñar pequeñas fuerzas de Caballería en la cobertura a vanguardia, flancos y retaguardia, para que el enemigo no obligue a empeñar prematuramente nuestros gruesos donde y cuando no deseemos; es decir, a preservar la iniciativa. Sin embargo el nuevo grupo de Caballería tampoco ha absorbido a una de las unidades más significadas en proporcionar la citada seguridad, como es la compañía contracarro, cuya sola existencia es un caso único dentro de los ejércitos de nuestro entorno y su encuadramiento, una incongruencia táctica.

Respecto a la reserva, actuará como elemento de paso de escalón ante una acción ofensiva exitosa, obteniendo la explotación del éxito y la persecución (y en su caso destrucción) del enemigo, o bien como elemento capaz de detener una penetración exitosa de este en nuestro despliegue, cuando se actúa en defensiva (contraataque). También se emplea en las postrimerías del combate, realizando el hostigamiento del enemigo, obligándole a desgastar prematuramente sus gruesos, ralentizando su avance y forzandole a establecer despliegues no deseados, exactamente lo contrario a lo buscado en las funciones de ‘seguridad’ propia, que deben evitar esto por parte del enemigo.

Todas estas actuaciones, al contrario que las acciones de reconocimiento, planificadas por el CG de la brigada a través de G2 (inteligencia) y su plan de obtención de inteligencia, las realizan las unidades de Caballería aplicando básicamente unas capacidades técnicas (movilidad, potencia de fuego) y tácticas (incertidumbre, falta de planificación previa, conocimiento de la situación y valoración/toma de decisión) que caracterizan a los cuadros de mando de Caballería. Por eso se define a la misma como el arma de la acometividad, la velocidad (de decisión) la flexibilidad y la fluidez.

Sin embargo, las unidades de Caballería en las nuevas brigadas orgánicas polivalentes carecen de la entidad necesaria para realizar estos cometidos, agravado por el hecho de que sus medios son ahora más lentos (VEC) y disponen de menos medios de mando y control que los de la infantería mecanizada a la que deben apoyar. Incluso en la función residual de ‘reconocimiento en profundidad’ no se ha dotado al programa VERT, imprescindible para asumir esta función, de la necesaria prioridad en los planes de adquisición del Ejército.

Todos estos agravios no son nada comparados con la posibilidad de convertirse en arma acorazada, un proceso iniciado con la creación de regimientos interarmas donde convive un batallón de carros (infantería) con un grupo de Caballería y que puede acabar con la desaparición del arma tal como la conocemos.

Acogida inicialmente con entusiasmo como una solución a los problemas de contenido doctrinal de Caballería, choca con cada vez más reticencias respecto a la pérdida de identidad histórica de un arma, de sus misiones y funciones de combate, siempre en entredicho (pues ha perdido el pulso institucional con el otro arma de la maniobra) a cambio de una mera especialización en el combate montado; o lo que es lo mismo, una especialidad derivada de las exigencias técnicas de un material muy específico.

En este punto es cuando debemos preguntarnos si una especialidad acorazada, como lo es una de montaña, operaciones especiales o paracaidismo, es suficiente para justificar su propia escala, academia y perfil de carrera. Lo que es evidente en el caso de las aeronaves (helicópteros) con la creación del arma de aviación del ejército (si bien se han necesitado cincuenta años para lograrlo) no lo es tanto en el caso de los carros de combate, vehículos de combate cañón (VRC Centauro) o medios de exploración y reconocimiento. Todos estos vehículos son un medio para la consecución de un fín, pero no un fin en sí mismo.

Efectivamente, el carácter de un arma se debe al de sus miembros, su preparación y su doctrina de empleo, encaminada a realizar no unas determinadas funciones de combate, si no a un tipo específico de misiones, para las cuales disponen de unas cualidades técnicas, intelectuales y morales propias.

Estas misiones la integran dentro de una sola función de combate, que comparte con infantería, que es la maniobra, si bien se basan en unas capacidades que les hacen especialmente aptos para ciertas misiones, siendo incapaces en cambio de realizar otras.

El material más apto para este tipo de maniobra puede ser específico, diferente al de Infantería, y es en este punto donde el arma de Caballería debe consolidarse, pero no ser la justificación de su existencia.

El nuevo VERT, un verdadero vehículo de exploración de Caballería
El nuevo VERT, un verdadero vehículo de exploración de Caballería. Foto – Ejército de Tierra

La Caballería Española hoy

El arma en la actualidad dispone de un total de doce grupos, uno por cada brigada (8) y comandancia general (2) y dos dentro del regimiento destinado a actuar en favor del escalón división, que depende de FUTER.

Estos grupos se encuadran de forma desigual, los de las BOP-C dentro de un regimiento acorazado mixto, dos acorazados dentro de un regimiento homónimo del arma (COMGE) y seis ligeros, de los que cuatro dependen de una PLMM regimental y dos (Canarias y Legión) son independientes.

DEPENDENCIA

REGIMIENTO

GRUPO

FUTER

RCAB ‘España’ 11

GCLAC ‘Lanceros de Borbón’ I/11

GCLAC ‘Numancia’ II/11

BOP-C I

RAC ‘Pavía’ 4

GCAC ‘Princesa’ II/4

BOP-C X

RAC ‘Córdoba’ 10

GCAC ‘Almansa’ II/10

BOP-C XI

RAC ‘Castilla’ 16

GCAC ‘Calatrava’ II/16

BOP-C XII

RAC ‘Alcázar de toledo’ 61

GCAC ‘Villaviciosa’ II/61

BOP-R II

 

GCLAC ‘Reyes católicos’ II

BOP-R VI

RCAB ‘Lusitania’ 8

GCLAC ‘Sagunto’ I/8

BOP-R VI

RCAB ‘Farnesio’ 12

GCLAC ‘Santiago’ I/12

BOP-R XVI

 

GCLAC ‘Milán’ XVI

COMGECEU

RCAC ‘Montesa’ 3

GCAC ‘África’ I/3

COMGEMEL

RCAC ‘Alcántara’ 10

GCAC ‘Taxdirt’ I/10

Los seis grupos acorazados disponen de carros de combate Leopardo, mientras otros seis, ligeros acorazados, se equipan con VRC Centauro, una suerte de carro ligero de ruedas dotado con cañón de 105 mm; combinados todos ellos con los VEC, una variante específica del BMR con torre biplaza y cañón de 25mm que lleva prestando servicio durante más de 35 años; todos menos los dos asignados a las COMGE, que incorporan el más potente VCC Pizarro.

Teóricamente todos ellos actúan de la misma forma a pesar de las diferencias en el material fundamental, consecuencia del que equipa la brigada donde se integran. La realidad es que se debe a un intento de racionalizar unas estructuras orgánicas que eran muy heterogéneas, y que han valido en el pasado para calificar a Caballería como el arma ‘de difícil empleo’.

Para ello el arma ha debido renunciar a sus propios procedimientos, con secciones grandes de hasta siete vehículos (actuando en dos escalones, vanguardia y reserva) y estandarizar las mismas a cuatro, como las de infantería, que siempre actúan en un único escalón. A pesar de todo ello, no se ha conseguido el objetivo del todo, ya que el arma aún resulta muy heterogénea.

Hay que reseñar que es en las comandancias donde al arma de Caballería le corresponde en exclusiva ejercer de elemento de maniobra acorazada; aportando disuasión, potencia de choque y maniobrabilidad táctica, sin que infantería comparta medios técnicos ni procedimientos, ya que despliega exclusivamente unidades ligeras. Tal vez hemos complicado en exceso un problema, o lo hayamos creado, cuando teníamos la solución en nuestra propia casa.

Los vehículos empleados son en general muy potentes y están orientados principalmente al combate, pudiendo hacer reconocimiento por el contacto (combatir para obtener información del enemigo) pero lejos de lo que se consideraría una especialización en reconocimiento y exploración, hoy centrada en la obtención de inteligencia del campo de batalla y adquisición de objetivos (ISTAR).

Se está trabajando en la adopción de un vehículo capaz de actuar bajo estas premisas, el VERT (vehículo de exploración y reconocimiento terrestre; notese la ausencia del arma en el acrónimo) del que se ha aprobado una preserie de 18 ejemplares, dotados con medios optrónicos de observación sobre un mástil retráctil (sistema SERT de Navantia) adquirido en su momento para el malogrado VCOAV Pizarro de artillería.

Es significativo que este avanzado sistema que ha de proporcionar a Caballería el medio clave para desarrollar sus misiones sea básicamente el mismo que pensaba utilizarse para otro arma a la que se había dado prioridad por encima de las necesidades de Caballería, que también había de contar con VCC Pizarro, pero configurados exclusivamente para el combate.

De hecho, el VERT será el primer vehículo en la historia del arma que disponga de equipos de observación propios de un medio de reconocimiento. Es más, hasta la instalación de cámaras térmicas procedentes de los AMX30EM2, el VEC carecía de capacidad para operar por la noche.

Respecto a la orgánica, la composición de todos los grupos es similar, contando con tres escuadrones (uno de plana mayor y servicios y dos de maniobra) excepto los del RCAB ‘España’ 11, de apoyo a división, que tienen cuatro.

Los escuadrones de Caballería cuentan con cuatro secciones, tres acorazadas o ligero acorazadas (según cuenten o no con carros) y una SEV (sección de exploración y vigilancia) con los citados VERT, aunque provisionalmente se han dotado con VLTT desarmados y no se tiene la certeza de que puedan dotarse con su nuevo vehículo.

Las secciones acorazadas constan a su vez de cuatro vehículos, dos VEC / VCC y dos CCM / VRC. Como excepción nuevamente el ‘España’ 11, con una orgánica en base a secciones homogéneas.

Esta orgánica tiene algunos problemas, entre los que citaremos la falta de cohesión del binomio VEC/Leopardo, la disposición de las unidades de morteros o las dificultades del VERT, basado en un VLTT, de actuar integrado en el grupo.

Ciertamente, la virtud de los carros por la cual son un elemento insustituible del campo de batalla y, supuestamente, pueden propiciar la creación de una especialidad fundamental, no se ciñe a la capacidad de batir otro carro, como podría hacer un VRC Centauro y hasta un 4×4 armado con misiles, si no en la adecuada combinación de protección, movilidad táctica y potencia de fuego, equilibrio que no tiene ningún otro sistema de armas terrestre.

Sin embargo, combinados con vehículos como el VEC en el escalón sección, no hace sino limitar sus posibilidades tácticas, ciñéndose a las misiones en las que se encasilla al grupo y, por ende, al arma, y para las que el citado ‘Centauro’ es mucho más apropiado.

Por otra parte, si se decide desplegar con medios exclusivamente de ruedas, como es lo habitual, el GCAC debe romper la orgánica de sus PUs de Caballería hasta el nivel sección. El problema se agrava al haber dotado al jefe con un leopardo, por lo que para mandar una sección exclusivamente ligera (VEC) deberá cambiar de vehículo, rompiendo la cohesión del equipo con el que trabaja habitualmente.

MPLTO del GCAC para BOP-C
MPLTO del GCAC para BOP-C. Autor – Roberto Gutiérrez

¿Hay lugar para un arma de caballería?

Si analizamos la fórmula elegida por los ejércitos punteros con los que colaboramos y debemos compararnos, todos disponen de un arma acorazada, en su mayoría existente desde la irrupción del carro como el rey de las batallas, durante la WWII; bien por transformación de la Caballería clásica (a caballo) bien como nueva arma, que ha acabado por monopolizar todas las modalidades del combate montado, entre las que destacan las de reconocimiento, con vehículos específicos para esta función.

A pesar de ello ninguno dispone de carros de combate en sus escalones de reconocimiento, optando por mantener separados ambos como dos especialidades fundamentales.

Es curioso no obstante que, mientras que Francia o Italia mantienen el nombre del arma (Caballería) operando los carros de combate, los ejércitos de EEUU y Reino unido usan la denominación acorazada (Armor o Armoured corp) pese a que entre las unidades que lo integran las de reconocimiento son mucho más numerosas que las de carros.

Ha sido el Ejército de EEUU el que, nuevamente, ha evolucionado en sus conceptos operativos; primero renunciando a las armas como limitadoras de la maniobra montada, poniendo fin a toda distinción más allá de sus tradiciones. Y segundo por haber dado marcha atrás en la decisión de suprimir los carros de sus grupos de reconocimiento, volviendo a integrar en ellos un escuadrón de M1 Abrams; entendiendo que estos deben de combatir con garantías para poder obtener información, tal y como refleja la doctrina española y a la que nunca se ha renunciado. Sin embargo, este apoyo no se ha llevado hasta el nivel sección, que después de varios años mezclando cadenas y ruedas, vuelven a ser homogéneas, ya sean de tipo mecanizado (M3 Bradley) medio (Stryker) o ligero (ATV).

Vehículo de Caballería Centauro
Vehículo de Caballería Centauro. Foto – Ejército de Tierra

La cambiante situación internacional ha vuelto a poner el foco en las capacidades convencionales y la preparación de los ejércitos para el combate simétrico, lo que vuelve a poner de moda las unidades acorazadas; y por lo que no se debe prescindir del carro de combate en los escalones avanzados. Basta recordar la actuación de la división francesa de Caballería Daguet en ‘Desert Storm’, que debió ser reforzada con un regimiento de AMX30B2 ante la amenaza que los carros iraquíes presentes en el escenario representaban para los AMX10RC, el equivalente francés al centauro. Igualmente los famosos Thunder run, llevados a cabo por la Caballería del US ARMY sobre Bagdad en la campaña de 2003, demuestran la importancia de las unidades acorazadas en tareas de reconocimiento en fuerza y valoración del potencial enemigo.

En lo que respecta a los conflictos asimétricos o de carácter híbrido, las unidades ya no actúan en frentes definidos, con vanguardias ni flancos que cubrir, con un enemigo simétrico al que reconocer, hostigar o perseguir, ni unos gruesos que actúen en el combate decisivo, porque este simplemente ha dejado de materializarse. Muy al contrario, el carácter fugaz e imprevisible del enemigo asimétrico, su voluntad de actuar sobre los escalones más débiles y expuestos (columnas logísticas y convoyes) en cualquier parte del teatro de operaciones han obligado a las fuerzas propias a actuar inmediatamente cuando se toma contacto con él (combate de encuentro) con una valoración inmediata de su entidad e intenciones (reconocimiento) y una rápida toma de decisión, carente de una fase de preparación o planificación previa.

Como podemos ver, todos estos ejemplos demuestran que los procedimientos tradicionales de la Caballería tienen más vigor que nunca. ¿Por qué entonces semejante crisis de identidad? ¿Por qué su falta de peso en nuestros despliegues?

La respuesta es evidente, por la evolución de nuestros gruesos a esa forma de combatir; la infantería ha absorbido esos conocimientos y adaptado sus formas de actuación a esta nueva realidad, usurpando por el camino las funciones que la doctrina venía asignando a nuestra Caballería; la escasa entidad del arma de las lanzas y los sables para ocupar el lugar que le corresponde en el campo de batalla ha acabado por poner la puntilla a este proceso, hasta el punto de quedar excluida de algunas actuaciones que se consideran su reducto exclusivo, como la formación de las URECO para la operación Romeo Alfa en Afganistán.

Esta usurpación tampoco es nueva, desde la llegada del VCI y el concepto de infantería mecanizada, priorizando la maniobra montada sobre el combate a pie; la infantería, acompañada de los carros de combate, se ha apropiado de una forma de combatir típica de las unidades de Caballería. De hecho el Heer alemán, que inventó el concepto de guerra acorazada en la WWII y empleó los semiorugas para que su infantería siguiera a los carros al campo de batalla, y más tarde fue precursor del moderno VCI, con la adopción del ‘Marder’, incorporó la infantería mecanizada (PanzerGrenadiers) al arma acorazada.

Esta situación es la que ha ido arrinconando al arma en misiones cada vez más limitadas o asociadas a materiales específicos, que rigen la forma de realizar la misión pero no el carácter de la misma. Veamos cuales pueden ser estas especialidades.

Leopard 2A4 del Ejército de Tierra de España
Leopard 2A4 del Ejército de Tierra de España. Foto – Alberto Velasco Gil

La caballería como arma de reconocimiento

Muchas veces se tiende a pensar que infantería debe monopolizar el grueso de las misiones de combate, dejando a la Caballería moderna como mera arma de reconocimiento técnico, sin siquiera potencia de combate para hacer una valoración del contacto, reconociendo en fuerza la entidad del despliegue enemigo; como ha sucedido en Alemania, donde Caballería es solo una de sus múltiples ‘armas de apoyo’ y emplea exclusivamente el Fennek, un equivalente al VERT armado únicamente con una AMP.

Si se diera el caso de especializar nuestros grupos de Caballería de esta forma, su entidad sería suficiente para desarrollar sus funciones, sustituyendo los carros por más vehículos VERT y, probablemente, los VLTT de la compañía DCC, aportando seguridad a sus despliegues.

No solo esto, sería necesario incorporar todos los medios de obtención de la brigada, hoy encuadrados en la UINT, y asignar al grupo, que no actuaría nunca reunido, como centro coordinador de los medios de obtención (CCMO) de la brigada, dimensionando su PLMM para este cometido. Más aún, probablemente fuera necesario cambiar el perfil de carrera de oficiales y suboficiales, centrado en este tipo de operaciones, sumando también los esfuerzos ISTAR de máximo nivel, hoy asignados al RINT 1, al menos en su vertiente de reconocimiento terrestre (GROST) que sería absorbido por el RCAB 11.

También debería corresponder al arma y sus novísimos VERT, como parte de las misiones asociadas al targeting, realizar los cursos de JFC (Joint Fire controller) que hoy monopolizan los miembros de artillería.

Blindado de reconocimiento Fennek alemán en Afganistán
Blindado de reconocimiento Fennek alemán en Afganistán. Foto – Ministerio de Defensa de Alemania

La caballería como arma acorazada

Pero si los GCAB prescinden de los carros, ¿donde se encuadran? Obviamente en los BICC, sigan en infantería, pasen a ser unidades mixtas o se ordene su conversión en grupos de Caballería de carros, si así se estima oportuno. Si bien esto último es imposible con las actuales plantillas (representaría un aumento del 40%) lo que obligaría a retocar los planes docentes (promociones) de las escalas del arma.

Las conclusiones que podemos sacar tanto del modelo norteamericano como los europeos, es que no perviven dos armas que empleen medios de combate similares, ya que en los escalones básicos donde se emplean (mando de sargento, teniente o capitán) siempre van a combatir de la misma forma, sea cual sea la misión que se les asigne.

En este sentido nuestros actuales RAC parecen unas unidades idóneas, con un BICC y un GCAC, si bien no se ha tomado la decisión de suprimir los carros del segundo en favor del apoyo que pueda aportar el primero, tal y como sucede cuando se forman los GTs mecanizados, cooperando carros y VCI Pizarro.

Con esta sencilla decisión se podrían completar los escuadrones de Caballería con los medios más adecuados para ejercer sus misiones, aumentando la cohesión y sin desviar los siempre escasos recursos humanos hacia las unidades de carros. Si no se ha producido se debe simplemente a la desconfianza entre las armas y el grado de autonomía que desean tener sus comandantes, al ser el BICC del arma de infantería y tener como prioridad precisamente interactuar con los infantes mecanizados.

Encuadrar a ambos bajo un mismo estandarte no ha servido para hacer causa común ni fomentar un espíritu de unidad que a tenor de las vacantes disponibles, claramente disgregadas, no existe como tal.

La alternativa sería asignar al arma la responsabilidad de explotar los medios acorazados, librando a infantería de este cometido, como sucede en todos los ejércitos de nuestro entorno.

Esto sería lo más lógico por dos razones: Primero por una necesaria homogeneidad entre nuestras estructuras y las del resto de la OTAN, incluidos intercambios, equipos de trabajo, cursos, etc; y segundo, por simplificar el perfil de carrera de los infantes.

Ciertamente, la primera interesada en soltar el lastre del carro de combate es el arma de infantería, dividida hace unos años su escala de suboficiales en dos categorías (ligera y acorazada/mecanizada) tiene actualmente limitaciones para optar a las diferentes vacantes de su especialidad (especialmente la mecanizada, más escasa) junto con una cada vez más difícil clasificación de algunas unidades.

Hace algunos años parecía claro que la infantería mecanizada operaba con APC de cadenas (TOA) junto a los carros, después llegó el pizarro, introduciendo a la infantería española en el moderno concepto del VCI y dejando al TOA como un medio equivalente al BMR o los MRAP (de hecho tienen la categoría de BILP) para acabar por recibir, esperemos que en breve plazo, un nuevo y potente VCI ruedas que venga a sustituir a los MRAP. Evidentemente no se puede someter a las unidades y su personal a un continuo trasvase de efectivos de la especialidad adecuada cada vez que reciban un nuevo vehículo, ni redefinir su plan de carrera ni los manuales técnicos cada vez que un avance técnico amplíe sus posibilidades.

Toda infantería debe estar preparada para combatir a pie, y toda ella hoy en día llega al combate a bordo de un vehículo, sea este un VLTT, APC, VCI o helicóptero, sin que por ello debamos tener a personal especializado, más allá del grado que alcancen mientras permanecen en destino. Como mucho un curso de adaptación a la maniobra mecanizada, como sucede con montaña o paracaidismo, debería ser suficiente.

Igualmente Caballería puede dirigir sus esfuerzos, planes de estudios y cursos a utilizar los medios acorazados, en esencia el combate montado. Sin embargo para ello no necesita cambiar de nombre, planes de estudio o misiones, ya que su personal ya sabe usar carros y cómo explotarlos; mucho menos merece la pena prescindir del legado histórico y moral de un arma milenaria en favor de otra sin precedente en España en pos del uso de un vehículo, el carro, que no sería el único empleado por el arma.

No debemos olvidar que, al igual que en las armas ‘acorazadas’ de otros ejércitos, la mitad de nuestros grupos de Caballería carecen de carros de combate, por lo que el destino final de este sistema de armas resulta completamente irrelevante para el empleo de los mismos y para el futuro de la Caballería, que debe ser ‘algo más’ que el arma de los carristas.

De hecho, al contrario de lo que sucede en otros ejércitos, la escala de suboficiales no refleja una dualidad en el empleo de los carros de combate y los blindados de exploración, con un plan de estudios orientado a este cometido, como decíamos anteriormente. Esto sería un grave problema para la movilidad del personal entre los diferentes destinos aún más acusado que en Infantería, ya que el arma es mucho más pequeña.

Igualmente la evolución de los materiales hace que cada vez sea más sutil la diferencia entre los diferentes tipos de vehículos (ya sean VRC, VCC, VCI, VEC o VERT, que incluso inciden en nomenclaturas claramente erróneas), en lo que se refiere a modos de empleo, procedimientos tácticos y entretenimiento de primer escalón. Es por ello que la concepción del arma como elemento de enseñanza técnica sea completamente inapropiado y por lo que ya existen cursos de especialización para los miembros del arma que capacitan para determinados puestos, caso de jefe de escuadrón acorazado (CAUAM).

Leopard 2E avanzando delante de dos VEC
Leopard 2E avanzando delante de dos VEC. Foto – Ministerio de Defensa

Materiales fundamentales de la Caballería Española

Como decíamos anteriormente, la Caballería utiliza otros sistemas de armas principales o fundamentales, aparte de los carros de combate, para la realización de sus misiones.

Uno es el citado VERT, un medio diseñado para el reconocimiento en profundidad, con gran autonomía y sigilo, si bien al estar basado en un VLTT tiene serias limitaciones para actuar en contacto con el enemigo, por lo que habitualmente actuará en solitario. En virtud de ello, deberían adoptarse otros medios ligeros que le den soporte, tales como VDCC.

No debemos olvidar que todos los países de nuestro entorno tiene dos o tres tipos de escuadrón de Caballería, según la unidad donde se encuadren. La adopción de las brigadas orgánicas polivalentes y la escasa entidad de sus grupos obligan a combinar diferentes vehículos dentro de un único modelo de grupo; si bien tienen un elemento en común sobre el que gravita la capacidad del mismo: El VEC.

Respecto a este vehículo, podemos decir que ha prestado excelentes servicios, creando una doctrina de empleo de material de combate que no ha tenido igual en el Ejército de tierra hasta la llegada del Pizarro. Sin embargo, su escasa protección, la vejez mecánica, junto con serias limitaciones respecto a sensores y ergonomía, hacen necesario un relevo.

Este vendrá de la mano de una variante del VCR 8×8 con el que se pretende modernizar masivamente al Ejército de tierra y que irá dotado de una torre biplaza con un cañón de 30 mm. Sin embargo, al derivar de un modelo de Infantería, es demasiado alto y voluminoso, disponiendo de una cámara de personal trasera para 6-8 hombres que resulta innecesaria, ya que los VEC llevan exclusivamente dos exploradores.

La adopción de un AIFV de estas características solo tiene sentido si se aprovecha su capacidad de actuar pie a tierra, de lo contrario no es más que una imposición de intereses superiores y otro paso hacia la estandarización de materiales y procedimientos con infantería, hasta su definitiva absorción por ella.

Ciertamente, las funciones que pueda desarrollar un VEC, que carecerá de elementos de reconocimiento optrónicos de largo alcance, son las mismas que puede hacer el VCI 8×8 con la sutil diferencia de que su torreta será tripulada y no una estación remota, permitiendo al jefe una mejor ‘conciencia situacional’, en cualquier caso no superior a la de un jefe de Leopardo2E o Pizarro. Evidentemente, estas diferencias de detalle no salvarán al arma de su incierto destino.

Este no es un caso único en los ejércitos de nuestro entorno, siendo la doctrina que impera en EEUU, con los M3 Bradley, Stryker o LAV-25, versiones sutiles de vehículos de combate de infantería. Debe servirnos de ejemplo el destino que ha corrido no solo la Caballería, también el ‘Armor’ dentro del US ARMY, ya que se han fusionado con la infantería mecanizada en una especialidad común de maniobra montada, conocida como ‘Mounted Warfare School’

Por contra, países europeos como Francia, Reino unido o Alemania, han optado desde hace muchos años por vehículos de reconocimiento específicos, como los AMX10RC, Scimitar o Lunch, introduciendo ahora nuevos sistemas en su sustitución, tales como el Jaguar 6×6 o el Ajax, una variante de nuestro VCC Pizarro; todos ellos actúan exclusivamente montados, con una tripulación de tres hombres y sensores de reconocimiento integrados en sus vehículos de combate, requiriendo de la agregación de PUs de infantería o zapadores para poner pie a tierra.

Todos estos vehículos basan su actuación en un visor día/noche estabilizado de giro independiente situado sobre la torre, como lleva el jefe del carro leopardo. El PASEO de Safran electronics para el Jaguar; el Orion de Thales para el Ajax británico y el SEOSS de Rheinmetall en el caso del alemán Puma.

Estos visores disponen de cámara diurna CCD de alta resolución, imagen térmica de tercera generación y sistema láser, dentro de un afuste giratorio y estabilizado en dos ejes. Un equipo como este permite a los escalones de reconocimiento de combate prescindir del apoyo de los VERT, que se emplean en profundidad más allá del despliegue propio. Igualmente prescinden de carros o vehículos de apoyo con cañón pesado, excepto el Ejército italiano, que combina Centauro y Freccia.

El VRC Centauro, otro de nuestros materiales fundamentales, dispone también de uno de estos equipos, si bién algo superado, lo que junto con el sistema de gestión del campo de batalla (BMS) integrado en la red de combate puede suponer un elemento de reconocimiento muy importante; incluso puede llevar exploradores en la parte trasera, si bien es a costa de limitar la munición de 105 mm.

En su momento habría sido un excelente vehículo único para el arma, sin embargo se limitó a sustituir al carro de combate en los escalones de reconocimiento apoyando al VEC, que es nuestro vehículo específico para esta función, pese a carecer de un elemento de observación/puntería que se aproxime siquiera a aquel. En cualquier caso su movilidad táctica y operacional son equivalentes, solucionando los problemas derivados de emplear carros de combate junto a los VEC.

Su consideración de carro ligero en cambio resulta bastante obsoleta, pues en ningún modo puede igualar las capacidades de un carro, y por tanto no puede emplearse como tal, sea en el entorno del GCAB o como medio de choque alternativo dentro de las BOP-Ruedas.

Si queremos que se emplee eficazmente en los nuevos entornos híbridos y dada su escasa protección, será necesario modernizarlo. De lo contrario la debilidad evidente frente a su socio en operaciones lo descartará inexorablemente de nuestros despliegues.

El ejército italiano planea introducir una variante mejorada, con una nueva barcaza dotada de superior blindaje y bajos optimizados para la amenaza de las minas, junto con un cañón de 120mm. Este último parece innecesario, pues no se estima que deba afrontar amenazas (carros) que justifiquen una mayor capacidad de penetración y consecuentemente menor vida útil del tubo y depósito de munición; sin embargo, aumentar el blindaje y un incremento equivalente de la potencia motriz sería muy necesario, incluso estudiar la posibilidad de instalarle un sistema de protección activa, como el Trophy israelí, seleccionado por el US ARMY para sus M1 Abrams.

Otra cuestión es que haya presupuesto para el mismo o se estime necesario desde un punto de vista táctico. Lo cierto es que a largo plazo, este vehículo seguramente no tenga continuidad, quedando exclusivamente el VEC (si bien su verdadero acrónimo debería ser VRC) dentro de este segmento, eso sí, con un armamento en creciente aumento, que ya alcanza los 40 mm en varios modelos y que incluso incorporan MCC.

El VEC M1, vehículo fundamental de las unidades de Caballería
El VEC M1, vehículo fundamental de las unidades de Caballería. Foto – Ministerio de Defensa

La idea de dotar al nuevo VEC de una torre tripulada más grande y compleja que la variante de infantería (que será robotizada) es adecuada para integrar un moderno sistema de visor panorámico con elementos optrónicos avanzados, como los modelos mencionados, y al menos de inicio está previsto en los REM (requisitos de estado mayor) del citado vehículo. De esta forma, al contrario del VEC o el VCC pizarro, el nuevo VEC 8×8 sí podrá considerarse un vehículo específico de Caballería, pese a derivar de un AIFV de Infantería, aunque deberá incorporar los adecuados sistemas de comunicaciones para integrarse en la red de combate y/o transmitir la información a los escalones superiores en tiempo real, del mismo modo que hace un VERT.

El caso del Ajax británico puede suponer un claro ejemplo, si bien es un derivado de un AIFV, va tan cargado de equipos de comunicaciones y tratamiento de imágenes, y tienen una torre (con una anillo de implantación) tan grande, que apenas queda sitio en su antigua cámara de personal para fusileros.

Parte del volumen interno del VEC debería estar ocupado por el sistema CIS (mando y control) como la radio Harris RF-7800, capaz de recibir imágenes de los RPAS, VERT o cámara Coral; sistema UHF video (AN/PRC-117), VHF (PR4G), HF y un GESCOM (gestor de comunicaciones) que integre a todos ellos, también contará con un gestor de campo de batalla o BMS y posicionamiento inercial/GPS enlazado a los mismos.

Estos sistemas C2 son similares a los instalados en el VERT, debiendo determinarse los que debe portar cada vehículo dentro de la unidad, ya sea vehículo de línea, jefe de pelotón o sección.

En este sentido, se está estudiando el papel del Jefe de la SEV como coordinador de la actividad ISTAR de los VERT, filtrando el volumen de información que resulta útil para el mando, sea este su jefe de escuadrón, grupo o brigada, en caso de operar bajo control directo del CIDI (centro de integración y difusión de inteligencia) organizado por su unidad.

Esto es un error, ya que obliga a toda la SEV a actuar reunida bajo su mando, cuando lo deseable es que los pelotones VERT puedan actuar integrados en las diferentes patrullas que organice el grupo. Por ello, todos los JSEC deberían contar con los mismos sistemas C2 que el citado JSEV.

Sería deseable también que los VEC aumentasen la capacidad de operar sin el apoyo de carros de combate o VRC Centauro, lo que incluye dotarles de misiles CC, caso del M3 Bradley, Jaguar o Freccia, con un rack de recarga en el interior del vehículo; refuerzo que debería instalarse en al menos la mitad de los vehículos (uno por pelotón) incluso a costa de un puesto de explorador.

Nuevamente Infantería parece tener prioridad para integrar los Spike en sus torretas, pese a sus mayores necesidades de espacio interno, ya que en el actual programa de desarrollo tecnológico dos torretas destinadas a Infantería (incluido un mando de sección) disponen de lanzador Spike, mientras el prototipo VEC carece de él.

Por último, el equipo de exploradores (tres por pelotón) debería contar con un prismático dia/noche tipo Vectronix Moskito, con telémetro láser y conexión ethernet a radio portatil multibanda tipo AN/PRC-152A; así como ir armados con un FUSA de tirador selecto tipo HK417 (7,62 mm) por pelotón, en sustitución del Accuracy del mismo calibre, ya que este limita notablemente la potencia de fuego del escalón a pie.

Este elemento desmontado es único entre los países aliados, ya que o bien se refuerza hasta el nivel escuadra (EEUU) o se prescinde completamente de ellos, en favor de equipos de reconocimiento sobre VLTT, para lo cual cuentan con escuadrones específicos.

Dado que los VERT carecen de volumen interno para llevar exploradores y que su debilidad balística aconseja no aproximarlo hasta distancias de reconocimiento visual, la combinación de los VEC como medio de reconocimiento activo con los VERT ejerciendo de ‘sensor’ de vigilancia de largo alcance parece bastante adecuada, si bien limita a los escuadrones para actuar en profundidad o en apoyo de unidades aerotransportadas, ya que el VEC es excesivamente pesado y su huella logística es mayor.

Para paliar este problema deberían escindirse de las SLAC parte de los equipos de tirador de precisión o ETP (con fusil de largo alcance Barret y cámara coral) que son magníficos instrumentos de observación para las unidades de Caballería, y agruparlos en un pelotón dentro del EPLMS o la propia SEV, dotándolos con VLTT.

De hecho, mientras no llegue el citado VERT, la SEV puede integrar estos ETP junto con los RPAS y el pelotón de protección (2 MCC Spike) ahora en la sección de mando del EPLMS. De esta forma se dispondría de una sección ligera de gran movilidad operacional y estratégica apta para realizar las funciones asignadas, aunque con elementos optrónicos de alcance limitado (Cámara Coral y CLU del sistema Spike básicamente).

Equipos CIS y de reconocimiento propuestos para el nuevo VEC
Equipos CIS y de reconocimiento propuestos para el nuevo VEC. Autor – Roberto Gutiérrez

Un modelo para la Caballería Española del siglo XXI

Antes de entrar en diatribas sobre la evolución de Caballería o la creación de un arma acorazada, es fundamental adaptar la doctrina a la realidad: O bien se aumenta la entidad del grupo de Caballería o se limitan sus funciones.

Como las plantillas son las que son, y no tiene visos de cambiar, seguramente no quede otra opción que limitar las misiones que pueda realizar o el asumir una mayor colaboración con otras armas para la formación de unidades tácticas.

Las limitaciones impuestas a las plantillas han provocado que el grupo quede reducido a dos escuadrones operativos, lo que es claramente insuficiente para realizar sus misiones. De esta forma es incapaz de realizar un reconocimiento a vanguardia por los tres ejes de progresión de la brigada, asegurar el flanco descubierto de su unidad y mantener un núcleo de reserva; por tanto el jefe de la brigada tendrá que recurrir a otras unidades para cubrirlas.

Otra consideración que no debemos olvidar es que, al contrario que otros ejércitos aliados, España ha optado por una orgánica de brigadas polivalentes; siendo deseable que todas las brigadas tengan una misma composición.

Como ya sabemos, el material actual no ha permitido alcanzar plenamente este objetivo, diferenciando dos modelos de brigada, uno con medios cadenas y otro exclusivamente con medios de ruedas. Aun así, el plan original del EM era equiparar estos dos modelos, con las evidentes diferencias en cuanto a material; entre otras disponer de un batallón de carros de combate en las pesadas y un equivalente de ‘armas de tiro tenso’ sobre ruedas, en las más ligeras.

Si bien los BICC cubren esta necesidad en las BOP-C, no ha sucedido otro tanto en las BOP-R, donde el VRC Centauro, el único vehículo en inventario capaz de cubrir esta función operativa, ha quedado integrado dentro de los GCAB sin que se ponga en duda, de momento, su pertenencia al arma de Caballería.

Con ello, el modelo de brigada polivalente ha sufrido un serio contratiempo, ya que una ha quedado organizada con cuatro unidades de maniobra, mientras que la otra dispone de cinco. Sin embargo, esto no se ha visto reflejado en el dimensionamiento de sus unidades de apoyo, tanto logísticas, como fuegos, ingenieros o reconocimiento, por lo que las brigadas de cadenas tienen una clara deficiencia en todos estos aspectos, agravado por ser más demandantes de estos apoyos.

Por último, no debemos olvidar la situación de los RCAC de Ceuta y Melilla, tanto en lo que respecta a la disfunción doctrinal que representa ejercer de ‘infantería acorazada’ en estos enclaves, como ya apuntábamos al principio, como por el material de que están dotados.

Ciertamente, el leopard2A4 recibido como parte de los acuerdos industriales de fabricación del leopardo2E, así como medida provisional de modernización de la DAC a nuestra entrada en el ‘Eurocuerpo’ (por entonces una GU acorazada) tiene ya más de 30 años y sistemas diferentes de los de su hermano fabricado en España, lo que supone una pesadilla logística. Su escaso número, ya que el grueso de estos vehículos ha sido retirado del servicio y será destinado a versiones especiales, tampoco hace rentable ningún programa de modernización; por lo que a medio plazo y sin ninguna opción de sustitución, supondrán un problema grave de operatividad para el nuevo y flamante (otro más) ‘mando de presencia terrestre’ que debe ejercer la disuasión en las plazas de soberanía.

El problema excede a los propios carros, ya que como acompañamiento disponen de VCC Pizarro, una disfunción en el equipamiento del arma (son los únicos que disponen de ellos) que obliga a sostener manuales, cursos y repuestos para un material muy escaso y operativamente irrelevante, ya que por su tren de rodaje es inapropiado para acompañar a las unidades expedicionarias que organicen sus comandancias, exclusivamente de tipo medio/ligero.

VERT, desarrollado por Navantia
VERT, desarrollado por Navantia. Foto – Ministerio de Defensa

Del mismo modo debemos incidir en las dificultades presupuestarias y de personal que asolan al Ejército, pese a lo cual aun sostiene una fuerza sobredimensionada que dificulta las posibilidades de recibir un equipamiento y un adiestramiento adecuado. En este aspecto es de reseñar que tanto en número de brigadas como de batallones de maniobra, superamos a Francia o UK, países cuyo presupuesto nos supera a su vez en una potencia.

Una manera de solucionar todos estos problemas es convertir los GCAC de BOP-C en verdaderos grupos acorazados con la totalidad de los carros de combate de la brigada, suprimiendo los BICC, que son el elemento que representa una disfunción entre ambos modelos de brigada y nos permitirían racionalizar la estructura, así como sinergias en mantenimiento de vehículos muy complejos, ya que pasaríamos de diez batallones con carros a solo seis.

Teniendo en cuenta las necesidades de cuatro brigadas pesadas y de las dos COMGE, además de las actuales plantillas del arma y el material disponible, la entidad adecuada para estos grupos se estima en tres escuadrones (el mínimo necesario para un GT) dos de carros Leopardo y uno especializado en reconocimiento, con VEC y VERT.

Por su parte los GCLAC de las BOP-R operarían los VRC Centauro de forma equivalente; si bien las carencias no solo de personal, también de material Centauro, así como la menor orientación de estas brigadas hacia el combate generalizado, obligan a limitar su entidad a un único escuadrón acorazado y uno de reconocimiento, incidiendo en sus capacidades medias, ya que ambos modelos forman un binomio perfecto.

A pesar de limitar el crecimiento a los seis grupos pesados, representa un reto inasumible a no ser que se reduzcan otras unidades, en este caso del RCAB divisionario, que perdería un grupo. Esto no debe ser un problema, ya que si bien se dispone teóricamente de dos divisiones, no se pretende que puedan alistarse ambas a un tiempo, por lo que el resto de sus apoyos, desde el GLOG divisionario hasta el batallón de zapadores del RING 1, pasando por el batallón ISTAR, generado por el RINT 1, no están duplicados. No parece necesario que Caballería disponga de dos grupos en este escalón salvo que se dote a la PLMM regimental de capacidades operativas (AGT), siendo preferible orientar su método de actuación a formar parte de dicho batallón ISTAR.

De esta forma, Caballería también aporta su porcentaje de sacrificio a la hora de reducir el volumen total de la fuerza, que alcanza al 12% de los batallones de maniobra (5 sobre un total de 45).

Con estas medidas, el GCAB se consolida como un elemento de maniobra basado en el combate montado y capaz de realizar las funciones que le asigna la doctrina, principalmente mediante la acción de sus carros de combate; si bien actuará más que nunca en PUs interarmas, tanto por la necesidad de colaborar en los GTs mecanizados con infantería, como por la dependencia que tendrá de esta dentro de los escalones de reconocimiento, principalmente para operaciones pie a tierra tales como neutralizar pequeñas resistencias, operaciones de limpieza, establecer puestos avanzados, dar seguridad a los vehículos o afianzar las posiciones alcanzadas tras una maniobra ofensiva, etc.

Cada GCAC contará con dos ECC (escuadrón de carros) con cuatro secciones, totalizando 34 vehículos, mientras que los GCLAC dispondrán de un escuadrón acorazado (EAC), con 17 VRC Centauro. Ambos grupos disponen de un ELAC con tres secciones VEC cada una a cinco vehículos (recuperando el del JSEC) y una SEV dotada de seis VERT y un VLTT de mando.

La reducción en el número de SEV y de su vehículo fundamental, el VERT, ayudarían a equiparlas con el citado vehículo, aunque mantienen la capacidad de actuar por los tres ejes de progresión de su brigada, actuando por binomios bajo control táctico de una patrulla ligero acorazada, que aportan capacidades complementarias de reconocimiento mediante sus propios sensores.

Así mismo, debería crearse una SMP que reúna la totalidad de los morteros, facilitando la formación de GTs (del mismo modo que Infantería) con un oficial jefe dentro de la malla de fuegos de GU y simplificando la acción de mando de escuadrón.

Propuesta orgánica para grupos de Caballería de Brigada
Propuesta orgánica para grupos de Caballería de Brigada. Autor – Roberto Gutiérrez

En total se dispondría de 6 GCAC (con 210 Leopardo2E) y 4 GCLAC (68 VRC Centauro) a los que sumamos los 160 VEC y 60 VERT de sus 10 ELAC, lo que supone unas cifras muy asequibles.

Mención aparte sería el GCLAC del RCAB 11. Este grupo dispondría de tres escuadrones, reforzando su capacidad ISTAR con un ERECO específico a tres secciones VERT, reuniendo los 18 vehículos disponibles. Así, en caso de postergarse la adopción del resto, podrán actuar reforzando los despliegues de las diferentes brigadas.

Respecto a su encuadramiento, y una vez desaparecidos los RAC con origen en unidades de Infantería, lo lógico sería hacer depender a todos los grupos de una PLMM regimental con la debida tradición en el arma de Caballería. De tal manera que todas las brigadas cuenten con dos regimientos de Infantería y uno de Caballería (una proporción equivalente a la de los ejércitos de nuestro entorno).

En caso de no ser posible, debería establecerse un criterio único para la asignación o no de los GCAB a una PLMM regimental, ya sea por la dotación de medios de adiestramiento, exigencia logística de sus segundos escalones, mando efectivo de un acuartelamiento o la necesidad de refuerzo de la PLMM de grupo.

Aunque no es el objetivo de este trabajo entrar a valorar en detalle las posibilidades operativas del grupo de Caballería, sí podemos decir que, gracias a la figura de un jefe de sección independiente con un VEC, podrá actuar por patrullas prescindiendo del escalón partida en las funciones de reconocimiento y seguridad, tal como hacían los ELAC desde el plan META hasta los ERECO de fuerzas pesadas previos al presente plan de transformación.

La nueva SLAC, con el apoyo de un pelotón de Leopardo/Centauro y/o VERT, según la misión a desempeñar, puede actuar de la misma forma; con un núcleo de vanguardia por dos ejes de progresión y un núcleo de reserva, con control táctico sobre los elementos agregados o explotando la red de datos de escuadrón (BMS) en su favor, maniobrando de forma independiente.

Igualmente el ELAC, en base a la SEV, reforzada por la SOV de UINT, equipos Raven y ETP, pueden formar una URECO de reconocimiento en profundidad (ISTAR) en favor de su GU, operando por los tres ejes de progresión de la Brigada y enlazado directamente al G2, liberando al resto del grupo para actuar en otros cometidos, como la formación de GTs y S/GTs acorazados/mecanizados. Esto es especialmente importante cuando la brigada actúa como FHQ (Force HeadQuarter) de un teatro de operaciones.

Respecto a sus dos escuadrones de carros (GCAC) lo normal será que actúen en sendos GTs acorazados/mecanizados junto con los VCI Pizarro, si bien habitualmente se les escindirá la cuarta sección para reforzar a las partidas de caballería.

Por su parte, el EAC de los GCLAC permite reforzar todas las unidades tácticas de maniobra, ya sean de caballería o Infantería, con un vehículo capaz de hacer fuego letal de gran alcance, tanto contra la amenaza de vehículos blindados (generalmente empleados de forma dispersa por parte de las diferentes facciones, milicias y grupos paramilitares de los escenarios híbridos actuales) como por el gran poder destructivo de su munición HE. ■

La SLAC configurada como partida de reconocimiento o seguridad
La SLAC configurada como partida de reconocimiento o seguridad. Autor – Roberto Gutiérrez

Glosario

  • AIFV – Armoured Infantry Fighting vehicle. Vehículo de combate de infantería con torre de tiro rápido.
  • BICC – Batallón de Infantería de Carros de Combate.
  • CAUAM – Curso avanzado de unidades acorazadas-mecanizadas.
  • ELAC – Escuadrón Ligero Acorazado.
  • EPLMS – Escuadrón de Plana Mayor y Servicios.
  • ERECO – Escuadrón de Reconocimiento.
  • FUTER – Fuerza Terrestre. Mando del Ejército que controla el grueso de la fuerza.
  • GCAC – Grupo de Caballería Acorazado.
  • GCLAC – Grupo de Caballería Ligero Acorazado.
  • GU-AGT-GT-S/GT – Gran unidad-Agrupación táctica-Grupo táctico-Subgrupo táctico. Unidades operativas basadas en Brigada, Regimiento, Batallón y Compañía respectivamente.
  • JEME – Jefe del Estado Mayor del Ejército.
  • JSEC – Jefe de sección, generalmente un Teniente.
  • PLMM – Plana Mayor de Mando.
  • RPAS – Remotely Piloted Aircraft System.
  • UINT – Unidad de Inteligencia de la Brigada, de entidad compañía.
  • VDCC – Vehículo de Defensa Contra Carro.
  • VLTT – Vehículo Ligero Todo Terreno.

Autor

  • Roberto Gutiérrez

    Redactor en Ejércitos, ha escrito en varias publicaciones oficiales del Ministerio de Defensa distintos análisis sobre las Fuerzas Armadas españolas, en especial centrándose en la orgánica y en el arma de Caballería.

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