La Batalla de «73 Easting»

Homenaje a H. R. McMaster

Carro de combate iraquí destruido durante la operación "Tormenta del Desierto"
Carro de combate iraquí destruido durante la operación "Tormenta del Desierto"

La batalla de «73 Easting», pese a palidecer frente a las grandes batallas de carros de la Segunda Guerra Mundial o de las guerras árabes-israelíes, ha tenido un notable impacto en el imaginario del US Army. Su principal protagonista fue el hoy Teniente General Herbert R. McMaster, uno de los personajes más particulares que ha dado el US Army en las últimas décadas. A todos los atributos que hacen un hombre un oficial excepcional se unen experiencias únicas como la vivida en dicha batalla -que aquí narramos- y el desempeño de los cargos más importantes, como el de asesor de Seguridad Nacional hasta abril de 2018. Además, ha escrito dos libros imprescindible y es profesor en la Universidad de Stanford. Por todo ello, a lo largo de estas páginas aprovecharé para rendirle un merecido homenaje como militar, como persona y como amigo.

Conocí al Capitán Herbert Raymond McMaster allá por el mes de marzo de 1990, cuando visité las intalaciones del 2º Regimiento Acorazado de Caballería (2nd Armored Cavalry Regiment/2nd ACR) del US Army, en Bamberg, Alemania -y yo era entonces comandante, destinado a la sazón en Bruselas-, con motivo de una inspección inicial para estudiar la posibilidad de que fueran transferidos al Ejército español, un cierto número de carros de combate M60A3, y otros vehículos acorazados, almacenados entonces en las bases e instalaciones norteamericanas en la República Federal y que iban a ser retirados del servicio, al ser sustituidos por los más modernos M1 Abrams. Simpatizamos enseguida, y hemos venido manteniendo contacto de forma esporádica.

Recuerdo que McMaster me manifestó su sorpresa por el hecho de que estuviéramos interesados en quedarnos con algunos M60A3, ya que confidencialmente me dijo que no merecía la pena, por ser ya carros obsoletos y que habían recorrido muchas millas, y efectuado numerosos disparos, aunque la transferencia fuera gratuita, pero que no era así el mantenimiento ni su puesta en servicio. Eso era algo que yo personalmente sabía, pero que el Estado Mayor del Ejército, en Madrid, prefería ignorar. El Ejército español en 1990 no estaba bien, como tampoco lo está ahora, pero el cuadro de las unidades acorazadas si era algo, era patético.

Se disponía de un elevado número de carros M47, modernizados a la versión diesel aunque conservando el mismo cañón de 90 mm, y de carros M48A5, también diesel, pero estos con el mismo cañón de 105/51 que los M60A3 y M60A1 -si bien sin telemetro láser ni estabilización-, además de un número no pequeño de AMX-30E -con cañón diferente de 105/56-, fabricados en España, pero plagados de averías y escasamente operativos. Es decir, tres versiones de carros diferentes, con diferentes municiones, y con el problema logístico que eso conllevaba

Personalmente en mi informe lo desaconsejé, pero no sirvió de nada. Al final España se quedaría con más de 200 carros M60A3, e incluso unos 50 M60A1, en el marco de los denominados “Acuerdos TLE” (Transfer of Limited Equipment). ¡Ahora se pasaba no solo a tener tres tipos diferentes de carros, sino cinco! Más adelante, y ya como teniente coronel, conseguimos iniciar el programa Leopardo y los carros M60 serían paulatinamente retirados del servicio. McMaster me felicitaría por ello, lo que le agradecí (un articulo mío sobre los Leopard 2 para España se publicaría por la revista Armor del US Army).

Con motivo de su nombramiento por el Presidente Trump, que confieso me sorprendió, le escribí una nota de cortesía deseándole mucha suerte, aunque albergando muchas dudas sobre el futuro, conocedor como era de que mi amigo Herbert, si tenía fama de algo, era precisamente de no callarse y de decir siempre lo que pensaba, sin importarle para nada si ello era “políticamente correcto”, o no. Lo que sigue es la historia de Herbert, o “HR” como le conocen sus amigos, al menos hasta hoy…

Unas pinceladas biográficas

Herbert McMaster es natural de Philadelphia, en Pennsylvania, hijo de militar veterano de la guerra de Corea -capitán de infantería-, y de madre de origen italiano. Pertenece a la promoción de 1984, de la Academia Militar de West Point, de donde se graduó como alférez (second lieutenant) de Caballería (Armor), pasando a continuación a realizar el curso básico del Arma Acorazada, en Fort Knox, Kentucky, y el curso de paracaidismo en Fort Benning, Georgia. Solicitó hacer el curso de piloto de helicópteros pero fue rechazado en el reconocimiento médico por astigmatismo, y fue destinado a la 2ª División Acorazada, en Fort Hood, Texas, que era la única equipada en ese momento con los carros M1 Abrams, y la dotada con el material más moderno de todo el US Army. Antes de incorporarse a Fort Hood, sin embargo, hizo el curso básico de Ranger, de fuerzas especiales, que duraba 9 semanas, de nuevo en Fort Benning.

A su llegada a Fort Hood fue destinado al Primer Batallón, del 66º Regimiento de Carros, en donde se le dio el mando de la Sección de Mantenimiento y Apoyo del Batallón, lo que no le gustó nada, pero no tuvo elección. Ocho meses despues lograría pasar a una compañía de carros, en donde se le dio el mando ya de una sección de carros. En 1987, tras haber mandado sección de carros, y haber ejercido también como jefe de la plana mayor de la compañía -un puesto desempeñado normalmente por el teniente más antiguo-, solicitó el mando de la sección de reconocimiento del batallón, un puesto que, al contrario de lo que suele ocurrir en el Ejército español, solo se le da a los mejores tenientes del batallón y con mayor experiencia, y que conlleva una gran responsabilidad ya que, en la fase inicial del combate, el batallón casi está en las manos de su sección de reconocimiento.

Recuerdo haber hablado de esto en algún momento con “HR”, y siempre me manifestó su incomprensión de que en España no lo vieran así (yo mismo, en mi primer destino tuve el mando de la sección de reconocimiento -dos carros ligeros M41 y tres TOAs M113A1-, pero no por ser el mejor oficial, sino por ser ¡¡el más moderno!!). McMaster tuvo así el mando de seis M2/M3 Bradley IFVs y 30 hombres, en lugar de los 4 M1A1 Abrams, de su antigua sección de carros, y su misión no era otra más que ser los “ojos y oídos” de su batallón.

“HR” me contaba que, tras varios ejercicios y maniobras en Europa, llegó al convencimiento de que la caballería acorazada era el elemento de mayor importancia crítica en el campo de batalla moderno. En 1988, McMaster ascendió a capitán (a los 4 años de su salida de West Point) y asistió al Curso Avanzado del Arma Acorazada (Armor Officer Advanced Course/AOAC)1, en la Escuela del Arma Acorazada, en Fort Knox, Kentucky. Este curso, en esencia, preparaba a los jóvenes capitanes para el mando de compañía/escuadrón (company/troop), y para las tareas de plana mayor del batallón, grupo de escuadrones, o regimiento acorazado de caballería. Sin la realización de este curso, en principio, no se ascendía al empleo de mayor.

Tras la realización de este curso fue cuando McMaster fue destinado a Alemania, al 2º Regimiento Acorazado de Caballería (2nd Armored Cavalry Regiment/ACR), cuyo cuartel general y plana mayor estaban en Nuremberg, pasando a desempeñar el puesto de oficial adjunto de operaciones (Assistant S-3) hasta enero de 1990, cuando le dieron el mando de un escuadrón mixto (Eagle Troop)2 -acuartelado en la base Warren (Warren Barracks), en Bamberg, a unos 40 km de Nuremberg-, con nueve carros Abrams y trece M2/M3 Bradley, momento en el que nos conocimos. McMaster permanecería en ese destino hasta 1992, participando en 1991 en la primera guerra del Golfo, en la Operación “Desert Storm”, y protagonizando en ese marco una hazaña increíble que se relata a continuación.

En 1994, ya ascendido a mayor, fue destinado a la Academia Militar de West Point como profesor de historia, hasta 1996, cuando se tomó un año sabático para obtener un doctorado en historia, en la Universidad de North Carolina, en Chapel Hill, lo que consiguió en 1997. La tesis que McMaster presentó para su doctorado, resultaría muy controvertida, pero acabaría teniendo un éxito resonante cuando se publicó como un libro con el título “Dereliction of Duty” (Negligencia en el cumplimiento del Deber)3. La lectura de su tesis en la universidad le propulsó como asesor de la Hoover Institution, y del Consejo de Relaciones Exteriores (Council of Foreign Relations), y motivó que pasara un año en Londres, como consultor del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). En 1999 se diplomó de estado mayor, en la Escuela de Mando y Estado Mayor (US Army Command & Staff College), de Fort Leavenworth, Kansas.

Entre 1999 y 2002 estaría al mando del 1º Grupo de Escuadrones “Quarterhorse”, ya como teniente coronel, del 4º Regimiento de Caballería, ubicado normalmente en Fort Riley, Kansas, encuadrado en la 1ª División de Infantería, y tuvo varios destinos en el estado mayor del Mando Central (USCENTCOM), en Tampa, Florida. En 2003, siendo coronel ya, realizó un master en estudios estratégicos -por cuenta de la Escuela de Guerra del Ejército (Army War College)-, en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford (Stanford University’s Hoover Institution). En 2004 tomó el mando de un regimiento acorazado -el 3º ACR-, pero esta vez en Irak, en donde su misión fue la de pacificar la ciudad de Tal Afar, en el NE de Irak, lo que llevó a cabo satisfactoriamente entonces. La clave de “HR” fue simplemente la de ganarse a la población y de que no vieran a los soldados norteamericanos como invasores. Desafortunadamente no todos los mandos norteamericanos en Irak actuaron de la misma forma.

McMaster en el transcurso de una conferencia en Washington
McMaster en el transcurso de una conferencia en Washington

En 2006 cesó en el mando del regimiento, y volvió a Londres un año más, como analista e investigador del IISS, regresando a los Estados Unidos en 2007 para trabajar en el equipo de asesores del General David Petraeus, en la revisión del nuevo manual de contrainsurgencia, hasta 2008. En este punto tengo que decir que McMaster ya había sido evaluado y considerado para el ascenso a general de brigada, en 2006 y 2007, y rechazado en las dos ocasiones, sin que se le comunicara el motivo, lo que es la norma en el US Army. Aunque él nunca me lo ha dicho, asumo que este hecho fue la razón por la que decidió solicitar permiso e irse a Londres durante un año. La impresión es que se le negó el ascenso, precisamente por las criticas vertidas contra la cúpula militar del momento, en su libro antes mencionado sobre la guerra de Vietnam.

Sin embargo, a finales de 2007, el Secretario del Ejército, Mr. Pete Geren, había encargado al General Petraeus una revisión de los ascensos, y McMaster fue finalmente seleccionado, ascendiendo en 2009 a general de brigada, y siendo destinado a Afganistán en 2010, al Cuartel General de ISAF, en Kabul. En 2012 ascendió a general de división, y fue nombrado comandante de la Escuela de Maniobra (Army’s Maneuver Center of Excellence) en Fort Benning, Georgia. En 2014 ascendería a teniente general, y en febrero de 2017 fue nombrado Asesor de Seguridad Nacional por el Presidente Trump, cesando en este puesto el pasado 9 de abril de 2018. Culmina de este modo la carrera de un soldado, de un jinete y de un carrista, que como corresponde a un caballero de honor había dedicado su vida al servicio de su patria.

McMaster en el transcurso de una entrevista en televisión
McMaster en el transcurso de una entrevista en televisión

La batalla de «73 Easting»

La Operación “Desert Storm” comenzó el 17 de enero de 1991, y se dio por finalizada el 28 de febrero, con la liberación de Kuwait. La operación fue dada a conocer a la opinión publica como una victoria total, y como el triunfo indiscutible de la superioridad militar norteamericana. A tenor de lo que ocurriría en Irak a partir de 2003, y que de alguna forma, continúa en nuestros días, calificar aquello como un triunfo resulta muy discutible. La fase terrestre, denominada “Desert Sabre” (Sable del Desierto), no comenzaría, sin embargo, hasta el 22 de febrero. Durante 42 días y noches consecutivas, se calcula que la coalición aliada llevó a cabo más de 100.000 salidas aéreas, y lanzó unas 88.500 toneladas de bombas sobre las fuerzas iraquíes, como preludio y preparación del ataque terrestre.

En 1991, el 2º Regimiento Acorazado de Caballería (llamado en el US Army, simplemente “Segundo de Caballería”) tenía una plantilla de alrededor de 4.000 efectivos y 350 vehículos acorazados de cadenas. Reforzado con artillería -un grupo autopropulsado con 32 obuses M109 A2 de 155/39 mm-, y durante el primer día de guerra, con un batallón de helicópteros de ataque Apache AH-64, era una fuerza considerable. Diseñado y concebido para combatir en Europa contra el Pacto de Varsovia, el regimiento se organizó en tres grupos de escuadrones4 (Squadrons), además del grupo de escuadrones de caballería aérea, con 74 helicópteros. El escuadrón de McMaster pertenecía al Grupo “Cougar”. En Irak, el “Segundo de Caballería”, al mando del Coronel Don Holder, iba a ser la vanguardia del VII Cuerpo de Ejército5, bajo el mando del General Fred Franks. Posteriormente, y dependiendo de la situación, el General Franks se reservaría la decisión de sí ordenar al regimiento continuar el avance hacia el norte de Basora -cortando la retirada a la Guardia Republicana-, o girar 90º hacia el este, y enfrentarse directamente con la Guardia Republicana.

M1A1 en el desierto irakí en febrero de 1991
M1A1 en el desierto iraquí en febrero de 1991

El Grupo de Escuadrones “Cougar” estaba al mando del Teniente Coronel Mike Kobbe6, un oficial que no era muy querido por sus subordinados, debido a su actitud excesivamente estricta y rígida en lo que se refería a aplicar el reglamento, las más de las veces de forma absolutamente ciega e irreflexiva -algo que abunda desgraciadamente también en el Ejército español-, y que tampoco parecía confiar en sus subordinados. El S3 del Grupo era el Mayor Douglas MacGregor7, un excelente oficial con grandes conocimientos, que escribiría diversos tratados sobre táctica, y empleo de unidades acorazadas, pero que no alcanzaría el generalato, sin embargo, quizás por ser excesivamente crítico con los generales de aquel momento, y las decisiones adoptadas por el alto mando. Sería MacGregor realmente quien dirigió la maniobra del Grupo de Escuadrones en la Batalla de “73 Easting”, y quien compensaba los errores y deficiencias del Teniente Coronel Kobbe.

La amenaza que se consideraba como principal, y de mayor gravedad, en aquellos días, no era la capacidad en sí de las fuerzas irakíes, sino la posibilidad de que Saddam Hussein decidiese utilizar armas químicas, como gases mostaza o sarin, que ya habían sido utilizados tanto contra los kurdos como contra los iraníes. Aunque la probabilidad de su empleo era baja, se consideraba como una hipótesis, y naturalmente el Teniente Coronel Kobbe ordenó que conforme al reglamento, en el asalto inicial a la zona controlada por Irak, todo el personal del Grupo llevase puesto el traje de protección y máscara NBQ. Ni que decir tiene la incomodidad que ello suponía para las tripulaciones de los vehículos acorazados, especialmente en los carros, que carecían de sistemas de aire acondicionado en aquellos días, pero naturalmente la orden fue cumplimentada.

La misión del regimiento no era otra que la de encontrar a la Guardia Republicana irakí, y fijarla afín de que pudiera ser destruida por las divisiones acorazadas del VII Cuerpo. En principio, se trataba de una misión similar a la que un regimiento acorazado llevaría a cabo en el escenario de Europa Central, pero en un panorama geográfico diferente. El Mayor MacGregor llegaría a mencionar que la idea de maniobra parecía haberse concebido para una confrontación con el Ejército soviético en la zona de Fulda, en Alemania. Incluso el Ejército irakí se veía como una réplica del Ejército soviético. Sin embargo, la maniobra y movimientos en el desierto irakí iban a ser muy diferentes de las maniobras tradicionales en Europa Central. Por el contrario, el desarrollo y evolución de la maniobra iba a ser más parecido a los combates entre el Afrika Korps y el VIII Ejército británico en el norte de África en 1941 y 1942. Para empezar, en el desierto arábigo hubo que descartar las formaciones cerradas que a veces, en los densos bosques alemanes, había que utilizar, y aumentar mucho más las distancias entre vehículos.

La ofensiva que se había encomendado al VII Cuerpo, para destruir a la Guardia Republicana irakí, iba a requerir acción de mando y dirección en vanguardia de las tropas, pero como reconocerían tras la batalla tanto MacGregor como McMaster, los generales norteamericanos iban a estar ausentes del frente, al menos de primera línea. El planeamiento del avance a traves del sur de Irak, iba a resultar lento, deliberado, pero excesivamente prudente ante la actitud poco decidida del adversario. MacGregor, en particular, criticaría el excesivo número de líneas de coordinación que se habían fijado en lo que era simple desierto sin accidentes, calificándolas como poco apropiadas para un combate de movimientos rápidos. El Mayor MacGregor pidió a McMaster su opinión en cuanto a la formación a adoptar por el Grupo de Escuadrones en su avance, y éste sin vacilar propuso lo que se conoce con el nombre de “diamante”: un escuadrón mixto en vanguardia, seguido por los otros dos escuadrones mixtos escalonados en los flancos, con los vehículos separados entre doscientos y trescientos m, con el escuadrón de carros en el centro del despliegue, y el mando (Centro Táctico de Operaciones/TOC) con el tren de combate, y servicios, en el vértice posterior del despliegue. Era la mejor solución para avanzar con tres escuadrones abarcando todo el frente del Grupo, que venía a medir unos 20 km aproximadamente. Los tres escuadrones mixtos venían a cubrir unos 15 km del total de ese frente, pero se disponía de unos 5 km de espacio para observación y maniobra en cada flanco. El escuadrón de McMaster (Eagle Troop) era el escuadrón que iría en vanguardia, en un principio.

Vehículo de combate Bradley
El vehículo de combate Bradley, en su versión M2/M3A2, daría en el Golfo un resultado mejor incluso que el carro Abrams. Contar con misiles C/C Tow resultó decisivo; una experiencia que, incomprensiblemente, no se contempló en el vehículo español Pizarro

Cada carro M1 Abrams llevaba una dotación de 40 disparos de 120 mm, en adecuada proporción de proyectiles perforantes con núcleo de uranio empobrecido HVAPFSDS, denominados SABOT en el lenguaje carrista norteamericano, de carga hueca HEAT, multipropósito MPAT, contra fortificaciones OR (Obstacle Reducing), y antipersonal CANISTER, y cada M2 Bradley, por su parte, llevaba 1500 disparos de munición perforante de 25 mm, también a base de uranio empobrecido, 480 disparos de munición explosiva HE, y 10 misiles contracarro TOW. Un solo escuadrón poseía, por lo tanto en teoría, capacidad para destruir 300 carros de combate enemigos.

La idea era que los Bradley avanzasen delante de los carros, en función de exploración, y que los carros procedieran a asaltar y atacar al enemigo, una vez identificado éste. Un problema que se revelaría, a lo largo de los combates que tuvieron lugar, fue la necesidad de mantenimiento frecuente de los filtros de aire, debido a la arena, y la conveniencia de parar los motores para economizar combustible, cada vez que se hicieran altos prolongados, dado el alto consumo de la turbina de los carros Abrams. El Grupo lograría realizar abastecimientos completos de los 42 carros con que contaba, en menos de 16 minutos, y el total, incluyendo los vehiculos de ruedas, en 45 minutos.

El Mayor Macgregor tomó también la prudente decisión de utilizar un carro Abrams como su vehículo personal de mando, y trasladar su puesto de mando a un Bradley, en vez de utilizar el M577 de mando que era demasiado fácil de identificar por el enemigo. El mando norteamericano, en cualquier caso, había hecho planes de contingencia y esperaba que se iban a sufrir elevadas bajas, por lo que estaba actuando con excesiva prudencia, y había considerado que no sería posible avanzar a una velocidad superior a 15 km/h, lo cual empezó a exasperar a todo el personal del regimiento, máxime cuando se empezó a hablar de llevar a cabo reabastecimientos de combustible cada 30 o 50 km. Al final, durante los dos primeros días de avance, se realizarían reabastecimientos cada 5 o 6 horas de marcha8, y se aprovechaba cada detención para repostar.

Sin embargo, tras la noticia de la destrucción de la 5ª División Mecanizada irakí en la batalla de Khafji -en el este-, el 29 de enero, el cuadro que la inteligencia norteamericana pudo presentar apuntaba a que “los irakíes eran incapaces de coordinar fuego y movimiento, y por lo tanto eran incapaces de maniobrar. Todo lo más que eran capaces de hacer era atacar en oleadas, con columnas de carros y BMP,s; en suma, eran incapaces de combatir realmente”9. Esta noticia restaba argumentos a la cautela que el mando del Cuerpo de Ejército demostraba, pero aún así, no se modificó inmediatamente esta actitud de prudencia.

El frente venía definido por lo que se consideraba la frontera entre Arabia Saudí y lo que, tras la ocupación de Kuwait, era ahora Irak, y que estaba protegido por una especie de arcén elevado o terraplén, a modo de obstáculo artificial de arena de considerable dimensiones -entre 3 y 4 m de altura según las zonas- , combinado con alambradas, zanjas contracarro y minas, preparado por los irakíes, y en el que los zapadores norteamericanos tendrían que abrir numerosas brechas10. Inicialmente, la idea era la de iniciar el ataque el 25 de febrero, pero debido al éxito inicial obtenido en el ataque y progresión de la coalición aliada en el este hacia Kuwait, se decidió adelantar el momento de comenzar la ofensiva al 23 de febrero, por lo que el regimiento desplegó en la tarde del 22 de febrero en la frontera, al sur del terraplén, e inició su avance unas 15 horas antes de que se desencadenara la ofensiva general. Sorprendentemente, no hubo ninguna reacción irakí, ni fuego de artillería ni nada de nada; la impresión era la de que los irakíes ni siquieran eran conscientes de la maniobra y movimiento de las fuerzas norteamericanas. No se detectaron vuelos de reconocimiento irakíes en ningún momento, ni actividad de exploración terrestre.

Obstáculo artificial en lo que era la frontera de Irak con Arabia Saudí, en febrero de 1991. Al no estar batido por el fuego, el valor del obstáculo era mínimo y su franqueo no representó un gran inconveniente
Obstáculo artificial en lo que era la frontera de Irak con Arabia Saudí, en febrero de 1991. Al no estar batido por el fuego, el valor del obstáculo era mínimo y su franqueo no representó un gran inconveniente

Los escuadrones del Grupo tenían nombres acordes con su denominación orgánica en el regimiento: escuadrón mixto E -Eagle-, al mando del Capitán McMaster; escuadrón mixto F -Fox-, al mando del Capitán Tom Sprowls; escuadrón mixto G -Ghost-, al mando del Capitán Joe Sartiano, y el escuadrón de carros H -Hawk-, al mando del Capitán Bruce Tyler; el indicative del Grupo era Cougar. Cada escuadrón contaba, para el franqueo del obstáculo, con una sección de zapadores, dotada con un bulldozer blindado para remoción de tierras (Armored Combat Earthmover/M9 ACE), que tras el paso del terraplén, pasarían a la retaguardia del Grupo de Escuadrones, integradas en la compañía de zapadores asignada al regimiento. Asimismo, el grupo contaba con una batería autopropulsada de M109A2 con 8 piezas -procedente del grupo de artillería asignado al regimiento-, como apoyo de fuego directo de su maniobra. Los escuadrones Fox y Ghost contarían además, cada uno, con un equipo especial de operaciones sicológicas y una unidad para control de los posibles prisioneros de guerra enemigos.

La validez de un obstáculo está en proporción directa a cómo esté de cubierto y batido por el fuego, precisamente para impedir o dificultar su franqueamiento, de no estarlo solo retrasa su paso momentáneamente. El terraplén con que se encontró el Grupo “Cougar” estaba prácticamente abandonado y no estaba cubierto por el fuego. El mando norteamericano se sorprendió, aunque los numerosos medios de reconocimiento y observación de que se disponía deberían haberlo descubierto con toda precisión11. No obstante, el VII Ejercito actuó como si lo estuviera, y la preparación artillera fue exhaustiva.

Apenas iniciado el despliegue del Grupo, inmediatamente al sur del obstáculo fronterizo -hacia la 1:30 pm-, para preparar su paso a primera hora de la tarde del 23 de febrero, la artillería del VII Cuerpo -hacia las 2:30 pm hora local-, llevó a cabo una preparación de gran intensidad con empleo de todas las piezas disponibles de 155 mm -un total de 13 grupos autopropulsados, con 416 piezas-, y 10 baterías de lanzacohetes MLRS, que lanzaron más de once mil proyectiles durante media hora, y cuyos efectos solamente se hicieron sentir en la inmensidad del desierto, sin afectar a las fuerzas irakíes, ya que simplemente, éstas ni siquiera estaban en la zona, y se habían replegado al interior del desierto. Dado que el mando del VII Cuerpo no quiso utilizar los helicópteros de que disponía, hasta iniciado ya el avance, siempre por exceso de prudencia, no tuvo manera de saber lo que había realmente al otro lado del terraplén, aunque si hubiera habido algo, se habría volatilizado con la intensidad del fuego artillero. Tras la preparación, el movimiento se inicio más como una marcha de aproximación que un ataque, marchando las unidades en columna, detras de la fuerza de vanguardia, que no era otra que el entero 2º Regimiento de Caballería. Con tres grupos de escuadrones desplegados en primer escalón, y la cobertura ya de los helicópteros del cuarto grupo de escuadrones (Aviation Squadron), el regimiento abrió la brecha en el terraplén y se adentró en el desierto. A unos 30 minutos en tiempo, le seguían los elementos de vanguardia de dos divisiones acorazadas, y más al este, una división de infantería, que abrió el camino a la Primera División Acorazada británica12, al mando del General Rupert Smith.

El escuadrón Eagle fue el primero en cruzar el terraplén, tras abrir brecha la sección de zapadores apoyada por los Bradley de una sección de exploradores, con el carro de McMaster en vanguardia, y las dos secciones de carros en columna. Al mismo tiempo, los helicópteros OH-58 Kiowa y AH-1F Cobra del regimiento, se adentraban en vuelo táctico, en el desierto, precediendo a los escuadrones mecanizados. Apenas ya en zona enemiga, todos los carros y vehículos del escuadrón, procedieron a abrir fuego con todas sus armas, menos los misiles Tow, para comprobar su correcto funcionamiento, mientras avanzaban. Recorridos unos 20 km, y alcanzada la primera línea de coordinación (Línea de Coordinación Becks)13, en torno a las 16:30, el escuadrón hizo alto -obedeciendo órdenes-, y se detuvo el avance hasta el dia 24. Algunos oficiales, como MacGregor y McMaster, calificarían el avance como el movimiento de un caracol.

Aunque inicialmente el VII Cuerpo contaba con un batallón de helicópteros Apache -en el marco de toda una brigada de aviación de ejército a su disposición- , por decisión del General Franks no se pusieron a disposición del regimiento -como se había previsto inicialmente-, y por lo tanto el Grupo solo contó con los helicópteros del 4º Grupo de Escuadrones del Regimiento, que eran esencialmente Kiowa y Cobra, y que de todos modos, tenían órdenes de no ir más allá de solo 15 o 20 km por delante de los elementos más adelantados de la vanguardia del regimiento -y por ende del Grupo-, por lo que no iban a resultar de gran ayuda a la hora de descubrir al enemigo, sobre todo cuando el tiempo empeoró notablemente.

Nada más cruzar el terraplén, la disposición inicial de la formación en “diamante” se modificó en el sentido de que fue el escuadrón Fox (Capitán Sprowls) el que iba en vanguardia -con una sección de exploradores adelantada entre 10 y 20 km al conjunto del Grupo-, seguido del puesto de mando avanzado del Grupo (S3 Mayor MacGregor, con un carro M1 y un vehículo Bradley), y con el escuadrón Eagle, de McMaster, al oeste, y el escuadrón Ghost (Capitán Sartiano) al este, ambos ligeramente retrasados respecto de Fox. Cerrando la marcha, a unos 5 km, en el centro del despliegue, iba el escuadrón de carros Hawk (Capitán Tyler), con la batería de artillería autopropulsada adelantada unos 2 km, y desplegada en línea. Los trenes y mando del Grupo cerraban la retaguardia a una distancia entre 4 y 9 km del escuadrón Hawk. Los escuadrones mixtos avanzaron en formación de “cuña” con una sección de exploradores en vanguardia -seis vehículos Bradley-, seguida de la sección de morteros pesados y del observador avanzado de artillería (todos sobre M113), e inmediatamente detrás, el mando del escuadrón (un carro M1, un vehículo Bradley y un vehículo de mando M577), con las dos secciones de carros en segundo escalón, y la otra sección de exploradores protegiendo la retaguardia. El Grupo venía a cubrir un frente de entre 10 y 15 km, por casi 30 km de profundidad.

Uno de los carros M1A1 del Grupo “Cougar”, tras franquear el terraplén en la frontera norte de Arabia Saudí el 23 de febrero de 1991Uno de los carros M1A1 del Grupo “Cougar”, tras franquear el terraplén en la frontera norte de Arabia Saudí el 23 de febrero de 1991
Uno de los carros M1A1 del Grupo “Cougar”, tras franquear el terraplén en la frontera norte de Arabia Saudí el 23 de febrero de 1991

Todo el recorrido hasta la línea Becks transcurrió sin ninguna novedad, y no había ni rastro de fuerzas irakíes por ningún sitio, lo que resultaba frustrante y motivaba a los escuadrones a seguir avanzando, pero se obedecieron las órdenes y la marcha se detuvo hasta las 07:00 del día siguiente, 24 de febrero. Durante la noche comenzó a llover y el tiempo se deterioró considerablemente14.

A esa hora, 07:00, el Grupo recibió órdenes de avanzar hasta la siguiente línea de coordinación (Busch), a unos 15 km, para una vez allí, establecerse en defensiva. Sin embargo, dado como se desarrollaba la situación en el eje de progresión de las fuerzas que avanzaban a lo largo de la costa15, hacia las 02:30 pm, se ordenó nuevamente al Grupo continuar su avance hasta el primer objetivo asignado (denominado “Objetivo Merrell”), a unos 60 km de distancia.

Cuando ya se habían recorrido unos 35 km en el interior de la zona enemiga, y se seguía sin tener contacto alguno con unidades irakíes, el oficial de enlace aire (ALO/Air Liaison Officer) informó de que había un escuadrón de aviones de ataque Thunderbolt A-10 (Nails -Clavos-, en argot), sobre el objetivo Merrell, y pedía instrucciones. Los A-10 habían identificado, en el objetivo, fuerzas del orden de una compañía de carros (T-55), enterrados en posiciones defensivas, y lo que parecia un grupo de artillería de campaña en sus asentamientos, además de fuerzas de infantería en posiciones. Es decir, una fuerza considerable.

El Mayor MacGregor inició, por consiguiente, una petición de apoyo aéreo directo (Close Air Support/CAS), y tras unos 4 ó 5 minutos que parecieron una eternidad, el oficial ALO informó nuevamente de que, tras sucesivos ataques, la evaluación del escuadrón de A-10 era la de que toda la artillería y los carros identificados parecían destruidos, pero la infantería que había sobrevivido se había enterrado en sus posiciones y no era visible. Los A-10 se retiraron y el Grupo “Cougar” continuó el avance, con el escuadrón Fox en vanguardia, adelantado unos 15 km, hacia el objetivo Merrell.

Hacia las 3:30 pm, la sección de exploradores del escuadrón Fox, comunicó que recibía fuego de armas ligeras, respondiendo al mismo con los cañones de 25 mm de los Bradley, y haciendo dos bajas al enemigo, tras lo cual toda una sección de infantería se rindió al escuadrón. Los soldados irakíes apenas tenían agua ni alimentos desde hacía varios días, y se encontraban en un estado lamentable. La sección enemiga era, con toda seguridad, un elemento avanzado del escalón de seguridad de una división, y pronto se detectó una fuerza equivalente a una compañía de fusiles en defensiva, que tras una resistencia simbólica, empezaron a rendirse casi por pelotones formados. Apenas hubo empleo de la fuerza, al margen de algunos disparos desde los Bradley o las ametralladoras de los carros. El cañón Bushmaster del Bradley resultó ser de una precisión imponente y la letalidad de sus proyectiles -de uranio empobrecido-, superó todas las expectativas imaginables.

Bulldozer M9 (Armored Combat Earthmover/ACE) asignado al Grupo de Escuadrones “Cougar” para la apertura de brechas
Bulldozer M9 (Armored Combat Earthmover/ACE) asignado al Grupo de Escuadrones “Cougar” para la apertura de brechas

Alrededor de las 4:00 pm, la sección de exploradores estaba sobre el objetivo Merrell, descubriendo que algunos camiones no habían sido afectados por el ataque de los A-10, por lo que procedió a destruirlos, al tiempo que abría fuego también sobre grupos de irakíes que disparaban con armas ligeras, y sobre las fortificaciones existentes en el objetivo. Desde el mando del regimiento, no obstante, se ordenó detenerse ligeramente al sur del objetivo, y esperar al día siguiente para reanudar el avance, de nuevo tras una intensa preparación artillera sobre el objetivo; un objetivo que ya había sido neutralizado, por otra parte. Todo indicaba que el método que había sido acordado previamente por el mando del VII Cuerpo se iba a seguir al pie de la letra, independientemente de lo que ocurriese; todo, menos flexibilidad. El propio McMaster, saliendo de su carro, parece que exclamó: “¿Qué diablos pasa con nosotros? ¿Sabe el mando de qué va esto? ¡En una guerra los carros no paran, a menos que les obligue el enemigo a detenerse!”. MacGregor estimó la situación como deprimente; para empezar, se detenía la acción cuando se estaba en plena ofensiva, para, a continuación, desencadenar una nueva preparación artillera sobre una porción de desierto totalmente vacía otra vez.

El Grupo obedeció las órdenes recibidas, y se detuvo, desplegando en donde se le había indicado, aunque eso significase romper el contacto con el enemigo. A las condiciones meteorológicas desfavorables se unía ahora la noche, y una densa atmósfera de oscuridad provocada por el incendio deliberado de los pozos de petroleo, más al este, por las tropas irakíes en retirada de Kuwait. El Grupo había avanzado unos 75 km durante todo el día 24 a traves del desierto. Durante la noche se produjeron combates esporádicos al intentar grupos aislados de infantería irakí atacar al escuadrón Eagle, que neutralizó estas acciones con fuego de mortero, cañón de los Bradleys, y ametralladoras, sin sufrir ninguna baja. Hacia la 01:00 am, toda accion hostil había cesado por completo.

A las 06:30 am del día 25 de febrero, tuvo lugar una intensa preparación artillera de diez minutos de duración sobre el objetivo Merrell, y a continuación, la sección de exploradores del escuadron Fox reanudo la marcha, en dirección al nuevo objetivo, Objetivo Gates. Hacia las 10:00 am, tras recorrer unos 45 km, el Grupo alcanzó la linea de coordinación Miller, ligeramente al sur del objetivo, sin encontrar, nuevamente, presencia enemiga alguna, aunque sí había indicios de movimientos. En esa línea, y para consternación del Grupo una vez más, se le ordenó establecerse en defensiva, ocupando un semicirculo de 40 km de diámetro, con el escuadrón Eagle, de McMaster, en el flanco derecho, el escuadrón Fox, en el centro, y el escuadrón Ghost en el flanco izquierdo, enlazando con el 3º Grupo de Escuadrones del Regimiento. La decisión tomada por el mando era la de hacer una pausa, y reiniciar el avance al amanececer del día 26. El tiempo continuaba siendo muy inclemente y la lluvia aumentó, por lo que se aprovechó la detención para repostar y municionar.

Helicópteros OH-58 Kiowa y AH-1F Cobra del “Segundo de Caballería” en febrero de 1991
Helicópteros OH-58 Kiowa y AH-1F Cobra del “Segundo de Caballería” en febrero de 1991

Hacia las 2:00 pm, no obstante, el escuadrón Ghost estableció contacto con el enemigo, empeñándose en combate contra una compañía de infantería mecanizada irakí en marcha, sobre vehículos de cadenas rusos MTLB, a la que acompañaba una sección de artillería de campaña remolcada. Tras un breve intercambio de disparos, la unidad irakí, con sus vehiculos intactos, se rindió por completo al Capitán Sartiano, que tomó posesión de los vehículos que, al parecer, eran completamente nuevos. McMaster tuvo ocasión de probar, incluso, uno de ellos durante la larga pausa del dia 25, y como comentaría posteriormente, le resultó muy decepcionante: “Era muy agobiante, con muy poco espacio, un blindaje ligero, y una complicada transmisión mecánica de ocho velocidades, y abarrotado de munición. Era una trampa mortal”. Era evidente que la Guardia Republicana irakí estaba cerca, y el Grupo de Escuadrones iba a enfrentarse pronto a ella.

La noche del 25 al 26 de febrero no transcurrió facilmente, a nivel de planeamiento; si, por una parte, desde el mando de la operación (General Schwarzkopf) se consideraba oportuno seguir el avance, sin dar tregua al enemigo, por otra, desde el mando del VII Cuerpo (General Franks), se era más prudente y se pensaba en hacer un paso de escalón, y colocar a las divisiones acorazadas en vanguardia, por lo que, de algún modo, se consideraba que la misión del “Segundo de Caballería” había terminado. En cualquier caso, la idea de maniobra era la de hacer ahora un giro de 90º al este, y enfrentarse directamente a la Guardia Republicana, en un movimiento comparable a lo que se ejecuta en el fútbol americano, y que se conoce con el nombre de “Ave María” (Hail Mary). Cuando en el Grupo se tuvo conocimiento de que se estaba pensando en relegar ahora al regimiento, la desilusión fue completa. McMaster se enfadó tan tremendamente que se fue a dormir, y sería su jefe de plana mayor quien tendría que despertarle y recordarle que la guerra seguía.

Sería una llamada del General Schwarzkopf al General Franks la que cambió la situación por completo, y a las 05:22 am del día 26, el regimiento recibió una orden complementaria que establecía: “el 2º Regimiento de Caballería atacará en direccion este, con objeto de fijar a la División Mecanizada “Tawalkana” de la Guardia Republicana irakí, para posteriormente efectuar un paso de escalón con la 1ª División Mecanizada de Infantería (Big Red One), que a su vez fijará a la 17ª División Acorazada irakí; en ese momento, el regimiento se constituirá en reserva del cuerpo de ejército”. La 3ª División Acorazada maniobraría para colocarse en el flanco norte del VII Cuerpo.

El objetivo Merrell, a unos 75 km de la línea de partida inicial, fue totalmente destruido por un escuadrón de aviones A-10
El objetivo Merrell, a unos 75 km de la línea de partida inicial, fue totalmente destruido por un escuadrón de aviones A-10

Fijar al enemigo supone enfrentarse a este con fuego y armas de puntería directa con tal eficacia que se le impida tanto maniobrar como retirarse. Ello iba a significar que el regimiento debería avanzar a traves de la zona de seguridad del despliegue enemigo, que, con toda probabilidad, estaría minada y batida por su artillería. La idea de detenerse en medio del escalón de seguridad enemigo no es una buena idea nunca, pero, por el momento, era mejor avanzar que seguir detenidos. El Mayor MacGregor pensó que ya se les ocurriría algo, y que de momento había que seguir la progresión.

La nueva misión exigía ahora un cambio de procedimientos y de formación; hubo que renunciar a la formación en “diamante” y adoptar lo que se llama “rectángulo” (box), y por lo tanto proceder a efectuar diversas maniobras y movimientos. Los escuadrones Eagle y Ghost irían ahora en primer escalón -Eagle en el flanco izquierdo, al sur, y Ghost, en el derecho, al norte-, y los escuadrones Fox y Hawk en segundo escalón, con Fox inmediatamente detrás de Ghost, y Hawk siguiendo a McMaster, con Eagle. El Grupo abarcaría ahora solamente un frente de 10 km, lo que daba a cada escuadrón en primer escalón, un frente de 5 km. La nueva formación tenía la desventaja de que no se disponía de una vanguardia ni de un escalón de reconocimiento, pero era obvio que el escuadrón de McMaster iba a ser, de algún modo, la vanguardia del Grupo, en compensación al disgusto que había sufrido cuando se le comunicó la primera orden de no actuar ya. Fue una decisión personal y exclusiva del Mayor MacGregor.

En la madrugada del día 26 de febrero, el tiempo había empeorado considerablemente y la visibilidad era mínima. Además del permanente techo de humo procedente de los pozos ardiendo, se unía la lluvia, y una tormenta de arena que fue aumentando en intensidad, por lo que la visibilidad descendió a distancias del orden de los 200 ó 300 m. Ello impedía el vuelo de los helicópteros del regimiento, y motivaba que el sistema JSTARS realmente no distinguiera entre tropas propias o enemigas. El Grupo se vio obligado a utilizar la visión de sus cámaras térmicas.

Vehículo acorazado ruso MTLB de la infantería mecanizada irakí en 1991
Vehículo acorazado ruso MTLB de la infantería mecanizada irakí en 1991

El Grupo “Cougar”, no obstante, empezó a moverse a la velocidad máxima posible. Hacia las 07:30 am, la visibilidad descendió aún más, y solamente se lograba ver ya a unas distancias entre 100 y 150 m, a pesar de lo cual no se disminuyó el ritmo de avance, llevando a cabo, desde los Bradleys, reconocimientos por el fuego cuando se detectaba algo sospechoso. Hacia las 08:00 am, surgió lo que iba a ser el preámbulo de la acción, cuando tres vehículos irakíes MTLB, nuevamente, parecían dirigirse hacia el escuadrón de McMaster. El escuadrón Ghost destruyó dos de ellos, uno con impacto directo de mortero, a unos 300 m, y el otro con un misil TOW, mientras que el propio McMaster, con su carro -denominado Mad Max-, destruyó el tercero con un proyectil de carga hueca HEAT, a unos 2000 m de distancia, cuando trataba de evadir el encuentro. Fue su primer vehiculo destruido el dia 26 de febrero.

Los vehículos MTLB disponían de ametralladoras de 12.70 mm en una cúpula, pero solo eran efectivas si el vehículo estaba completamente detenido, ya que carecían de cualquier tipo de estabilización. La conclusión inmediata es la de que, para tener efectividad, es imperativo que los llamados hoy vehículos de combate de infantería dispongan de una estabilización comparable a la de los carros. La utilización de misiles filoguiados TOW imponía una seria vulnerabilidad a los Bradley, en 1991, que compensaban ampliamente, sin embargo, con su cañón de 25 mm y con la munición de uranio empobrecido.

Hacia la «73 Easting»

El Grupo siguió su progresión, y hacia las 10:00 am se indicó al escuadrón Eagle dirigirse ligeramente hacia el sur, manteniendo la formación y el eje general de avance. Se estimaba que la zona de seguridad enemiga estaba situada entre las cuadrículas 65 y 70 al este. La denominación de “73 Easting” indicaba simplemente la cuadrícula 73, en dirección este, del plano UTM que utilizaban las unidades norteamericanas en escala 1:100.000, y cada cuadrícula significaba 1 km, por lo que, desde el combate con los tres MTLB citados, el Grupo debería avanzar entre 15 y 20 km para entrar en contacto con la Guardia Republicana.

Dada la escasa visibilidad era obvio que no se podría contar con apoyo aéreo, pero esa carencia de visibilidad perjudicaba aún más a los irakíes, que carecían de sistemas avanzados de puntería electro-ópticos ó cámaras térmicas. A medida que los escuadrones se aproximaban a la zona de seguridad irakí se comenzo a recibir fuego esporádico de la artillería iraki, con explosiones en el aire, que apenas afectaron a los vehículos acorazados, revelándose pronto que los irakíes eran incapaces de mover su tiro en concordancia con el movimiento de avance de los escuadrones norteamericanos. Cuando el escuadrón Eagle estaba sobre la cuadrícula “68 Easting”, la visibilidad mejoró ligeramente -hacia las 03:25 pm-, y permitió identificar varias edificaciones construidas en adobe, de las que surgieron algunos irakíes enarbolando bandera blanca. Cuando, acto seguido, desde algunas de las edificaciones se empezó a recibir fuego de armas ligeras, los exploradores de McMaster abrieron fuego desde los Bradleys, con cañón y misiles TOW.

La visibilidad en la mañana del día 26 de febrero descendió a niveles entre los 200 y 300 m
La visibilidad en la mañana del día 26 de febrero descendió a niveles entre los 200 y 300 m

McMaster, al unísono, ordenó a los nueve carros del escuadrón avanzar en línea, y, de forma coordinada, todos los carros, a la vez, abrieron fuego con proyectiles HEAT sobre las edificaciones, demoliendo prácticamente todo el conjunto. Al avanzar sobre las ruinas de las edificaciones, una de las secciones de carros detectó dos vehículos de combate acorazados rusos BMP, que destruyó inmediatamente con sendos proyectiles HEAT, al igual que un todo terreno Toyota, que trataba de retirarse apresuradamente. Éstos no fueron los únicos vehículos enemigos destruidos en la zona; también se destruyeron dos vehículos antiaéreos rusos Shilka ZSU-23-4, y un BTR-60S, de 8 ruedas. Más al norte en el despliegue del escuadrón, la sección de exploradores que vigilaba ese flanco, detectó esta vez, dos carros T-72 mediante las cámaras térmicas, y sin dudarlo, los destruyó inmediatamente mediante misiles TOW. Era el primer enfrentamiento con carros enemigos del regimiento. La eficacia de los misiles TOW contra los T-72 resultó sobrecogedora: ambos carros hicieron explosión y las torres volaron por los aires a considerable distancia de los carros. Esa no fue la única acción de los exploradores en ese momento; a medida que siguieron avanzando, detectaron un BMP casi enterrado hasta la torre, y uno de los Bradleys lo destruyó con el cañón de 25 mm.

Prácticamente toda la zona por la que estaban avanzando los escuadrones estaba ahora profusamente minada, pero las minas no hicieron efecto alguno ni sobre los Bradleys ni sobre los carros Abrams; otra cosa fueron sus efectos sobre los vehículos de ruedas, Humvees, camiones, etc, que más tarde sufrieron algunas pérdidas, debido a minas que no se habían identificado. Muchas de las minas fueron destruidas por fuego de ametralladora desde los carros o Bradleys, simplemente porque los irakíes ni siquiera las habían enterrado. La enseñanza fue la de que, incluso si se trata de una fuerza eminentemente acorazada o mecanizada, si el 50 por ciento de sus vehículos son de ruedas, ya sean camiones, o sean otro tipo de vehículos, el riesgo de sufrir bajas es alto, algo que se olvidó enseguida, y se aprendería con mucho sufrimiento 12 años más tarde también en Irak.

El avance se tornó ya imparable, y hacia las 04:18 pm, aún sobre la cuadrícula “68 Easting”, los escuadrones Ghost y Eagle se hallaban ya dentro de la zona de seguridad de la División “Tawalkana”, con los carros en vanguardia, cuando de repente McMaster identificó nada menos que ocho carros T-72 a una distancia de 1420 m, según rezaba su la óptica de su telémetro láser. Dado que los carros, tras el encuentro anterior, llevaban proyectiles HEAT ya cargados, se abrio fuego con ellos para inmediatamente cambiar a munición perforante flecha, HVAPDSFS “sabot”. En cualquier caso, tanto los proyectiles HEAT como los flecha, fueron suficientes para destruir los objetivos, e inmediatamente dos carros T-72 se añadieron al haber personal de McMaster. Las secciones de carros del escuadrón siguieron a su capitán, y prácticamente al mismo tiempo, los cuatro carros de la primera sección abrieron fuego con dos disparos flecha por carro, uno tras otro, a la vez, a una distancia de 1100 m, equivalente a lo que, en tiro de carros, se llama alza de combate, y que es la misma para el M1A1 y el Leopard 2 A4/A5, con cañón de 120/44. La segunda sección obró de la misma manera.

El MTLB alcanzado por McMaster prácticamente se volatilizó con una enorme explosion
El MTLB alcanzado por McMaster prácticamente se volatilizó con una enorme explosion

Inicialmente se pudieron contar once carros T-72 ardiendo, con sus torres a varios m de distancia, pero pronto fueron quince los carros totalmente destruidos. El escuadrón Eagle fue aniquilando carro tras carro, y BMP tras BMP, sin sufrir el menor percance. En el casi desconcierto que el fragor del combate provocó en el propio escuadrón, el jefe de la plana mayor se vio obligado a recordar a McMaster que estaban ya en el límite de la cuadricula “70 Easting”; la respuesta de McMaster fue: “No podemos parar, dile al mando que estamos en contacto con el enemigo y no podemos parar; lo siento, cambio y corto”. Efectivamente, detenerse estaba fuera de lugar; había que seguir hasta destruir por completo al adversario.

Los exploradores también tuvieron su participación, y una de las secciones, además de destruir dos ZSU-23-4 Shilka más, uno de sus Bradleys, con un misil TOW destruyó un carro T-72 que, a una distancia de 600 ó 700 m no fue capaz de alcanzar al Bradley con un proyectil flecha. Casi simultáneamente, la segunda sección de carros pudo identificar, a unos 2000 m, un total de 17 carros T-72 aparcados uno al lado del otro, en lo que parecía ser una reserva del sector. Ni que decir tiene que, en menos que canta un gallo, todos los carros irakíes fueron aniquilados.

McMaster destruyó el MTLB irakí, en movimiento, con un proyectil HEAT a 2000 m, utilizando la cámara térmica del carro. Fue un impacto al primer disparo
McMaster destruyó el MTLB irakí, en movimiento, con un proyectil HEAT a 2000 m, utilizando la cámara térmica del carro. Fue un impacto al primer disparo

En cuestion de 23 minutos, con un consumo de unos 75 disparos, 63 disparos HEAT y 12 flecha, de 120 mm, más 24 misiles TOW, el escuadrón Eagle había destruido 39 carros, la mayoría T-72 -y algunos T-55-, de la Guardia Republicana, unos 20 vehículos acorazados de combate -entre BMPs, MTLBs, y ZSU-23-4, incluyendo un SA-13 Gopher antiaéreo-, y más de 30 camiones varios, sin sufrir ni una sola baja. En total, el Grupo de Escuadrones “Cougar” destruyó 93 carros de combate irakíes, y cerca de 100 vehículos acorazados de combate de diverso tipo, y un número no especificado de camiones, ocasionando más de 1000 bajas al enemigo, contra la pérdida de solamente un Bradley, del escuadrón Ghost, que costó la vida al Sargento Andrew Moller, al ser alcanzado en la torre por un disparo de 73 mm de un vehículo BMP.

Alcanzada la cuadrícula “74 Easting”, el Grupo de escuadrones se detuvo -al igual que el conjunto del “Segundo de Caballería”. La batalla había terminado prácticamente aunque los combates se prolongaron esporádicamente hasta las 09:00 pm. En la medianoche del día 26 al 27 de febrero se llevó a cabo un paso de escalón, con la 1ª División de Infantería, como estaba previsto.

Tras la batalla, cuando el Capitán McMaster le preguntó al Mayor MacGregor que iba a suceder a continuación, éste, citando a Wellington, le respondió: “Mi querido HR, la derrota es huérfana, pero la victoria tiene muchos padres siempre; seguro que hay muchos que se apuntaran el tanto”.

Los misiles C/C TOW dieron buena cuenta de los carros rusos T-72
Los misiles C/C TOW dieron buena cuenta de los carros rusos T-72

El fin de una carrera

Cuando en 2017, HR fue nombrado Asesor de Seguridad Nacional con el Presidente Donald Trump, creo que fuimos varios, entre los que le conocíamos, los que albergamos serias dudas sobre su nombramiento. Personalmente, consideré que iba a resultar muy difícil para el Teniente General McMaster, permanecer callado y asentir a lo que en el gabinete presidencial y en la Casa Blanca se dijese, sin más. Pero también considere que era posible que el Presidente Trump lo hubiese elegido precisamente por eso. Nunca antes había habido un oficial procedente de Caballería en la Casa Blanca. En España, un general de brigada de Caballería, Aurelio Madrigal, ocupó un puesto parecido con Felipe González, en La Moncloa, pero ni González es comparable con Trump, ni Madrigal con McMaster, ni España con Estados Unidos; no nos equivoquemos16.

No conozco realmente los detalles que pudieron llevar al Presidente Donald Trump a designar a McMaster como Asesor de Seguridad Nacional en sustitución del Teniente General Michael Flynn, ni quien pudo sugerir su nombre, pero McMaster enseguida declaró que su intención era seguir permaneciendo en activo como teniente general mientras desempeñase su puesto en la Casa Blanca. Pronto chocaría con algunos elementos verdaderamente complejos en el gabinete del presidente, como eran Steve Bannon -el anterior jefe de gabinete-, y otros, especialmente cuando cesó a algunos de los subordinados con que se encontró en su nuevo puesto. Y pronto se desencadenó igualmente una campaña dirigida a desacreditarle.

En febrero de 2018, McMaster, en una presentación ante la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC/Münchner Sicherheitskonferenz), declararía como un hecho constatado, la interferencia de Rusia en las elecciones generales norteamericanas de 2016, y en marzo empezó a rumorearse en los medios de comunicación, que el presidente Trump había decidido cesarle. Y efectivamente, el 22 de marzo de 2018, HR hacía pública su dimisión, sin más comentarios, como lo hace un soldado. Otra cosa es que, posteriormente, McMaster se llegue a manifestar y explique muchas de las cosas que los profesionales quieren saber, como también sucede ahora con el que fuera director de la CIA, John Brennan. En cualquier caso, parece obvio que McMaster no estaba de acuerdo con algunas de las líneas de acción en política exterior decididas por el Presidente, especialmente en lo referente a Irán, Corea del Norte, y Rusia. McMaster anunció solamente, que en fecha próxima solicitaría el retiro del US Army, lo que tuvo lugar el dia 18 de mayo último, en una ceremonia presidida por el Jefe de Estado Mayor, General Mark Milley, en la base conjunta de Myer-Henderson Hall, una base que engloba las instalaciones de Fort Myer, Fort Lesley McNair -una base que conozco bien-, y Henderson Hall, imponiéndosele la Medalla de Servicios Distinguidos del Ejército (Army Distinguished Service Medal). Punto final.

McMaster durante el curso de una reunión en la Casa Blanca
McMaster durante el curso de una reunión en la Casa Blanca

Aparentemente, el Presidente Trump en sus mensajes de Twitter diarios -que confieso que no he visto-, criticó a HR en varias ocasiones, llegando incluso a mencionar que dado que “el general quería aumentar las fuerzas en Afganistán, se le iba a enviar a él personalmente“, lo que ni siquiera requiere comentarios, y que dejo a la consideración del lector. Creo que McMaster ha salido ganando al dejar su puesto en la Casa Blanca y tendrá más paz y tranquilidad personal a partir de ahora.

No tengo ninguna duda de que HR aceptó su puesto junto al Presidente como un destino militar más, y quizás ahí se equivocó. Yo mismo también acepté un destino a la Subsecretaría de Defensa, y dije al presentarme que yo no era más que un oficial de estado mayor destinado hoy allí, y en un futuro quizás en un regimiento acorazado, y me equivoqué de plano, y además no me perdonaron que pensara así. McMaster creyó que podría cambiar algunas cosas en Washington y contribuir a que la defensa fuera mejor entendida por los políticos y las decisiones fueran más acordes con las necesidades militares. Todo indica que no lo consiguió y tomó la decisión de dejar el puesto, y naturalmente pedir el retiro porque en el ejército no se dimite; si dimites, te vas. Me resulta muy familiar el tema.

McMaster, además, ha tenido que hacer frente a la desidia y falta de solidaridad de sus compañeros y superiores. No parece que, en ningún momento, recibiese apoyo por parte del Pentagono o de la Junta de Jefes de Estado Mayor, lo que, sin duda, contribuyó a debilitar su postura y a casi invalidar sus argumentos ante el Presidente. Muy penoso, y obliga a tener serias dudas sobre la eficacia de la gestión militar en los Estados Unidos, en la actualidad, independientemente de la potencia y capacidades disponibles. No puedo evitar que surjan recuerdos de otros momentos y otros lugares.

En su libro “Dereliction of Duty“, publicado en 1997, McMaster presentó lo ocurrido en los años de la Guerra de Vietnam, y expuso la mala gestión de los jefes de estado mayor y asesores militares del presidente, presentando una situación no acorde con la realidad, que en última instancia llevó a Estados Unidos al fracaso. Su libro fue una premonición de algo similar a lo que le ha tocado vivir junto al Presidente Trump. El cese de McMaster, no obstante, supone una seria pérdida,al haber sido sustituido por un civil ciertamente controvertido. McMaster, en cualquier caso, no merecía este final.

Desde entonces, el Teniente General McMaster ha venido trabajando como profesor emérito de estudios estratégicos y seguridad nacional en la Universidad de Stanford, en California y preparando último libro «Battlegrounds: The Fight to Defend the Free World«. No cabe duda de que su futuro seguirá siendo brillante. ■

NOTAS

  1. Este curso es el mismo que yo hice diez años antes, en el período 1977-1978, y en la misma escuela. Entonces solo disponiamos en Fort Knox, de carros M60A1, M60A2, y M551 Sheridan; el M1 Abrams aún estaba en los planes de diseño.
  2. Un escuadrón mixto (Cavalry Troop), se componía de un pelotón de mando y plana mayor -con un carro M1A1 Abrams, un vehículo de combate M2/M3 Bradley, y un vehículo de mando M577A1-, dos secciones de exploradores -con 6 vehículos de combate M2/M3 Bradley cada uno-, dos secciones de carros Abrams -a 4 carros cada una-, una sección de morteros de 120 mm con vehículos M106, más servicios y tren de combate. En total, 9 carros Abrams, 13 vehículos de combate Bradley, y unos 13 vehículos más de ruedas y de cadenas diversos, incluyendo el M577 de mando.
  3. El libro se publicó en 1997, por la editorial Harper Perennial, con el título “Dereliction of Duty, Lyndon Johnson, Robert McNamara, The Joints Chief of Staff, and the Lies that Led to Vietnam”. De momento, solo está disponible en idioma inglés.
  4. Esta denominación es la que equivale a la terminología militar española.
  5. El VII Cuerpo de Ejército estaba compuesto por 3 divisiones acorazadas norteamericanas (1ª, 2ª, y 3ª), una división de infantería norteamericana (la 1ª, la histórica “Big Red One”), y la 1ª división acorazada británica.
  6. Kobbe tendría enfrentamientos con muchos de sus oficiales, y McMaster no fue una excepción.
  7. Douglas MacGregor es el autor de “Breaking the Phalanx”, un tratado totalmente innovador para la reorganización de la fuerza terrestre norteamericana, que recibió la aprobación del entonces Jefe de Estado Mayor del US Army, General Denis Reimer, en 1997, pero que finalmente fue rechazado por los demás generales, precisamente por considerarlo demasiado innovador. MacGregor dejó el ejército en 2004. En su libro publicado en 2009: “Warrior’s Rage: The Great Tank Battle of 73 Easting”, MacGregor expone que no haber acabado con la Guardia Republicana iraquí en 1991, contribuyó a que tuviera lugar una segunda guerra con Irak en 2003.
  8. Una de las vulnerabilidades principales del carro Abrams es su alto consumo de combustible. La turbina de gas AGT 1500 de Honeywell presenta un consumo de unos 25 l. por milla, lo que viene a ser el doble de lo que consume un carro Leopard 2. Además, aunque teóricamente es policarburante, en la realidad el US Army solo utiliza keroseno JP-8 en sus Abrams.
  9. Douglas MacGregor en “Warrior’s Rage: The Great Battle of 73 Easting”, Naval Institute Press, Annapolis, Maryland. Un informe israelí, de 1990, citaba que “las tripulaciones irakíes de carros eran capaces, en posición estática defensiva, de abrir fuego cada 8 o 10 segundo como mucho”, pero “incapaces de hacer blanco a más de 500 m, y nunca contra objetivos en movimiento”. El sistema automático de carga del carro ruso T-72 necesitaba, en cualquier caso, entre 8 y 10 segundos entre disparo y disparo, lo que, en combate, es un tiempo excesivo (tripulaciones españolas con el carro Leopard 2, que carece de carga automática, llegaban a hacer un disparo cada 6 ó 7 segundos, y alcanzaban blancos a 3.000 m de distancia).
  10. En total, los zapadores abrieron en el terraplén -en todo el frente del VII Cuerpo-, un total de 250 brechas de entre 8 y 10 m de anchura.
  11. La disponibilidad de medios de observación de que disponían las fuerzas norteamericanas, aunque ciertamente abrumadora, no era en 1991 tan impresionante como pueda serlo hoy. Incluso el sistema JSTARS -de vigilancia y observación por radar a bordo de un avión E-8, entonces una novedad, se utilizó durante la operación por primera vez, aunque en ocasiones no resultó tan eficaz como cabía esperar, especialmente con condiciones meteorológicas adversas.
  12. A título de información exclusivamente, según pudo saber el autor de este artículo, la principal razón por la que la división acorazada británica estaba al este del despliegue del VII Cuerpo, era debido a que en esa zona la distancia que tendría que recorrer para alcanzar su objetivo, era la menor posible, y ello se hizo así debido a la poca fiabilidad de los carros británicos Challenger. Prácticamente todos los motores y transmisiones de carro disponibles en el Reino Unido, se enviaron a Arabia Saudí, precisamente para atender al mantenimiento de los carros británicos.
  13. El Grupo había denominado sus líneas de coordinación con nombre de marcas de cerveza.
  14. Para tener una idea justa de la situación basta decir que el sistema JSTARS confundió inicialmente el Grupo “Cougar” con una formación enemiga, y estuvo a punto de iniciar una orden de fuego y apoyo aéreo, si no hubiera intervenido el propio puesto de mando avanzado del Grupo, que pudo escuchar la transmisión de la información.
  15. En la costa, dos divisiones de Marines habían roto la primera línea defensiva iraquí en una batalla de 3 horas, que se había estimado podría llevar unas 36 horas.
  16. Aurelio Madrigal sería posteriormente secretario general del CNI, ya con Jose María Aznar como presidente del gobierno, y no resultaría precisamente brillante. Tampoco en esto se le puede comparar con McMaster.

VÍDEOS RELACIONADOS

NOTA FINAL

La descripción de la batalla de 73 Easting corresponde a la monografía efectuada por el propio Capitán H.R. McMaster, en la Escuela de Infantería del US Army, en Fort Benning, GA, en 1991, y obra en la biblioteca Donovan de la citada escuela (Donovan Research Library), de la que una copia le fue facilitada al autor de este artículo.

Asimismo, ha sido de gran utilidad la presentación efectuada por el Coronel Douglas MacGregor el 10 de marzo de 2010, -The True Story of How the Soldiers Won the Battle and the Generals Lost Iraq in 1991-, sobre su libro Warriors‘ Rage, the Great Tank Battle of 73 Easting, editado en 2009.

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