La seguridad de los cruceros es un asunto complejo que va más allá de la contratación de vigilantes de seguridad o del correcto diseño de los buques. Los cruceros han sido desde siempre un objetivo apetecible para terroristas, piratas y otros actores relacionados con el crimen organizado. El gran maestro de las novelas de espionaje, Frederick Forsyth, ya publicó en 2008 El afgano, una novela en la que planteaba el secuestro por un grupo terrorista de un buque gasístico para lanzarlo contra el crucero Queen Mary 2, en el que se reunían los líderes del G8 y, como veremos, la ficción no dista demasiado de la realidad.
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