
La batalla por la CIMIC House, denominación con la que ha pasado a los libros de historia, se libró entre el 5 y el 28 de agosto de 2004 en la ciudad de al Amarah, en el sur de Iraq. Implicó a los seguidores de Muqtada al-Sadr y a las tropas británicas, que se batieron el cobre para hacer frente a los furiosos ataques del ejército del Mahdi.
El lugar donde acontecieron estos hechos está situado en el sur de Iraq, siguiendo el curso del rio Tigris, en la ciudad de al Amarah, capital de la provincia de Maysan, con una población de cerca de 400.000 habitantes a finales de la primavera y hasta del otoño del año 2004.
Estaría bien decir que la ciudad era un enclave estratégico, pero la pura verdad es que esa ciudad era, incluso en un país como Iraq, un lugar deplorable. Apenas había una red de alcantarillado, y las calles olían a orines y basura. Por ser los habitantes chiitas en su gran mayoría, habían sido duramente tratados por el régimen de Saddam Husein. Además, su cercanía a la frontera con Irán hizo que padeciera enormes daños durante la guerra entre los dos países.
La figura local más destacada de la época era Sheik Abdul Kerim Mahud al Mahammadawi, alias Abu Hatem, Príncipe de los Pantanos. Saddam Hussein lo capturó en 1989, y vio en prisión como, tras la derrota iraquí después de la invasión de Kuwait, la población de la zona inicio una revuelta contra el dictador que acabo siendo durísimamente reprimida. Decenas de miles de personas fueron ejecutadas y enterradas en fosas, y gran parte de la forma de vida de miles de personas era destruida tras la desecación de los pantanos, obligando a emigrar y vivir en la pobreza más extrema a gran parte de la población.
Abu Hatem escapo de la prisión en 1997, y al volver a su región la encontró devastada, jurando venganza sobre Saddam. A los pocos días de la invasión de 2003, inició su propia revuelta, arrasando la sede del partido Baath. Todo el que hubiese tenido que ver con el régimen de Saddam Hussein huyó despavorido de la zona. Esto creo un problema muy grave, ya que grandes arsenales del ejército iraquí quedaron totalmente abandonados y durante días fueron saqueados por la población de la región. Lo sustraído, además de fusiles de asalto, incluyó morteros, lanzacohetes, ametralladoras pesadas, minas, todo tipo de munición y explosivos, ya fuera para usarlos o para comerciar.
Aun así, cuando el 1st Para británico llego a la ciudad de al Amarah, la encontró en calma, incluso con policía controlando el tráfico y sin saqueos generalizados. Maysan fue la única provincia iraquí en liberarse por sí misma.
En la invasión de Iraq por la Coalición Internacional en el año 2003, la zona cayó en el área de responsabilidad británica. Pocos enfrentamientos tuvieron lugar durante las fases iniciales, siendo en muchos casos las tropas recibidas por la población con muestras de alegría, ya que les libraban de las garras del tirano que durante tantas décadas les había hecho sufrir toda clase de padecimientos. Pero más adelante, conforme los intereses de Irán en la zona se iban dejando notar, la actitud de la población fue cambiando. La permanencia en la zona de un gobierno sostenido por las tropas internacionales impedía el gran objetivo del país vecino, convertir a Iraq en un país títere de Irán, e imponer las normas y principios de la secta Chiita.
Uno de los principales peones de ese juego de poder era el clérigo Muqtada al Sadr, muy joven y con bajo nivel en el escalafón de los clérigos chiitas, no habiendo llegado ni siquiera a alcanzar el nivel de Ayatolá. Tanto su padre como su suegro fueron Gran Ayatolá, siendo ambos asesinados por orden de Saddam Hussein. Con un suministro ilimitado de armas garantizado por sus valedores y con personal instruido, que pasaba a través de la frontera entre los dos países, además del apoyo político, era fácil intuir que tarde o temprano emplease la violencia para conseguir sus objetivos personales, además de los estratégicos de sus patrocinadores.
Se sospecha que empezó atentando – por su propia iniciativa o por orden de los movían los hilos detrás de la cortina – contra otros clérigos que le pudieran hacerle sombra o que fuesen moderados. Con pocos frenos, mucha ambición y cada día más adeptos, sus palabras comenzaron a ser órdenes en todas las comunidades chiitas, a cuyos ojos se convirtió en la persona a la que obedecer. De hecho, con su grupo de fanáticos armados, se convirtió en el poder en la sombra que regía en las comunidades chiitas por encima de todo lo que dispusiera los regidores de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA por sus siglas en ingles). Ni la policía iraquí ni el resto de elementos de poder en Iraq se atrevían a realizar un acto en contra de su voluntad.
El tablero estaba dispuesto para el siguiente movimiento, el desafío directo a la CPA y el uso de la violencia para expulsar a las tropas de los países que sostenían al gobierno en funciones. A finales de marzo de 2004, en vista de las soflamas publicadas que llamaban a combatirles, por fin las autoridades dieron un paso para pararle los pies. Se cerró el periódico al Hawza y se arrestó para interrogar a alguno de sus secuaces. La lógica respuesta, ya que es lo que en el fondo buscaba el clérigo, fue un levantamiento violento y múltiples enfrentamientos en muchas ciudades iraquíes. El 5 de abril, el administrador Paul Bremer declaro a al Sadr fuera de la ley y ordenó su captura, a lo cual Muqtada respondió con la llamada a la Jihad contra las tropas internacionales.

Despliegue británico en la provincia de Maysan
El primer batallón era una unidad mecanizada, estando orgánicamente compuesto por una compañía de cuartel general, tres compañías de infantería mecanizada –A,B y C- y una compañía de armas de apoyo – Compañía Y – que a su vez se dividía en un pelotón de reconocimiento, otro de francotiradores, un tercero de morteros y por último el de antitanques.
Las unidades no permanecerían juntas en Iraq, dado que, con el fin de repartir los medios disponibles por la zona, la compañía B se desplego en Basora, como parte del grupo de batalla formado alrededor del batallón Cheshires, mientras que la compañía A formaba parte de la reserva a disposición de la brigada que controlaba todas las fuerzas británicas en el sur de Iraq. A cambio, se les unieron varias unidades como el Squadron A de los Queen`s Royal Lancers con sus carros Challenger 2, así como la compañía A de los Royal Welch Fusiliers en distintos tipos de vehículos motorizados como los Saxon. También pudo contar el grupo de batalla con personal procedente de diversas unidades como un pelotón del 52nd Lowland Remgiment, así como militares del Territorial Army (reservistas).
La mayoría del de estas unidades estaría acantonada en Camp Abu Naji, mientras que dentro de la ciudad de al Amarah, la defensa de la CIMIC House estaría a cargo de la compañía Y, dos pelotones de los Royal Fusiliers y personal del Territorial Army. En total cerca de un centenar de militares.
Las primeras noticias del despliegue del regimiento en Iraq las tuvieron a finales de noviembre de 2003, avisándoles el Lt Col Matthew Maer, que en unas 20 semanas partirían hacia allí dentro de la operación Telic 4. En este contexto, las tropas del Battle Group 1st Battalion The Princess of Wales´s Royal Regiment (1PWRR) empezaron a prepararse para el despliegue y dar comienzo su periodo de seis meses en el país, ayudando a estabilizarlo y a preparar las elecciones previstas para el año 2005. Entrenaron en Canadá y en Salisbury, y por fin viajaron en avión comercial hasta Qatar, donde el 7 de abril les montaron en un Hercules de la RAF para un vuelo hasta el aeropuerto de Basora. En la misma pista les esperaban soldados del 1st Light Infantry, que era la unidad a la que venían a relevar.
Fueron llevados en camiones a la Shaibah Logistic Base, donde estuvieron dos semanas aclimatándose a la zona. El objetivo era acostumbrarse físicamente a las condiciones de la región, en una base logística construida en mitad del desierto donde no había posibilidad de ser atacados por ningún insurgente. En esta base disfrutaban de toda clase de comodidades y servicios, con tiendas, gimnasio y demás facilidades. Era comúnmente conocida por la tropa con el nombre de “Ibiza”.
El Major Justin Featherstone, al mando de la compañía Y, que se había adelantado al resto de la unidad para ponerse al día con información de fuentes de la inteligencia, pudo poner a sus compatriotas en alerta respecto de lo que había acontecido en la región. Desde hacía dos días, los partidarios del clérigo chiita Moqtada al Sadr habían iniciado una revuelta en varias poblaciones. Habían tomado algunas comisarías de policía y edificios gubernamentales, y ahora intentaban asaltar algunas bases de las fuerzas multinacionales. En la ciudad de Kut, unos 150 kilómetros al norte de al Amarah, había muerto un soldado ucraniano, y las tropas polacas habían abandonado temporalmente la base, saliendo fuera de la ciudad. En Nasiriyah los italianos habían sufrido doce bajas, mientras que idénticos ataques habían rechazado los españoles en Najaf y los búlgaros en Kerbala. En barrio de Sadr – llamado así en honor al padre de Moqtada- en Bagdad, varios civiles japoneses y coreanos habían sido capturados. La situación no podía ser más apurada.
De todos modos, las fuentes de inteligencia les informaron de que aquello no duraría mucho, y que en breve iría remitiendo la revuelta. El primer sentimiento de la tropa es que se perderían la acción mientras pasaban las dos semanas en Shaibah.
Algunos de los miembros del batallón se pudieron adelantar a los demás para ir haciéndose cargo de los envíos y empezar a realizar el cambio de mando con las tropas del 1st Light Infantry. Incorporándose a los convoys logísticos que partían desde Shaibah hasta Camp Abu Naji, momento en el que pudieron ver de primera mano la región donde pasarían los siguientes seis meses.
La mayoría de la provincia de Maysan estaba deshabitada y en estado de abandono, quedando como superficie cultivada apenas una milla a los márgenes del rio Tigris. Antiguamente había grandes zonas pantanosas de gran riqueza natural, pero como castigo a la población, Saddam había desecado esas marismas, dejando poco más que una colección de grandes llanuras áridas y polvorientas más allá de la delgada línea verde. Maysan es geográficamente plana, y lo único que destaca en el horizonte son las numerosas posiciones defensivas abandonadas –trincheras, posiciones de artillería, etc.– fruto de las múltiples guerras en las que ha estado involucrado el país.
A quince kilómetros de la ciudad de al Amarah se encuentra el siguiente enclave británico en la zona, Camp Abu Naji. En la época de Saddam había sido el cuartel general del 4º Cuerpo de Ejército. En varios kilómetros a la redonda se podían ver gran cantidad de instalaciones militares abandonadas, muchas de ellas severamente destruidas por los bombardeos de la aviación aliada durante la Primera Guerra del Golfo en 1991.
En 2003, los Royal Engineers se habían encargado de la adecuación de la CIMIC house. Para ello habían creado un recinto de unos 800 metros de largo por 300 de ancho, desde donde se dirigían todos los aspectos militares en la provincia. La situación de la CIMIC House era perfecta, estando lo suficientemente alejados de la ciudad como para que los insurgentes no pudieran utilizar la zona urbana para bombardearles con morteros.
Dentro de la ciudad de al Amarah, la presencia militar británica se situaba en la denominada CIMIC – siglas de CIvil and MIlitary Cooperation- House, que era la antigua residencia del gobernador en la provincia. La posición de dicha mansión en pleno centro de la ciudad no era casual, sino que servía para subrayar aún más el control de Saddam Hussein sobre la población, haciendo palpable su presencia para todos los ciudadanos. Se trataba de una lujosa estancia de dos plantas, con su propia zona verde, piscina, instalación de tratamiento del agua y torre de almacenamiento. La planta inferior estaba dedicada a sala de reuniones, mientras que en la superior había dormitorios. Tanto el lado Oeste como el Norte quedaban protegidos por el rio Tigris, que se divide en dos al llegar a este punto de la ciudad, por lo que solo podrían temer asaltos a la residencia por el Sur o el Este.
La CIMIC House fue la sede la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA por sus siglas en ingles) y era el lugar en donde se planificaba toda la gestión administrativa de los proyectos de desarrollo en la provincia, mejoras de infraestructuras, cuidado del patrimonio cultural y medio ambiental, etc. En total la residencia media unos doscientos metros de largo por cien metros de ancho.
La responsable de la CPA en la provincia era Molly Phee, diplomática senior del US State Department. A sus órdenes estaban otros 20 miembros de la CPA, en su mayoría estadounidenses, y unos 20 guardaespaldas de la compañía privada Triple Canopy, una de las muchas empresas contratistas de seguridad que se estaban haciendo de oro tras la invasión de Iraq.
En el lado Oeste del reciento se habían colocado algunos contenedores prefabricados, utilizados como dormitorios para los militares, locales de servicio, limpieza y cocinas.
Saliendo de la CIMIC House, por la entrada Sur, y cruzando la calle, se encuentra el Pink Palace (Palacio Rosado) denominado así por el color con el que estaban coloreadas sus paredes. Esta era la sede del gobierno iraquí en la provincia, y el lugar donde tenían lugar las reuniones con las autoridades locales iraquíes. Con forma de U, estaba mal diseñado y ventilado lo que provocaba que en su interior las temperaturas fuesen permanentemente elevadas, razón por la que no era muy frecuentado. Este edificio también estaba dentro del perímetro de seguridad británico en la ciudad.
En un principio, se suponía que sería una misión como la realizada en Bosnia por las fuerzas del 1PWRR en el año 2001, por lo que se dudaba de la necesidad de emplear medios pesados como los blindados de cadenas. La intención era utilizar sobre todo los Snatch Land Rover, de apenas 4 toneladas, o los Saxon en patrullas por la ciudad y alrededores.
Las primeras patrullas desde la CIMIC House
El 17 de abril los británicos empezaron a realizar diferentes patrullas por la ciudad para ir familiarizándose con la zona y con la población. Tanto desde la CIMIC House como desde Camp Abu Naji, distintos pelotones reforzados (denominados multiples) comenzaron a realizar cortos itinerarios, muchas veces con personal del 1st Light Infantry, para mostrarles puntos y personas de interés para sus cometidos.
En la ciudad, un primer pelotón reforzado -con miembros de las secciones de francotiradores y antitanques- realizaron una patrulla por la tarde por un mercado de alimentos cercano. Normalmente uno de cada cuatro de los miembros llevaba una ametralladora Minimi, y esa misma proporción de los participantes patrullaba con un lanzagranadas UGL montado bajo el cañón del fusil de asalto SA80 A2.
Tras salir por el portón de la CIMIC House, enfilaron brevemente al Sur y luego hacia Este. Era lo que denominaban “soft patrol”, con las gorras en la cabeza y el casco sujeto en la cintura, un poco con el fin de no parecer demasiado agresivos. Las instrucciones no eran otras que sonreír y saludar a las personas que se encontrasen a su paso. En definitiva, ser lo más amistosos posibles con una población para la que, durante décadas, la visión de un militar armado dirigiéndose a ellos no era presagio de nada positivo y si de muchas calamidades.
El mercado estaba muy ajetreado, constituyendo la típica imagen de un zoco árabe con una infinita sucesión de pequeñas tiendas en las que ofrecían de todo. En el ambiente había una mezcla de olores a café, té, especias aromáticas, frutas de toda clase, etc. Luego estaban los bazares, los zapateros, pescaderos, carniceros…
El primer contacto con la población fue muy favorable. Salvo casos aislados de padres desconfiados que reñían a los niños que intentaban comunicarse con la patrulla, la caminata fue un paseo interesante y agradable con muchos saludos y sonrisas repartidos por doquier. Tras finalizar el itinerario, el grupo tomó otra ruta de vuelta a la base sin el menor incidente o novedad. Repasando por la noche lo acontecido, por la mente de los soldados sobrevoló la idea de que quizás, después de todo, la situación no era tan mala y que lo mismo los seis meses de misión pasarían muy rápido y serían un poco aburridos. Ese pensamiento no llegaría a durar más de 24 horas.
Cada compañía o pelotón en el Grupo de batalla tuvo su primer contacto con el enemigo de una manera diferente. Para el soldado Beharry, perteneciente a la compañía C del Primer Batallón del Regimiento Princesa de Gales – 1st PWRR – todo empezó con una patrulla mixta con el 1st Light Infantry. Conduciendo un Warrior – indicativo Whisky Two Zero – fueron dirigidos hacia el sudeste de Amarah, siguiendo la denominada Blue Route. Tras establecer brevemente un control de carretera, les informaron por radio que un pelotón de tropas británicas embarcado en un solo vehículo, acompañados eso sí, por un par de Land Rover del Iraqui Civil Defence Corps –ICDC- había caído en una emboscada en un pequeño núcleo urbano al sudeste de la ciudad. Todos excepto uno de los Land Rover del ICDC habían escapado, y necesitaban que alguien fuese a sacar a los iraquíes del apuro.
Al llegar al poblado no se escuchaban disparos y el lugar parecía abandonado. Solo al acercarse a uno de los cruces, dentro del poblado, pudieron divisar al Land Rover del ICDC mientras se alejaba a toda velocidad, por lo que parecía que todo se había resuelto y no hacía falta su presencia. Conforme Beharry comenzaba a realizar un giro con su Warrior para abandonar la zona, por los intercomunicadores del blindado llego un aviso de que a las 2 – referencia con el frontal del Warrior– había un tipo con un RPG apuntándoles. Sin dar tiempo a la tripulación a disparar o a que el blindado acelerase, el sujeto disparó la granada propulsada por cohete. Como si de un vídeo a cámara lenta se tratase, pudieron ver como se desplegaban las aletas e iniciaba el giro estabilizador de la trayectoria. En un instante el proyectil salvó la distancia que les separaba e impacto a en una placa blindada situada a la izquierda del conductor. Instintivamente se agacharon, esperando la explosión, la onda de choque y la llamarada… pero nada de eso ocurrió. Tras impactar contra el blindaje, la granada rebotó y rodó, como si fuera el botellín de un refresco, por el asfalto. El tipo del RPG se escabulló, y el Warrior aceleró para alejarse del lugar y volver a Camp Abu Naji.
El domingo 18 de abril, a las 07:30, el Battle Group PWRR tomó oficialmente el mando de la provincia de Maysan. Una primera patrulla de dos Snatch Land Rover salió de la CIMIC House con el fin de seguir familiarizándose con la zona y darse a conocer. Al mando de la patrulla estaba el Sgt Dan Mills, que comandaba el pelotón de francotiradores de la compañía y, acompañándole, el Major Ken Tait, del Territorial Army (lo que en España sería un reservista). Los vehículos se dirigieron al Sur. Tras llegar a la altura del primer puente que atraviesa el Tigris giraron hacia el Este, para dirigirse a una cercana comisaría de policía.
Al llegar a la comisaria, el Sgt. Dan Mills ordenó parar el vehículo, mientras que el segundo Land Rover paraba por seguridad, según los procedimientos, unos 50 metros más atrás, justo en frente de un edificio de tres alturas, un poco diferente a los normales de la zona, limpio y pintado inmaculadamente de blanco, con muchas ventanas enrejadas, un muro alto alrededor del recinto y un gran portón metálico.
El Sgt. Mills sintió una sensación extraña cuando, al salir del primer Land Rover y dirigirse a los policías iraquíes, que estaban holgazaneando sentados a la sombra, observó que su gesto cambiaba, a la vez que su talante. No querían saber nada de los británicos, ni mantenían el menor dialogo. Había mucho nerviosismo en el ambiente y varios de los policías sencillamente salieron por la puerta de atrás de la comisaria y empezaron a alejarse a paso rápido.
Fuese lo que fuese, aquello no podía ser bueno, así que el Sgt. Mills se dio la vuelta para dirigirse a su vehículo y proseguir con la patrulla. Al volverse, vio que un grupo de individuos había salido de ese edificio tan extraño y que se estaba encarando con el Corporal (Cpl) Daz, segundo al mando de la patrulla, que había bajado del otro Land Rover para averiguar lo que querían.
Mientras el Cpl. Daz intentaba dialogar con los acalorados individuos, el Sgt. Dan Mills se dirigió andando hacia ellos. A medio camino los miembros de la patrulla empezaron a ver en las ventanas del edificio a más hombres asomados, algunos de ellos portando fusiles de asalto AK-47. Aquello estaba tomando un cariz peligroso, y mientras el resto del grupo empezaba a apuntar, por si se iniciaba un tiroteo y tenían que dar fuego de cobertura, tanto el Sgt. Mills como el Cpl. Daz empezaron a caminar, sin dar la espalda al edificio, hacia sus respectivos vehículos, para marcharse de allí.
Los individuos que habían salido del edificio se metieron dentro, cerraron el portón y empezaron a gritar algún tipo de orden a los demás. Cuando el Cpl. Daz estaba a punto de entrar en su Land Rover – el que estaba aparcado más cercano del edificio-, de improviso, vieron salir una granada de mano volando por encima del muro. Le golpeo en el pecho, justo donde va la placa blindada protectora, y cayó rodando por el asfalto hasta explotar debajo del motor del Land Rover, provocando que este se incendiase. La metralla de la granada acribilló las piernas del Cpl. Daz y pronto empezaron a verse manchas rojizas en su uniforme. Pudo andar varios pasos antes de desplomarse sobre el firme, a la vista de todos.
La explosión de la granada fue el detonante para que los sujetos en las ventanas del edificio abriesen fuego contra los dos Land Rover. Afortunadamente, no mantenían ninguna disciplina de fuego y vaciaban los treinta disparos de los cargadores en modo automático y sin apenas apuntar. De todos modos, era un torrente de balas el que golpeaba los vehículos, apenas ligeramente blindados, así como el asfalto y los muros cuando no pasaban volando cerca de sus cabezas. En una carrera arriesgada, el Sgt. Mills y otro de los miembros de la patrulla, consiguieron rescatar al Cpl. Daz y llevarle al Land Rover que quedaba intacto, donde había ido a protegerse el resto de la patrulla.
Mientras dos de ellos se dedicaban a tratar al herido dentro del Snatch, el resto del grupo se desplazó, alejándose a la derecha del edificio, hasta un muro de media altura cercano, para que el enemigo no tuviese un único lugar al que disparar y tratando así, por otra parte, de distraer su atención.
Desde ese muro tenían protección frontal contra los disparos que les hacían desde el edificio, y mientras no les rodeasen por la espalda, podrían resistir hasta la llegada de algún tipo de ayuda. Tras comunicarse con la CIMIC House, les informaron que tanto desde esta como desde Camp Abu Naji saldrían las QRF (Fuerzas de Reacción Rápida – Quick Reaction Forces) para auxiliarles. La primera QRF, al mando del Sgt. Ian Cadwell, estaría formada por dos Land Rovers similares a los que se encontraban bajo fuego enemigo, mientras que la segunda, la que venía desde Camp Abu Naji, tardaría algo más, pero, a cambio, compensaría su tardanza con la potencia de fuego de los Warriors de la compañía C.
Habían pasado ya un par de minutos desde el inicio de la emboscada, cuando tres Land Rovers pasaron a toda velocidad cerca de su posición y siguieron hacia el edificio desde donde se había iniciado el tiroteo. La llegada de los vehículos provocó que se reanudara con mayor violencia el intercambio de disparos. Sorprendidos, los conductores dieron un giro de 180 grados y se dirigieron hacia la posición del Sgt. Mills y su pelotón. Salieron de los Snatchs y se unieron a los hombres de la patrulla mientras éstos les daban fuego de cobertura. Al no identificar a su compañero – el Sgt. Ian Cadwell – ni cuadrarle que fuesen tres los vehículos y no los dos que le dijeron por la radio-, el Sgt. Mills le preguntó al individuo más cercano – en camiseta y sin signo visible de rango – quiénes eran. Se trataba del Lt. Col. Jonny Gray, al mando de los Argyll and Sutherland Highlanders, que venía con sus hombres de estar entrenando a un batallón del nuevo ejército iraquí. Por pura casualidad habían elegido una ruta que los llevó directamente al tiroteo. La buena noticia es que eran doce hombres más para la defensa y que con ellos traían una ametralladora media GPMG de 7,62 mm que fue inmediatamente puesta en funcionamiento.
Desde el lado izquierdo del edificio empezaron a disparar otra vez, pero esta vez no contra ellos, que estaban por el lado derecho, sino contra QRF procedente de la CIMIC House con los dos Land Rovers. Esta, en vez de dirigirse por el camino indicado por el Sgt. Mills, habían seguido una ruta alternativa por indicación de la oficina desde la cual se estaba dirigiendo la operación de rescate. Dicha ruta los había llevado a aparecer lejos de aquellos a los que había acudido a rescatar y los dejaba a su vez inmovilizados y requiriendo auxilio.
Los Warrios estaban en camino, pero todavía tardarían en llegar, y mientras tanto, las condiciones del Cpl. Daz estaban empeorando por la abundante pérdida de sangre. No podían quedarse a esperar su muerte, así que algo tenían que improvisar. No había manera de sacar a todos a la vez en los vehículos, por lo que optaron por crear un gran volumen de fuego de cobertura, lo que permitió a un conductor montarse en el Snatch con el herido y salir a toda velocidad de la zona, dirigiéndose a la CIMIC House sin mayores contratiempos.
Para mejorar la situación defensiva, especialmente si les atacaban por la espalda, decidieron moverse un poco a la derecha, alejándose más del edificio, para dificultar los esporádicos lanzamientos de granadas que hacían con RPGs. Desde la nueva posición tendrían mejor cobertura desde todas las direcciones.
Aunque protegidos por el nuevo muro no tenían problema en frenar cualquier intento de asalto frontal por parte de la gente del edificio, conforme pasaba el tiempo la situación distaba mucho de estar estabilizada. Por cualquier medio disponible, se estaba empezando a dirigir a gente de distintos puntos de la ciudad hacia el lugar del tiroteo. Además, estaban los insurgentes empezando a maniobrar para rodear por todos los lados a los británicos. La situación era bastante similar a la mostrada en la película Black Hawk Down, con una multitud armada convergiendo sobre una pequeña unidad aislada.
El Lt Col Maer, que mandaba el batallón 1st PWRR, estaba en ese momento de visita en la CIMIC House, y viendo el cariz que estaba tomando la situación, y consciente de que eran los únicos que podían acudir rápidamente al rescate, formo otra QRF, monto con su escolta en un par de Land Rover y tomaron la ruta, calle Tigris abajo, que había seguido anteriormente el Sgt Ian Cadwell. Esto los llevo a ser a su vez emboscados, antes siquiera de llegar donde se encontraba la primera QRF. El Lance Corporal Kev Phillips recibió un impacto de bala en el cuello y se vieron también inmovilizados y en serios problemas.
Ya eran tres los grupos de militares británicos aislados y tiroteados. Obviamente los heridos tenían prioridad y el grupo del Sgt. Mills tendría que esperar hasta que les llegase el turno de ser rescatados. Había que escapar de la zona sin perder más tiempo. La única solución posible era volver atrás y rezar para que todos pudieran montarse en los tres Land Rover del Lt. Col. Gray y escapar bajo una granizada de disparos.
En primer lugar, la patrulla del Sgt. Mills proporcionó fuego de cobertura a los Argylls, que corrieron a toda velocidad hasta llegar a los vehículos, pudiendo llegar sin ser alcanzados, quizás por lo sorpresivo del movimiento. Desde allí los hombres del Lt. Col. Gray abrieron fuego para cubrir a la patrulla de la compañía Y en su carrera. Esta vez estaban esperándoles, y desde callejas cercanas, casas colindantes y muros próximos, un torrente de disparos cortó la carrera de la patrulla. Tuvieron la fortuna de encontrar una portezuela que daba a una casa abandonada, por la que pudieron avanzar unos metros más. Apenas distaban 20 metros de los vehículos y en este último sprint, cuando ya llegaban a los vehículos, se toparon en un callejón perpendicular con unos individuos montados en una furgoneta Toyota con una ametralladora RPK montada en un bípode en la parte trasera. Los reflejos y los años de entrenamiento les hicieron ganar las milésimas de segundo necesarias para abrir fuego al instante, consiguiendo que los iraquíes no llegasen a apuntar lo suficientemente bien. Mientras balas de 7,62 mm pasaban a escasos centímetros, la precisión de los británicos fue lo único que les permitió escapar, continuar la carrera y llegar donde se encontraban los hombres del Lt. Col. Gray. Junto a ellos estaban los Warriors de la compañía C del 1st PWRR.
Tanto la patrulla del Sgt. Mills como los Argylls del Lt. Col. Gray se introdujeron en la parte trasera de varios Warriors –ya se ocuparían la gente de la QRF se sacar los Snatch de la zona- y los sacaron aquel lugar hacia las afueras de la ciudad. Para aquellos que no hayan vivido la experiencia, podemos asegurar que no es ninguna alegría ir diez personas en la parte trasera de un Vehículo de Combate de Infantería (VCI) en pleno día y con el calor que hace en Iraq. Los diez minutos que duró el trayecto se hicieron eternos. Cuando llegaron, después del agónico viaje, las puertas se abrieron y por fin pudieron relajarse. Más tarde, montados en una columna de Warriors, pudieron el Sgt. Mills y su patrulla volver a la CIMIC House, no sin antes sufrir la experiencia de ser atacados con un IED, compuesto por un proyectil de artillería de 155 mm, al paso de un Warrior, sin que afortunadamente se produjeran daños. Como nota positiva, tanto el Corporal Daz como el Lance Corporal Kev Phillips fueron evacuados en helicóptero y les informaron que sus vidas no peligraban.
No acabó el día con ese ataque. Durante la noche, un individuo se acercó reptando a la entrada sur de la CIMIC House y atacó con un RPG el puesto de vigilancia de la entrada, hiriendo a tres de los soldados que se encontraban de guardia. Definitivamente, a partir de aquel momento se acabaron las patrullas “soft”. El misterioso edificio delante del cual aparcaron los Land Rover de la patrulla del Sgt. Mills, no era otro que la sede del OMS, Office of the Martyr Sadr.
A primera hora de la mañana, el Major Featherstone se reunió con las tropas de la CIMIC House para analizar la nueva situación. Moqtada al Sadr estaba escondido en una mezquita de Najaf, protegido por miles de sus seguidores. Las tropas estadounidenses estaban en las afueras, pero no podían arrestarle sin arriesgase a que se produjese un baño de sangre y que la rebelión se volviese mucho más violenta en todas las ciudades con población chiita.
En lo que respecta a la ciudad de Al Amarah, los seguidores del clérigo habían dejado claras sus intenciones, por lo que se acabaron las patrullas de cortesía y se decidió que, como centro de la ley y orden en la zona, la CIMIC House sería protegida de cualquier intento de asalto. Eso implicaba mejorar las defensas existentes, por lo que se establecieron varios puestos de observación protegidos por sacos de tierra, sobre todo en los tejados y en las entradas Sur y Noreste. Se acabó también el usar personal local y la pantomima de tener armas de origen soviético en los puestos de acceso para dar una imagen “iraquí” de la defensa.
El tejado del edificio sería territorio del pelotón de francotiradores, permaneciendo continuamente, como mínimo, dos de sus miembros en misión de vigilancia, empleando las miras de sus rifles para tener visión lejana de todo lo que sucediese en 360 grados a la redonda del edificio. También se dispusieron ametralladoras medias para parar cualquier vehículo con explosivos que intentase realizar un ataque suicida contra la entrada. Más adelante se colocaron redes de camuflaje en el perímetro, para evitar que los tiradores en el exterior pudieran realizar disparos de oportunidad contra el personal que se dejase ver por las ventanas.
Todas las tareas se realizaron al anochecer, para evitar posibles disparos mientras se desplazaban por los tejados. A la mañana siguiente, conforme despertó el personal de la CPA, se quedaron sorprendidos de la transformación del lugar. Viviendo en su mundo aparte, los diplomáticos del US Department of State no eran capaces de asimilar hasta qué punto se había deteriorado la situación en la zona. Incluso pensaban que todo había ocurrido por la presencia militar británica en la ciudad, y que no tendrían ningún peligro si se marchasen y les dejasen continuar su trabajo. Como si las milicias de Moqtada al Sadr les fuesen a dejar tranquilos y les fuesen a ignorar. Obviamente, si les hiciesen caso y abandonasen la ciudad, esas mismas personas son las que llamarían suplicantes pidiendo auxilio a los militares.
Como reafirmando el nuevo estatus, por primera vez las instalaciones fueron atacadas con fuego de morteros horas después. Cinco disparos muy imprecisos y de los que sólo uno impacto dentro del perímetro. De todos modos, esos ataques con morteros serían la tónica diaria en los meses que vendrían. La torre de agua era un punto de referencia perfecto para apuntar y disparar, y aunque muchos de los disparos impactaran lejos, era más bien el efecto psicológico el que iría bajando la moral de las tropas. Muchos de los proyectiles ni siquiera estallaban, quedando como peligro latente hasta que fuesen retirados por el personal especializado, como recuerdo del lugar en el que estaban.
Una cosa estaba clara, las tropas británicas tenían la determinación de reafirmar su presencia en la ciudad de al Amarah, y no únicamente de forma pasiva. Existía la voluntad de luchar contra la milicia de la OMS, plantarles cara y derrotarles. Y no tardarían mucho en tener que utilizar esta voluntad para defender sus vidas… ■
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