La artillería en España

Presente y futuro del arma

Fotografía tomada durante el primer ejercicio con fuego real del Grupo de Artillería de Campaña nº 93 con el obús Light Gun L118 de 105mm
Fotografía tomada durante el primer ejercicio con fuego real del Grupo de Artillería de Campaña nº 93 con el obús Light Gun L118 de 105mm. Foto - Ministerio de Defensa de España

‘’La artillería es tan antigua como las querellas de los hombres’’ Esta famosa frase se la debemos al militar y político D. Tomás de Morla, y forma parte de su tratado de artillería publicado en 1784. Y es que el uso del proyectil como arma de guerra ha permanecido invariable desde el uso de las piedras y lanzas del neolítico a los complejos y sofisticados sistemas misilísticos del siglo XXI.

Lo que conocemos hoy por artillería empieza a fraguarse en oriente, con el necesario e imprescindible uso de la pólvora. Dicen que traída a Europa por Marco Polo, el primer uso conocido de proyectiles lanzados por primitivos cañones de pólvora acaeció, como en otras tantas cosas en la historia de la guerra, en España; por parte de los moros en defensa de sus reductos ante las huestes cristianas. La reconquista pronto dio paso a la pujanza del imperio hispánico, donde los famosos e imbatibles tercios del emperador Carlos ya transportaban consigo importantes trenes de artillería, además de hacer del arcabuz, la primera de las armas portátiles de fuego, su elemento más decisivo y característico.

Igualmente el cañón revolucionaría posteriormente el arte de la guerra en el mar, dotando a los buques, hasta entonces dependientes del espolón, el abordaje y la infantería embarcada, del arma con la que combatir a distancia.
La generalización y mejora, en los siglos posteriores, del arma de fuego por parte del combatiente de infantería acabó con la preponderancia histórica de la caballería, y por tanto de la maniobra rápida y resolutiva que representaba; adquiriendo cada vez más peso específico la artillería como elemento capaz de destruir o diezmar las formaciones enemigas, así como demoler las fortificaciones o posiciones defensivas, a su vez potentemente artilladas.

Esta situación permanece invariable hasta la llegada de la aviación; su mayor alcance, letalidad e incluso precisión, acabó con la preeminencia de la artillería en el arte de la guerra y con el último vestigio de la fortaleza, representada por los grandes buques acorazados y armados con poderosos cañones, indefensos ante el poder aéreo. No obstante, esta nueva amenaza hizo surgir la necesidad de combatirla, como no, por el fuego; dando lugar a la aparición de la artillería antiaérea.

La mecanización de los ejércitos devolvió la preponderancia a la maniobra montada, evolución doctrinal de la vieja caballería, y el fuego directo de los cada vez más poderosos cañones instalados en diferentes vehículos acorazados y mecanizados. Así pues, la artillería como arma vio reducida su acción a los fuegos indirectos en apoyo de dicha maniobra, dependiendo de las decisiones de los comandantes de infantería y caballería (acorazada) para elegir sus asentamientos y hacer sus fuegos, dando lugar a una movilidad sin precedentes de los cañones y obuses.

Igualmente la mayor sofisticación de los sistemas aéreos propició el nacimiento de un nuevo sistema para batirlos que no se basaba en el uso tradicional del arma de fuego, si no de un sistema propulsado y guiado; había llegado la era del misil.

Fue la inferioridad en medios aéreos de la Alemania nazi, durante la segunda guerra mundial, la que impulsó el desarrollo de un arma llamada a realizar ataques a larga distancia impunemente por medio de una carga explosiva que, en vez de ser lanzada por un largo cañón e impulsada por los gases de una clásica carga detonante, usaba un sistema de propulsión con cohetes. Nacía así el misil balístico que, gracias a sus complejos sistemas de estabilización y guía y sus largos tiempos de vuelo, así como el advenimiento del arma nuclear (1945) harían que fuera responsabilidad de las fuerzas aéreas en las principales potencias surgidas tras la guerra.

La amenaza de estos misiles balísticos, utilizados después también por los ejércitos terrestres y marinas mundiales como elemento de represalia nuclear, representa a día de hoy una de las más importantes amenazas a batir por la moderna artillería antiaérea, desarrollando misiles interceptores para estos proyectiles de vuelo estratosférico.
Sin embargo, lejos del conflicto nuclear, los enfrentamientos en los que occidente se ha visto involucrado en la última década han venido condicionados por unas ROE muy restrictivas, donde el uso de la artillería convencional ha sido muy limitado, siempre bajo la máxima de no causar daños colaterales. Igualmente, la inseguridad debida a la ausencia de frentes definidos y la gran dispersión de las fuerzas actuantes, han multiplicado el alcance necesario de los fuegos artilleros, concentrados habitualmente en bases artilleras bien pertrechadas y protegidas, desde donde han prestado apoyo a las fuerzas en contacto dentro del alcance de las mismas.

La fugacidad y dispersión de los objetivos ha forzado igualmente una verdadera revolución en el proceso de adquisición de objetivos, y junto con la llegada de nuevos medios, especialmente los UAV, y la necesidad de coordinar los fuegos terrestres y aéreos propios, han dado forma a un nuevo concepto operativo denominado ISTAR.
Evidentemente, las limitaciones autoimpuestas por los órganos de decisión políticos y militares occidentales no han afectado al otro gran protagonista de los conflictos acaecidos en los últimos años; nos estamos refiriendo a la federación rusa.

Empleada de una forma mucho más convencional, la artillería ha allanado el camino a las fuerzas terrestres rusas con masivos bombardeos de saturación que han llegado a cambiar literalmente la fisonomía de ciudades como Grozni o hecho desaparecer bastiones del Daesh en Siria, con gran eficacia.

Precisamente el retorno de Rusia a la escena estratégica mundial está haciendo revisar algunos planteamientos demasiado aventurados, que han hecho especial mella en la artillería de muchos ejércitos occidentales.

España, pese a las limitaciones presupuestarias, tiene una larga tradición artillera y sostiene una capacidad considerable, si bien adolece de bastantes carencias técnicas, entre las que podemos destacar precisamente todas las referidas para actuar en los últimos conflictos con eficacia:

  • Capacidad de adquisición
  • Precisión
  • Alcance

No es de extrañar que la artillería haya sido la gran ausente en el 99% de nuestros despliegues.

El origen del arma tal como la conocemos está íntimamente ligada al colegio de artillería de Segovia, fundado en 1764 por Carlos III. Es de hecho la academia militar en activo más antigua del mundo. Igualmente, ha sido históricamente la más exigente en cuanto a conocimientos teóricos sobre dinámica, matemática, geometría, física y química, ejerciendo los artilleros como verdaderos ingenieros de fortalezas del ejército, hasta que se creó dicho cuerpo.

Con estos antecedentes no es de extrañar que sea una de las armas con más poder institucional dentro del ejército, siendo probablemente este otro de los mayores problemas a los que se enfrenta en la actualidad, su sobredimensionamiento.

Ejercicios de fuego real llevados a cabo con el obús remolcado OTO Melara M-56 de 105mm
Ejercicios de fuego real llevados a cabo con el obús remolcado OTO Melara M-56 de 105mm. Foto – Ministerio de Defensa de España.

La Artillería española en la actualidad

En España, al contrario que en muchos otros países, la artillería antiaérea o AAA, pertenece al Ejército de tierra, al igual que la de campaña y los últimos vestigios de artillería de costa cañón existentes en toda Europa, debidos a la necesidad estratégica de proteger el estrecho de Gibraltar y a cierta inercia (resistencia a los cambios) tan propia de nuestro Ejército.

El arma cuenta no obstante con solo dos ramas fundamentales de tipo técnico o académico, asociadas al perfil de carrera de sus suboficiales (los oficiales cuentan con un perfil único para ambas) y claramente diferenciados, la artillería de campaña (ACA) y la artillería antiaérea (AAA), habiendo desaparecido la rama ‘costa’, integrada en la primera como una mera especialización.

Cada una de estas ramas está representada por un mando de nivel cuerpo de ejército (MACA y MAAA respectivamente), cuya jefatura ostenta un general de brigada, con los elementos necesarios para el apoyo de las fuerzas terrestres al más alto nivel. Igualmente el MAAA tiene la responsabilidad de colaborar, bajo dependencia directa del MACOM (Mando aéreo de combate), con el EdA en la defensa aérea del territorio nacional. También está presente en todas las unidades de maniobra tipo brigada (y comandancia general) con un regimiento/grupo de tipo mixto.

La ACA dispone, como decimos, de un mando superior, el MACA, para el apoyo a las organizaciones operativas tipo División y Cuerpo de ejército, con un total de cuatro grupos de obuses modelo SIAC y M109A5; uno de ellos tiene capacidad dual de campaña/costa y los medios específicos (direcciones de tiro 9KA-410 y radares RAE) para la adquisición de objetivos navales; el resto de la fuerza dispone como apoyo ISR (intelligence, surveillance and reconnaissance) de un grupo, el GAIL (grupo de información y localización) que centraliza los medios de adquisición más sofisticados, como UAVs Atlantic, radares de contrabatería Arthur o medios de localización por sonido HALO, ya que no hay suficientes para equipar a todas las unidades del arma, que sería lo deseable.

De estos sistemas, los más modernos son los citados UAV o RPAS (remotely piloted aircraft system) Atlantic; un medio adquirido dentro del programa Rapaz (destinado a evaluar diferentes modelos de UAV para las fuerzas armadas) y que ha venido a relevar en la tarea de adquisición de objetivos de artillería a los mucho más sofisticados y eficaces ‘Searcher’, que han pasado a depender del Regimiento de inteligencia Nº1.

El Atlantis es un sistema de tipo I (ligero) que tiene un peso de 50 kgs y es capaz de llevar una carga de pago de cinco kilogramos (equipos de observación) a 100 kms de distancia y permanecer en estación durante cinco horas.

En lo que respecta al radar Arthur, es el principal medio para la localización de fuegos enemigos, pudiendo actuar también en modo ‘amigo’ (corrigiendo el fuego propio) y hacerlo de forma simultánea, para lo cual es capaz de detectar más de cien disparos al minuto y seguir hasta ocho trayectorias simultáneamente a distancias de hasta 60 kilómetros.

El GAIL generalmente incluye todos estos medios en organizaciones operativas llamadas ULAO (unidad de localización y adquisición de objetivos) que varían en su composición dependiendo de la entidad de la fuerza donde se integren y del grado de persistencia en ZO que se requiera, ya que el grupo solo dispone orgánicamente de dos baterías o BAO para proporcionar esta capacidad crítica al conjunto de la fuerza.

Respecto a la artillería perteneciente a las unidades de maniobra, se dispone de diez grupos, uno por cada brigada y COMGE. La integración de las unidades de defensa aérea de brigada en los grupos de ACA y, posteriormente, la adopción de las brigadas orgánicas polivalentes, ha obligado a estos GACA a adoptar una gran heterogeneidad, con hasta tres tipos de baterías de fuego:

  • Obús pesado
  • Obús ligero
  • Misiles antiaéreos

Cuatro de estos grupos disponen de dos baterías con obuses pesados autopropulsados del tipo M109A5 norteamericano, que cuenta con un tubo de 155/39 calibres con un alcance máximo de 30 kms con munición asistida (por cohetes) y un peso total de 27 Tn, mientras que otros cuatro utilizan los obuses remolcados SIAC de 13 Tn de peso, con un tubo de 155/52 y hasta 50 kms de alcance con la munición Excalibur; que se ha empezado a introducir en pequeñas cantidades.

Las piezas cuentan con una unidad auxiliar de potencia (APU) que les permite moverse autónomamente durante cortos periodos, proporcionando además energía al sistema asistido de carga y el sistema de puntería automatizado, siendo las únicas piezas en España con esta capacidad, que se asocia al sistema de gestión de fuegos de artillería TALOS.

Estas baterías disponen de dos unidades de fuego, cada una con 3-4 piezas y un FDC (fire distribution centre), capaces de actuar de forma independiente, batiendo dos objetivos simultáneamente o, más habitualmente, alternándose en mantenerse en posición (disponibilidad de abrir fuego de forma inmediata) y cambiar de asentamiento (fase de movimiento).

Ambos tipos de grupo complementan estas piezas con una batería de obuses ligeros L118 Light Gun, en 105/37 mm, con un alcance efectivo de hasta 17 kms, destinados a apoyar fuerzas con una gran movilidad estratégica.
Igualmente todos los grupos disponen de una batería antiaérea con 12 lanzadores Mistral distribuidos en cuatro pelotones de tres lanzadores cada uno; este misil de guía IR se usa exclusivamente para batir blancos a muy baja cota, siendo necesario que se combine con otros medios para ofrecer una cobertura completa a las unidades terrestres o LCAD (Land component air defense).

Los lanzadores son portátiles, si bien se han posicionado sobre plataformas de carga de VLTT Vamtac y tienen capacidad de enganche dia/noche al incorporar una cámara térmica; su acción se coordina por medio de un centro de control de AAA de tipo ligero (COAAAS-L), con un FDC conectado a los lanzadores vía radio/datos, y dos radares ‘raven 2D’ para seguimiento de objetivos; todo ello se transporta en CLTT remolcados y/o instalado en shelters.

En las comandancia de Ceuta y Melilla hay dos regimientos mixtos, encuadrando una batería reducida de 4 SIAC y dos con anticuados obuses L56 de 105/26 mm, una dotación completamente insuficiente fruto de las limitaciones de material. Estos grupos no disponen de batería Mistral; en su lugar ambos regimientos encuadran sendos GAAA dotados con estos misiles y cañones Oerlikon GDF de 35/90 mm. Parte de estos cañones disponen de DT skydor y son capaces de disparar munición de espoleta programable en boca o AHEAD, lo que les capacita teóricamente para batir proyectiles de artillería en vuelo, lo que se conoce como defensa C-RAM (counter rocket, artillery and mortar o anti-cohete, artillería y mortero) mientras que el resto aún cuentan con la más antigua Skyguard.

El MAAA, por su parte, cuenta con un total de siete grupos dotados con hasta seis sistemas de armas diferentes:

  • Misiles de largo alcance Patriot y Hawk
  • Misiles de medio alcance Aspide y NASAM
  • Misiles de corto alcance Mistral
  • Cañones GDF

Como puede apreciarse una extensa y heterogénea relación de medios y un quebradero de cabeza logístico.

El grupo Patriot se completó recientemente con la adopción de un total de tres baterías (18 lanzadores) y un centro coordinador de fuegos de entidad grupo (ICC); cada batería dispone de una estación de control AN/MSQ-104 y un radar de exploración y seguimiento AN/MPQ-53.

Un escalón por debajo en prestaciones está el hawk, un misil muy veterano (entró en servicio en 1962) pero continuamente actualizado (improved Hawk PIP III), del que se dispone de dos grupos, cada uno con tres baterías de a seis lanzadores. Dispone de radares de exploración de alta cota AN/MPQ-50 PAR y de baja cota MPQ 34 CWAR, así como iluminadores MPQ 61, uno de estos grupos dispone de arquitectura digital, mientras que el otro aún es analógico.

Ejercicios de tiro con el sistema antiaéreo Mistral
Ejercicios de tiro con el sistema antiaéreo Mistral. Foto – Ministerio de Defensa de España

Por su parte el NASAMS está en servicio en dos grupos, aunque solo se dispone de un total de 8 lanzadores, distribuyendose en cuatro baterías (una en Canarias) con dos lanzadores y un radar de exploración y seguimiento MPQ 64 Sentinel cada una.

Respecto al más antiguo Aspide, un misil semiactivo de origen italiano basado en el AIM-7 Sparrow, será próximamente dado de baja y, previsiblemente, su unidad (GAAA II/73) desactivada.

Finalmente se dispone de un grupo equipado con los mismos misiles Mistral que emplean las brigadas (con 36 lanzadores) y otro con dos baterías de cañones GDF en funciones de defensa de punto o SHORAD. Ambos sistemas también equipan al GAAA I/94 del MCAN, cuyo cometido es la defensa aérea del archipiélago canario; una unidad muy heterogénea pues como hemos citado, dispone adicionalmente de dos lanzadores NASAMS.

Hay que reseñar que el MCAN dispone de dos unidades diferentes dotadas con misiles AA Mistral, una de apoyo a la BRILCAN, como el resto de brigadas y encuadrada en su GACA y otra como parte del RAAA 94, lo que supone una innecesaria complicación táctica y logística.

Todos estos grupos se controlan por parte de un sistema de mando y control de tipo medio (COAAAS-M) de los que se adquirieron nueve, y que incluyen un CIO/CPL (Centro de información de operaciones – centro de personal y logística) y un radar de exploración de largo alcance Rac 3D. Cada uno de estos COAAAS-M puede controlar a su vez varios COAAAS-L, actuando como centro neurálgico de un despliegue de AAA y coordinador de varios sistemas de armas complementarios entre sí, conformando una unidad de defensa antiaérea o UDAA, que es la entidad operativa fundamental sobre la que se basa la defensa antiaérea.

Dentro de los planes de contingencia establecidos por el JEMAD y asociados a las misiones permanentes asignadas a las FAS (OPLAN MARCO) se mantienen dos unidades de artillería permanentemente activadas y listas para entrar en acción. Una UDAA dentro del mando de defensa y operaciones aéreas (MDOA) y otra, la UDACTA (unidad de artillería de costa) bajo control del mando de vigilancia y seguridad marítima (MVSM).

Como vemos, las principales actividades de la artillería del Ejército de tierra de primer nivel se realizan bajo mando de los componentes marítimo y aéreo, lo que indica la posibilidad de reducir la estructura de mando de la misma a un órgano gestor destinado a la preparación de la fuerza. Desde el propio arma, y en sintonía con documentos doctrinales aliados, se está planteando lo posibilidad de integrar toda la artillería en un único órgano de mando que englobe la función ‘fuegos’ en su totalidad; sin duda sería una considerable mejora en cuanto a la racionalización de medios.

En total, el Ejército de Tierra dispone de 14 GACA y 10 GAAA, encuadrados en 11 regimientos. Alista un total de 84 obuses SIAC, 96 M109A5, 56 L118 y 24 viejos L56. Respecto a la AAA hay disponibles 8 lanzadores NASAMS, 36 Hawk, 18 Patriot, 12 Aspide, 180 Mistral y 60 Oerlikon GDF.

En lo que respecta a los MPLTO de grupo, solo en la ACA hay hasta siete diferentes para una misma función. Incluso en el escalón batería contamos con hasta cinco plantillas de obuses, más que sistemas de armas; un verdadero caos.

Como vemos en la Tabla I, unas cifras propias de una potencia terrestre no afectada por problemas de personal o presupuestarios, lo que dista bastante de la realidad en ambos casos.

La entidad de la fuerza debe establecerse en base a dos criterios básicos: La necesidad operativa, que viene determinada por el grado de amenaza a afrontar, y la sostenibilidad, basada fundamentalmente en las disponibilidades presupuestarias; no parece que esté correctamente dimensionada bajo ninguna de estas dos premisas.

Tabla I. Orbat actual de la Artillería Española

DEPENDENCIA

UNIDAD

MATERIAL

BRILEG II

GACALEG II

12 SIAC + 6 L118 + 12 Mistral

BRIPAC VI

GACAPAC VI

12 SIAC + 6 L118 + 12 Mistral

BRILAT VII

GACA VII

12 SIAC + 6 L118 + 12 Mistral

BRIAC XII

GACA XII

16 M109A5 + 6 L118 + 12 Mistral

BRIMZ XI

GACA XI

16 M109A5 + 6 L118 + 12 Mistral

BRIMZ X

GACA X

16 M109A5 + 6 L118 + 12 Mistral

BRIMZ I

GACA I/20

16 M109A5 + 6 L118 + 12 Mistral

MACA

GACA I/11

18 M109A5

GACA II/11

12 M109A5

GALCA I/63

12 SIAC

GAIL II/63

4 Arthur + 2 Atlantis + HALO

GACTA I/4

18 SIAC + 9KA-410 + RAE

MAAA

GAAA I/71

12 GDF

GAAA II/71

36 Mistral

GAAA I/73

6 NASAMS

GAAA II/73

12 Aspide + 12 GDF

GAAA III/73

18 Patriot

GAAA I/74

18 Hawk

GAAA II/74

18 Hawk

MCAN

GACA I/93

6 SIAC + 12 L118 + 12 Mistral

GAAA I/94

2 NASAM + 12 Mistral + 12 GDF

COMGECEU

GACA I/30

4 SIAC + 12 L56

GAAA II/30

12 Mistral + 12 GDF

COMGEMEL

GACA I/324 SIAC + 12 L56
GAAA II/3212 Mistral + 12 GDF

Nuevos sistemas de artillería

Doctrinalmente, al MACA se le asignan dos capacidades fundamentales, ejercer la acción de apoyo y apoyo/refuerzo de las unidades de mayor entidad: División (para lo cual dos de sus regimientos disponen de una PLMM operativa) o Cuerpo de ejército (ejercido por el CGMACA), y la capacidad de defensa de costas. Esta última se ejerce con una unidad especializada, el RACTA 4, dotado de tres baterías de obuses SIAC y una BLIO (batería de localización de objetivos) con los medios adecuados para el seguimiento de blancos navales.

Tradicionalmente asociada al control del estrecho de Gibraltar, la ACTA ha evolucionado de un sistema de fortines fijos, del que sobrevive únicamente el acuartelamiento de ‘el Bujeo’ a modo de observatorio avanzado en el propio estrecho, y dotados con piezas de gran calibre, a una defensa móvil en base al obús SIAC y misiles antibuque sobre camiones; una capacidad ésta largamente deseada por los artilleros y que nunca ha llegado a materializarse.

A mi parecer, centrar esta capacidad en una sola unidad de obuses es una limitación innecesaria que somete a la unidad a unos ratios de disponibilidad muy exigentes además de obligar a transportar mucho más material para dispersar las unidades de fuego por el litoral o en algún despliegue expedicionario (capacidad de concepción muy reciente) donde se requiera negar el acceso a una costa a fuerzas navales enemigas, procedimiento que abre nuevas e interesantes posibilidades de empleo en operaciones de control del mar, protección portuaria, lucha contra la piratería, tráfico ilegal o amenazas terroristas contra objetivos en el mar.

Puesto que usa obuses SIAC de tipo estándar, sería mucho más racional depositar la capacidad de adquisición de objetivos navales a una unidad especializada del MACA, como ocurre en el caso del GAIL, pero que pudiera colaborar con cualquier unidad de ACA disponible en el TO, incluso tierra adentro.

Por lo pronto permitiría actuar a la ACTA desde ambos lados del estrecho, en defensa del litoral alrededor de Melilla o en las islas Canarias, e incluso en costas que dispongan cerca de contingentes artilleros (caso de las bases navales de Cádiz, Cartagena y Ferrol) ahorrando en desplazamientos de las piezas, sus trenes de municionamiento y contingentes de protección (defensa terrestre, AAA, etc)

Del mismo modo, la actuación de RPAS como el Atlantis dentro de la BLIO de ACTA permitiría complementar las capacidades de vigilancia marítima de las aeronaves del EdA, cuyo coste de hora de vuelo es muchísimo mayor.
Respecto a la actuación en el escalón división y/o cuerpo de ejército, requiere de sistemas de gran alcance, de tal forma que el mando pueda ejercer su acción en profundidad del despliegue enemigo, así como favorecer la maniobra de conjunto más allá de la acción de sus brigadas, para lo que se requiere del uso de sistemas cohete. La carencia de estos medios (desaparecieron del inventario con la baja del ‘Teruel’) ha obligado a mantener en el MACA un grupo dotado con M109A5 ATP, un obús que por alcance es completamente inadecuado para actuar en este escalón.

Los cohetes son una vieja aspiración del arma que no ha podido ser cubierta, nuevamente, por las limitaciones presupuestarias; si bien parece que se les dará prioridad dentro del nuevo ciclo inversor de defensa, si es que la estabilidad política permite semejante previsión.

Los modernos cohetes aportan unas prestaciones extraordinarias, a la habitual capacidad de fuego de saturación de estos sistemas (una gran capacidad de fuego en un intervalo de tiempo muy corto) se une el uso de cabezas guiadas y de tipo múltiple, con centenares de submuniciones, que ofrecen una gran precisión y letalidad con alcances de hasta 60 kms, que llegan hasta los 300 kms con el misil balístico ATACMS, asociado al sistema cohete norteamericano MLRS, que es el modelo estandarizado dentro de la OTAN; proporcionando al mando componente terrestre (LCC) un arma capaz de atacar blancos en el nivel operacional sin depender de las fuerzas aéreas.

Si bien el Ejército de tierra prefiere lanzadores de seis celdas montados sobre un camión, denominado HIMARS, sería interesante explorar la posibilidad de adquirir ejemplares de segunda mano (los principales excedentes están en Alemania) de la variante M270, con doce celdas sobre una plataforma de cadenas (basada en el M2 Bradley) dado que su coste sería muy inferior y la posibilidad de desplegar sistemas cohete con unidades aerotransportadas de despliegue rápido (la gran ventaja del HIMARS) muy improbables.

Como decíamos, el Ejército de tierra también busca un nuevo sistema de artillería ATP que sustituya los viejos M109A5. La nueva concepción heterogénea de las BOP han traído no pocos problemas a nivel organizativo, táctico y logístico, sobre todo en las unidades de apoyo, que con un solo batallón/grupo deben proporcionar capacidades diversas en virtud de la unidad de maniobra a apoyar.

La artillería no ha sido una excepción y los actuales GACA de brigada combinan obuses M109A5 o SIAC, con los más ligeros L118 Light Gun, para apoyar los batallones aerotransportados; en teoría presentes en todas las brigadas. En esto debemos ser prudentes, la posibilidad de destacar un GT ligero no significa que debamos disponer de una batería para prestarle apoyo directo, precisamente cuando la artillería no actúa habitualmente en este escalón, si no en favor de AGT o GU tipo brigada y actuando como grupo; donde las piezas ligeras, en un calibre y con unas propiedades completamente diferentes, tienen poca utilidad.

UAV ligero Atlantic de la firma española SCR
UAV ligero Atlantic de la firma española SCR El Atlantis es un sistema de tipo I (ligero) que tiene un peso de 50 kgs y es capaz de llevar una carga de pago de cinco kilogramos (equipos de observación) a 100 kms de distancia y permanecer en estación durante cinco horas, un tiempo suficiente en la mayoría de los casos. Foto – SCR.

El hecho de que las brigadas pesadas o BOP-C puedan incorporar los nuevos VCR 8×8 hará necesario, igualmente, que dispongan de artillería apropiada para su apoyo inmediato, más livianas que los M109A5 pero con mayor movilidad táctica y potencia de fuego que un L118.

Para acabar de complicar la situación, dos de estas brigadas encuadran los dos batallones de montaña que subsisten en el Ejército, por lo que es prácticamente imposible plantear un GACA capaz de apoyar a todas estas unidades de forma simultánea.

Las BOP-R son algo más homogéneas, ya que solo disponen de dos tipos de fuerzas, medias (mecanizadas de ruedas) y ligeras, siendo la SIAC la pieza dedicada a apoyar a las primeras; si bien no dispone de la movilidad táctica adecuada para esta tarea, siendo la acción desde posiciones fijas o bases artilleras, apoyándose en su gran alcance, la modalidad más propicia para hacer sentir su acción en toda la ZR (zona de responsabilidad) de la gran unidad.

Como vemos, las fuerzas medias serán el elemento común y más importante de todas las unidades, y la artillería debería priorizar la posibilidad de prestarles apoyo adecuado, aunque sea a costa de que las otras fuerzas dispongan de medios que, aún válidos, resulten menos ‘idóneos’.

En este sentido, una pieza ATP compatible con fuerzas pesadas (aceptable movilidad táctica) medias (movilidad operacional y escasa huella logística) y ligeras (movilidad aérea) que hoy están representados por hasta tres sistemas de armas específicos, como son el M109, SIAC o L118, parece el santo grial de la artillería del futuro.

No parece aconsejable pues que se incorpore una pieza ATP del tipo Pzh2000 alemán o el K9 de Corea del Sur, ya que son sistemas muy pesados, de difícil despliegue y aún más costoso mantenimiento. Tampoco parecen válidos aquellos sistemas que, si bien están instalados en una plataforma autopropulsada, como la cabina trasera de un camión, carecen de otras capacidades propias de las piezas ATP, como es la protección y la autonomía de fuego.

La primera es fundamental, no sólo en cuanto a eficacia balística, también la protección NBQ o la mínima cobertura ante las inclemencias meteorológicas (muchos de estos sistemas, como el CAESAR o ATMOS, obligan a los artilleros a trabajar a la intemperie en una plataforma posterior); respecto a la segunda, hace referencia fundamentalmente a la capacidad de portar suficiente munición de uso inmediato.

Así pues, lo más eficaz sería una pieza integrada en una torre automatizada e instalada sobre una plataforma de ruedas o cadenas debidamente adaptada (cadena de goma con cuerpo de alambre, propulsión híbrida, etc), dotada a su vez de una cabina blindada para el personal que controla remotamente las acciones de fuego. A este tipo pertenecen la DONAR de KMW (sobre una cabeza tractora de la familia pizarro) o la FH77 Archer de Bofors/Bae systems, sobre un camión volvo A30D 6×6 de alta movilidad. La ventaja de esta última es que podría dotar por igual a las BOP pesadas y ligeras.

También existen sistemas que utilizan una de estas torres autónomas sobre el chasis de un APC de ruedas, como el boxer con la torre AGM (la misma del Donar) o el Centauro LW (este con un tubo corto de 36 calibres), si bien el volumen y retroceso de la torre parecen llevar al límite dichas barcazas.

Por último, parecen estar volviendo diferentes proyectos basados en obuses de 105mm autopropulsados, un calibre mucho más racional para equipar a vehículos de ruedas. Uno de ellos recurre a la plataforma de un VLTT Hummer para instalar un obús M20 en montaje descubierto (AM General Hawkeye) con un peso total de solo 5 toneladas.

Estos sistemas, de alcance limitado, están diseñados para efectuar apoyo directo a las unidades de maniobra, siendo necesario combinarlos con obuses o cohetes de largo alcance en el escalón operacional. Este apoyo sería conveniente que recayera principalmente en los morteros orgánicos de dichas unidades de maniobra, principalmente basados en montajes ATP con tubos de gran alcance (120 mm) y sobre chasis de la misma familia de vehículos que utilice la unidad, unos sistemas que en España están necesitados también de una urgente renovación y que revisaremos en el próximo número de esta revista.

La vulnerabilidad y dificultades logísticas (trenes de municionamiento) asociadas al uso de la artillería en funciones de acompañamiento de las unidades tácticas, así como la dispersión con la que actúan estas (hasta nivel S/GT o compañía) junto con la capacidad que tiene la moderna artillería para prestar su apoyo a grandes distancias desde posiciones seguras (bases artilleras o FSB, Fire support Base) pueden acabar con un procedimiento de empleo muy restrictivo, ya que impone características muy específicas al material.

El Obús SIAC de calibre 155/52 es la pieza más moderna del inventario del Ejército
El Obús SIAC de calibre 155/52 es la pieza más moderna del inventario del Ejército. Foto – Ministerio de Defensa de España.

El proceso de targeting

Si algo ha cambiado radicalmente en los últimos tiempos es el llamado proceso de targeting, por el cual el mando superior prioriza y asigna objetivos a las diferentes armas a su disposición, analizando los efectos a conseguir sobre dichos objetivos, el momento en que deberán ser atacados y, posteriormente, la eficacia lograda sobre los mismos.

Este proceso está íntimamente ligado en primer lugar a los nuevos escenarios de carácter híbrido, a la preponderancia de los combates urbanos con presencia de ‘no combatientes’ y a las reglas de enfrentamiento (ROE) que se impone a las fuerzas propias, en especial la de limitar, cuando no eliminar por completo, los llamados daños colaterales.

En segundo lugar, y precisamente para poder lograr estos objetivos, urge un correcto y preciso posicionamiento de los objetivos (Target Mensuration) posible gracias a las nuevas tecnologías aplicadas a la inteligencia, reconocimiento y adquisición de los objetivos, lo que se conoce como ISTAR, y que ha sufrido un cambio radical gracias a los nuevos sistemas de adquisición, especialmente de UAVS, y la transmisión de la información en tiempo real a través de una red de datos, integrada a su vez en el sistema de mando y control (C2) de las fuerzas terrestres.

Las últimas tendencias en el empleo de la artillería sobrepasan el habitual apoyo a las fuerzas terrestres en contacto para participar de forma efectiva en el proceso de Targeting, gracias principalmente a su gran alcance y precisión; mientras que el empleo en masa ha quedado relegado a un segundo lugar, aplicable al conflicto simétrico de alta intensidad y letalidad que es bastante poco probable.

Las unidades terrestres disponen de una malla de mando específica para el control de sus fuegos, que se centralizan así en favor de un ‘plan de fuegos’ ejecutado en tiempo y forma según la evolución de las operaciones. Este sistema de mando y control se dirige desde el JFSE o Join Fire Support Element, que se establece para los diferentes escalones como división, brigada o batallón; estando al mando de un FSO (Fire Support Officer) en este caso, un oficial de artillería.

Desde el punto de vista técnico, el sistema utilizado para la gestión de los fuegos es el TALOS, un software instalado en terminales tipo PC, Tablet y PDA que realiza los cálculos de tiro y transmite la información de objetivos a través de la red radio de combate por su malla específica.

La adquisición de objetivos para la ejecución de los fuegos se basa en los OAV (observador avanzado de artillería) que acompaña a las unidades tácticas con la finalidad de prestarles fuego de apoyo; y en elementos más especializados, tales como el Observador de fuegos conjuntos (JFO) o el JTAC (Joint terminal attack controller) capaces de integrar fuegos aéreos y navales; figura durante mucho tiempo exclusiva del EdA y que ahora se ha introducido en el ET, seguramente como catalizador de las nuevas capacidades de fuegos aéreos propios (en especial el helicóptero Tigre).

Esto es especialmente relevante cuando se piensa en la gestión de la tercera dimensión, tanto la defensa del espacio aéreo (responsabilidad de la artillería antiaérea) de la zona de responsabilidad de la unidad, como de la gestión de dicho espacio para las operaciones aéreas propias, que debe coordinarse con los pasillos aéreos reservados a las acciones de fuego; esto es, evitar el tránsito de aeronaves en las trayectorias de los proyectiles de artillería (ya se ha dado el caso de algún derribo fortuito, como el de un Caribou a manos de un obús de 155 mm en Saigón durante la guerra de Vietnam).

En los actuales MPLTO, los GACA de brigada, con tres baterías y hasta seis núcleos de fuego, disponen de tres destacamentos de enlace (al mando de un capitán, en función FSO) con un total de nueve equipos OAV, tantos como antiguas compañías de armas (brigadas de tres batallones). Como vemos, no se han adaptado sus plantillas a la nueva realidad de las BOP (han pasado de tres a cinco GT, con un total de 14 compañías de maniobra).

Esto, unido a la cada vez mayor demanda (fruto de una mayor capacidad de adquisición y de la disponibilidad en tiempo y alcance de los fuegos) por parte de las PUs, unido a su dispersión en los actuales conflictos, amenazan con sobrepasar la capacidad de las unidades de artillería para dirigir los fuegos indirectos eficazmente.

Tal es así que el Ejército ha puesto a prueba la capacidad de las unidades tácticas para actuar como sensores para la adquisición de sus propios objetivos (proyecto ERESMA) transmitiendo esta información al OAV (petición de fuego), que evalúa la conveniencia y capacidad para realizar la acción de fuego sin tener línea de visión con el objetivo. Esto es posible gracias a la capacidad de ciertos sistemas de observación del campo de batalla (PERI del carro leopardo, cámara Coral, telémetro vector) para el posicionamiento de objetivos.

La evolución natural de este concepto residirá en la integración total de los sistemas ISR (especialmente UAS, SERECOs de infantería y los VEC/ VERT de caballería, así como los diferentes equipos de OEs y tiradores selectos) en la red de fuegos, o más ampliamente, en un proceso integrado de obtención de inteligencia y mediante le cual la artillería pueda emplearse rápidamente contra objetivos de alto valor o alto rendimiento que surgirán generalmente de forma fugaz en el campo de batalla.

Así pues, los observadores artilleros, ejerciendo de controladores de fuegos conjuntos (lo que supone incrementar su estatus a JFO) mantendrán la potestad para conducir los fuegos indirectos a través del consiguiente plan de fuegos, pero integrados en una red de datos transversal, donde la capacidad de adquisición de objetivos será completamente ‘distribuida’ en tiempo real a través de la red de mando y control (BMS) táctica.

Este nuevo sistema de actuar en red o NEC (Network Enabled Capability) genera un volumen de información tal que puede superar la capacidad de los puestos de mando para gestionarla eficazmente (Big Data) sobre todo si se mantiene una estructura piramidal que genera cuellos de botella y ralentiza la capacidad de decisión.

Por todo ello se considera contraproducente, como comentamos anteriormente, utilizar los fuegos de artillería en la mayor parte de las peticiones de apoyo de las PUs en contacto, para lo cual deben utilizar más y mejor sus morteros orgánicos, principalmente en las acciones de fuego que el Jefe de unidad señala como de alta prioridad o TST (Time Sensitive Target) o bien delegar en el FSO de GT la decisión del sistema apropiado (o simplemente disponible) para cada acción de fuego, para lo cual los morteros orgánicos de batallón (SMM/SMP) deben poder enlazarse vía fonía/datos con el JFSE de GT, pero sin que su jefe pierda TACOM (tactical command, o mando táctico) sobre ellos.

Igualmente, la red de fuegos en acciones de contrabatería debe representar en el sistema BMS los orígenes de fuegos detectados, así como las áreas de caída de proyectiles, de tal forma que se pueda alertar a las fuerzas en la zona de la inminencia del ataque y, si procede, se disponga de la posibilidad de batir los proyectiles con medios C-RAM. De tal forma que sistemas como los radares Arthur deberían enlazarse con la red C2 de la UDAA, representada por el COAAAS-M (si bien las brigadas cuentan orgánicamente con el menos sofisticado COAAAS-L).

Ejercicio llevado a cabo por las FAMET en el que se transportan por vía aérea obuses de 105mm. Transportar artillería por vía aérea es un error al distrar los preciados y escasos helicópteros de tareas más importantes
Ejercicio llevado a cabo por las FAMET en el que se transportan por vía aérea obuses de 105mm. Transportar artillería por vía aérea es un error al distrar los preciados y escasos helicópteros de tareas más importantes. Foto – Ministerio de Defensa.

La moderna artillería antiaérea

La máxima prioridad del Ejército en este campo pasa por la adquisición de una batería adicional de misiles patriot, así como un nuevo centro de control de fuegos para desdoblar el grupo existente en dos, de manera que se puedan dar de baja los misiles más antiguos (hawk y aspide); es deseable modernizar la configuración al tipo PAC-3 con misiles de capacidad ABM mejorada, una de las prioridades establecidas dentro de la directiva de defensa nacional.

Igualmente será necesario mejorar el sistema NASAMS al estándar 3+, no solo por mantener su eficacia, también para garantizar su soporte logístico por parte del fabricante.

A este respecto es contraproducente mantener un sistema tan escaso dividido entre dos unidades de la fuerza, siendo más apropiado concentrar las cuatro baterías disponibles dentro del GAAA III/73, de tal forma que puedan sostener un ciclo de disponibilidad de tipo cuaternario, que es el que utiliza el propio Ejército de tierra.

Por contra, la asignación de dos lanzadores NASAMS a la defensa de Canarias es a todas luces absurda, dada su entidad así como su radio de acción. El sistema idóneo para esta misión y excedente si se ejecuta la adquisición de nuevos Patriot, sería el sistema Hawk, del que podría conservarse su grupo más moderno para cubrir esta necesidad al menos hasta 2025, fecha estipulada para la baja definitiva del sistema.

En lo que respecta a los misiles de corto alcance, se ha previsto incorporar los Mistral III, un modelo mejorado con 10 kms de alcance y más resistente a las contramedidas; también se ha planteado la necesidad de mejorar los lanzadores.

A este respecto MBDA España presentó el año pasado un desarrollo para el Ejército de tierra que incluye un lanzador doble completamente automatizado sobre el chasis de un VAMTAC ST5. Denominado Atlas-RC, se maneja remotamente desde el interior de la cabina blindada por un único operador, cuenta con una cámara térmica de última generación y cuatro misiles de recarga situados en unos cajones en la parte posterior.

Si los presupuestos lo permiten, sería una excelente mejora de un sistema que está algo desfasado al contar con puntería manual y necesitar dos operadores que, además, están muy expuestos al enemigo.

Igualmente puede suponer un sustituto de bajo coste del malogrado ‘Roland’ y alternativa al mucho más costoso ‘Sagitario’, un programa que incluía una versión del NASAMS sobre VLTT.

Al respecto, debemos citar la posibilidad de que el ministerio de defensa opte por un acuerdo estratégico con MBDA para reforzar la industria misilística en España, lo que incluiría al misil de medio alcance CAMM como relevo de los Hawk y NASAMS (también estudiado para dotar a las fragatas F110, y conocido como sistema SeaCeptor).

Por último podemos citar a los cañones Oerlikon GDF y las DT skydor, cuyo ámbito de empleo es la llamada defensa C-RAM, concepto que ha evolucionado al más amplio, C-EAT (counter emerging air threat) incluyendo los UAVs y otros artefactos de tipo SSL (slow, small and low) difíciles de batir por misiles, amén de antieconómico.

Si bien es un sistema efectivo en su configuración más avanzada, se ve limitado a actuar desde posiciones fijas, protegiendo blancos de alto valor como bases y puestos de mando, pero es inadecuado para proteger a las unidades de maniobra.

Al respecto, la española SAPA ha ofrecido al Ejército de tierra el sistema Mantis de Rheimmental, que se basa en el cañón revólver Oerlikon RG 35/1000 (con una cadencia de fuego de 1000 dpm y una Vo de 1000 mts/sg), pero en su versión autopropulsada, conocida como Skyranger. Esta incluye una torre completamente automatizada montada sobre un chasis VCR, y equipada con un visor optrónico y un radar de seguimiento, por lo que prescinde de la DT en shelter externo y le permite actuar de forma completamente autónoma, si bien puede coordinarse también con un COAAAS y/o recibir datos de radares externos.

España cuenta con sistemas antiaéreos NASAMS (Norwegian Advanced Surface to Air Missile System) armados con el misil AIM-120 AMRAAM que cuenta con un alcance de 25 kilómetros y un techo de servicio de 10 kilómetros. En los últimos años el Ejército está tratando de modernizar dichos sistemas a su última configuración
España cuenta con sistemas antiaéreos NASAMS (Norwegian Advanced Surface to Air Missile System) armados con el misil AIM-120 AMRAAM que cuenta con un alcance de 25 kilómetros y un techo de servicio de 10 kilómetros. En los últimos años el Ejército está tratando de modernizar dichos sistemas a su última configuración. Imagen – Ministerio de Defensa de España.

Una estructura sostenible

La artillería es un arma fundamental para mantener la capacidad de actuación de un ejército en cualquier tipo de conflicto, sea este asimétrico, híbrido o convencional, pese a que en la mayor parte de las ocasiones no pueda usarse todo su potencial.

Esto no quita para que deba adaptarse, como el resto de las capacidades, al uso más probable; racionalizando las necesidades en pos de unos presupuestos muy limitados, que obligan siempre a establecer estrictas prioridades.

Los tiempos en los que la masa, un factor desequilibrante por sí solo, podía suplir a la capacidad técnica de los sistemas de armas han pasado a la historia. Por tanto el uso de municiones avanzadas y elementos ISR será mucho más importante que la cantidad total de obuses, baterías o puestos de mando disponibles.

La escasez de material y la necesidad de su renovación o mejora en tiempos de graves restricciones y con otras prioridades más acuciantes por cubrir, invitan a prescindir de una orgánica descentralizada mucho más costosa en términos materiales y humanos.

Es sabido que muchos materiales especialmente complejos y costosos se han adquirido en cantidades muy exiguas, hasta el punto de no ser orgánicos de las unidades destinadas a usarlos, si no centralizados en otras específicas que los gestionan y preparan para el combate integrándose en las unidades operativas que proceda.

Posiblemente esta situación sea imposible de revertir, manteniendo esos mandos de cuerpo de ejército (CE) con sus capacidades específicas aunque no exista verdadera intención de desplegar una unidad de semejante magnitud.

Lo más racional, por tanto, sería implementar un sistema similar al que actualmente podemos encontrarnos en el Heer alemán, en donde la artillería ha dejado de ser orgánica de las brigadas de maniobra y se concentra exclusivamente en el escalón superior. Este estaría representado por el MACA y el MAAA, que se encargarían de la preparación de la fuerza y de alistar las unidades operativas que sean necesarias.

La orgánica de ambos, que no coincide con dichas organizaciones operativas, permite unos ahorros considerables de adiestramiento y logística, tanto por las unidades de fuego propiamente dichas como por elementos de apoyo, especialmente de los blindados configurados como puesto de mando, observador avanzado, etc…

Esta orgánica adoptará en la medida de lo posible una estructura cuaternaria, que es la que utiliza el Ejército en sus ciclos de disponibilidad, por lo que la presencia de una unidad de fuego adaptada a apoyar las diferentes unidades de maniobra (División, Brigada o AGT) en disponibilidad permanente esté garantizada, sea cual sea el sistema de armas elegido.

Tiro táctico en ambiente nocturno del Regimiento de Artillería nº 94, unidad armada con el cañón de 35mm Oerlikon GDF-007, de los que el Ejército de Tierra dispone de 92 sistemas y de 27 sistemas directores de tiro Skydor
Tiro táctico en ambiente nocturno del Regimiento de Artillería nº 94, unidad armada con el cañón de 35mm Oerlikon GDF-007, de los que el Ejército de Tierra dispone de 92 sistemas y de 27 sistemas directores de tiro Skydor. Foto – Ministerio de Defensa de España

Para mantener la cohesión entre los destacamentos de enlace y los mandos de unidad de maniobra, así como perfeccionar los procedimientos en maniobras y ejercicios, que sin duda salen perjudicados con esta medida, siempre se pueden asignar de forma ‘preferente’ ciertas unidades de fuego a cada brigada.

En cuanto a las consecuencias para el personal, la logística y las instalaciones; es más fácil desactivar unidades artilleras de las grandes bases de brigada (capacidad de ofrecer otras vacantes al personal) que de unidades de CE que acuartelan solas en enclaves algunos tan importantes como El Ferral (Campo de maniobras de El Teleno).

En lo que concierne al material, si bien hay muchas necesidades que cubrir, se establece como prioridad recuperar la capacidad cohete y la mejora de los misiles NASAMS y Mistral, en consonancia con lo expresado recientemente por el inspector del arma.

Para el resto bastaría con amortizar el material en servicio, que en muchos casos es válido si consideramos las nuevas tendencias de empleo apuntadas en el presente artículo, caso del empleo desde posiciones alejadas de las fuerzas en contacto bien pertrechadas y con limitados saltos o cambios de posición. En el caso de las SIAC reúnen unas cualidades más que aceptables en cuanto a alcance, precisión, rapidez de entrada en eficacia y movilidad estratégica y operacional.

Respecto al M109A5, se han adquirido 48 tubos para reemplazar a los que sufrían un mayor desgaste. Siempre es posible someterlos a una somera modernización de las barcazas y equiparlos con un sistema automatizado de puntería; manteniéndolos como refuerzo de unidades mecanizadas tipo AGT que es lo máximo que podemos alistar dentro de las nuevas y heterogéneas BOP, y que han relevado a las tradicionales brigadas de cadenas (proceso iniciado con la inclusión de los VEC y los VAMTAC, y que culminará con el relevo del TOA por los VCR 8×8) .

Precisamente el carácter de las nuevas brigadas, alejadas del concepto de GU cohesionada y más centradas en la generación de PUs tácticas según la necesidad/escenario que deba afrontarse, refuerzan la idea de suprimir ciertos apoyos al combate, como la ACA, que deben adoptar MPLTO excesivamente heterogéneos para cubrir estas necesidades.

Tabla II. Propuesta de ORBAT para la Artillería Española.

MACA

REGIMIENTOGRUPOMATERIALGUARNICIÓN
RACA 4GACA I/416 SIACCádiz
GACA II/416 SIACAlmería
GAIL III/44 RAE + AtlantisCadiz
RACA 11GACA I/1116 M109A5(M)Burgos
GACA II/1116 M109A5(M)Badajoz
RACA 20GACA I/2016 Light gunZaragoza
GACA II/2016 Light gunMadrid
RACA 63GALCA I/6316 MLRSAstorga
GACA II/6316 SIACLeón
GAIL III/634 Arthur + AtlantisLeón

MAAA

RAAA 71GAAA I/7124 GDF 007Madrid
GAAA II/7124 MistralMadrid
RAAA 72GAAA I/7218 PATRIOTValencia
GAAA II/7224 MistralCadiz
RAAA 73GAAA I/738 NASAMSCartagena
GAAA II/7324 GDF 007Cartagena

MCAN

RACA 93GACA I/9312 SIAC + 12 MistralTenerife
RAAA 94GAAA I/9418 HawkGran Canaria

COMGECEU

RACA 30GACA I/3012 SIAC + 12 MistralCeuta

COMGEMEL

RACA 32GACA I/3212 SIAC + 12 MistralMelilla

Igualmente, las baterías mistral asignadas a los GACA son incapaces por sí solas de formar UDAA eficaces a diferentes alcances y contra múltiples tipos de amenazas, ni siquiera la más probable y que afecta principalmente a las unidades de combate, como la capacidad C-EAT cañón. Tampoco disponen de los medios C2 necesarios para una función de combate fundamental, como es la gestión del espacio aéreo en la ZR de su unidad; por lo que deberían desaparecer.

Así pues, la responsabilidad de la cobertura de la tercera dimensión de toda unidad en ZO corresponderá al MAAA y se basará en la capacidad de sus grupos para organizar UDAA heterogéneas en base a los sitemas de largo alcance (Patriot) medio (NASAMS) y corto o SHORAD (Mistral y cañón) que son los sistemas que permanecerán en servicio. Incorporará a su vez, gracias a una evolución del COAAAS-M, la capacidad de gestión del espacio aéreo propio.

Por su parte los misiles Hawk serían destinados al MCAN, proporcionando una capacidad creíble de cobertura de todo el archipiélago canario, modernizando si es posible los medios de detección/seguimiento con radares MPQ-64, que ya operan con el NASAMS.

Como vemos en la Tabla II, la cantidad de grupos de ACA pasa de 15 a 13, mientras que la AAA se reduce de 10 a solo 7, con la desactivación adicional de otras 7 baterías independientes (Mistral). En total alista 36 obuses M109, 36 Light gun y 84 SIAC, a los que sumar 16 lanzadores HIMARS. La DAA reúne a su vez 18 Patriot, 18 Hawk, 8 NASAMS, 84 Mistral y 48 cañones GDF. Esta fuerza debe de garantizar el apoyo a las diferentes entidades operativas, a saber:

  • GT desplegable de alta disponibilidad de tipo ligero/aerotransportado (400 hombres), con una rotación de hasta 8 unidades (tantas como brigadas, a las que sumar COMGEs) y 8 unidades de fuego (ACA), para lo que se dispone de 4 baterías Light gun.

  • AGT proyectable de unos 700 hombres, ya sea de tipo pesado (cadenas) o medio (ruedas) que rota entre las cuatro BOP-C y las cuatro BOP-R respectivamente; para lo que dispondrá del apoyo de una batería de ACA (4 ATP y 4 SIAC) y una UDAA de entidad batería (2 NASAMS + 12 Mistral).

  • GU desplegable, con PC de brigada o incluso división, que necesita del apoyo de un GACA y un GAAA. Podrá ser de tipo pesado o medio, e implica a las 8 brigadas con capacidad para desplegar dos en dos escenarios distintos con una rotación, o bien una sostenible de forma indefinida. Para ello se cuenta con un total de cuatro GACA que se pueden reforzar con una unidad de fuego cohete (4 lanzadores). La defensa AA implicará a la totalidad del grupo NASAMS reforzado por una batería Patriot, incluso puede requerir el apoyo en rotación del grupo Hawk (MCAN).

  • División de combate bajo mando de un CE o LCC (componente mando terrestre) que incluye dos o tres brigadas cada una con un GACA y un Regimiento de artillería de teatro, con PLMM, un GACA cañón y el GALCA al completo. Esto representa el máximo esfuerzo asumible por nuestra artillería y por el grueso del Ejército.

  • Igualmente debe sostener la capacidad de despliegue permanente de dos UDAA (de tipo grupo peninsular y como batería en MCAN) y una UDACTA dentro de TN.

Dicha fuerza no solo está perfectamente dimensionada para ejercer con eficacia todas sus funciones actuales y previsibles, sino que, además, supone un ahorro muy importante en personal y medios materiales. Todo ello siin necesidad de acometer grandes inversiones que, hoy por hoy, no son posibles ya que están comprometidas en otras áreas de mayor importancia, como la renovación de los helicópteros, medios ISR/C2 o el nuevo VCR 8×8, todos ellos de importancia capital dentro del nuevo concepto Brigada 2035.

Autor

  • Roberto Gutiérrez

    Redactor en Ejércitos, ha escrito en varias publicaciones oficiales del Ministerio de Defensa distintos análisis sobre las Fuerzas Armadas españolas, en especial centrándose en la orgánica y en el arma de Caballería.

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